[Versió catalana]


Assumpta Bailac Puigdellívol

Gerente
Biblioteques de Barcelona

abailac@bcn.cat


Mercè Muñoz Creus

Secretaria técnica
Biblioteques de Barcelona

mmunozc@bcn.cat


Judit Terma Grassa

Directora técnica de Planificación, Proyectos y Evaluación
Biblioteques de Barcelona

jterma@bcn.cat



Resumen [Abstract] [Resum]

Objetivos: Hacer balance de la evolución de las bibliotecas de la ciudad de Barcelona en el período que abarca el Plan de Biblioteques de Barcelona 1998-2010 y, al mismo tiempo, identificar las prioridades que guiarán a Biblioteques de Barcelona los próximos diez años.

Metodología: Para el balance se ha analizado cuál era la situación antes de la aplicación del Plan y cuál ha sido la evolución de los indicadores principales en cuanto a los recursos y al impacto que estos han tenido. En cuanto a las propuestas de futuro, se han formulado sobre la base de algunos de los temas identificados por la Comisión Asesora constituida por Biblioteques de Barcelona para elaborar el documento Biblioteques de Barcelona: 10 años +. Nuevos retos, nuevos compromisos y la intervención en las jornadas "Los Futuros de la Biblioteca Pública".

Resultados: Los resultados del análisis de los doce años de trabajo hecho desde que se aprobó el Plan de Biblioteques de Barcelona 1998-2010, presentan una situación muy positiva en cuanto al cumplimiento de los objetivos del Plan, con hitos que incluso han ido más allá de lo previsto, incorporando en algunos casos servicios y programas no previstos en el Plan con el objetivo de dar respuesta a los cambios sociales y tecnológicos del entorno. En cuanto a las propuestas de futuro, se han podido identificar doce prioridades que permitirán que Biblioteques de Barcelona afronte con flexibilidad los retos que la transformación permanente de la sociedad les plantee.

En el último año de vigencia del Plan de Biblioteques de Barcelona 1998-2010, Biblioteques de Barcelona ha empezado a poner la mirada en la reformulación de los objetivos que han guiado el trabajo de estos últimos doce años.1

Este, sin embargo, no es un hito del todo nuevo: el día a día nos ha hecho reflexionar de manera permanente sobre los nuevos retos que la realidad nos ha planteado, y a menudo se han debido adoptar soluciones que el Plan de Bibliotecas no había previsto. Esto se hace muy evidente en temas de tecnología y acceso a la información, en evolución constante, pero también en cuestiones aparentemente menos emergentes y que, en cambio, han transformado el papel de los servicios públicos culturales, como todo lo relacionado con la cohesión social.

A continuación os ofrecemos un adelanto del balance del trabajo realizado durante este periodo, a falta de poder cerrar los datos de impacto de este 2010, y a continuación las primeras reflexiones sobre cuáles son los principales retos que Biblioteques de Barcelona tiene que hacer suyos para afrontar los próximos diez años de servicio público.


1 Biblioteques de Barcelona antes del Plan de Bibliotecas 1998-2010

Biblioteques de Barcelona ha sido valorado en los últimos cuatro años como el mejor servicio municipal en la encuesta de satisfacción que realiza anualmente el Ayuntamiento de Barcelona. Esta valoración, que por sí sola ya es una buena noticia, adquiere aún más valor si pensamos en cuál ha sido la historia de las bibliotecas públicas en la ciudad.

No hace falta ir muy lejos en el tiempo: Barcelona no dispuso de un Plan de Bibliotecas efectivo hasta que en 1998 se aprobó el Plan actualmente vigente y que acaba su trayectoria este año 2010.

Cuando en 1979 se eligieron los primeros ayuntamientos democráticos, en las ciudades catalanas había mucho trabajo por hacer para llegar a un grado de prestaciones similar al de los servicios públicos de la Europa occidental, y no sólo en el campo de las bibliotecas. En el caso de Barcelona se trabajó intensamente para dotar a la ciudad de infraestructuras urbanísticas dignas para todos los barrios, se desarrollaron algunas estructuras deportivas y museísticas, y se apostó por los centros cívicos como lugar para la participación.

Las bibliotecas públicas, aunque entre 1979 y 1997 se inauguraron ocho (tres de ellas de distrito), tuvieron que esperar todavía un tiempo para recibir el impulso definitivo que las pusiera en un lugar prioritario de la agenda política. No ayudaba la idea de un cierto sector de la cultura que creía que la biblioteca pública en su formato tradicional estaba en crisis, y que la llegada de los formatos digitales la arrinconaría y la convertiría en un equipamiento obsoleto. Afortunadamente, los que pensaban así eran un sector minoritario que no pudo influir en la decisión de la ciudad a la hora de dotarse de un plan que le debía permitir una red de bibliotecas que se convertiría en el equipamiento cultural básico y prioritario en todo el territorio.

Para hacernos una idea de cuál era el estado de la cuestión hace falta imaginarnos las diez bibliotecas de titularidad pública que había en 1979: entre todas sumaban 2.747 m2 (275 m2 para equipamiento, cuando actualmente la superficie media de las bibliotecas públicas se ha quintuplicado, con 1.371 m2). Si añadimos que en la Barcelona de aquel momento vivían casi dos millones de personas, tenemos una fotografía bastante completa de un cuadro bastante desolador.

Figura 1. Evolución de metros cuadrados por biblioteca. Fuente:  Biblioteques de Barcelona

Figura 1. Evolución de metros cuadrados por biblioteca. Fuente: Biblioteques de Barcelona

De todos modos, hay que añadir que la ciudad también disponía de dos redes privadas de bibliotecas propiedad de dos cajas de ahorro ("La Caixa" y Caixa de Catalunya) que en parte suplían el déficit público, pero sólo en parte, ya que se trataba de equipamientos pequeños que en ningún caso tampoco superaban los 300 m2 de superficie.


