BID: textos universitaris de Biblioteconomia i Documentació

Número 2, març 1999


La enseñanza de la Biblioteconomía y la Documentación en la universidad española a finales de los noventa1
Ernest Abadal
Concepció Miralpeix

Escola Universitària de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona
abadal@fbd.ub.es; miralpei@fbd.ub.es

Resumen

Se describe la situación actual de la formación universitaria en Biblioteconomía y Documentación en España y las tendencias a considerar a corto y medio plazo para asegurar que las titulaciones de biblioteconomía y documentación sigan manteniendo una presencia notable en la universidad española. En la primera parte del texto se describe el estado actual de la formación universitaria en todos los ciclos (diplomatura, licenciatura y tercer ciclo), y también la presencia de la biblioteconomía y documentación en otras titulaciones. Se destacan especialmente los problemas relacionados con el descenso del número de matriculaciones. En la segunda parte se hace incidencia las orientaciones que se consideran clave para mantener las titulaciones al máximo nivel: internacionalización, enseñanza a distancia, e integración o convergencia con la archivística. Finalmente, en las conclusiones se destaca la necesidad de planificar adecuadamente la diplomatura y la licenciatura y en la importancia de establecer mecanismos de cooperación interuniversitaria, y también entre las universidades y las asociaciones de profesionales, y las organizaciones públicas y privadas.


Introducción

Desde hace años, la formación es uno de los temas estrella de las reuniones científicas de biblioteconomía y documentación que se realizan en España. Basta repasar las actas de las sucesivas ediciones de las Jornadas Españolas de Documentación Automatizada (JEDA) para constatarlo fehacientemente2. Con su lectura podemos comprobar, entre otras cosas, cómo han ido variando los temas de interés a medida que se avanzaba en la aprobación y la reforma de las titulaciones universitarias, y también podemos tener una imagen suficientemente clara de la evolución en este ámbito.

En las 1as Jornadas (Madrid, 1984) se dedicó la primera de las cuatro sesiones a la "Formación de profesionales" con lo cual quedaba claro que éste era uno de los temas de preocupación en aquel momento. En las cinco comunicaciones presentadas se percibe la ausencia de un eje temático claro que las agrupe, lo cual es comprensible si tenemos en cuenta que se trataba de la primera reunión científica de una área que iniciaba su expansión en España. Los textos mostraban diversos puntos de vista sobre aspectos concretos de la formación: la situación en las facultades de ciencias de la información (Fuentes, 1984) (Caridad, 1984), el perfil del profesional de la documentación (Coll-Vinent, 1984), la opinión de la Subdirección General de Bibliotecas (Delgado, 1984) y, finalmente, la presencia de la teoría de sistemas en los planes de estudios (Rodríguez, 1984).

Dos años más tarde, en las 2as Jornadas (Torremolinos, 1986), la formación vuelve a tener un lugar destacado con una sección propia en la que se presentan una ponencia y siete comunicaciones. En este caso, el objeto central de la reflexión es la petición de creación del segundo ciclo universitario. La ponencia (Mayol, 1986) tenía por objetivo presentar diversas opciones, dentro del marco de la Ley de Reforma Universitaria (LRU), aprobada tres años antes, para permitir la presencia de los estudios de Biblioteconomía y Documentación en todos los ciclos universitarios. En la primera parte se presenta un estudio del mercado de trabajo (tipología de profesionales, etc.), y, en la segunda parte, se defiende la instauración del 2º ciclo universitario. Las autoras no obvian la disyuntiva que sobre la formación superior existía en aquel momento: la realización de cursos de postgrado (opción defendida, entre otros, por José R. Álvarez-Ossorio) o la creación de un segundo ciclo como vías más idóneas para asegurar una formación de nivel superior. En su opinión, el postgrado ha de complementar y no sustituir al segundo ciclo. Por su parte, las comunicaciones describían experiencias de formación en diversos centros universitarios como la Escuela de Documentalistas de la Universidad Complutense de Madrid (Caridad, 1986), la Escuela de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Granada (Montes, 1986) (Ruiz, 1986), y también en centros no universitarios del área iberoamericana como el CREI, Centro Regional para la Enseñanza de la Informática (Molina, 1986). La descripción del (nuevo) perfil del profesional era objeto de otros dos textos (Bustelo, 1986) (Aguado, 1986).

