[Versió catalana]


Valentino Morales López

Académico
Biblioteca Daniel Cosío Villegas
El Colegio de México

vmorales@colmex.mx



Resumen [Abstract] [Resum]

Se analizan las oportunidades y desafíos que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) implica para la educación bibliotecológica mexicana. En general, la preocupación sobre este tratado ha girado sobre temas económicos aunque contiene cláusulas en el aspecto educativo que afectan directa o indirectamente la educación de los bibliotecólogos y su inserción en el mercado laboral. A partir de una revisión de los documentos relacionados con la educación derivados del TLCAN, se analizan las implicaciones que tiene el tratado para la educación superior, se revisan las oportunidades y desafíos que implica para los estudios en bibliotecología y, finalmente, se presentan algunas de las acciones desarrolladas por las escuelas y asociaciones de bibliotecología en respuesta a ello.


Introducción

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), signado por Canadá, México y Estados Unidos de América ha significado un elemento clave en el desarrollo de México. Al respecto podemos aludir a diversos hechos, ahora históricos, entre ellos el levantamiento zapatista, el mismo día de la entrada en vigor del TLCAN, el apoyo de los Estados Unidos al Gobierno mexicano en la crisis de 1994, los conflictos comerciales entre los socios del TLCAN sobre diversos rubros, etc. En consecuencia, es posible afirmar que el TLCAN ha impactado en los aspectos sociales, políticos y económicos de la sociedad mexicana. Estas cuestiones han sido analizadas con detenimiento por especialistas de diversas áreas del conocimiento, en especial de economía, ciencias políticas, sociología y relaciones internacionales.

Sin embargo, hay una asignatura que pocas veces ha sido abordada de manera directa y es la situación de la educación bibliotecológica superior en México ante el TLCAN. Aunque varios de los trabajos realizados sobre la educación bibliotecológica en los últimos quince años abordan la cuestión, han estado concentrados en aspectos como la evaluación académica del alumnado, los profesores y los planes de estudios, la certificación de estudios en bibliotecología, el perfil del profesional en bibliotecología, etc. Por ello, son trabajos más bien pensados para dar respuesta a las políticas públicas implementadas por el gobierno mexicano en materia educativa en los años recientes.

Debido a lo anterior, nuestro trabajo busca analizar las oportunidades y amenazas que implica para la educación bibliotecológica mexicana el TLCAN, partiendo de una exposición comprensible de dicho acuerdo. Es necesario tomar en cuenta que mucha de la literatura sobre el tema se sitúa en los extremos de considerar una amenaza para la educación superior el TLCAN (Aboites, 1997) o en creer que el TLCAN es fuente de oportunidades para la educación superior de México. Este trabajo busca mantener el equilibrio respecto de ambos extremos con la finalidad de vislumbrar la agenda en la que deben discurrir los actores de la educación bibliotecológica en México ante este Tratado.

No debe olvidarse que México ha signado acuerdos comerciales con otros bloques comerciales, como el europeo y el asiático, por lo que en este sentido, a pesar de que en el presente artículo se analiza un caso, varias de sus implicaciones afectan o pueden servir de guía para enfrentar los desafíos en el campo de la educación bibliotecológica, a partir de otros acuerdos comerciales o de cooperación que ha signado México.

El trabajo está dividido en dos partes: en la primera se hace un análisis del TLCAN y de las implicaciones que tiene para la educación superior mexicana; en la segunda se analizan las acciones de la educación bibliotecológica en México ante este tratado, es decir, se revisan las oportunidades y desafíos que implica el TLCAN para la educación superior en bibliotecología y se presentan algunas de las acciones de las escuelas y asociaciones de bibliotecología desarrolladas en respuesta a todo ello.


1 El TLCAN y la educación superior

Este apartado pretende contextualizar histórica y económicamente el TLCAN, con el fin de destacar que los objetivos de este Tratado no sólo son económicos.