2 Cómo nació el Plan de Biblioteques de Barcelona 1998-2010

En septiembre de 1996, para hacer frente a esta situación del todo deficitaria, el Ayuntamiento de Barcelona inició el proceso de elaboración de su Plan de Bibliotecas, liderado por el Instituto de Cultura de Barcelona.

Uno de los grandes aciertos del Ayuntamiento ante este proceso fue que desde el primer momento tuvo claro que no debía afrontar el reto a solas: desde un inicio se constituyó una mesa de trabajo donde estaban representados el propio Instituto de Cultura de Barcelona, la Diputación de Barcelona —el ente que de manera subsidiaria había ejercido la competencia pública de las bibliotecas hasta ese momento, y que había hecho una gran labor coordinando y proporcionando servicios a los equipamientos existentes en la provincia de Barcelona—, los servicios personales de varios distritos de la ciudad, las redes privadas de bibliotecas de las dos cajas mencionadas, profesionales del sector representados por el Colegio Oficial de Bibliotecarios-Documentalistas de Cataluña, profesionales que trabajaban en las bibliotecas públicas de la ciudad y agentes culturales, a través del grupo de trabajo de lectura pública del Plan estratégico de la cultura de Barcelona.

A partir de los documentos elaborados en las diferentes sesiones de trabajo de la mesa, que giraron en torno a temas monográficos como el marco competencial, los recursos humanos, los modelos bibliotecarios, las infraestructuras, el plan de crecimiento bibliotecario, las nuevas tecnologías y el modelo de gestión, se inició la consulta a los diez distritos de la ciudad con el fin de que se implicaran en la elaboración final del Plan, ya que gracias a su proximidad a la realidad cotidiana conocían mejor que nadie las necesidades y las posibilidades reales de cada territorio de la ciudad, además de que eran parte implicada e importantísima en el desarrollo posterior del Plan.

Con un documento consensuado por el sector cultural —y específicamente por el bibliotecario— y por el territorio a través de los distritos, el 22 de abril de 1998 se llegó al Plenario del Ayuntamiento de Barcelona, que aprobó por unanimidad el Plan de bibliotecas de Barcelona 1998-2010. Las bibliotecas del siglo XXI: de la información al conocimiento.

Del Plan, destacan los objetivos básicos que han guiado el trabajo hecho durante estos doce años:


3 Las principales aportaciones del Plan: una primera aproximación al balance de estos doce años

El primer objetivo propuesto por el Plan que se logró fue la constitución en 1999 de la Comisión de Lectura de Barcelona (Gaseta municipal de Barcelona, 20.III.1999), un órgano de asesoramiento y de participación sectorial de los municipios para temas de lectura pública previsto por la Ley del sistema bibliotecario de Cataluña.

Desde su constitución, la Comisión de Lectura Pública ha sido un espacio de encuentro y de información para los agentes implicados en la gestión de la lectura pública de la ciudad: bibliotecas públicas, escolares, universitarias y sectoriales, así como asociaciones profesionales, universidades, editores, etc. Este 2010, en respuesta a los cambios que se producen en el mismo entorno social y cultural, se ha abierto el abanico de participantes en función de lo que ya preveían las normas reguladoras, a fin de ampliar el marco de colaboración con otros entornos profesionales y culturales que comparten objetivos con las bibliotecas, como colegios profesionales de otros ámbitos (arquitectura, informática o trabajadores sociales, etc.), teatros, auditorios, museos, industrias culturales y de la comunicación, etc.

Inmediatamente después de la aprobación del Plan también se empezó a trabajar para constituir un ente interinstitucional que gestionara la red de las bibliotecas públicas de la ciudad: el 10 de enero de 2001 nacía el Consorci de Biblioteques de Barcelona, con la participación del Ayuntamiento de Barcelona (sectorialmente y también territorialmente), que es el titular del servicio y el propietario de los equipamientos, y la Diputación de Barcelona, que brinda su apoyo a la hora de desarrollar determinados servicios.

La existencia de un ente único que promueve el desarrollo de la red de bibliotecas de la ciudad ha permitido una coordinación efectiva entre los diversos agentes responsables del desarrollo del Plan, y ha velado para que los ritmos de desarrollo hayan sido similares en todo el territorio. Asimismo, la coordinación de los recursos ha facilitado una prestación de servicios bibliotecarios básicos homogénea en todos los equipamientos.

Con estos dos grandes objetivos alcanzados, había que dar forma y contenidos específicos a todo lo que se había aprobado dentro del Plan de Bibliotecas: una red de infraestructuras que tenía que ofrecer servicios y recursos informativos, cognitivos y de ocio en el conjunto de la población, con la mirada puesta en las necesidades cambiantes del entorno.

No podemos entrar aquí en el análisis detallado de los logros de estos casi doce años porque seguramente es materia para un artículo monográfico y sólo se podrá hacer una vez concluido el periodo cronológico, es decir, a partir del 31 de diciembre de 2010. Sí queremos hacer un pequeño balance, pero, de los hitos más destacados que permiten hacernos una idea de la evolución (casi revolución) realizada.

En primer lugar, es necesario que hablemos del desarrollo específico del mapa de las bibliotecas. De una situación inicial en 1998 de dieciocho equipamientos en funcionamiento (11.087 m2 de superficie, con una media de 616 m2 por biblioteca) hemos pasado a las treinta y seis bibliotecas públicas actuales (49.367 m2, con una media de 1.371 m2 por biblioteca).

Aquí debemos detenernos un momento porque el número de equipamientos no responde a la simple operación matemática que a primera vista nos daría un total de dieciocho equipamientos nuevos. La realidad es que se han llevado a cabo veintiocho intervenciones: a las diecinueve bibliotecas nuevas (una de las existentes en 1998 pasó a ser biblioteca escolar), hay que añadir que seis de los equipamientos existentes antes de 1998 han sido trasladados a edificios nuevos, y tres más se han ampliado o renovado totalmente, favoreciendo la mejora de la calidad de los servicios ofrecidos. El caso seguramente más espectacular es el de la Biblioteca Antoni Julià de Capmany del distrito de Gràcia, de 208 m2 de superficie, que en 2005 se transformó en la Biblioteca Jaume Fuster, de 5.636 m2, la biblioteca pública más grande de la ciudad.

