Número 37 (diciembre 2016)

Eduard Toda, de bibliófilo y mecenas de bibliotecas a maestro en "bugada de papers" (colada de papeles)

 

[Versió catalana]


Assumpció Estivill Rius

Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona

 

Resumen

En el septuagésimo quinto aniversario de la muerte de Eduard Toda, que fue diplomático, egiptólogo, escritor e historiador, que redescubrió y divulgó el alguerés, que reconstruyó y restauró Escornalbou y Poblet, que compiló bibliografías y fue un bibliófilo y un mecenas ejemplar, se analiza, en primer lugar, este último aspecto de su actividad que contribuyó a enriquecer las bibliotecas y los archivos del país. A continuación se presenta su relación con la Escola de Bibliotecàries que se inició gracias al vínculo que había establecido con la Biblioteca de Catalunya con sus generosas donaciones de materiales bibliográficos. A partir de la documentación conservada en el archivo de la antigua Escola de Bibliotecàries, se muestran las distintas facetas de aquella relación: las excursiones a Escornalbou que se complementan con todo un recorrido cultural, las estancias de las alumnas en Poblet, donde colaboran en la organización de la biblioteca pobletana, la introducción de las clases de restauración en el plan de estudios de la carrera, la puesta en marcha de un laboratorio de restauración que, por muchas décadas, compartirán la Escola y la Biblioteca de Catalunya, etc. Los vínculos de Toda con la Escola se caracterizaron por un afecto mutuo y algunas de las actividades que promovió con las alumnas contribuyeron a darle aquel toque de "especial" que tuvo en los años treinta.

Resum

En el setanta-cinquè aniversari de la mort d'Eduard Toda, que va ser diplomàtic, egiptòleg, escriptor i historiador, que va redescobrir i divulgar l'alguerès, que va reconstruir i restaurar Escornalbou i Poblet, que va compilar bibliografies i va ser un bibliòfil i un mecenes exemplar, s'analitza en primer lloc aquest darrer aspecte de la seva activitat que va contribuir a enriquir les biblioteques i els arxius del país. A continuació es presenta la seva relació amb l'Escola de Bibliotecàries que es va iniciar gràcies al lligam que havia establert amb la Biblioteca de Catalunya amb les seves generoses donacions de materials bibliogràfics. A partir de la documentació conservada a l'arxiu de l'antiga Escola de Bibliotecàries, es mostren les distintes facetes d'aquella relació: les excursions a Escornalbou que es complementen amb tot un recorregut cultural, les estades de les alumnes a Poblet on col·laboren en l'organització de la biblioteca pobletana, la introducció de les classes de restauració en el pla d'estudis de la carrera, la posada en marxa d'un laboratori de restauració que, per moltes dècades, compartiran l'Escola i la Biblioteca de Catalunya, etc. Certament, els vincles de Toda amb l'Escola es van caracteritzar per un afecte mutu i algunes de les activitats que va promoure amb les alumnes van contribuir a donar a l'Escola aquell toc d'"especial" que va tenir en els anys trenta.

Abstract

Diplomat, Egyptologist, writer and historian, Eduard Toda is remembered as the man who rescued the Algherese dialect of Catalan from oblivion and who helped rebuild the monastery libraries of Escornalbou and Poblet. On the occasion of the seventy-fifth anniversary of his death, this paper reviews Toda’s book collecting activities, his general love of books and his outstanding work as a benefactor of libraries, which together contributed to enriching our country’s book heritage. The paper then turns to Toda’s relationship with the school for librarians the Escola de Bibliotecàries, which was founded thanks to his donation of a number of book collections to the Library of Catalonia. As recorded in the archives of the old Escola, this relationship was based on a number of different activities: Toda’s trips to Escornalbou, which also provided an opportunity for cultural study; his organization of periods of residence for student librarians at Poblet to help rebuild the monastery’s library; his creation of classes in book restoration in degree courses in librarianship; and the creation of a workshop for restoring library materials, which for many decades helped to link the Escola and the Library of Catalonia. Finally, as the article shows, Toda’s ties with the Escola de Bibliotecàries were reinforced by the mutual affection existing between him and the school as well as by the activities he organized with its students, which gave the school its singular nature as a place of study during the 1930s.

 

1 Introducción

Este año se conmemora el septuagésimo aniversario de la muerte de Eduard Toda y, para recordar la efeméride, se ha organizado un buen número de actividades que servirá para profundizar en el estudio de la personalidad diversa y seductora del personaje, con conferencias, exposiciones, reportajes y artículos.1 Además, aparte de la bibliografía que generará el acontecimiento, hay un buen número de fuentes para conocer la vida y la actividad de este reusense ilustre que recorrió medio mundo y que ejerció de diplomático, de egiptólogo, de escritor y de historiador, que redescubrió y divulgó el alguerés, que reconstruyó y restauró Escornalbou y Poblet, que compiló bibliografías y fue un bibliófilo y un mecenas ejemplar y que introdujo la enseñanza de la restauración de documentos en la Escola de Bibliotecàries —una lista de dedicaciones que, con poco esfuerzo, se podría alargar mucho más.2 Así pues, dado que hay mucha información disponible, pasaré por alto la biografía del personaje y me centraré en las actividades que más lo acercan a las bibliotecas; es decir, hablaré de Toda como bibliófilo y mecenas de bibliotecas y de su relación con la  Escola de Bibliotecàries.

 

2 Eduard Toda, bibliófilo y mecenas de bibliotecas

Etimológicamente, el término bibliofilia hace referencia al aprecio o a la afición por los libros; en la práctica —y según lo define el Diccionari de la llengua catalana— el significado corriente de la palabra se limita a esta afición aplicada principalmente a coleccionar y/o a publicar libros raros y preciosos. La bibliofilia surge con el Humanismo, y en Cataluña, donde desde el inicio había tenido un buen número de representantes, resurge con fuerza en el último tercio del siglo xix de la mano del movimiento de la Renaixença y de su tarea de recuperación de la cultura catalana. Según Aitor Quiney (2005), Marià Aguiló es el padre de la bibliofilia catalana erudita, y lo es en la doble vertiente que caracteriza a muchos de los bibliófilos del período: como editor que recupera el buen gusto en las artes del libro con bellas ediciones de bibliófilo y como coleccionista; la biblioteca que reunió, de más de cuatro mil volúmenes —libros y manuscritos que representan la producción bibliográfica catalana desde el siglo xiv a inicio del xx—, fue adquirida el 1908 por el Institut d'Estudis Catalans y fue el fondo inicial de su biblioteca que, el 1914, se convertía en Biblioteca de Catalunya. Por su parte, Ramon Miquel i Planas es, de acuerdo con Quiney, el bibliófilo por excelencia por su plena dedicación al libro desde todos los puntos de vista —como editor, traductor, empresario, bibliógrafo, historiador de la lengua y la literatura catalanas... Entre estas dos figures señeras hay todo un grupo de bibliófilos que, o bien presentan las dos vertientes de editores de ediciones bellas y cuidadas y de coleccionistas de libros raros y preciosos, o bien se limitan a la segunda actividad. Eduard Toda pertenece principalmente a la última categoría, a pesar de que también prestó ayuda económica a la imprenta Vidal Güell, regentada por Plàcid Vidal, y que destacó como autor de dos repertorios bibliográficos: la Bibliografía española de Cerdeña (1890), que el 1897 obtuvo un premio de la Biblioteca Nacional de Madrid, y la Bibliografia espanyola d'Itàlia (1927–1931), las dos basadas, en parte, en las colecciones que había reunido en sus estancias en Italia y en sus viajes por Europa.
 

Figura 1: Retrato de Eduard Toda publicado en El Día Gráfico (1933) (Biblioteca de Catalunya, ms. 4567-4569)

Figura 1: Retrato de Eduard Toda publicado en El Día gráfico (1933) (Biblioteca de Catalunya, ms. 4567–4569)

 