1.1 Antecedentes

Los antecedentes del TLCAN se tienen que ir a buscar al 13 de noviembre de 1979, cuando Ronald Reagan inició su campaña a la presidencia de Estados Unidos de América. En esa ocasión, propuso un "acuerdo norteamericano" y señalaba que "el mapa del mundo mostraría un continente norteamericano dentro del cual los bienes y los individuos de los tres países atravesarían las fronteras actuales más libremente que en nuestros días" (Orme, 1996). Posteriormente, en 1984, comienzan las negociaciones entre Estados Unidos de América y Canadá, que finalizarían el 3 de octubre de 1987 y que permiten que el 1 de enero de 1989 entrase en vigor el acuerdo de libre comercio entre ambos países (Smith; Stone, 1987).

El 6 de noviembre de 1987 es firmado un acuerdo marco entre Estados Unidos y México (Weintraub, 1988). Ya con Carlos Salinas de Gortari en la presidencia de México, el 21 de agosto de 1990, comienzan las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre México y Estados Unidos de América. A petición de Canadá, el 5 de febrero de 1991, las negociaciones se vuelven trilaterales. Después de sendas negociaciones, el 17 de diciembre de 1992 se firma oficialmente el TLCAN por el Primer Ministro de Canadá, Brian Mulroney, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, y el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, bajo reserva de ser aprobado definitivamente por los parlamentos federales de los tres países (Velázquez Flores, 2003).

En este contexto, Bill Clinton gana la presidencia de los Estados Unidos. Una vez en el poder incluye en la agenda de las negociaciones del TLCAN los llamados Acuerdos Paralelos, que versaban sobre el terreno laboral y del medio ambiente. Después de una ardua negociación, el 14 de septiembre de 1993 son firmados oficialmente los acuerdos paralelos en los terrenos laboral y del medio ambiente en las capitales de los tres países. Así, el 1 de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN incluyendo los dos acuerdos antes citados (Carbaugh, 2004).

Desde su puesta en vigor hasta la fecha, el TLCAN no ha tenido cambios sustanciales. Aunque han existido ciertas iniciativas, como la posibilidad de incluir a Chile (Gambrill; Acua, 2006); las propuestas de Vicente Fox para que el TLCAN tuviera un giro de ser un acuerdo comercial a ser el motor de integración norteamericana al estilo europeo (Pastor, 2002); y, recientemente, durante la campaña presidencial de Barack Obama en el 2008, de volver a negociar el TLCAN (Talbott, 2008).

A los quince años de su entrada en vigor se han transformado las relaciones económicas de México, no tan sólo con EUA y Canadá sino también con el resto del mundo. En los primeros diez años del TLCAN, el intercambio comercial (exportaciones más importaciones) entre México y Estados Unidos se triplicó, pasando de 89 mil millones de dólares en 1993 a 256 mil millones de dólares en 2003 (Comunidad Andina, 2004). Por otro lado, con el objetivo de diversificar el intercambio comercial, México ha firmado acuerdos comerciales con otros países o bloques comerciales, como la Unión Europea, Japón, etc. (Cruz Miramontes, 2003).


1.2 El TLCAN

De acuerdo con lo anterior, el TLCAN es un acuerdo que establece una zona de libre comercio, siendo el primer nivel de los cinco tipos de integración económica existente.1 Las razones que llevaron a México a firmar el TLCAN fueron diversas, pero la principal fue su alta dependencia del mercado estadounidense y el proteccionismo del mismo.

Los objetivos del TLCAN no sólo cubren temas que tienen un interés puramente comercial. Al respecto, resalta el inciso "a", que hace referencia a la circulación transfronteriza de servicios y el "d", que hace referencia a los derechos de propiedad intelectual. Esto se debe a que el acuerdo, al formar parte de un modelo de desarrollo, necesariamente tendrá implicaciones de índole diferente a lo comercial y económico.