Figura 2. Biblioteca Jaume Fuster. Foto: Jordi Casañas

Figura 2. Biblioteca Jaume Fuster. Foto: Jordi Casañas

En el cuadro de evolución siguiente se aprecia el efecto de este conjunto de actuaciones con un crecimiento más acelerado de la superficie que de los equipamientos.

Figura 3. Evolución de bibliotecas y superficie. Fuente: Biblioteques de  Barcelona

Figura 3. Evolución de bibliotecas y superficie. Fuente: Biblioteques de Barcelona

También es importante tener en cuenta la distribución territorial de este conjunto de nuevos equipamientos: el servicio bibliotecario ha llegado a todos los distritos y, en algunos casos, incluso ha incorporado nuevas propuestas que no se habían previsto en el Plan, pero que la transformación de la ciudad ha hecho necesarias y, en otros casos, gracias a nuevas oportunidades a la hora de transformar determinados espacios en principio no previstos para este uso.

Figura 4. Implementación del Plan 1998-2010 al final del periodo. Fuente:  Biblioteques de Barcelona

Figura 4. Implementación del Plan 1998-2010 al final del periodo. Fuente: Biblioteques de Barcelona

Esta transformación evidente del mapa de Biblioteques de Barcelona ha requerido una inversión importante del Ayuntamiento de Barcelona, valorada en unos 103 millones de euros (los cálculos se hacen por mandatos municipales, por lo que comprende el periodo de 1996 a 2011). Este esfuerzo inversor probablemente no habría sido posible sin el consenso político que ya marcó la aprobación del Plan de Bibliotecas y que se ha mantenido hasta ahora y tampoco, por supuesto, sin la respuesta de los ciudadanos que han hecho un uso intensivo de este servicio.

Si hasta ahora hemos hablado de la mejora de la accesibilidad al servicio bibliotecario con la incorporación de nuevos equipamientos en la red de la ciudad, también hay que hablar de la mejora de los horarios de apertura con el objetivo de ampliar el servicio al máximo de franjas horarias, de manera equilibrada en toda la ciudad.

En este sentido, el Plan de Bibliotecas de 1998, consciente de que el objetivo final se encontraba muy alejado de la situación de aquel momento, proponía unos horarios mínimos y unos horarios óptimos para cada tipología de biblioteca (de barrio y de distrito).

En este momento, todas las bibliotecas superan los horarios mínimos previstos (treinta horas para las bibliotecas de barrio y cuarenta y cinco horas para las de distrito). En cuanto a los horarios óptimos (cuarenta horas para las de barrio y sesenta horas para las de distrito), once de las bibliotecas de barrio superan el horario óptimo que aconsejaba el Plan, y cuatro de las de distrito van más allá de las sesenta horas de servicio semanal, de modo que, en conjunto, la situación a finales de 2010 se acerca mucho a la situación más optimista prevista en el Plan, tal y como se puede ver en el gráfico siguiente.

Figura 5. Evolución de los horarios de apertura. Fuente: Biblioteques de  Barcelona

Figura 5. Evolución de los horarios de apertura. Fuente: Biblioteques de Barcelona

La accesibilidad, sin embargo, no acaba con los equipamientos y los horarios. Evidentemente, hay que hablar del núcleo central del servicio de las bibliotecas públicas: la colección.

El Plan de Bibliotecas, que en general era muy reticente a formular los objetivos en cantidades específicas, en este caso apuntaba un número muy concreto de documentos: 1.446.000. Esta cifra no respondía, sin embargo, a la aplicación de uno de los únicos estándares internacionales en cuanto a bibliotecas públicas: el número de volúmenes por habitante. En la recomendación que se hace en las Directrices IFLA-UNESCO para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas, se menciona la cantidad de 1,5 a 2,5 volúmenes por habitante. En 1998 Barcelona estaba muy lejos de alcanzar esta cifra (no llegaba a los 0,3 volúmenes por habitante) y, por tanto, se prefirió fijar un objetivo coherente con la evolución que se preveía.

Aun así, en 2009, el último año del que tenemos datos absolutos, Biblioteques de Barcelona tenía una colección de 1.813.091 documentos, lo que significa haber llegado ya a una media de 1,1 documentos por habitante.

Esta mejora evidente de la colección no responde sólo al aumento del número de equipamientos, sino que se ha trabajado en la diversificación y la mejora general del fondo, incorporando colecciones de audio y de vídeo (inexistentes en 1998) en todas las bibliotecas y trabajando en la especialización de parte de los fondos de algunas bibliotecas.

Figura 6. Evolución de volúmenes por habitante. Fuente: Biblioteques de  Barcelona

Figura 6. Evolución de volúmenes por habitante. Fuente: Biblioteques de Barcelona

En cuanto a la accesibilidad digital, en 2005 se inició la implantación de los llamados Espacios Multimedia en al menos una biblioteca de cada distrito, un servicio que ofrece formación básica en temas digitales, tanto en Internet como en el uso de ofimática y otras herramientas digitales. Ahora, a finales de 2010, son ya veintiséis las bibliotecas que disponen de este servicio y forma parte del plan funcional de las bibliotecas nuevas.

En cuanto a la evolución de los servicios, cabe mencionar, ya para acabar, los programas y las actividades de difusión de la lectura. Desde el inicio se consideró que ésta debía ser una apuesta importante de Biblioteques de Barcelona a la hora de convertirse en referente cultural del territorio y, sobre todo, para difundir las colecciones de las bibliotecas. La programación cultural, que se había iniciado ya antes de la aprobación del Plan, recibió su impulso definitivo cuando en 2003 se desdoblaron dos programaciones dirigidas una al público infantil y familiar y otra al público juvenil y adulto.

La programación cultural se ha convertido en una de las herramientas más importantes de cooperación de Biblioteques de Barcelona con el resto de agentes culturales de la ciudad y con las asociaciones y entidades de cada territorio, y a la vez se ha convertido en una puerta abierta a la captación de nuevos usuarios.