Las 3as Jornadas (Mallorca, 1990) fueron, seguramente, las que hasta ahora han prestado una mayor atención al tema. Los ejes del estudio de las tres ponencias presentadas fueron la formación continua (Colomer, 1990) (Villagrá, 1990) y, otra vez, la licenciatura (Fuentes, 1990) que en aquel momento estaba aún pendiente de su aprobación definitiva (no se produjo hasta 1992). El último texto pedía la rápida instauración de la licenciatura aunque no se dispusiese de un consenso absoluto respecto al nombre y a sus contenidos.

Las 4as Jornadas (Gijón, 1994) han sido, hasta ahora, la única edición sin ninguna sesión específica sobre formación. Aún así, se presentaron tres comunicaciones, una relacionada con la formación continua (Merlo, 1994), otra con la formación universitaria de los catalogadores (Frías, 1994) y otra que describía y analizaba los primeros planes de estudio de la licenciatura que aquel año comenzaba su singladura en diversos centros (Cid, 1994).

En las 5as Jornadas (Cáceres, 1996) se debatió nuevamente la cuestión. En esta ocasión, la ponencia (Espelt, 1996) volvió a versar sobre las titulaciones (la diplomatura y la licenciatura) aunque esta vez el objeto de estudio eran los contenidos detallados de los planes de estudio de las diplomaturas y las licenciaturas impartidas en España. Paralelamente se presentaron diez comunicaciones centradas en aspectos más concretos: la enseñanza de la gestión (Massísimo, 1996), el practicum (Chaín, 1996), la formación de archiveros (Moro, 1996), y la certificación de profesionales (Román, 1996), entre otros.

Para no perder las buenas costumbres, el comité científico de estas 6as Jornadas ha considerado conveniente seguir manteniendo una sesión centrada en la formación. De hecho, la adecuación de la decisión queda avalada no tan sólo por la tradición sino también por los múltiples y continuos cambios producidos en el área de formación en los 14 años que nos separan de las 1as Jornadas.

En la actualidad, ya están desplegados todos los ciclos universitarios y se dispone, por tanto, de una cierta perspectiva. Es por ello que no podemos reclamar la concesión de ninguna nueva titulación como sucedió en Torremolinos (1986) o en Mallorca (1990) con la petición del segundo ciclo, ni tampoco volver a analizar unos planes de estudio como se hizo en Cáceres (1996) recientemente. Hasta ahora hemos vivido una etapa caracterizada por un despliegue continuo (presencia de la biblioteconomía y documentación en todos los ciclos universitarios) y una expansión incesante (no hay año en que no se ponga en marcha, en algún lugar de España, una nueva titulación). A nuestro modo de ver, ambas tendencias están tocando a su fin. El presente texto tiene un doble propósito: por un lado, intenta describir la situación actual de las titulaciones para mostrar que, en algunos casos, este doble crecimiento (despliegue y expansión) se está agotando y, por otro lado, intenta destacar aquellas tendencias que consideramos que han de ser cultivadas para que las titulaciones de biblioteconomía y documentación sigan manteniendo una presencia notable en la universidad española. Así pues, queremos describir el escenario en el que consideramos que se va a mover la formación universitaria en biblioteconomía y documentación a corto y medio plazo.

Para completar el discurso hemos elaborado un cuestionario que ha sido remitido a todos los centros universitarios españoles en los que se imparte alguna titulación en Biblioteconomía y Documentación. En líneas generales, pretende recabar información sobre matriculación y preinscripción (referidos a todas las titulaciones), experiencias de enseñanza a distancia, formación permanente, cooperación internacional, cooperación interuniversitaria y valoración sobre la licenciatura. Hemos obtenido respuestas de prácticamente todos los centros (14 centros de un total de 15) aunque, en algunos casos, no se hayan facilitado datos sobre todas las cuestiones planteadas.


I. SITUACIÓN ACTUAL DE LAS TITULACIONES

En esta primera parte del texto describimos el estado actual de la formación universitaria en todos los ciclos (diplomatura, licenciatura, tercer ciclo), y también la presencia de la Biblioteconomía y Documentación en otras titulaciones. De cada uno de los niveles destacamos lo que consideramos orientaciones estratégicas para poder afrontar con las máximas garantías los cambios que se están produciendo en la formación universitaria y su adaptación, en la medida de lo posible, a las exigencias de la sociedad y del mercado de trabajo.