El TLCAN está compuesto de 22 capítulos, casi 300 artículos y varios anexos. Los capítulos están divididos en 8 partes conceptuales, en el siguiente cuadro se presenta la división conceptual del acuerdo:


CapítulosPartes
I Objectivos
II Definiciones generales
1 Aspectos generals
III Trato nacional y acceso de bienes al mercado
IV: Reglas de origen
V Procedimientos aduaneros
VI Energía y petroquímica básica
VII Sector agropecuario y medidas sanitarias y fitosanitarias
VIII Medidas de emergencia
2 Comercio de bienes
IX Medidas relativas a normalización3 Barreras técnicas al comercio
X Compras del sector público4 Compras del sector público
XI Inversión
XII Comercio transfronterizo de servicios
XIII Telecomunicaciones
XIV Servicios financieros
XV Política en materia de competencia, monopolios y empresas del Estado
XVI Entrada temporal de personas de negocios
5 Inversión, servicios y asuntos relacionados
XVII Propiedad intelectual6 Propiedad intelectual
XVIII Publicación, notificación y administración de leyes
XIX Revisión y solución de controversias en materia de cuotas antidumping y compensatorias
XX Disposiciones institucionales y procedimientos para la solución de controversias
7 Disposiciones administrativas institucionales
XXI Excepciones
XXII Disposiciones finales
8 Otras disposiciones

Tabla 1. Estructura del articulado del TLCAN (Elaboración propia)


Los servicios, un apartado sensible y complejo, tuvieron que incluirse también en el TLCAN por razones comerciales y de tipo estructural, ya que no es posible separar los servicios de la producción de bienes. La liberalización de los servicios debería permitir, en especial en México, que se implementen reformas con la finalidad de modernizar el sector, aunque se tiene que reconocer que lograr la modernización en la educación superior en México es un asunto complejo.


1.3 La educación superior en el TLCAN

El asunto del TLCAN y la educación superior en México ha sido abordado por diversos estudiosos. Uno de los más críticos es Aboites (1997), que considera el tratado como una estrategia de Estados Unidos para integrar su zona de influencia y, por tanto, imponer su modelo político, social y económico a México y Canadá. Según él, la educación no se considera un instrumento para el desarrollo social de los países sino que tiene un carácter individualista que privilegia la formación de técnicos altamente capacitados que han de servir de mano de obra barata para las grandes empresas. Es indudable que varios de los cuestionamientos de Aboites son razonables, en especial si tomamos en cuenta el menor nivel educativo que tiene México respecto a Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, existen otros desafíos educativos derivados del TLCAN que también tenemos que poner de manifiesto.

Uno de los retos más importantes es el reconocimiento de los títulos universitarios con el fin de facilitar el ejercicio profesional en los países socios. Esta cuestión debería generar cierta homogeneidad en los sistemas de acreditación de los tres países, lo cual es cierto para los sistemas de acreditación de Canadá y Estados Unidos (con similitudes en los procedimientos y criterios de calidad) pero no para el caso de México.

En Canadá y Estados Unidos es necesario que los programas de estudio estén acreditados por las asociaciones profesionales para que el egresado pueda ejercer la profesión a nivel federal. En México, en cambio, el proceso es administrativo: la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública expide la cédula profesional que es vitalicia y, salvo excepciones, no existe "un sistema de acreditación de títulos y grados basado en la constatación por quienes ejercen la profesión, organizados en colegios o agrupaciones acreditadas para examinar y verificar la capacidad y actualización del profesional o del postgraduado" (Marúm, 1995).