La biblioteca que Toda reunió en el castillo de Escornalbou, que había comprado hacia 1907, despertó la admiración de sus coetáneos. El Butlletí de la Biblioteca de Catalunya de 1923 (vol. 6, p. 395) la menciona en los términos siguientes: "Sembla impossible haver pogut reunir en vida d'home, una llibreria tan formidable com la que ha format el simpàtic N'Eduard Toda. Catorze peces del seu palau-castell d'Escornalbou apareixen sempre plenes, malgrat la seva liberalitat que constantment les buida". Joan Ruiz i Porta, en un artículo de 1927, dice que aquella biblioteca era "una de las más admirables de España" (p. 28), y Josep Pla (1975, p. 75), que la había visto y admirado, la califica de "fenomenal", "una de les més grans biblioteques particulars de Catalunya". Los estudiosos que han hablado de ella, calculan que el número de piezas que contenía iba de los 60.000 volúmenes que, como mínimo, anota Jordina Gort (2015) a las casi 80.000 piezas que le calculaba Joan Ruiz i Porta hacia el 1927; el 1920 Jordi Rubió ya hablaba de más de 60.000 volúmenes (Fontanals, Losantos, 2007, p. 154), así que es muy posible que llegara a sobrepasar esta cifra. Precisar más su volumen es una tarea imposible por varias razones: por un lado, la biblioteca era un ente extraordinariamente dinámico, de forma que muchos de los libros y documentos que entraban constantemente en ella eran enviados casi de inmediato a las bibliotecas y archivos que, desde final del siglo xix y hasta entrada la década de los años treinta, fueron recibiendo las generosas donaciones de Toda; por otro lado, los diferentes tipos de documento que la formaban no facilitaban el recuento, desde libros, folletos y revistas, a estampas y grabados, a papeles personales (propios y de terceros, como los de Ali Bey) y a los documentos del archivo de Poblet que Toda organizó, clasificó y encuadernó antes de instalarlos en el monasterio. Actualmente, reconstruir aquella magna biblioteca es una tarea imposible, puesto que, por voluntad del propietario, se dispersó mucho; además, los métodos de ingreso e inventario no eran, con alguna excepción, tan sistemáticos como lo fueron después y a menudo en las entidades receptoras no queda constancia escrita de la procedencia de los fondos que recibieron y, si bien a partir de 1913, Toda tiene varios ex-libris, son muchos los libros de su propiedad que no lo exhiben. Desgraciadamente, los catálogos en línea actuales sólo dejan constancia, en la mayoría de los casos, de la presencia de ex-libris, pero no han codificado la información bibliográfica de forma que se pueda recuperar como conjunto los fondos que constituyen estos legados antiguos.3
 

Figura 2. Una de les salas de la biblioteca de Escornalbou (Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, vol. 6, 1920-1922)

Figura 2. Una de les salas de la biblioteca de Escornalbou (Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, vol. 6, 1920–1922)
 

Figura 3. Sala de trabajo de Eduard Toda en la biblioteca de Escornalbou (Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, vol. 6, 1920–1922)

Figura 3. Sala de trabajo de Eduard Toda en la biblioteca de Escornalbou (Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, vol. 6, 1920–1922)

 

Jordina Gort (2015) habla, en su tesis, de la biblioteca de Toda, del contenido y de los autores, principalmente extranjeros, que más le influyeron. Sin entrar en los detalles que estudia la autora, vale la pena destacar algunas características del fondo bibliográfico, señalando sus aportaciones respecto a las colecciones de otros bibliófilos. En primer lugar, la biblioteca de Toda no se centra, como es habitual en las de otros coleccionistas del país, en los impresos de las prensas catalanas y españolas, sino que incluye mayoritariamente libros publicados en Italia, los Países Bajos, el Reino Unido, Francia y otros países europeos, y predominan en ella las lenguas extranjeras —esto significa que sus donativos han enriquecido nuestras bibliotecas con unos fondos que, sin su aportación, difícilmente hubieran poseído. Además, una parte importante del fondo no responde a un mero afán coleccionista, sino que refleja los intereses personales del propietario, sus preferencias lectoras; por ello, incluye una amplia muestra de materias —libros de viajes, de historia y de geografía, de etnología y de costumbres, de biografías, memorias y relatos personales y también de literatura, sobre todo europea y norteamericana. En este gran segmento de la colección no faltaban los libros raros y preciosos, pero una parte importante de las ediciones de bibliófilo se concentraba principalmente en dos de las colecciones que fueron a parar a la Biblioteca de Catalunya y que son las que representan más fielmente el tipo de colección de bibliófilo más habitual, la que se circunscribe a un tipo concreto de documento, a los impresos de un lugar, a una materia concreta... Me refiero a la Colección Elzeviriana y a la Bibliografía española de Italia. Una gran parte de la primera ingresó en la Biblioteca entre 1920 y 1922 y consta de más de un millar de ediciones de los siglos xvi, xvii y xviii de los Países Bajos —algunas muy preciadas—, de los talleres Elzevier y Plantin, entre otros impresores.4 La segunda colección fue depositada en la Biblioteca de Catalunya a mediados de los años treinta, cuando Toda ya había terminado el repertorio del mismo título que publica en cinco volúmenes entre 1927 y 1931; en este último caso, se trató de una compra y no de un donativo, puesto que, con la quiebra de los bancos de Cataluña y de Reus, Toda perdió parte de su fortuna y necesitaba capital para mantener el nivel de vida a que estaba acostumbrado y, sobre todo, para continuar enriqueciendo con sus caudales el patrimonio de Poblet.5 La colección incluye unos 3.000 volúmenes de los más de 6.200 descritos en el repertorio, y consiste en libros de autores españoles impresos en Italia, traducciones italianas de obras españolas y obras italianas sobre España.6 El objetivo de la bibliografía es testimoniar la influencia catalano-aragonesa y española en el territorio italiano y, en palabras de Pla (1975, p. 82), es un "autèntic monument a les relacions ítalo-espanyoles". La colección no se catalogó hasta la posguerra, cuando, instalada en el antiguo Hospital de la Santa Cruz, la Biblioteca de Catalunya dispuso de espacio para alojarla.
 

Figura 4. Antigua sala Toda en la Biblioteca de Catalunya con la colección "Bibliografia espanyola d'Itàlia" (Fontanals, Losantos, 2007)

Figura 4. Antigua sala Toda en la Biblioteca de Catalunya con la Colección Bibliografia Espanyola d'Itàlia (Fontanals; Losantos, 2007)

 

Desde su primer destino diplomático, Toda manifiesta una singular obsesión coleccionista que consiste en adquirir una gran diversidad de piezas museísticas para cederlas, a continuación, a instituciones públicas. En su estancia en el Extremo Oriente reúne una colección de monedas y medallas de más de 15.000 unidades que se integran en el Museo Arqueológico Nacional; de sus excavaciones en Egipto proceden numerosos objetos —incluidas ocho momias— que pasan a formar parte del Museo Arqueológico y de la Biblioteca Museu Balaguer de Vilanova; de las estancias en Cerdeña, además de una colección de libros, también trae vestidos típicos de la isla que da al Museu de Vilanova, los papeles del explorador catalán Domènec Badia —conocido como Ali Bey—, que cede al Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, y las actas de los parlamentos sardos, que deposita en el Congreso de los Diputados que le había hecho el encargo de localizar la documentación.7 No se puede negar que Toda tenía un sexto sentido para encontrar este tipo de materiales y, sobre todo, tenía mano izquierda para conseguirlos —por aquellas fechas todavía era habitual llenar las salas de los grandes museos con piezas de una procedencia que hoy sería cuestionable.

Además de una momia y otros artefactos, la Biblioteca Museu de Vilanova fue segura-mente la primera institución que recibió una importante donación de libros y documentos del diplomático. Inaugurada en octubre de 1884, la entidad había sido creada por Víctor Balaguer con el objetivo de poner a disposición del público sus colecciones de arte, arqueología, etnología, de libros, etc., y hacer realidad las ideas de regeneración y de progreso en que se fundamentaba su pensamiento. Toda, buen amigo de Balaguer desde los años de estudiante en Madrid, hace aportaciones importantes al proyecto del mecenas: hay constancia que en 1888 da una cantidad importante de libros y documentos —incluidos manuscritos propios— y que, ya instalado en Londres, en la década siguiente continúa con los donativos de libros y de objetos a la entidad. Fort i Cogul anota que el donativo de Toda fue el más importando después de la aportación de Víctor Balaguer; aun así, como en otros casos, el volumen de legado es muy impreciso.8

El Centre de Lectura de Reus también se vio favorecido por los donativos de Toda que, desde 1870, estaba muy ligado a la institución, primero como redactor de El Eco del Centro de Lectura y después como colaborador de la Revista del Centre de Lectura. Cuando en 1916 Evarist Fàbregas compra el actual edificio de la entidad, Toda regala 10.000 pesetas para las obras de restauración y dona 2.000 libros de literatura extranjera para la biblioteca (Anguera, 1977, p. 131). 9 En los años veinte y treinta fue vocal de la Junta de Museus de la entidad y continuó colaborando con la Revista del Centre de Lectura. En la parte material también cedió muchas piezas al Museu del Centre y ayudó al sostenimiento de la biblioteca haciéndose cargo, a inicio de los años veinte, del sueldo de Plàcid Vidal, auxiliar de la biblioteca que estaba casado con Amèlia Güell, prima de Toda.