1. Diplomatura

Prudence Dalrymple, director de la Oficina de Acreditación de la American Libraries Association (ALA), en un texto publicado en American libraries (Dalrymple, 1997), nos describe la evolución y la situación actual de la enseñanza en biblioteconomía y documentación en los EUA y Canadá en los últimos treinta años. Ofrece datos cuantitativos referidos a diversos aspectos: número de programas acreditados (hay que recordar que la ALA acredita los programas formativos de las escuelas), número de escuelas y número de alumnos. El artículo expone los altibajos que ha sufrido la formación en América del Norte en estos treinta años de referencia: a mediados de los setenta la formación se encontraba en su máximo esplendor (es decir, contaba con un mayor número de alumnos y programas acreditados), a mediados de los ochenta se pasó el peor momento (cierre de escuelas, cancelación de programas, descenso importante de alumnos) y, finalmente, a mediados de los noventa se ha iniciado una recuperación importante aunque sin llegar a las cifras de los setenta. A pesar de que no se extiende en el análisis de estos ciclos se trata de un texto muy ilustrativo para conocer la evolución de la formación en el área geográfica de más tradición.

Aunque no disponemos aún de una perspectiva histórica tan amplia3, si hiciésemos un estudio similar referido a la realidad española (formación a nivel de diplomatura) nos encontraríamos con un escenario muy diferente. Dejando aparte el hecho de que en España no está implantado el sistema de acreditación de programas por parte de las asociaciones de profesionales, lo que más sorprendería sería comprobar que aquí no se han producido altibajos como en América del Norte sinó que, más bien, la formación de profesionales la podemos representar, hasta el presente, como una línea en continuo crecimiento. No tan sólo no se ha cerrado ninguna escuela, sinó que se está viviendo aún un proceso de expansión continuada que no parece remitir, al menos por el momento.

A continuación, vamos a analizar dos variables que nos permitirán ver la evolución de la diplomatura: el número de centros y plazas (oferta) y el número de alumnos (demanda).


Oferta

Como podemos comprobar en la tabla 1, la diplomatura puede cursarse actualmente en trece centros repartidos de forma desigual por la geografía española y con una cierta disparidad entre sí (escuelas de biblioteconomía y facultades de distinto signo).

Tabla 1. Centros que imparten la diplomatura en el curso 1998-99 y proyectos de nueva creación4

Universidad

Centro

Inicio

Barcelona

Escola Univ. de Biblioteconomia i Documentació

1915

Carlos III

Fac. Humanidades, Comunicación y Documentación

1990

Complutense

Escuela Univ. de Biblioteconomía y Documentación

1990

A Coruña

Fac. Humanidades

1996

Extremadura

Fac. Biblioteconomía y Documentación

1994

Granada

Fac. Biblioteconomía y Documentación

1983

León

Fac. Filosofía y Letras

1991

Murcia

Fac. Ciencias de la Documentación

1988

Salamanca

Fac. Traducción y Documentación

1987

San Pablo

Fac. Humanidades

1994

València

Fac. Geografía e Historia

1996

Vic

Fac. Traducción e Interpretación

1998

Zaragoza

Fac. Filosofía y Letras

1989

Por lo que respecta al tipo y denominación del centro que concede el título existe una notable disparidad. A quien no conozca la evolución de la formación universitaria en esta área le parecerá extraño que sólo existan dos escuelas universitarias5 o que, en cinco casos, los títulos sean concedidos por facultades que no son propiamente de Documentación.

 

Si hacemos un rápido análisis geográfico de la ubicación de las titulaciones por comunidades autónomas podremos comprobar, en primer lugar, que se produce un relativo equilibrio territorial. Aunque hay nueve comunidades autónomas que no disponen de la titulación (Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Ceuta y Melilla, Navarra, País Vasco, y La Rioja) la mayoría de ellas disponen de centros relativamente próximos. Sorprende un poco la ausencia de titulación en el País Vasco por el hecho de tratarse de una comunidad muy industrializada y con unas necesidades importantes de organización de la información.

En segundo lugar, la distribución de centros muestra una concentración en tres comunidades: Madrid (tres centros), Castilla-León (dos centros) y Cataluña (dos centros).

Finalmente, incluimos un breve comentario sobre los proyectos de nueva creación de los que se tiene noticia, intentando detallar el grado de compromiso y previsión de cada uno de ellos.

Todos los proyectos se sitúan en áreas geográficas que ya disponen de estudios universitarios en Biblioteconomía y Documentación. Cataluña es la comunidad que concentra más proyectos (tres). El proyecto de Alicante competiría directamente con las diplomaturas de Valencia y Murcia.