El reconocimiento de títulos también implica la certificación de los programas de estudio. En este rubro, como ya se ha mencionado, existen serías diferencias entre los sistemas de los tres países. En Estados Unidos la acreditación de los programas de estudio está bajo la responsabilidad de asociaciones profesionales. Al respecto la American Library Association (ALA) ha jugado un papel protagónico al ser la asociación encargada de acreditar los programas en bibliotecología de maestría de Canadá y Estados Unidos. Incluso en la página web de la Canadian Library Association (CLA) al hacer alusión a programas canadienses en bibliotecología certificados, optan por presentar la lista de los programas certificados por la ALA (CLA, 2009). En México la acreditación está bajo la supervisión de entidades del gobierno federal, que en algunos casos cuentan con la participación de asociaciones profesionales o académicas. Siendo pragmáticos, una posible solución podría ser que los programas de maestría en bibliotecología de México busquen obtener la acreditación de la ALA, alcanzando los requerimientos que esta asociación establece para acreditar los programas en bibliotecología.

En México la evaluación de las licenciaturas está bajo la responsabilidad de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES). Estos son nueve cuerpos colegiados, integrados por expertos académicos del más alto nivel de las instituciones de educación superior de todo el país. Su misión fundamental es evaluar las funciones y los programas académicos que se imparten en las instituciones educativas que lo solicitan y formular recomendaciones concretas para su mejoramiento, contenidas en los informes de evaluación que se entregan a los directivos de las instituciones (Gil Flores, 2006).

En el caso de los posgrados, la evaluación de los programas educativos es responsabilidad del Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología (CONACYT). En caso de que un programa de posgrado resulte con una evaluación favorable, es ubicado en alguna de las siguientes categorías (CONACYT, 2007):

1. El Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), integrado por dos niveles de calidad:

I. Competencia internacional.
II. Consolidados.

2. Programa de Fomento a la Calidad del Posgrado (PFCP), integrado por dos niveles de calidad:

III. En Consolidación.
IV. Reciente creación.

La evaluación favorable para los programas de posgrado ofrece diversas ventajas: becas, apoyos económicos para actividades académicas y para continuar la formación de los estudiantes. A los profesores que forman parte del programa les ofrece becas posdoctorales y sabáticas. A pesar de que en la evaluación de las maestrías, CONACYT ha establecido dos categorías, programas de investigación y programas profesionalizantes, la evaluación está sesgada hacia los aspectos académicos de los programas. Esto quiere decir que si bien en la evaluación del PNPC el posgrado puede tener un resultado favorable, no implica que esto sea reconocido por las asociaciones o colegios profesionales del área de estudio a la que corresponda.

A pesar de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no consideró disposiciones sobre el sistema educativo en la región, ni en materia de cooperación académica, sus cláusulas afectaron indirectamente a la formación superior, por lo que la competencia directa entre los profesionales obliga a las instituciones de educación superior nacionales a igualar las condiciones de formación de sus egresados con las existentes en sus socios.

Los medios de validación como los señalados tienen la finalidad de ajustarse a las reglas del mercado laboral de la región, pero no garantizan la solución de los problemas en la homologación, cuestiones que son difíciles de solucionar, por los contrastes culturales y sociales.

Debido a esta situación y frente los artículos relativos a circulación de personas de negocios y de recursos humanos altamente calificados que se suscribieron en el TLCAN, la Dirección General de Profesiones de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica (SESIC) instaló los Comités Mexicanos para la Práctica Internacional de la Profesión (COMPI) en actuaría, agronomía, arquitectura, contaduría, derecho, enfermería, farmacia, ingeniera, medicina, medicina veterinaria, odontología y psicología para que negocien, con sus contrapartes estadounidense y canadiense, criterios de reciprocidad en las condiciones de ejercicio profesional para todos los ciudadanos de los países que firmaron el TLCAN. Esto es tan solo un paliativo y apela a la buena voluntad de sus contrapartes estadounidenses y canadienses, pero excluye al resto de las profesiones (Aupetit, 2002).

Lo anterior, implica diversos desafíos:

En el caso de México es necesario que adquiera ventajas competitivas que vayan más allá de la mano de obra barata. En consecuencia, se requiere que su fuerza laboral sea competitiva, con una preparación técnica o profesional integral, que le permita adquirir conocimientos y destrezas aplicables a su trabajo. Es indiscutible que la educación es una de las asignaturas pendientes para México, incluso sin el TLCAN, y por tanto es necesario que se desarrollen políticas que permitan que, a todos los niveles, la educación sea de la máxima calidad.