La pregunta que se impone ante todos estos datos es: ¿cuál ha sido la respuesta de los ciudadanos ante este crecimiento y la diversificación de la oferta?

También aquí, el Plan de Bibliotecas de 1998 se aventuraba a cuantificar un hito: se proponía llegar a los 5 millones de visitas a finales de 2010, una cifra que se superó ya en 2007, y que en 2009 alcanzó los 6,1 millones. Para hacernos una idea más precisa de qué impacto significa esta cantidad respecto a la población de Barcelona, podemos decir que en 1998 cada ciudadano visitaba 0,9 veces al año una biblioteca pública, y en 2009 lo hizo 3,8 veces.

Figura 7. Evolución de visitas por habitante. Fuente: Biblioteques de  Barcelona

Figura 7. Evolución de visitas por habitante. Fuente: Biblioteques de Barcelona

En cuanto al uso de la colección documental, los préstamos de documentos también han registrado una evolución espectacular, pasando del 0,50 documentos prestados por habitante de 1998 a 2,72 de 2009 (en valores absolutos, se ha pasado de los 760.000 documentos prestados en 1998 a 4.391.000 en 2009).

Figura 8. Evolución de documentos prestados por habitante. Fuente:  Biblioteques de Barcelona

Figura 8. Evolución de documentos prestados por habitante. Fuente: Biblioteques de Barcelona

Los datos se ven corroborados también por la evolución del porcentaje de población inscrita en Biblioteques de Barcelona: de 1998 hasta ahora se ha pasado del 13 % al 45,8 % de ciudadanos con carné de las bibliotecas.

Figura 9. Evolución porcentual de la población inscrita. Fuente:  Biblioteques de Barcelona

Figura 9. Evolución porcentual de la población inscrita. Fuente: Biblioteques de Barcelona


4 El impacto del desarrollo del Plan de Bibliotecas 1998-2010 sobre la ciudad

La evolución y expansión de las bibliotecas públicas que hemos explicado hasta ahora también ha tenido un impacto en la ciudad que ha ido más allá del servicio bibliotecario.

El despliegue de los nuevos equipamientos también se ha hecho notar en una dimensión física como la urbanística, la arquitectónica y de la conservación del patrimonio. En términos más inmateriales, ha tenido un impacto social y cultural notable.


4.1 Desde el urbanismo

Algunas de las transformaciones urbanísticas de la ciudad responden a las políticas municipales que han priorizado la proximidad y el fomento de la cohesión social, partiendo de la realidad que en Barcelona las calles y las plazas son verdaderos espacios colectivos.

Se ha tenido especial cuidado en la calidad de estos espacios públicos y en la vida que se genera, de manera que podemos hablar de plazas que se convierten en espacios de encuentro, de relación, de estancia, y que además funcionan como espacios de transición entre el espacio público y el espacio construido.

Seguramente, el caso más emblemático en relación con las bibliotecas es el proyecto de transformación de la plaza de Lesseps, resultado de un proceso participativo en el que intervinieron representantes vecinales de los dos distritos afectados, técnicos propuestos por los vecinos y el Ayuntamiento, además de representantes de los grupos municipales.

Los criterios principales que regían el proyecto eran reducir el tráfico privado, recuperar la pendiente natural de la plaza, mejorar la conectividad entre los barrios y ampliar el espacio destinado a los peatones, especialmente ante la biblioteca y la iglesia de Els Josepets. En este entorno, la plaza funciona como vestíbulo de la Biblioteca Jaume Fuster, al pasar del espacio público exterior al interior de la biblioteca sin solución de continuidad, característica que favorece la arquitectura del edificio.

La realidad es que la biblioteca se ha convertido en el motor de la vida de este nuevo espacio que, con su voluntad de ser nexo de unión entre espacios habitados, no tenía por sí mismo un polo de atracción que dinamizara los flujos de movilidad y de uso.

Podemos hablar también del papel de las bibliotecas en la recuperación de los interiores de las manzanas urbanas. Este objetivo estratégico establece que una de cada nueve manzanas del Eixample tendrá un espacio interior abierto al público y que los vecinos dispondrán de una zona verde a menos de 200 metros de su casa. El ejemplo paradigmático aquí es la Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver, donde en un mismo emplazamiento se ha construido un centro para personas mayores, la biblioteca y un espacio verde (jardines de Cándida Pérez). La biblioteca, situada en la fachada, hace de puerta de entrada al interior de la manzana que ocupa el espacio de una antigua fábrica de la que se ha mantenido la chimenea principal.

Figura 10. Biblioteca de Sant Antoni-Joan Oliver. Foto: Jordi Casañas

Figura 10. Biblioteca de Sant Antoni-Joan Oliver. Foto: Jordi Casañas

En cuanto a la movilidad, la definición del mapa de las bibliotecas públicas ya tuvo en cuenta el impacto que las bibliotecas podían tener sobre la movilidad de los ciudadanos. Se planificaba pensando en desplazamientos a pie desde el hogar hasta la biblioteca, en recorridos que no excedieran los quince o veinte minutos, una media que parece haberse constituido como recomendable. Si bien en aquel primer mapa no se cubría todo el territorio, la distancia entre equipamientos sí tenía en cuenta esta característica.

Esto ha generado nuevos flujos en torno a los nuevos equipamientos. Así, podemos hablar de la revitalización de ciertos espacios como ocurre, por ejemplo, en la Biblioteca Gòtic-Andreu Nin, que a pesar de su inauguración reciente ya ha cambiado los flujos de la pequeña plaza que hay a su entrada, o bien la Biblioteca Francesc Candel, que ha dado vida a una zona de un barrio que se ha transformado de industrial a residencial en poco tiempo.