La Biblioteca de Catalunya fue la más beneficiada por las donaciones del mecenas, que empezaron cuando todavía era la biblioteca del Institut d'Estudis Catalans. Así, en la exposición con que se celebró su inauguración como biblioteca pública el 28 de mayo de 1914, figuraba uno de sus donativos: una carta autógrafa del emperador Carlos v, dirigida a los consejeros de Oristany (Cerdeña), en la cual renuncia a la Corona de Aragón en favor de su hijo Felipe —una pieza que la Biblioteca valoraba, puesto que la exhibía junto a tesoros como las Homilies d'Organyà; el Cançoner Gil; el primer borrador de la Atlàntida de Verdaguer; los Rudimenta grammatices de Perotus (Tortosa 1477), que era el primer libro estampado en Cataluña; las únicas hojas que se han conservado del Tirant publicado en Barcelona el 1497 por Pere Miquel y Diego Gumiel, etc. (Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, vol. 1, núm. 2, 1914, p. 127–128, 131). Establecido ya en Escornalbou, a inicios de los años veinte, envía muchos más donativos a la Biblioteca: además de la Colección Elzeviriana, aquellos años ingresan hasta unos 14.000 volúmenes más. El Butlletí de la Biblioteca de Catalunya (vol. 6, 1920–1922, p. 401–403) dedica bastante espacio a estas colecciones y a resumir los donativos del mecenas. Destacan los títulos emblemáticos de revistas inglesas, francesas y holandesas, los libros de biografía, de memorias y de relatos personales, que obligaron a construir "més de 80 metres lineals de prestatgeria metàl·lica", la literatura inglesa y la italiana en ediciones preciosas, las obras de bibliografía, las históricas y sobre hechos militares, los tratados de juegos y de deportes, los libros sobre teología protestante, etc.

En el mismo volumen 6 del Butlletí (p. 402–403) también se mencionan las donaciones destinadas a la biblioteca benedictina de Montserrat y al Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona. La primera recibió unos 9.000 volúmenes, entre los cuales había bio­grafías eclesiásticas, libros de teología, de historia de las misiones, del protestantismo..., y la biblioteca de la cartuja de Escaladei, que Toda había recuperado.10 El Arxiu, por su parte, acogió inicialmente los papeles de Ali Bey y las ediciones de sus obras, así como una "envejable col·lecció de llibres i relacions estrangeres de viatges per Espanya". Buen amigo de Agustí Duran i Sanpere, que era archivero de la institución, Toda fue traspa­sando cajas de material al archivo desde 1922 hasta los años treinta e iba completando la colección de Ali Bey a medida que adquiría nuevas ediciones de sus obras —la correspondencia publicada de Toda a Duran muestra este goteo de materiales (Gonzalvo, 2001). Las cifras del legado, que también incluía una colección de libros ingleses y franceses sobre España y una cantidad importante de estampas y grabados, varían según las fuentes, pero probablemente se aproximaban a los 7.000 libros, los 6.000 grabados con re­tratos de personajes ilustres y una buena colección de retratos fotográficos de perso­najes del mundo de la cultura, la nobleza, y de tipos populares.11
 

Figura 5. Antigua sala Toda en el Arxiu Municipal d'Història ("Col·lecció de postals, Fons Joan Gómez Escofet", Universitat Autònoma de Barcelona, Servei de Biblioteques)

Figura 5. Antigua sala Toda en el Arxiu Municipal d'Història ("Col·lecció de postals, Fons Joan Gómez Escofet", Universitat Autònoma de Barcelona, Servei de Biblioteques)

 

Los donativos de Toda enriquecieron otras bibliotecas: la Provincial de Tarragona, que según Ruiz i Porta (1927, p. 28) recibió unos 2.000 volúmenes, si bien no hay documentación que confirme el volumen del legado y, de hecho, seguramente fue la biblioteca popular de aquella ciudad la que acogió los fondos de Toda;12 la Biblioteca del Il·lustre Col·legi d'Advocats de Barcelona, que, según algunos autores, recibió unos 7.000 u 8.000 volúmenes, de los cuales sólo se puede confirmar la procedencia de poco más de 1.500 piezas de temática jurídica13 y, con donativos más pequeños, la Biblioteca del Seminario de Barcelona, la del Centre Excursionista de Catalunya, etc.

Finalmente, no fueron menores los esfuerzos que el mecenas dedicó a la tarea imposible de rehacer la biblioteca y el archivo de los monjes de Poblet antes de la exclaustración de 1835. Entre el regreso de la China y la estancia en Egipto, hacia 1883, trabajó con la parte del archivo que se conservaba en la Real Academia de la Historia y publicó los índices en la revista El Excursionista (1884). Posteriormente, desde Escornalbou y Poblet, continúa trabajando para rehacer la documentación y el fondo bibliográfico de los monjes a partir de la compra de materiales que pertenecieron al cenobio y que fue capaz de localizar con su sagacidad, o con la cesión por parte de particulares o de las instituciones donde habían ido a parar que consigue con sus dotes diplomáticas. Tuvo más éxito con la primera estrategia que con la segunda, puesto que si bien consiguió cesiones importantes de particulares y alguna documentación del Archivo de la Corona de Aragón y del Museo Arqueológico de Tarragona, fracasó a la hora de recuperar la documentación existente en la Archivo Histórico Nacional, los libros del abad Delgado que había en la Biblioteca Nacional de Madrid, o el medio millar de volúmenes de la biblioteca de Pere Antoni de Aragón depositados en la Biblioteca Provincial de Tarragona. Las cartas de Toda a Duran i Sanpere en los años treinta incluyen muchas referencias a la tarea emprendida para rehacer la biblioteca y el archivo, los donativos que recibe, las gestiones que hace, su interés por ir recuperando partes de la magnífica biblioteca de más de 4.000 volúmenes que el virrey de Nápoles, Pere Antoni d'Aragó, había cedido a Poblet el 1678 y que ahora estaba dispersa...; le habla también de las alumnas de la Escola de Bibliotecàries que van por turnos a Poblet para ayudarle en la catalogación de la biblioteca (Gonzalvo, 2001). En diciembre de 1933 Toda ya había trasladado al monasterio la biblioteca pobletana que tenía en Escornalbou; incluía unas 10.000 piezas y continuaría creciendo en los años siguientes. Aparte de los documentos antiguos que había reunido, también tenía una sección moderna para el estudio de Poblet, y un archivo de fotografías que había iniciado con Joaquim Guitert y otros colaboradores (Fort i Cogul, 1975, p. 255–258). La formación de la biblioteca y el archivo, junto con la restauración monástica, también obra de Toda, contribuyó, como dice Jordina Gort (2015, p. 187), a la restauración espiritual del monasterio, que se sumaba a la restauración material, su proyecto más reconocido.

Al concluir la carrera diplomática, Eduard Toda había acumulado una gran cantidad de medallas y condecoraciones en reconocimiento de su tarea y de las muchas misiones y negociaciones en las que había participado.14 Las bibliotecas y los archivos con los que fue tan generoso, también le correspondieron con varios honores: fue nombrado miembro correspondiente de la Secció de Ciències del Institut d'Estudis Catalans, miembro del Patronat de la Biblioteca de Catalunya, colegiado honorario del Il·lustre Col·legi d'Advocats de Barcelona; el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona le dedicó una sala, y también lo hizo la Biblioteca de Catalunya que le rendía un homenaje en 1942, en el año de su muerte, para inaugurarla. Pero la gloria terrenal es efímera, y estas dos salas dedicadas a Toda desaparecieron ya hace tiempo. Aprovechando el septuagésimo quinto aniversario de la muerte del mecenas, las bibliotecas con las que fue tan altruista tendrían que hacer algún gesto para acordarlo de manera más perdurable.

 

3 Eduard Toda y la Escola de Bibliotecàries

Las buenas relaciones de Toda con la Biblioteca de Catalunya, de quién recibió las do­naciones cuantitativamente más importantes y de un valor patrimonial indudable, le abrieron las puertas de la Escola Superior de Bibliotecàries todavía en la etapa de la Mancomunitat. Ciertamente, comparada con otros capítulos de una vida tan interesante como la suya, la intervención en la Escola no pasa de ser un episodio menor; aun así, tuvo cierta transcendencia para la institución, puesto que significó la introducción de una asignatura nueva en el plan de estudios dedicada a la restauración de libros y de documentos y la puesta en marcha de un laboratorio de restauración que, poco después, compartió con la Biblioteca de Catalunya. Para Toda, la relación con aquel grupo de chicas alegres que lo apreciaban sinceramente, debía de ser también una buena expe­riencia, puesto que las fue invitando al castillo año tras año; así mismo, valoraba su tra­bajo porque confió en ellas en la tarea de elaborar la Bibliografia espanyola d'Itàlia y de catalogar la biblioteca de Poblet. También es una muestra del respeto que le me­recían las bibliotecarias, la felicitación que envía a su buen amigo Duran i Sanpere en el nacimiento de su segunda hija: "Are, naturalment, a una de las duas la deurieu fer bibliotecària" (Gonzalvo, 2001, carta 20, p. 47).