En el panorama, descrito con antelación, de acuerdo con Ocegueda (1997), México tiene el doble desafío de formar profesionales competitivos a la altura de las demandas de sus servicios en cualquier país; y a la vez ofrecer programas de estudio conscientes de las necesidades de los países y las regiones, para evitar el desempleo y la emigración. Ahora bien, cada programa educativo debe ser diseñado pensando en los desafíos que implica el TLCAN. No debe limitarse a ser programado en función de las exigencias del mercado de trabajo y de la problemática nacional. Este punto será abordado en el siguiente apartado con el caso de la educación bibliotecológica en México.


2 Las acciones de la educación bibliotecológica en México ante el TLCAN

La educación bibliotecológica en México tiene más de un siglo de existencia y su historia ha sido documentada en varios trabajos (Escalona, L., 2005; Morales Campos, E., 1989; Rodríguez, A., 2001). Otro temas que han sido abordados con profusión son el currículo (Escalona, L., 2008), la certificación de los estudios en bibliotecología (Escalona, L., 2006), la relación formación y trabajo profesional (Gutiérrez, A., 2003), etc. En este apartado presentamos una panorámica general de la formación de bibliotecólogos en México.

Aún cuando varios de los anteriores artículos y libros abordan temas como el desarrollo de los planes de estudio y el perfil del profesional que busca formarse en bibliotecología, hasta el momento no hay un trabajo que aborde el tema de manera integral sobre las implicaciones del TLCAN en la educación bibliotecológica mexicana y que a partir de ese análisis, se propongan estrategias para enfrentar los desafíos, que permitan preparar a los estudiantes y egresados de programas de bibliotecología en México para que enfrenten con éxito los desafíos de la globalización y en particular del TLCAN.

Las acciones que deben llevarse a cabo para fortalecer la educación bibliotecológica en México son varias. En algunos de los puntos que se desarrollan a continuación ya existen avances, mientras que en otros es necesario establecer agendas de trabajo que comprometan a las asociaciones, escuelas e individuos. El objetivo final es facilitar que el profesional de la bibliotecología sea capaz de enfrentar la competencia de profesionales provenientes de otros países, así como trabajar en la realidad mexicana.


2.1 Programas de estudio relacionados con bibliotecología

En la actualidad México cuenta con diez licenciaturas relacionadas con la bibliotecología. A continuación se relacionan en orden alfabético:

De acuerdo a los anteriores datos, existen programas de licenciatura relacionados con la bibliotecología en diversas zonas de la república mexicana. Al mismo tiempo, es notable que una de las instituciones en las que se imparten las licenciaturas sea privada. Asimismo, es notable que dos de los programas hagan uso de las nuevas tecnologías, siendo ofrecidos en línea.

Respecto al tema que interesa en este artículo, cabe señalar que la formación de bibliotecólogos es diferente respecto a Canadá y Estados Unidos, ya que en dichos países son pocos los programas de licenciatura en Bibliotecología debido a que lo usual es que el estudiante curse la licenciatura y, posteriormente, ingrese en una maestría en bibliotecología o ciencia de la información. Esto supone que en México se forman profesionales especializados en bibliotecología, pero con deficiencias en cultura general, mientras que los profesionales de Canadá y Estados Unidos tiene conocimiento de otras disciplinas, pero muchas veces desconocen los aspectos técnicos de la bibliotecología, catalogación, servicio de referencia, desarrollo de colecciones, etc., ya que varios de estos temas no son centrales en el currículo de sus programas de estudios en bibliotecología (Gorman, 2003). En consecuencia, uno de los retos es establecer programas de formación de bibliotecarios que sean similares en los tres países, de manera que quienes estén interesados en tener la experiencia de trabajar en las bibliotecas de alguno de los tres países socios del TLCAN tengan igualdad de oportunidades.