4.2 Desde la arquitectura y el patrimonio

Barcelona también ha apostado por la reconversión de zonas industriales obsoletas. En estas áreas, se ha ido recuperando el patrimonio arquitectónico industrial y se han transformado los usos con la creación de nuevas viviendas, con la mejora o la implantación de servicios, con la mejora de la accesibilidad, etc. Si pensamos en la recuperación del patrimonio industrial, podemos citar —por orden cronológico de su inauguración— de las bibliotecas Vapor Vell, Ignasi Iglésias-Can Fabra, Francesc Candel, Poblenou-Manuel Arranz, todas situadas en antiguos edificios industriales, algunas de las cuales, además, han contribuido a la transformación urbanística y social.

También se ha recuperado una masía, la de Can Mariner en Horta (la Biblioteca de Horta-Can Mariner), una manera de recordar el pasado agrícola de algunos espacios que han sido absorbidos por la ciudad.

Figura 11. Biblioteca d'Horta-Can Mariner. Foto: Jordi Casañas

Figura 11. Biblioteca d'Horta-Can Mariner. Foto: Jordi Casañas

Desde la arquitectura, también ha sido importante la apuesta por espacios visibles, por edificios arquitectónicamente singulares e identificables como nuevos iconos urbanos. Algunos de los edificios de Biblioteques de Barcelona —como las bibliotecas Jaume Fuster y Vila de Gràcia, ambas obra del arquitecto Josep Llinàs— han estado entre los nominados y los reconocidos por premios de arquitectura tan importantes como el premio FAD.


4.3 Desde la mirada social

Aquí, la mirada debe ser doble: hablamos de bibliotecas ubicadas estratégicamente en áreas de la ciudad con bolsas de población en riesgo de exclusión social, y también en barrios que habían quedado aislados de la ciudad por su propia situación orográfica, ahora en proceso de reconexión a la trama urbana. Hablamos de bibliotecas como las de El Carmel-Juan Marsé, Zona Nord o Bon Pastor, que se han convertido foco de generación de actividad de sus entornos.

La proximidad de las bibliotecas también tiene su papel cuando hablamos de las políticas para superar las desigualdades socioculturales, para favorecer la multiculturalidad y la integración de grupos de población en riesgo, como los jóvenes o las personas recién llegadas a la ciudad. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en el programa "A l'estiu Barcelona t'acull (en verano Barcelona te acoge)", dirigido a jóvenes que llegan a la ciudad en el periodo estival fruto del proceso de reagrupamiento familiar, que se lleva a cabo en las bibliotecas a partir del trabajo cooperativo entre diversas administraciones públicas.

La lista de bibliotecas implicadas en esta tarea se haría muy larga, ya que favorecer la cohesión social es un objetivo que ya es transversal en el trabajo cotidiano. Sin embargo, queremos destacar el trabajo realizado por la Biblioteca Sant Pau-Santa Creu, situada en el barrio del Raval de Barcelona, una de las primeras zonas de la ciudad que vivió de cerca los efectos de la concentración de inmigrantes en un mismo territorio.


4.4 Desde la cultura

Como ya hemos mencionado antes, los programas de difusión cultural y de la lectura han tenido un papel principal en Biblioteques de Barcelona: son un rasgo distintivo y a la vez han sido una herramienta para la captación de nuevos públicos y una fórmula para dar a conocer y difundir la oferta de servicios.

Las bibliotecas se han convertido en espacios culturales dinámicos y abiertos a la creación, con una programación propia diversa y de calidad que ha permitido atraer y hacer participar a públicos diversos.

Asimismo, las bibliotecas han conseguido la categoría de espacios de programación cultural de ciudad con la participación en programas de ámbito de ciudad (Setmana de la Poesia, Festival Grec, Kosmópolis, entre otros, son un ejemplo). Las alianzas establecidas con otros agentes culturales de la ciudad como museos, teatros, festivales, editoriales, etc., nos hacen hablar de una auténtica red de cooperación cultural.


5 Las claves del éxito

De todo lo que hemos explicado hasta ahora, y con voluntad de ser objetivas, se puede concluir que la eclosión de las bibliotecas públicas en la ciudad ha sido un éxito. Un éxito cuyas claves nos aventuramos a suponer a continuación:

  1. La convergencia de una buena planificación, un consenso claro a escala política y social, y un contexto económico favorable.
  2. La apuesta ambiciosa por unos espacios visibles, junto con una concepción del equipamiento bibliotecario como "espacio de cultura".
  3. El esfuerzo por encontrar el equilibrio entre la oferta igualitaria y la estandarización de los servicios para todos los barrios de la ciudad y fomentar la idiosincrasia y el proyecto autónomo de cada equipamiento, ha sido el diseño de un servicio centralizado, pero con visión territorial.
  4. Considerar la biblioteca como un espacio donde se desarrollan actividades de difusión cultural estrechamente ligadas a la dinámica cultural de la ciudad.
  5. El trabajo de cooperación con el resto de actividades de la ciudad la han posicionado en un punto preferente de relación para fomentar la asistencia a actividades culturales de la ciudad entre usuarios no habituales, y también para relacionarse con los principales acontecimientos artísticos de la ciudad.
  6. La claridad y la continuidad en los objetivos ha permitido desarrollar, con convicción y sin demoras importantes, la mayor parte de proyectos y líneas planteadas.
  7. La imagen potente y sostenida en el ámbito de la comunicación ha sido clave para tener este rol de espacio de proximidad, al tiempo que se transmite calidad y coherencia.

6 El futuro de Biblioteques de Barcelona

Tras el balance de la ejecución del Plan y del análisis de su impacto en la ciudad, ahora toca hacer una mirada a las bibliotecas de la ciudad en clave de futuro. Pensamos que es importante planificar e intentar adelantarse a los cambios, y esto se hace especialmente necesario en un ámbito como el de la biblioteca pública que, como ya se ha dicho, actúa en la proximidad y en el entorno de la información y el conocimiento.