En el archivo de la antigua Escola de Bibliotecàries hay una primera referencia indirecta a Toda en una carta de Jordi Rubió, director de la Biblioteca de Catalunya y profesor de la Escola, a Lluís Segalà, que era el director, comunicándole que tiene que desplazarse a Escornalbou por asuntos de la Biblioteca y que, por lo tanto, no podrá atender las próximas clases (11 de diciembre de 1920).15 El documento es de finales de 1920 cuando, instalado en el castillo, empezaban las cuantiosas donaciones de Toda a la Biblioteca. La noticia siguiente es una carta de Toda, de 6 de febrero de 1923, a Jaume Massó i Torrents agradeciéndole que, por oficio de la Escola, lo haya invitado a dar una conferencia a las alumnas. Le dice que le parece más interesante hablar de bibliofilia que de bibliografía, y "no tan sols per sa part anecdótica, com per l'exposició dels esforços que demana la reunió d'una biblioteca"; es decir, con mucho criterio, Toda cree que a las alumnas les puede ser útil que les hable de la formación de colecciones. En el resto de la carta, acaba de perfilar los puntos de la charla poniendo énfasis en los bibliófilos españoles que reunieron buenas colecciones, algunas de las cuales fueron a parar a Cataluña.

Toda da una primera conferencia en la Escola el jueves 22 de marzo de 1923. Y dice mucho de su carácter afable, desprendido y acogedor que en la cariñosa carta de agradecimiento a Segalà después de la charla, ya le ofrezca unas estanterías para el centro, así como algunos libros que le podrían interesar para la biblioteca de la institución. Para hacer la selección, cree que es oportuno que él mismo, "amb un parell de noyas, pugessen aquí [a Escornalbou] y fessen lo treball. No'ls pesará, doncs lo temps es agradable y no s'está malament al vell castell" (12 de abril de 1923). El sábado 2 de junio de 1923 salía la primera expedición bibliotecaria a Escornalbou; la formaban Lluís Segalà, Ramon d'Alòs-Moner, que era profesor de la Escola y adjunto de la Biblioteca de Catalunya, la bibliotecaria Josefina Coll i Alentorn y las alumnas de tercer curso Aurèlia Sabanés y Maria d'Abadal. No hay fotografías de esta primera excursión, pero sí que quedan testimonios escritos: en una carta a Pau Font de Rubinat (25 de mayo de 1923), Segalà le dice que, al pasar por Reus de camino hacia el castillo, le gustaría saludarlo y que les enseñara su "interessantíssima biblioteca, ço que será una excel·lent lliçó práctica per a les alumnes....."; así mismo, Plàcid Vidal (1972, p. 77) se hace eco, en un tono un tanto cursi, de la excursión a Escornalbou y del paso de la comitiva por el Centro de Lectura: "Feia bonic de veure el catedràtic Lluís Segalà amb les seves alumnes, bell estol de noies com flors vivents en l'esclat de la il·lusió, amb l'anhel d'enriquir la florida de llurs coneixements i de consolidar els fruits de la cultura que l'estudi iniciava".

Probablemente en 1924 y 1925 no hubo ninguna excursión a Escornalbou. Además de que no se conserva documentación al respecto, en el curso 1923–1924 hubo cierto revuelo en las escuelas del recinto de la Universitat Industrial de Barcelona que acabó con la destitución de 150 profesores como consecuencia de los cambios políticos acontecidos en la Mancomunitat a raíz del golpe de estado de Primo de Rivera. Al acabar el curso, la Escola de Bibliotecàries se quedó sin el profesorado que le había dado prestigio: Jordi Rubió, Lluís Nicolau d'Olwer, Carles Riba, Rafael Campalans, Jaume Massó i Torrents, Ramon d'Alòs-Moner, Manuel de Montoliu y Maria Lois abandonan el centro, y sólo permanecen en él el director, Lluís Segalà, el profesor Josep Martí i Sàbat —hijo del escritor reusense Josep Martí i Folguera—, la secretaria Petronel·la Tuca y la profesora auxiliar Consol Pastor. En el curso siguiente, con la Mancomunitat en proceso de liquidación, la Escola, con un profesorado nuevo y bastante anodino, estuvo inmersa en una reestructuración que la apartó de los principios convirtiéndola en la Escuela Superior para la Mujer —una mezcla de enseñanzas diversas, entre las cuales había la carrera de bibliotecaria, archivera y funcionaria. Debido a estas circunstancias, es muy posible que aquel año tampoco se dieran las condiciones para organizar la excursión a Escornalbou. La estancia en el castillo no se reprende seguramente hasta 1926 y tiene continuidad, con alguna variante, hasta 1932, que es cuando Toda ya había trasladado su residencia a Poblet para dirigir la restauración del monasterio como presidente del Patronato; esto, junto con el hecho de que casi se había arruinado, fueron las causas probables de la interrupción de aquellos estancias en el castillo.16
 

Figura 6. Toda en la "la tartaneta de montanya en la qual caben 4 personas grossas o 6 primas" de camino al castillo (1931, Fondo Joana Casals, AFBD)

Figura 6. Toda en la "la tartaneta de montanya en la qual caben 4 personas grossas o 6 primas" de camino al castillo (1931, Fondo Joana Casals, AFBD)

 

Durante la etapa de la Escuela Superior para la Mujer, las excursiones a Escornalbou de las alumnas que estudiaban la carrera de bibliotecaria siguen un patrón muy definido que se puede repasar en la documentación conservada. La estancia duraba entre cuatro y seis días y a veces subían las alumnas de segundo curso y las de tercero en dos grupos separados. De las cuentas que se conservan en el archivo de la Escola se deduce que el viaje iba a cargo de la Diputación, desde los billetes de tren hasta las facturas del hotel y los restaurantes de Reus y Tarragona, donde se paraba para visitar las bibliotecas de estas poblaciones, y también los viajes en autobús o taxi cuando la salida se ampliaba con la visita a la biblioteca de Valls y a los monasterios de Poblet y Santas Cruces, como en las excursiones de 1928 y 1929. Así mismo, la relación de gastos del curso 1926–1927, muestra que los materiales y enseres empleados en las prácticas de restauración que las alumnas hacían bajo la dirección de Toda durante su estancia en el castillo, los pagaba el centro. Ahora bien, mientras estaban en el castillo las alumnas y los profesores que las acompañaban —unas diez o doce personas— eran huéspedes de su señor; la Escola sólo pagaba 25 y 10 pesetas de propina, respectivamente, al personal de servicio y a los mozos que hacían el traslado de los viajeros de la estación al castillo y a la inversa. Al llegar a Argentera, la comitiva encontraba "la tartaneta de montanya en la qual caben 4 personas grossas o 6 primas, y ademés 2 o 3 animals de sarria per a los bagatjes y si alguna noya vol anar a cavall" (carta de Toda, 13 de mayo, 1926). Entre los profesores que en los años veinte suben al castillo están Manuel Ramos, José M. Núñez Jover y el sacerdote Jaume Barrera, buen amigo de Toda y bibliotecario del Seminario.
 

Figura 7. Relación de gastos de la excursión de las alumnas a Escornalbou, con visitas al Centre de Lectura de Reus, a la biblioteca popular de Valls y a Poblet y Santes Creus (1929, AFBD)

Figura 7. Relación de gastos de la excursión de las alumnas a Escornalbou, con visitas al Centre de Lectura de Reus, a la biblioteca popular de Valls y a Poblet y Santes Creus (1929, AFBD)
 

Figura 8. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1926. De izquierda a derecha: Cosme Oliva, mossèn Jaume Barrera, una persona no identificada, Maria Coromines, una persona no identificada, Teresa Malagelada, Eduard Toda, Concepció Catarineu, Mercè Barjau y Pilar Bertran. Sentadas en la primera fila: Dolors Biader y Joana Casals (1926, AFBD)

Figura 8. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1926. De izquierda a derecha: Cosme Oliva, mosén Jaume Barrera, una persona no identificada, Maria Coromines, una persona no identificada, Teresa Malagelada, Eduard Toda, Concepció Catarineu, Mercè Barjau y Pilar Bertran. Sentadas en la primera fila: Dolors Biader y Joana Casals (1926, AFBD)
 

Figura 9. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1927. Sentado en el centro de la fotografía, Eduard Toda; en la última fila, Júlia Martinà, una persona no identificada, el profesor Manuel Ramos, la profesora auxiliar y más tarde bibliotecaria de la Escola Consol Pastor, y Pilar Bertran. En la primera fila, una persona no identificada, Isabel Martinà, una persona no identificada, Joana Casals y Mercè Barjau (1927, AFBD)

Figura 9. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1927. Sentado en el centro de la fotografía, Eduard Toda; en la última fila, Júlia Martinà, una persona no identificada, el profesor Manuel Ramos, la profesora auxiliar y más tarde bibliotecaria de la Escola Consol Pastor, y Pilar Bertran. En la primera fila, una persona no identificada, Isabel Martinà, una persona no identificada, Joana Casals y Mercè Barjau (1927, AFBD)

 

La estancia en el castillo consistía en unas jornadas de descanso, con juegos y bailes, excursiones y paseos por los alrededores y alguna representación teatral para agradecer la hospitalidad del anfitrión. Carlota Pomés, que visitó Escornalbou dos años seguidos, ya de mayor escribe al margen de una de las fotografías de su fondo personal:

A finals de juny de 1928, després d'haver aprovat amb èxit el segon curs de la carrera, la Carlota, amb les seves companyes, féu una excursió al castell d'Escornalbou, invitades pel seu propietari, el senyor Eduard Toda. Per tal de correspondre a la gentilesa, les eixerides noies organitzaren una funció teatral, en la qual estaven representats els grans personatges de la literatura universal (i poc es devien divertir quan, amb permís de l'amo, regiraren tots els armaris i caixes de núvia de la casa, cercant vestits, mantells... i cobrellits per a disfressar-se!). En la foto veiem la Carlota, de Beatriu, guiant el Dant cap al Paradís... (que en el Passeig dels Xiprers del castell no devia quedar pas malament l'escena).
 