Otra cuestión a tomar en cuenta es el nivel de idioma solicitado: en las licenciaturas de bibliotecología en México el nivel de idioma inglés o francés que se le pide al egresado es el de comprensión de lectura. Esto comporta que los egresados en ese rubro no estén preparados para aspirar a becas o trabajos en el extranjero. En consecuencia, es necesario que los diferentes programas en bibliotecología sean más exigentes en el idioma y ofrezcan la infraestructura necesaria para que el estudiante pueda satisfacer este requerimiento.

Los programas de Maestría relacionados con bibliotecología que se imparten en México son cuatro:

Los programas de maestría relacionados con bibliotecología parten de diversos enfoques disciplinarios pero todos ellos declaran como objetivo apoyar el desarrollo profesional de sus alumnos. De acuerdo a los puestos de trabajo ofrecidos en Estados Unidos y Canadá para bibliotecarios, en este nivel de estudios es donde está localizada la posible competencia del mercado laboral del TLCAN entre los egresados en bibliotecología de los tres países. El principal reto es conciliar la noción estadounidense y canadiense con la mexicana.

En los programas de maestría, la principal deficiencia radica en que al egresado únicamente se le solicita tener conocimientos de lectura de textos o alcanzar cierto nivel de conocimiento en el idioma. El reto es implementar como requisito de egreso un puntaje similar, en la escala Test of English as a Foreign Language (TOEFL), al que solicitan las universidades estadounidenses a los interesados en cursar algunos de sus programas de estudio, cuyo idioma materno no es el inglés. Es indudable que dicha exigencia puede provocar un alto nivel de deserción, pero es necesario implementarlo, porque de otra manera los egresados de los programas relacionados con la bibliotecología en México continuarán en desventaja con respecto a los egresados de los socios del TLCAN.

El único programa de doctorado en Bibliotecología y Estudios de la Información es el de la UNAM. El programa es impartido bajo la modalidad tutorial, lo que quiere decir que el estudiante presenta un proyecto de investigación que debe llevar a cabo en un período de tres a cinco años, bajo la supervisión de un director y dos tutores. El objetivo del programa es que sus egresados desarrollen investigaciones que tengan como resultado aportaciones a la disciplina. Respecto al idioma, la exigencia es similar a la de los egresados de la maestría, es decir, demostrar comprensión de lectura de dos idiomas.

De acuerdo con lo expuesto en este apartado, es evidente que la oferta para la formación de profesionales en bibliotecología es amplia. Es destacable que los programas no sólo cubren el centro del país, como había ocurrido durante un buen tiempo, sino que existen programas en bibliotecología en distintas zonas del país. Otro aspecto destacable es que se ofrecen programas en bibliotecología a diversos niveles, desde la licenciatura hasta el doctorado. Ahora bien, como se ha mencionado, un aspecto al que hay que prestar mucha atención es la calidad de los programas y el nivel de idiomas exigido.


2.2 Certificación

De acuerdo con lo expuesto hasta este momento la certificación es una de las medidas que permiten garantizar que los egresados de un programa educativo estén los suficientemente preparados para enfrentar los desafíos del mercado de trabajo. Se trata de una temática que ha sido estudiada de manera amplia por Escalona (2006). El enfoque de este apartado es analizar la certificación a la luz del TLCAN, ya que una de las razones que explican su implementación en las políticas públicas educativas de México fue la entrada en vigor del TLCAN.