Esta necesidad de definir el marco de actuación para los próximos diez años lo hemos abordado con la organización de las jornadas El Futuro de la Biblioteca Pública (del 13 al 15 de octubre de 2010) y con la formulación de un nuevo documento sobre los principales retos y oportunidades para las bibliotecas públicas en general, Biblioteques de Barcelona: 10 años +. Nuevos retos, nuevos compromisos, en el que se identifican los puntos sobre los que Biblioteques de Barcelona deberá poner su acento también en clave de ciudad.

Con un grado de ejecución del Plan de 1998 prácticamente alcanzado, se nos plantea la siguiente pregunta: ¿por qué necesitamos un nuevo documento? Es evidente que el servicio bibliotecario de la ciudad ha ido evolucionado durante estos años, pero ahora los cambios que se están produciendo en el entorno —tanto el global como el más local— son muy relevantes y acelerados. Podríamos decir que nuestra sociedad no es que esté en un proceso de cambio, sino que es radicalmente diferente. Si queremos que la biblioteca pública continúe teniendo un rol central en las políticas locales de acceso al conocimiento y de construcción de ciudadanía, es necesario identificar estos nuevos retos para adecuar los equipamientos y los servicios a las transformaciones urbanas y sociales de la ciudad.

Así pues, es evidente que la biblioteca pública trabaja en un contexto muy diferente al existente a finales de los años noventa. Dos ideas fuerza marcan los cambios y la afectan de manera relevante: el nuevo entorno de la sociedad digital —con nuevos soportes del conocimiento, pero también con nuevos factores de riesgo— y los cambios de la nueva sociedad culturalmente diversa.

Los nuevos entornos digitales están modificando nuestros hábitos y estilos de vida. Y es en este contexto que se generan nuevas brechas sociales, principalmente generacionales y culturales. Estamos hablando de cambios tecnológicos, pero también de cambios de valores.

En los aspectos sociales, al nuevo paradigma de la sociedad digital, también hay que añadir la modificación de la estructura demográfica, con un incremento de la esperanza de vida de la población. Asimismo, la diversidad cultural ya forma parte de la normalidad de nuestras ciudades.

Incrementar el capital cultural colectivo y el capital humano, así como mejorar la calidad del conocimiento, pasan a ser objetivos centrales en las agendas políticas de los gobiernos. La biblioteca pública puede tener una función central en la definición de estas políticas, tanto por su valor en el trabajo de proximidad como por sus objetivos centrales ligados a la accesibilidad a la cultura y al conocimiento.

Hemos iniciado, pero, una etapa muy diferente con respecto a la coyuntura económica. Las dificultades del momento, y no sólo por principios medioambientales, han situado el valor de la sostenibilidad en el centro de las políticas públicas, tanto en el diseño y la implementación como en la gestión. Y en esta situación de complejidad y necesaria sostenibilidad, la cooperación y el trabajo en red con otros agentes y servicios son mucho más necesarios.

La biblioteca debe posicionarse en este nuevo entorno demostrando que puede contribuir en los nuevos retos sociales como uno de los servicios públicos básicos. Tenemos que hacer evidente que la biblioteca pública puede colaborar en la construcción de valores de ciudadanía y en la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento.

Es evidente, sin embargo, que la generalización de la sociedad digital en un mundo cada vez más diverso conlleva cambios para la biblioteca, cambios en el espacio que se convierte en un ámbito más relacional, y transformaciones en los servicios, que cada vez han de incorporar más valor añadido. La biblioteca debe participar en el acceso a la información con valor añadido en la vida cotidiana de los ciudadanos y debe ayudar a mejorar la capacidad de los individuos en el uso de los productos culturales y de conocimiento. Todo ello, sin perder los valores ya reconocidos en la biblioteca como servicio: una visión generalista, un espacio y unos servicios intergeneracionales y para toda la ciudadanía, un espacio relacional y abierto, gratuito en los servicios básicos, con una oferta de calidad, generadora de confianza y de seguridad, en la que coexisten diversas visiones del mundo.

Una mirada a otros sistemas bibliotecarios europeos y norteamericanos nos identifican unas tendencias en la evolución de la biblioteca pública que hemos tenido presentes en el proceso de repensar nuestro marco de actuación.

En la biblioteca pública han cambiado los hábitos de los usuarios, que cada vez son más autónomos en el acceso a la información, y, por tanto, también los usos que hacen de los servicios. Con los últimos datos estadísticos de servicio, podríamos afirmar que el préstamo se estabiliza y se incrementan otros servicios de la biblioteca, como los vinculados a la participación en la programación cultural o en actividades de aprendizaje.

La movilidad también cambia: la situación que hemos descrito en la primera parte de este artículo se transforma y cada vez es más difícil que coincidan el lugar de residencia con el del trabajo o los estudios, por lo que el usuario puede elegir hacer uso de diversas bibliotecas, incluso en un entorno metropolitano.

También cambia la necesidad de reforzar las experiencias colectivas y de participación. En el nuevo contexto digital va creciendo la importancia de compartir y crear conocimiento de manera colectiva, con equilibrio entre los usos individuales de los servicios y el valor comunitario. Otro elemento que se incorpora a las bibliotecas es el de la construcción de los servicios con la participación de los usuarios, con la participación social de la comunidad.

El usuario busca efectividad en la respuesta a sus necesidades: más allá de donde estén situadas las diversas fuentes informativas, el usuario quiere poder trabajar desde un único punto de acceso.

Se plantea la oferta de servicios a partir de la identificación de varios perfiles, de las diferentes necesidades de los usuarios o los consumidores de un producto en función de características de edad, grupo social, ocupación, etc. Por ello, el conocimiento de los usuarios de las bibliotecas y de la diversidad de hábitos y de necesidades es clave para la definición de los servicios. Aquí hay claramente una tendencia de trabajo de muchas bibliotecas europeas, con una presencia muy fuerte de los instrumentos de marketing de servicios en la definición de sus prioridades.

En los servicios, la biblioteca se va orientando cada vez más como espacio de conocimiento y de aprendizaje —abierto y permanente— a lo largo de la vida. Dos nuevas tendencias, compartidas por muchas bibliotecas europeas, son el impulso a los servicios para los niños y la reformulación del servicio de información, que pasa de ser una oferta generalista a ser un servicio más especializado en función de la realidad de cada territorio.