Figura 10. Carlota Pomés y otra alumna representan a Beatriz y el Dante, en los jardines del castillo, como muestra de gratitud a Eduard Toda (1928, Fondo personal Carlota Pomés, AFBD)

Figura 10. Carlota Pomés y otra alumna representan a Beatriz y el Dante, en los jardines del castillo, como muestra de gratitud a Eduard Toda (1928, Fondo personal Carlota Pomés, AFBD)
 

Figura 11. Grupo de ocho alumnas, en la cruz del abad Guimerà de Poblet en Escornalbou, disfrazadas de personajes literarios. Representados en la fotografía, Beatriz, el Dante, santa Teresa de Jesús, probablemente Marguerite Gautier, etc. (1928, AFBD)

Figura 11. Grupo de ocho alumnas, en la cruz del abad Guimerà de Poblet en Escornalbou, disfrazadas de personajes literarios. Representados en la fotografía, Beatriz, el Dante, santa Teresa de Jesús, probablemente Marguerite Gautier, etc. (1928, AFBD)

 

Ahora bien, como muestran las cartas de algún profesor, los gastos de las estancias y el recuerdo de las alumnas, en el castillo también aprendían el abecé de la restauración de libros. Por ello, "como prueba de gratitud por la enseñanza y hospitalidad que dicho patricio e ilustre bibliógrafo da a las alumnas y profesores de dicha Escuela [Superior para la Mujer]", el julio de 1927 la Diputación de Barcelona nombra a Eduard Toda profesor honorario. Poco después, aquella Escuela pomposa de la dictadura le regala un pergamino de agradecimiento y, mucho más sensible y cercano, el ramadet de noies (rebaño de jovencitas), como cariñosamente las denomina Toda, después de la estancia de junio de 1928, le envía una lámpara para la capilla del castillo.17 En marzo de 1929, Toda es nombrado profesor numerario con carácter gratuito, y la Diputación le asigna, sin justificación aparente, tres profesores auxiliares, que eran titulares de otras asignaturas; se destina una partida para la compra de enseres para las clases, y la asignatura Prácticas de Biblioterapia se convierte en obligatoria el curso 1929–1930. Como buen bibliófilo, que quería que sus libros se conservaran en el mejor estado posible, Toda había aprendido restauración de libros, y probablemente lo había hecho durante las tempordas que pasaba en Italia.18
 

Figura 12. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1928. De izquierda a derecha, una alumna no identificada, Pilar Álvarez (?), una alumna no identificada, Carlota Pomés, una alumna no identificada, M. dels Àngels Royo, Maria Mariné, Teresa Sanjoan, M. Lluïsa Rafart i Paquita Lerin (AFBD)

Figura 12. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1928. De izquierda a derecha, una alumna no identificada, Pilar Álvarez (?), una alumna no identificada, Carlota Pomés, una alumna no identificada, M. dels Àngels Royo, Maria Mariné, Teresa Sanjoan, M. Lluïsa Rafart i Paquita Lerin (AFBD)

 

Después de la caída de Primo de Rivera, cuando la Diputación vuelve a manos de políticos regionalistas, la Escola recupera el nombre de Escola de Bibliotecàries y el espíritu y el plan de estudios de la etapa de la Mancomunitat. Regresan algunos de los profesores de los primeros tiempos, y entran otros nuevos, como Pere Bohigas, Marçal Olivar, Ferran Soldevila, Joan Petit o Joaquim Xirau. Eduard Toda es el único profesor de la etapa anterior que repite, y ahora tiene una plaza formal con una remuneración de 1.000 pesetas anuales por una clase semanal. Por sus circunstancias, se le concede la flexibilidad necesaria para que pueda acumular la docencia durante sus estancias en Barcelona. Bajo el nuevo régimen de la Escola, dirigida por Jordi Rubió, y con la asignatura de Restauración integrada en el plan de estudios, continúan las excursiones al castillo tres años más; pero ahora se convierten en un viaje de final de carrera de las alumnas revalidadas, que van a Escornalbou sin la compañía de ningún profesor. El 9 de julio de 1931, Rubió escribe una emotiva carta a las alumnas y a la secretaria que disfrutan de aquellas jornadas de ocio; la copio completa porque expresa cómo eran de placenteros para todas las participantes los días que pasaban en el castillo y el significado de despedida que tenían; además, también muestra la relación afable entre las alumnas —y por supuesto l'Escola—, y el profesor, y matizan los testimonios que le atribuyen una actitud distante y un tanto arrogante:

9-vii-31
Estimades secretària i alumnes revalidades de l'Escola: m'afalaga que m'hagin dedicat una estona d'aquella hora epistolar que procuro imaginar-me: totes amb el cap damunt del paper, molt semblant en les actituds, no tant de segur en les reaccions interiors que la ploma de cada una volia traduir.
Conec la delícia d'esplaiar la mirada des del claustre del castell; això sol, ja és un repòs. Quan s'hi afegeix la cordialitat comunicativa del Sr. Toda, Escornalbou és recordat per sempre més com un lloc encisat.
Deu ésser bonic veure-les passejar i riure pels volts del castell. D'haver pogut i, si fos més a prop, hauria pujat una tarda a berenar amb Vs.
Diguin al Sr. Toda que no li vull adreçar cap frase d'agraïment. Ell veu l'alegria de Vs. I no cal res més.
Si no fos desagradable i fora de lloc evocar coses tristes, pensaria que aquest deu ser un dels darrers actes que'l tercer curs 1930–1931 fa corporativament. Però encara ens tornarem a aplegar, quan tornin les senyoretes que van a Anglaterra, en representació de tots, per escoltar les seves impressions.19
Vulguin saludar ben coralment de part meva‘l Sr. Toda i creguin-me totes son afm.
Jordi Rubió
 

Figura 13. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1931. Sentadas: Montserrat Ribalta y Enriqueta Casas. En la segunda fila: Conxa Guarro, M. Dolors Carré, Isabel Iglesias, Eduard Toda, Anna Maria Gay y Justa Balló (fons Joana Casals, AFBD)

Figura 13. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1931. Sentadas: Montserrat Ribalta y Enriqueta Casas. En la segunda fila: Conxa Guarro, M. Dolors Carré, Isabel Iglesias, Eduard Toda, Anna Maria Gay y Justa Balló (fons Joana Casals, AFBD)
 

Figura 14. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1931. De izquierda a derecha: Enriqueta Casas, Justa Balló, Conxa Guarro, Anna Maria Gay, M. Dolors Carré, Montserrat Ribalta e Isabel Iglesias (1931, fondo Joana Casals, AFBD)

Figura 14. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1931. De izquierda a derecha: Enriqueta Casas, Justa Balló, Conxa Guarro, Anna Maria Gay, M. Dolors Carré, Montserrat Ribalta e Isabel Iglesias (1931, fondo Joana Casals, AFBD)

 

En 1932, que es el último año de las estancias en Escornalbou, también hay una gran expedición, de 52 excursionistas, que visita los monasterios de Santas Cruces y Poblet; la forman alumnas de los tres cursos de la Escola acompañadas de los profesores Bohigas, Massó i Torrents, Olivar, Petit, Soldevila, Riba y su mujer Clementina Arderiu, y la secretaria, Joana Casals. De esta excursión multitudinaria no ha quedado ningún documento gráfico, pero Casals hace un resumen muy completo en su diario (26 de mayo, 1932); destaco el retrato que da del venerable restaurador de Poblet: "El senyor Toda, carinyós, trist i vell, ens rep amb aquell aire entre afectuós i condescendent, de senyor feudal".
 