La certificación en México es un aspecto sumamente complicado, debido a que entre sus objetivos está el asegurar la calidad de los programas y sus egresados. Se puede afirmar que implica además cuestionar el compromiso de las Instituciones de Educación Superior con la formación de profesionales altamente calificados. Incluso hay autores y sobre todo grupos políticos que ven en estos procesos una flagrante violación a la autonomía de las universidades. Sin embargo, es menester tener en cuenta el contexto en el que se ha dado el esfuerzo por la certificación y en este caso son los compromisos asumidos por México en el TLCAN. Desde esta perspectiva debe observarse a la certificación como una oportunidad para que los egresados de los programas en bibliotecología puedan tener mejores oportunidades de desarrollo profesional. De acuerdo con los datos presentados en la página de los CIEES (2009), los programas en Bibliotecología certificados son los siguientes:

Es destacable que en 2009 seis de los programas en bibliotecología hayan obtenido la certificación de la CIEES, porque indica que el trabajo que realizan es el adecuado. Desafortunadamente, la acreditación de CIEES beneficia de manera directa únicamente a las instituciones con mayor acceso a recursos materiales y económicos, porque son las que tienen la mejor infraestructura para satisfacer los requisitos de los evaluadores. Otro problema es que no existen lineamientos por parte del Gobierno para que la certificación implique un mejor acceso a fuentes de empleo para los egresados de los programas certificados. Al respecto es necesario que el gobierno tome conciencia de lo indispensable que resulta que, conforme a la propuesta de Weber (1964) sobre la burocracia, los profesionales con una mejor educación ocupen los puestos de trabajo y de dirección en las organizaciones. En este caso, lo ideal es que los bibliotecólogos formados en escuelas certificadas sean los que puedan ocupar los puestos directivos y profesionales en las organizaciones bibliotecarias, de documentación y de información.

En el caso de los posgrados en bibliotecología existentes en México el único que está reconocido por el PNPC del CONACYT es el Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información de la UNAM, que dispone de un reconocimiento de posgrado de investigación en sus dos niveles: maestría y doctorado.

Tal y como ya se ha mencionado, las ventajas que ofrece el estar en el PNPC son diversas y se traducen en apoyos a alumnos y profesores para la realización de viajes de estudio o en la participación en eventos académicos y también en recursos económicos que puede captar el posgrado para su infraestructura.

De acuerdo con lo expuesto con antelación, quienes se dedican a la educación bibliotecológica han realizado un gran esfuerzo, traducido en la acreditación de la mayor parte de los programas de estudio en bibliotecología. Sin embargo, a la vista de lo expuesto es importante que este esfuerzo se vea coronado con mejores opciones de empleo.

Otra cuestión que debe tomarse en cuenta, conforme al tema que interesa a este artículo, es el asunto de poder hacer válidos los procesos de acreditación mexicanos de los programas de estudio en bibliotecología con los países socios del TLCAN.


2.3 Internacionalización

La internacionalización de la educación superior está asociada con la calidad de los programas y el prestigio de las instituciones. Esa asociación se basa en aspectos objetivos y subjetivos. Por una parte, se persigue que los contenidos y métodos docentes se actualicen e innoven continuamente, gracias al contacto internacional con instituciones académicas de reconocido prestigio; y por otra parte, se busca que la institución tenga valoración y reconocimiento internacional (Álvarez Mendiola, 2004). Tradicionalmente la internacionalización de la educación superior ha cristalizado en la movilidad estudiantil, aunque para mayor profundización se requiere que se exploren también otras acciones.

Se pueden distinguir dos tipos de colaboración entre instituciones educativas de países distintos.

  1. Colaboración dependiente: una institución con mayor fortaleza académica apoya a otra institución, mediante las siguientes modalidades:


    1. Formación de alumnos: la institución fuerte recibe a los estudiantes para que con el apoyo de especialistas profundicen en ciertos aspectos de su investigación o tomen cursos que fortalecerán su formación.


    2. Formación de profesorado: la institución fuerte forma al profesorado de la institución débil a través de formación continua o programas de maestría y doctorado.


  2. Colaboración: las instituciones tienen intercambios académicos fluidos a nivel de pares, en las siguientes modalidades:


    1. Intercambio de estudiantes: los estudiantes de ambas instituciones pueden tomar cursos en los programas, los que les son reconocidos en su programa respectivo, con la confianza de que lo que aprendan en la otra institución ayudará en la consolidación de su formación.