Hace unos años que hablamos de la doble dimensión de la biblioteca: la de servicios presenciales y la biblioteca virtual. El incremento de los recursos en la red, digitalizando fondos y más tímidamente con la creación de contenidos digitales, pero especialmente la oferta de diversos servicios en línea, marca tendencia en cuanto a los servicios bibliotecarios en Europa. La biblioteca va evolucionando hacia una oferta de conectividad y de servicios.

En los nuevos entornos digitales, los espacios de la biblioteca pública no pierden valor. Las bibliotecas europeas incrementan los visitantes. La biblioteca y sus espacios toman relevancia, en el ámbito más relacional, como espacio público. Los cambios en los usos van modificando la concepción de los espacios de las bibliotecas públicas. Las bibliotecas europeas encaran bien estos cambios con la incorporación de diferentes espacios para usos diversos, como el incremento de los "lugares para estar" o de los espacios para actividades colectivas, vinculadas a talleres o a la programación cultural, para ponerse dos ejemplos. Además, también cambia el peso y la presencia que tiene la colección en los espacios de la biblioteca.

El diseño de los interiores y su necesaria adaptación y renovación durante la vida del equipamiento toman un papel más central. Los espacios de la biblioteca deben adaptarse a los cambios en los usos de los servicios. La tecnología inalámbrica tiene un impacto definitivo en la concepción de estos espacios. Cada usuario encuentra su lugar y la biblioteca tiende a no clasificar las experiencias en función de los espacios.

Las bibliotecas europeas van incorporando los beneficios de la radiofrecuencia en el acceso a los servicios de la biblioteca y en la distribución de funciones de sus equipos profesionales.

En cuanto a la organización y a la gestión de las bibliotecas, quizá la principal característica que podríamos señalar es que en Europa se siguen construyendo grandes equipamientos como bibliotecas centrales, con una orientación de la red más relacionada con el ámbito territorial de servicio. En estos momentos de dificultades económicas, la situación castiga más las bibliotecas de barrio que el funcionamiento de las bibliotecas centrales. Otro elemento que ha cogido más relevancia es el rendimiento social de algunas de las iniciativas de las bibliotecas públicas como elemento para justificar la continuidad o no de determinados servicios. El valor de la sostenibilidad y la importancia de las políticas de mantenimiento también se van incorporando en el discurso de servicio bibliotecario.

Este panorama que acabamos de describir, y que se prevé para el futuro más inmediato de las bibliotecas públicas, conlleva asumir una serie de retos que permitan mantener el papel central en la cultura de base de la biblioteca pública.

Desde Biblioteques de Barcelona hemos planteado doce prioridades que nos permitirán alcanzar este objetivo.


6.1 Las doce prioridades de Biblioteques de Barcelona para el periodo 2011-2020

  1. Biblioteques de Barcelona quiere mantener la misma legitimación y reconocimiento social de los últimos años como pieza clave para el desarrollo de políticas de proximidad, junto con los equipamientos culturales, educativos y sociales de la ciudad, pero consciente de que debe reforzar sus rasgos diferenciales. Se debe diferenciar de otras instituciones que también actúan en los mismos ámbitos que la biblioteca pública (promoción de la cultura y acceso a la información, fomento del aprendizaje y cohesión social). Precisamente, su característica identificativa debe ser la capacidad de convertirse en un centro de aprendizaje abierto, por un lado, y de promoción de la lectura —o mejor dicho, de las lecturas— atendiendo a la diversidad de formatos y soportes, de la otra.
  1. La generalización y la extensión de la sociedad digital definen estas primeras décadas del siglo XXI. Y esta transformación conlleva cambios en la biblioteca, por lo que se refiere tanto a espacios como servicios.


    • Al hablar del espacio, y en un contexto social que tiende a la individualización, Biblioteques de Barcelona quiere intensificar la función de espacio relacional, abierto y de fomento de las iniciativas colectivas y de aprendizaje compartido.


    • En cuanto a los servicios, quiere poner el acento en su función orientadora y prescriptora. Su rol de mediación es fundamental en un entorno de acceso ilimitado a la información y de diversidad creciente. Y, además, para su reconocimiento, es prioritaria la capacidad de generación de contenidos con valor añadido.
  1. La colección —la física y la virtual— es el producto central de la biblioteca. Esta doble dimensión de la biblioteca hay que aplicarla también a los servicios. La apuesta de Biblioteques de Barcelona para la biblioteca digital es presente y futuro inmediato, por lo que se refiere tanto a la digitalización como la creación de nuevos contenidos. Hay que tener en cuenta el encaje de las iniciativas locales con las políticas más nacionales, basándose en un trabajo cooperativo y buscando complementariedad. La acción de las bibliotecas públicas para situar en la red los fondos locales es clave, así como la creación de contenidos que faciliten la interacción de los ciudadanos a través de las herramientas 2.0.