Figura 15. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1932. De izquierda a derecha: el nieto de Toda, Eduard Toda Oliva, Josefina Sampere, una alumna no identificada, Eduard Toda, Carme Matas (?), Lluïsa Ganzenmüller, Rosa M. Tresserra (?), dos alumnas no identificadas y Joaquim Guitert (AFBD)

Figura 15. Excursión de las alumnas al castillo de Escornalbou en 1932. De izquierda a derecha: el nieto de Toda, Eduard Toda Oliva; Josefina Sampere; una alumna no identificada; Eduard Toda; Carme Matas (?); Lluïsa Ganzenmüller; Rosa M. Tresserra (?); dos alumnas no identificadas, y Joaquim Guitert (AFBD)

 

Además de las visitas colectivas a Escornalbou, hay constancia de que alguna alumna se había alojado en el castillo con el objetivo de ayudar a Toda en la tarea de ordenar y elaborar la Bibliografia espanyola d'Itàlia. Así lo hicieron las hermanas reusenses Dolors y Elisa Pujol Solanellas, que habían empezado la carrera de bibliotecaria en la Escuela Superior para la Mujer en 1927, en la modalidad de enseñanza libre, y que no acabaron los estudios.20 Posteriormente, la alumna Dolors Ferré Florido, que era de Mont-roig del Camp, también pasó algunos días en Poblet cuando, el 1933, preparaba el trabajo de final de carrera dedicado a la bibliografía de Eduard Toda y Güell, y volvió posteriormente para completarla.21 Quizás fue por estas experiencias que, cuando Toda trabaja en la ordenación de la biblioteca monástica, tiene la idea de pedir a Rubió la ayuda de las alumnas, de forma que, en enero de 1934, empieza una nueva modalidad de estancias de quince días en el monasterio en pequeños equipos de dos alumnas, que gestiona la secretaria Joana Casals con la supervisión de Rubió. Casals habla a menudo de ellas en su diario, puesto que tiene que hacer filigranas para no perjudicar el trabajo de las alumnas de tercer curso que son las que van al monasterio. Sin embargo, el último curso de la carrera tiene pocas clases y muchas prácticas, tanto en bibliotecas como en la Escola, en el Seminario que dirige el director, y esto facilita que puedan trabajar en Poblet. De las tareas que llevan a cabo hablan las mismas alumnas en las cartas que escriben a la secretaria y al director. En general, dedican una semana a catalogar libros de la biblioteca reunida por Toda; la otra semana restauran documentos. En algún caso, aprovechan la estancia en el monasterio para avanzar en el trabajo de final de carrera, como hace Montserrat Pujol y Balsa que elabora una bibliografía sobre Poblet. Por supuesto, también se dedican a descubrir y admirar los rincones del cenobio y las cercanías, y de vez en cuando hacen algún trabajo imprevisto.

Aquesta setmana l'hem dedicada a catalogar i la pròxima, ens ha dit D. Eduard, que restaurarem un dels famosos Peres d'Aragó de la seva col·lecció. A més, la Montserrat està força contenta perquè la seva tesi avança molt; una part de la tarda vol D. Eduard que la dediquem a escorcollar llibres i prendre notes per a la tesi, per cert que aquest treball ens permet veure llibres i documents molt curiosos". (Montserrat Pujol i Maria Prats, Carta a Jordi Rubió, 24 de gener, 1936). 

"Amb tot això, agafem una gana terrible i sort que el Sr. Toda té un rebost exemplar, al qual nosaltres fem sovint els honors q[ue] es mereix. I, com q[ue] a més d'un rebost modèlic té una amabilitat inexaurible amb nosaltres, fa q[ue] ho passem bé de debò. ... Dimarts a la tarda i ahir, matí i tarda, vàrem treballar: cataloguem —autors i títols—i passem al registre; els darrers dies em penso q[ue] restaurarem algun llibre. També ens ha estat confiada la decoració, amb flors i plantes, de l'altar de l'església gran per un casament de luxe que s'hi ha de celebrar dijous vinent. (Francesca Anglada, Carta a Jordi Rubió, 9 de abril, 1936).

Guardarem un bon record de Poblet i gosaríem dir que només per a venir-hi aquests quinze dies ja val la pena haver estudiat per Bibliotecàries. (Rosa Granés y M. Felipa Espanyol, Carta a Joana Casals, 8 de dicembre, 1936).

Los viajes a Poblet continúan hasta entrada la guerra; la última carta de alumnas que se conserva es la firmada por Rosa Granés i M. Felipa Espanyol, de 8 de diciembre de 1936.22 Pero todavía el 17 de enero de 1937 Toda escribe a Joana Casals para comunicarle que aquel día salen de Poblet dos alumnas, y que de momento tendrían que suspender los viajes hasta que se regularice el servicio del ferrocarril.23

Volviendo a la asignatura que Toda impartió en la Escola, inicialmente se denominó Biblioterapia, y a partir de 1930 recibió el nombre de Restauración de Libros —o Reparación de Libros, como consta en las notas de clase de Rosa Leveroni (1933)—; con un tono desenfadado, él mismo habla de la clase de bugada de papers (colada de papeles) o de bugades literàries (coladas literarias) en las cartas a Duran y Sanpere y a Joana Casals, cuando le pide que haga el favor de "tocar ‘llamada y tropa'" porque pasará unos días en Barcelona y, por lo tanto, se retoman las clases. La asignatura tenía dos partes diferenciadas: por un lado, como se deduce de las notas de clase de Rosa Leveroni (1933) conservadas en la Biblioteca de Catalunya, consistía en unas breves sesiones teóricas con nociones sobre la estructura física del libro, la comprobación de las páginas, la composición de los diferentes tipos de papel, los métodos más adecuados para tratarlos y los daños usuales en los documentos; por otro lado, en las sesiones prácticas aprendían a descoser y desmontar los libros, a lavar las hojas, sacar las manchas, encolarlas y montar de nuevo los libros. Quizás era osado por la poca experiencia de las alumnas, pero trabajaban con material bibliográfico de la Biblioteca de Catalunya que les proporcionaban Jordi Rubió i Pere Bohigas, conservador de la Sección de Manuscritos.
 

Figura 16. Notas de Rosa Leveroni de la asignatura impartida por Eduard Toda (1933, Biblioteca de Catalunya, mss. 3.330)  

Figura 16. Notas de Rosa Leveroni de la asignatura impartida por Eduard Toda (1933, Biblioteca de Catalunya, mss. 3.330)

 

Inicialmente, la Escola tiene unas instalaciones para las prácticas muy elementales, pero pronto se monta un laboratorio de restauración con el material técnico necesario y con pilas de agua corriente, que queda listo el curso 1931–1932.24 Del diario de Joana Casals se deduce que ella misma gestiona el día a día del taller y se encarga de la compra de material; también controla y asesora el trabajo de las alumnas cuando el profesor está ausente. Además, Casals trabaja, al margen de las clases y con alguna bibliotecaria —M. Àngels Royo, Enriqueta Casas, M. Cinta Muntalà, etc.—, en la restauración de documentos, en parte con la supervisión de Toda y en parte aprendiendo a base de ensayos y errores. Esta actividad, que en general se realiza para la Biblioteca de Catalunya pero también para algún particular, se mantiene hasta el final de la guerra:

El laboratori rendeix força. Aquest estiu n'han sortit 5 llibres relligats i tenint en compte que el que en diem estiu escolar, ha estat molt curt, és molt. N'hi ha 5 o 6 a mig fer. El Pere Serafí que arregla la Muntalà (la Royo no treballa ni agost ni setembre) queda molt bé. Unes relligadures que arreglàvem les tinc aturades. Estava massa rendida per a poder-hi treballar (Casals, entrada de 7 de setiembre de 1938).
 

Figura 17. Laboratorio de restauración en los locales de la escuela en la Casa dels Canonges (1932? AFBD)

Figura 17. Laboratorio de restauración en los locales de la Escola en la Casa dels Canonges (1932? AFBD)

 

Las prácticas de las alumnas y el trabajo adicional que se hacía en el laboratorio para restaurar materiales de la Biblioteca de Catalunya, puso en evidencia que la entidad necesitaba personal especializado en las técnicas de restauración. Por ello, cuando el curso 1934–1935 se convocan unas becas para que las antiguas alumnas de la Escola amplíen la formación en el extranjero, Ascensión Zamorano, que se había graduado en 1933 y que había trabajado en el laboratorio de manera voluntaria, obtiene una de las becas para estudiar restauración en la Biblioteca Vaticana. A partir del otoño de 1939, Zamorano se encarga de las clases de restauración de la Escola, trabaja como restauradora para la Biblioteca de Catalunya y dirige el laboratorio que compartirán las dos instituciones hasta entrados los años ochenta del siglo pasado.