    2. Intercambio de profesores: los profesores de las instituciones imparten cursos en las instituciones aliadas, lo que permite que la formación de los alumnos sea enriquecida sin necesidad de viajar a la otra institución en busca del especialista en determinada temática. Asimismo, los profesores colaboran en proyectos de investigación conjuntos que permiten desarrollar líneas de investigación novedosas y que incursionan en la frontera de disciplina.

En el doctorado, hasta este momento, los programas de colaboración para la formación de doctores han estado ubicados en la modalidad de colaboración dependiente. Esto se debe en parte a que hasta el año 2000 no inició actividades el Doctorado en Bibliotecología y Estudios de la Información de la UNAM. A pesar de la existencia de dicho programa de doctorado, continúan existiendo programas en el que universidades españolas forman como doctores a quienes ya son profesores de universidades mexicanas.

En el nivel de maestría, los programas mexicanos de bibliotecología han apoyado la formación de Maestros en Bibliotecología de América Latina. Esto es a causa de la falta de oferta educativa en América Latina a nivel de maestría. En lo que toca a la licenciatura las relaciones son prácticamente nulas, en este nivel posiblemente se requiere de una estrategia que aliente a los estudiantes a tener estancias en universidades del extranjero.

Respecto la internacionalización de la educación superior mexicana en bibliotecología con los socios del TLCAN, los datos son prácticamente nulos. Esto se debe en buena medida a las limitaciones que impone el inglés, para que los estudiantes mexicanos puedan tomar cursos en programas de bibliotecología de Canadá o Estados Unidos. Esto ha provocado que las instituciones con las que se tiene mayor colaboración sean españolas o de América Latina. A fin de lograr la colaboración con instituciones de educación superior de Estados Unidos y Canadá, deben establecerse estrategias que permitan que se solucionen limitaciones como el idioma y establecer líneas de trabajo académico que contribuyan al desarrollo de los tres países en lo referente a la bibliotecología. De esta manera se pueden aprovechar oportunidades de intercambio académico, becas, visas especiales, apoyos de investigación, etc., que se han generado en base al TLCAN.

El aspecto que es necesario explorar es que las relaciones que se han hecho con instituciones españolas redunden en la generación de investigaciones conjuntas, en las que participen profesores españoles y mexicanos. Asimismo, debe buscarse que los profesores de ambos países puedan impartir cursos en los programas relacionados con bibliotecología, lo que permitirá traspasar al alumnado en ambos países la experiencia de profesionales y académicos de otro país.


3 Conclusiones

De acuerdo con lo expuesto en el presente artículo, el TLCAN implica serios desafíos en el rubro de la educación para México y en especial en la educación bibliotecológica. A fin de lograr afrontar esos desafíos es necesario que la estrategia institucional busque responder a las políticas generadas por los organismos encargados de regular la educación en México, como es la Secretaría de Educación Pública, y revise los planteamientos de documentos como el TLCAN.

Diversas son las recomendaciones que se dirigen a las escuelas o instituciones donde existan programas de estudio en bibliotecología:

  1. Programas de estudio: una de las exigencias que deben incluirse es que los estudiantes tengan dominio del idioma inglés.


  2. Certificación: debe permitir que el estudiante tenga accesos a mejores oportunidades de empleo y que no se restrinjan al país en el que estudiaron. Lograr una certificación equitativa implica la participación de las escuelas, asociaciones y oficinas gubernamentales relacionadas con la bibliotecología.


  3. Internacionalización: el intercambio entre las instituciones debe ser entre pares, de manera que la docencia sea enriquecida con contenidos o miradas de otros países. Asimismo, la investigación debe hacerse de manera conjunta, de manera que los productos beneficien a varias instituciones.

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Fecha de recepción: 27/07/2009. Fecha de aceptación: 15/09/2009.




Notas

1 De acuerdo con Guerra (1998) las cinco formas de integración económica son: área de libre comercio, unión aduanera, mercado común, unión económica y la integración económica total.