    Como respuesta a las nuevas necesidades de la sociedad digital, los retos más relevantes de Biblioteques de Barcelona en esta nueva etapa son: el acceso a los recursos y servicios desde dispositivos móviles, una única puerta de acceso —independientemente de dónde y de quiénes sean los recursos— para el usuario, la identificación de las necesidades de los diversos perfiles de usuarios, y la creación de contenidos.
  1. Biblioteques de Barcelona tiene una función decisiva en el fomento de la cohesión social y en el marco de las políticas de ciudad, sobre todo en tres ámbitos de trabajo. El primero basado en la prevención de la brecha digital, minimizando el analfabetismo digital entre varios segmentos de población de la ciudad y facilitando el acceso a la información y su transformación en conocimiento. El segundo, centrado en el hecho de dar respuesta a una mayor diversidad social y cultural de la ciudad, dado el fenómeno migratorio de los últimos años y la multiplicación de la movilidad social. En este sentido es imprescindible incorporar en los equipos de trabajo profesionales con bagajes culturales y habilidades lingüísticas apropiadas para este contexto. Y por último, complementando la labor desarrollada por otros organismos, debe llevar a cabo, con ambición, acciones dirigidas al conocimiento y el uso del catalán como lengua vehicular y común entre esta ciudadanía tan diversa. Biblioteques de Barcelona incorpora estas iniciativas en el Plan municipal para la interculturalidad de la ciudad.
  1. Biblioteques de Barcelona, en colaboración con el resto de instituciones y agentes culturales de la ciudad, debe mantener su apuesta por ser, para muchos ciudadanos, una puerta de acceso a la cultura. Hay que profundizar en las oportunidades que ofrecen los nuevos canales digitales, que deben ser clave para el intercambio y la difusión de las producciones culturales de la ciudad y del resto de Cataluña. Por tanto, hay una apuesta decidida por continuar equipando tecnológicamente y de manera adecuada las bibliotecas en este nuevo período.
  1. Para la definición de los servicios, y su comunicación selectiva, es fundamental conocer e identificar los diversos perfiles de usuario y sus múltiples intereses. El carné de Biblioteques de Barcelona nos ayuda a conocer quiénes son nuestros usuarios, por lo que queremos impulsar iniciativas para que lo tengan todos los usuarios. Los indicadores a partir del uso que se haga pueden aportar una aproximación clara sobre las necesidades y demandas de los usuarios, además de posibilitar la utilización de otros mecanismos de conocimiento del uso de las bibliotecas, como las opiniones de lectura de los usuarios o las plataformas de las webs sociales.
  1. Promover la comunicación y la participación de los usuarios en la definición de espacios y de servicios debe ser uno de los ejes de trabajo de Biblioteques de Barcelona en los próximos años. En la esfera virtual, las redes sociales y otras dinámicas de trabajo cooperativo deben servir para intensificar esta implicación y corresponsabilidad de los usuarios y demás ciudadanos a la biblioteca. En paralelo, también hay que desarrollar, en coordinación con los diversos distritos de la ciudad, otros mecanismos de participación territorial. Estos mecanismos deben servir para ajustar la implicación del equipamiento bibliotecario en el territorio en que está actuando y para complementar la mirada más sectorial y global que se ofrece en la Comisión de Lectura Pública.
  1. Para la adecuación de los espacios y servicios bibliotecarios en el nuevo contexto social habrá que repensar y reorientar los perfiles profesionales de los equipos de trabajo de Biblioteques de Barcelona. Habrá que hacer evolucionar los perfiles de los equipos e incorporar otros nuevos. Para destacar algunos aspectos, en el apartado de planificación, administración y gestión será necesario reforzar y ampliar las funciones de comunicación y marketing, por un lado, y de apoyo técnico en torno a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, de la otra. En el apartado de atención al público, hay que profundizar en las facultades de los bibliotecarios para actuar como prescriptores y orientadores de los diversos usuarios para dar respuesta a sus intereses. Al mismo tiempo, habrá que trabajar en la especialización de los equipos de cada biblioteca en función de la especificidad de los fondos de que disponen y de las características sociales del territorio donde están ubicadas.
  1. La accesibilidad a los espacios y los servicios es un valor de la biblioteca y uno de los aspectos primordiales para Biblioteques de Barcelona. Para incrementarla ha de valorar la ampliación del horario de apertura de los equipamientos de determinadas zonas que así lo requieran. Además, con el entorno virtual se puede mejorar la "accesibilidad" con nuevos servicios. También la tecnología móvil y la aplicación de la radiofrecuencia (un sistema de información y control sobre la circulación y usos de los fondos) deberían facilitar y perfeccionar algunos de los servicios actuales. En este reto, hay que destacar la importancia de la mejora de la accesibilidad para conseguir llegar con las mejores condiciones a colectivos con necesidades y requerimientos especiales.
  1. La proximidad es uno de los valores de Biblioteques de Barcelona. Al finalizar el despliegue de la red cualquier ciudadano de Barcelona dispondrá de un equipamiento bibliotecario a unos quince minutos andando desde su domicilio (aproximadamente ochocientos metros). Además, aunque cada biblioteca tendrá su propio proyecto de equipamiento en función de las características singulares de cada barrio y territorio donde se ubica, todas las Biblioteques de Barcelona ofrecerán una serie de servicios básicos comunes establecidos por un catálogo de servicios estandarizados.
  1. Biblioteques de Barcelona quiere que el principio de sostenibilidad —referido a la vertiente medioambiental, económica y social— sea uno de los fundamentos tanto de cara a la construcción de nuevos equipamientos como para su gestión y funcionamiento. Después de más de diez años desde el inicio del desarrollo del Plan de Bibliotecas, algunos de los equipamientos bibliotecarios de la ciudad necesitan una revisión y una puesta a punto con respecto a los grados de mantenimiento y mejora de los edificios, además de buscar una mayor eficacia y eficiencia energética. Biblioteques de Barcelona quiere que cada biblioteca asegure el grado de confort y calidad que hasta ahora han tenido.
  1. Aunque hay que desarrollar aún más la vinculación de Biblioteques de Barcelona con los territorios de los barrios y distritos de la ciudad donde están emplazadas, hay que empezar a considerar su dimensión metropolitana. La próxima construcción de la Biblioteca Central Urbana, junto al parque de la Ciutadella, debe ser definitiva para encaminar este servicio también en esta dirección.

En definitiva, el reto es mantener e incrementar en un nuevo escenario social —y complementando el resto de políticas municipales— los valores que han regido Biblioteques de Barcelona y por los que han tenido un elevado grado de reconocimiento en los últimos años, entre los que destacan la visión generalista e intergeneracional de los servicios que ofrece, la calidad de su oferta, y la confianza y seguridad que genera entre los usuarios y ciudadanos.


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Fecha de recepción: 05/09/2010. Fecha de aceptación: 28/10/2010.




Notas

1 El contenido de este artículo formará parte del documento Biblioteques de Barcelona: 10 anys +. Nous reptes, nous compromisos, que se publicará en el mes de marzo de 2011.