Toda continuó dando clase en la Escola de Bibliotecàries en sus estancias en Barcelona hasta junio de 1937. El 12 de aquel mes, escribía a Joana Casals para expresar su tristeza por la muerte de Antoni Rubió i Lluch; también le decía que, recuperado de su resfriado, estaba a punto de viajar a Barcelona para las clases. Sobre todo por el contenido y el tono de la primera parte de la carta vale la pena transcribirla, por el sentimiento de amistad que manifiesta por la pérdida del último amigo de aquella generación que, de jóvenes, se reunía alrededor de Víctor Balaguer:

Sta Joana Casals
Ma bona amiga: sa carta m'ha portat la trista nova de la mort del Sr. Rubió i Lluch, que he sentit de cor, doncs era un de mos mes vells amics. El vaig coneixer fará uns sexanta anys a Vilanova i Geltrú, junt amb el seu pare l'ilustre Rubió i Ors. ¡Com passen les gents i 'ls temps! D'aquella gran colla d'amics que rodejavem a Balaguer als inicis de sa Biblioteca Museu, crec que ja sols quedo yo.
Vaig passar l'importu refredat de la setmana anterior i estic en disposició d'anar a Barcelona quan en Guitert em vinga a buscar, doncs ell m'ha resolt la questio d'allotjament. Vegil o envieli al dispensari Duran i Bas tot dientli que l'espero, o al menys que espero el auto.
I vindré desseguida.
Sempre seu millor amic,
E. Toda

El curso siguiente interrumpe la docencia porque la tarea de protección del patrimonio que lleva a cabo en Poblet requiere su presencia, y también porque la edad avanzada, la salud delicada y las circunstancias bélicas le impiden trasladarse regularmente a Barcelona. En una amable carta de 9 de julio de 1938, Rubió le explica que Emili Brugalla ha dado un cursillo de encuadernación para suplir sus clases, y ahora le pide la conformidad para considerar aprobadas de Restauración a las alumnas que han superado las pruebas del curso. Aprovecha la carta para hablarle de unos libros de la Bibliografia espanyola d'Itàlia que no han llegado a la biblioteca y en la correspondencia posterior comentan los libros y la documentación reunidos en Poblet como parte de la tarea de protección del patrimonio. A pesar de las dificultades que tiene que afrontar a solas en el monasterio cuando ya no le quedan muchas energías, Toda permanece fiel a los ideales a los que ha dedicado los últimos veinte años de su vida; por ello continúa pensando en los libros que pueden ser útiles a la Biblioteca y permanece en Poblet hasta el final de la guerra para proteger su obra de tantos años. Luis Monreal y Tejada (1999, p. 188–189), que estuvo a cargo de la recuperación del patrimonio artístico junto a los vencedores, lo retrata con una imagen que va más allá del señor feudal, sugerida por Joana Casals, para acercarlo a los antiguos condes catalanes:

En enero de 39, al aproximarse las tropas nacionales a Tarragona, un par de agentes de Recuperación Artística, no recuerdo quienes, entraron en Poblet y hallaron un remanso de paz, en el que les recibía un anciano correctísimo y distante con perfecta cortesía. No hablaba de guerra ni parecía depender de nadie. Él estaba allí gratia Dei, como aquellos antiguos nobles catalanes que se titulaban condes por la gracia de Dios, pues consideraban que lo eran antes de que hubiera reyes para poder nombrarlos. El Poblet de Toda no pertenecía al mundo ni al tiempo. (p. 188–189)

Toda ya no se movió de Poblet y, después del proceso de depuración impuesto por el régimen franquista, conservó el cargo de presidente del Patronato —sus dotes diplomáticas debían formar parte de su genética.25 Aún consiguió la restauración monástica con la llegada de cuatro monjes italianos del Císter antes de morir el 26 de abril de 1941. Siguiendo su voluntad, fue enterrado en el mismo monasterio.

Respecto a su relación con la Escola de Bibliotecàries de los años treinta, Toda contribuyó a aquel toque que la institución tenía de especial con las excursiones a Escornalbou y las estancias en Poblet. Además, entre el uno y la otra siempre hubo respeto y consideración. En la penúltima entrada de su diario, Casals lo recuerda de manera emotiva custodiando el Poblet que había rescatado: "El monestir de Poblet no sé pas si encara és nostre. El Sr. Toda no l'ha volgut abandonar. Pobre Sr. Toda! Estava segura de que ell ho faria així, però temo que haurà patit molt i que encara haurà de patir més" (10 enero 1939). A su vez, en la última carta al amigo Duran y Sanpere (Gonzalvo, 2001, carta 82, p. 93–94), Toda también tiene un recuerdo amable hacia la Escola y sus alumnas; sabiendo que Duran ha sido nombrado profesor de la entidad, le dice: "Ya sabia qu'erau a l'Escola de bibliotecàries, on crec y desitjo seguireu. En general son molt bones noyes, y les antigues es segur vos parlaran de mi". Las visitas a Escornalbou y Poblet quedaron impresas en la memoria de las alumnas y el archivo de la Facultat de Biblioteconomia i Documentació de la Universitat de Barcelona conserva un buen número de documentos, escritos y gráficos, de una relación enriquecedora y llena de afecto.26

 

Fuentes documentales

La mayoría de los documentos de archivo citados en el artículo forman parte del archivo de la antigua Escola de Bibliotecàries conservado en la Facultat de Biblioteconomia i Documentació como parte del Arxiu Històric de la Universitat de Barcelona. Pertenecen a las series Correspondencia, Cuentas y Facturas.

 

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Ruiz i Porta, Juan (1927). "El señor Toda y el castillo de Escornalbou". Barcelona atracción, vol. 17, núm. 187,
p. 24–28.

Sardà i Vidal, Anna (1983). "Història del Laboratori de Restauració de la Biblioteca de Catalunya (1923–1976): memòria de final de carrera presentada a l'Escola de Biblioteconomia i Documentació de Barcelona, convocatòria de febrer de 1983".

Vidal, Plàcid (1972). El convencionalisme de la vida. Barcelona: Fundació Salvador Vives Casajuana.

 

Notas

1 El texto del artículo es una versión ampliada de la conferencia impartida por la autora en la Biblioteca Xavier Amorós de Reus en septiembre de 2016 en el marco del Any Toda organizado por el Ayuntamiento de Reus con la colaboración de la Diputación de Tarragona y la Generalitat de Catalunya.

2 Las monografías de Fort i Cogul (1975), Gonzalvo (2001, 2005), Gort (2015) y Massó i Carballido (2010), que figuran en la bibliografía, así como otros trabajos de estos autores son una pequeña muestra de la bibliografía sobre el personaje.

3 En el catálogo en línea de la Biblioteca de Catalunya el término Col·lecció Toda, como palabra clave, recupera 3.087 registros que corresponden a la Colección Bibliografía Española de Italia (BEI). Evidentemente, el término Col·lecció Toda es ambiguo, puesto que sugiere un conjunto más amplio que el de la BEI, la cual se conoce por este nombre. Del conjunto de la Colección Elzeviriana y de otras numerosas piezas que el mecenas dio a la Biblioteca en los años veinte del siglo xx, no he sabido encontrar ningún rastro en el catálogo —solamente si incluyen alguno de sus ex-libris, la marca se hace constar en una nota que no se puede recuperar (ni tanto sólo en búsquedas por palabras clave). En cambio, si en la sección Fondos y colecciones del web de Biblioteca, se busca por Toda, Eduard, se accede a la descripción de todos los libros de las colecciones BEI y Elzeviriana, a una colección de carteles políticos ingleses, y al inventario de los manuscritos de Toda que se conservan en la Biblioteca. Todo correcto, claro está, pero se echa en falta el acceso a estas colecciones y al resto de materiales de la misma procedencia desde el catálogo, ya que es ahí donde los buscará el usuario (al menos el usuario tradicional).

Una vez el artículo en prensa, y como resultado de correos enviados a la BC sobre el acceso a las donaciones de Toda, Núria Altarriba, directora de la Unitat Bibliogràfica, me comenta que han complementado el acceso a las colecciones del mecenas con los encabezamientos adicionales siguientes: Col·lecció Elzeviriana; Col·lecció de manuscrits Eduard Toda y Col·lecció de cartells polítics anglesos.

4 Para una descripción de la Colección Elzeviriana, véase Butlletí de la Biblioteca de Catalunya, vol. 6 (1920–1922),
p. 395 y también Bohigas, 1968, p. 95–96.

5 En 1930, ya antes de la quiebra del Banc de Catalunya que tendría lugar en 1931 y cuando estaba a punto de constituirse el Patronato de Poblet, del cual sería presidente, el monasterio se convirtió en la prioridad de Toda. En mayo de aquel año ya consideraba la posibilidad de vender partes de la colección italiana para dedicar las ganancias a la reconstrucción de Poblet; así lo expresaba en una carta a Duran y Sanpere de 17 de mayo de 1930:

"He fet un requento de la llibreria italiana, y entre sos 3.000 vols, n’hi trobo 50 tassats a mil pelas cada un. Es la xifra que necessito pera netejar, consolidar y restaurar desde las torres reyals fins a la habitació del Mestre de Novicis.
No cregau que això sia cap alusió indirecta, reclam, ni indicació de rés. Senzillament resumeix un càlcul fet de nassos al planol d’aquella part de las murallas interiors de Poblet". (Gonzalvo, 2001, p. 48, carta 21)

Con la creación del Patronato, consiguió ayudas de las administraciones para la restauración del recinto.

6 Para una descripción de la Colección Bibliografia Espanyola d’Itàlia, véase Bohigas, 1968, p. 96–98.

7 Fort i Cogul (1975). En los capítulos sobre la China, Egipto y Cerdeña el autor habla con bastante detalle de estos hallazgos y de su destino. Para las donaciones a la Biblioteca Museu de Vilanova, sobre todo las relativas a piezas museísticas, véase Comas i Güell (2007). Para la adquisición y el destino de las actas de los parlamentos sardos, véase Gudayol (2016).

8 Fort i Cogul (1975, p. 114–115) y Gort (2015, p. 217–218) apuntan que, según Ruiz i Porta, una tercera parte de la Biblioteca de Vilanova fue probablemente donativo de Toda; sin embargo, este autor no menciona en su artículo de 1927, la Biblioteca Museu. Por su parte, Comas i Güell (2007, p. 179–180) habla de manera imprecisa de los donativos bibliográficos de Toda.

9 En la Memòria de la catalogació del Fons Toda de la Biblioteca del Centre de Lectura (1984), Terrades anota que el número de libros que pertenecieron a Toda es, con toda seguridad, de 1.100, probablemente los que incluían alguno de sus ex-libris. Pero forzosamente tenían que ser más, porque aparte de los 2.000 que dona cuando se inaugura el nuevo edificio, a menudo envía a la institución alguna caja de libros. En 1935, cuando intenta que regresen a Poblet algunas piezas que se conservan en el Centre de Lectura, se lamenta de que nadie recuerde sus generosos donativos a la entidad (Gonzalvo, 2005, p. 101, carta 39 a Salvador Vilaseca).

10 Fort i Cogul (1975, p. 115–117) reproduce cartas de Toda al abad Marcé, así como un fragmento de la crónica de Montserrat publicada en Analecta Montserratensia en los cuales se hace referencia a la temática y el volumen del donativo.

11 Gonzalvo (2001, p. 15) menciona unos 6.000 libros extranjeros de tema hispánico más toda la documentación de Domènec Badia. Ruiz i Porta (1927, p. 28) da la cifra de 7.000 volúmenes y Fort i Cogul (1975, p. 117–118) calcula el donativo en 8.000 volúmenes. El articulo "Llegat Toda" de la Viquipèdia, concreta mucho más los donativos de Toda al Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona —en este caso el artículo de Viquipèdia parece fiable y su tono muestra que podría estar redactado por personal del archivo o por algún experto conocedor del tema de primera mano.

12 Fort i Cogul (1975, p. 115) habla de la biblioteca popular de Tarragona y no de la Provincial y dice que el fondo donado incluía una buena selección de títulos de temática local, arqueológica, histórica y literaria; Gort (2015, p. 227), que se refiere a la Biblioteca Provincial, añade que no se puede confirmar el donativo exacto porque el fondo no está identificado. Actualmente, los materiales bibliográficos de la antigua biblioteca popular están integrados en la Biblioteca Pública Provincial de Tarragona.

13 Ruiz i Porta (1927, p. 28) y Fort i Cogul (1975, p. 115) aproximan el donativo a 8.000 y 9.000 volúmenes respectivamente; Gort (2015, p. 225–226) habla de 1.700 volúmenes identificados, e Isabel Juncosa, bibliotecaria del Il·lustre Col·legi d’Advocats de Barcelona, que actualmente trabaja en la Colección Toda de la entidad me comenta que probablemente el donativo fue de un máximo de unos 1.500 volúmenes,

14 Toda tampoco conservó la colección de condecoraciones con que lo habían honorado; en este caso, en 1919, las dio al santuario de la virgen de la Misericordia de Reus, donde se conservan. Fort i Cogul (1975, p 111–112) relaciona las piezas donadas, que eran de oro y piedras preciosas. En 2016 la colección se ha podido ver en la exposición Eduard Toda i Güell (18551941): de Reus al món, en el Museu de Reus.

15 Si no se indica lo contrario, las cartas citadas de aquí en adelante proceden de la serie Correspondencia del archivo de la Facultat de Biblioteconomia i Documentació de la Universitat de Barcelona.

16 Las cartas del archivo de la Facultat de Biblioteconomia i Documentació de la Universitat de Barcelona sobre las excursiones al castillo se interrumpen en 1931. Joana Casals habla en su diario de la estancia en Escornalbou de las alumnas revalidadas en 1932, que fue el último año de la visita colectiva; así mismo, se conserva una fotografía de la visita.

17 Fort i Cogul (1975, p. 156–160). Fort dedica unas páginas a las estancias de las alumnas en Escornalbou. La información es bastante cuidadosa, pero contiene algunas imprecisiones o inexactitudes, como por ejemplo en qué momento Toda pasa a ser profesor del centro.

18 Sardà (1983, p. 10) anota que no se sabe dónde había adquirido sus conocimientos de restauración, però en las conversaciones que tuve con Joana Casals cuando escribía la tesis doctoral, comentó que probablemente fue en Italia donde aprendió nociones de aquella técnica (Estivill, 1992, p. 261, nota 224).

19 Aquel verano de 1931, las alumnas Justa Balló e Isabel Iglesias obtuvieron las dos primeras becas que la Generalitat concedía a alumnas de la Escola con la finalidad de hacer breves estancias en alguna institución bibliotecaria extranjera. Ambas asistieron al congreso anual de la Library Association que tuvo lugar en Chetelham, Inglaterra (Estivill, 1992, p. 300).

20 Fort i Cogul (1975, p. 156–157) anota que las dos hermanas se alojaron varias veces en el castillo entre 1927 y 1931 con el objetivo de ayudarle a redactar las fichas de la bibliografía. Años después, Dolors Pujol, que trabajaba en la biblioteca del Centre de Lectura, publicó la Bibliografia de l’il·lustre reusenc Eduard Toda i Güell (1965).

21 En una carta a Jordi Rubió de 24 de agosto de 1937, Dolors Ferré Florit le comenta que un par de años atrás había ido a Poblet para ir completando la bibliografía de Toda, que había empezado a elaborar como tesina. Le envía el texto actualizado para que le diga si se puede publicar. El trabajo no vio la luz hasta 1952, cuando lo publicó la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense.

22 Poco después, Granés y Espanyol, ya bibliotecarias, trabajan en el Servei de Biblioteques del Front.

23 La relación de Toda con algunas de sus antiguas alumnas continúa viva una vez terminan los estudios; así, en una carta del 12 de setiembre de 1937, le comenta a Joana Casals: “Les bones amiguetes Casas, Guarro i Carré —las tres habían acabado la carrera en 1931— volien passar un parell de dies aquí [a Poblet], i excuso dirli si les hauria rebut amb la millor voluntat. No puc fer-ho inmediatament per raó dels queviures, cada dia mes escassos, però crec i desitjo que aviat les podré convidar a tota una setmana, mínim de temps normal per gaudir de Poblet. Si vosté les acompanyés fora encare millor”. Es muy posible que las tres bibliotecarias no viajaran a Poblet aquel otoño, pero sí que había la voluntad de hacerlo —también por parte de Toda.

24 Para la creación y el desarrollo del laboratorio de restauración, véase Sardà (1983). En el archivo de la antigua Escola se conservan todas las facturas del material de las prácticas y las de las obras realizadas para la instalación del laboratorio en 1931–1932.

25 Como ejemplo de esta característica del personaje, también se pueden mencionar las excelentes relaciones que mantuvo con los directores y el profesorado de la Escola de la Mancomunitat, la de la dictadura y la de la Generalitat; de hecho, fue el único profesor que iniciando la relación con la Escola de la primera etapa, aunque fuera como conferenciante, la mantuvo activa y afable hasta el final de la guerra, y si no formó parte del claustro de profesores de la postguerra, fue porque la edad avanzada iba en su contra.

26 La mayoría de las fotografías que se conservan en el archivo de la antigua Escola de Bibliotecàries en la Facultat de Biblioteconomia i Documentació de la Universitat de Barcelona de las excursiones a Escornalbou y Poblet forman parte de la colección Fotografies de l’Escola de Bibliotecàries, publicada en la Memòria digital de Catalunya (Estivill, 2015). La búsqueda en la colección mediante el término Escornalbou recupera un total de 66 fotografías relativas a las excursiones de las alumnas al castillo, y un par más de fotografías de Poblet. Así mismo, buscando por Poblet se recuperan tres fotografías de una excursión al monasterio de un grupo de bibliotecarias de las bibliotecas de Tarragona. Una parte de estas fotografías pertenecía al archivo de la Escola, pero otra parte importante procede de donativos, el más importante de los cuales fue el de Joana Casals; consistió en la donación de un pequeño álbum de un centenar de fotografías con imágenes de algunas de las excursiones a Escornalbou y de un buen número de las excursiones organizadas por la Agrupació Escola de Bibliotecàries o por las alumnas en los años treinta; el donativo tuvo lugar a finales de los años ochenta, cuando la autora de este trabajo tuvo relaciones con Casals a raíz de la elaboración de su tesis doctoral sobre la Escola de Bibliotecàries. Más recientemente, Rosa Maria Piquer Pomés y M. Lluïsa Ferreres Balañà, hijas, respectivamente, de Carlota Pomés y Maria Balañà, han cedido a la Facultat de Biblioteconomia i Documentació alguna fotografía de sus fondos personales con imágenes de las excursiones a Escornalbou y Poblet, y Maria Carme Illa ha donado diversos clichés correspondientes a la excursión a Escornalbou de 1931 que procedían del fondo de Joana Casals.


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