Llegados a este punto alguien podría preguntarse si no existe una oferta excesiva. Hasta ahora el crecimiento ha sido continuo y, por lo que se desprende de los proyectos, no parece que vaya a remitir sino más bien al contrario. Es difícil comparar con otras titulaciones o con otros países. Aún así, para poner un ejemplo que puede ser ilustrativo, podríamos traer a colación el caso de Gran Bretaña, un país con una tradición mucho más arraigada en este ámbito, con un entramado social y económico más desarrollado y con una población superior a la española, que dispone tan sólo de doce centros que imparten un título equivalente a la diplomatura (Moore, 1990:154) (Feather, 1994:148-149). O sea, un centro menos que España, aunque en total existen dieciséis centros que ofrecen titulaciones de distintos ciclos.


Demanda

No hemos hecho referencia al número de plazas ofrecidas por cada centro ni tampoco a la demanda que existe por la vía de la preinscripción. La siguiente tabla intenta mostrar cómo han ido evolucionando estas dos variables (oferta de plazas y peticiones) en los últimos tres cursos en una muestra muy amplia de centros españoles.

La tabla 2 indica para cada curso cuál fue el número de alumnos matriculados y, entre paréntesis, el número de alumnos que solicitaron Biblioteconomía y Documentación en la preinscripción. No disponemos de los datos completos de todos los centros. Esto afecta especialmente a la preinscripción y matriculación del curso actual (1998-99) ya que, cuando se nos suministró la información, aún se estaba en proceso de matriculación.

Tabla 2. Número de alumnos matriculados y preinscritos en la diplomatura

Centro 1998-99 1997-98 1996-97 1995-96
Univ. Barcelona 161

(238-911)

180

(263-982)

181

(337-1405)

193

(429-1492)

Univ. Carlos III Sin datos 145 176 134
Univ. Complutense 248

(?)

211

(503)

168

(441)

157

(426)

Univ. A Coruña 180

(600)

121

(485)

64 --
Univ. Extremadura 80

(325)

80

(461)

80

(380)

80

(561)

Univ. Granada Sin datos 310 275 280
Univ. León -

(95)

76

(98)

102

(116)

106

(111)

Univ. Murcia 109 109

(74)

119

(105)

129

(129)

Univ. Salamanca 160

(1097)

124

(1046)

120

(1120)

120

(980)

Univ. València 103

(258)

105 105  
Univ. Vic 31

(20-72)

-- -- --
Univ. Zaragoza Sin datos

 

100

(133)

85

(178)

134

(193)

(Nota: La Univ. de Barcelona indica dentro de paréntesis la primera opción y el total de opciones. La Univ. Complutense incluye preinscritos en primera y segunda opciones. La Univ. de Salamanca indica todas las opciones. En el resto de universidades sólo consta la primera opción.)

La variable más importante, a nuestro juicio, no es tanto el número de matriculados sinó las cifras de preinscripción. A partir del análisis de la evolución de las preinscripciones en los últimos años podemos comprobar como en una parte importante de los centros (Barcelona, Extremadura, León, Murcia y Zaragoza) se ha venido produciendo un descenso progresivo. En el caso de Murcia se da el agravante que la disminución de preinscripciones afecta directamente la matriculación, cosa que no sucede aún en los otros tres centros. Por otro lado, encontramos dos centros (Complutense y Salamanca) en los que no se aprecia ningún descenso sino una estabilización, con un ligero crecimiento en el caso de la Complutense (aunque sus cifras incluyen la primera y segunda opciones). Del resto de centros no poseemos datos o son de reciente creación (p.e. Coruña, Vic) y no se dispone, por tanto, de suficiente perspectiva.

La tendencia que muestra la tabla 2 coincide bastante con la líneas maestras de un estudio prospectivo realizado en Cataluña (Gallifa, 1998) que prevé un descenso muy importante del ingreso de alumnos en la universidad, motivado por el impacto del descenso demográfico que se inició en 1976. Según el estudio, en 1997 había una oferta de 47.411 plazas para los cerca de 96.000 jóvenes catalanes de 18 años. Teniendo en cuenta que el porcentaje de población que accede a la enseñanza superior no llega al 50%, esto significa que en 1997 hubo unos pocos miles de alumnos que quedaron sin plaza en la universidad. En el 2010, en cambio, la oferta de plazas será ligeramente superior (unas 51.000) para una población de jóvenes que habrá descendido a 57.000 personas, lo cual significa un superávit importante de plazas (sobrarían unas 20.000 si se aumenta hasta el 55% el porcentaje de alumnos que acceden a la universidad)6.

Tabla 3. Ingreso de alumnos en la Universidad

 

Año Plazas univ. Población 18 años
1997 47.411 95.642
1998 48.101 87.148
1999 49.531 81.330
2001 50.431 71.321
2003 51.141 63.687
2005 51.141 59.817
2010 51.141 57.178


(Fuente: Gallifa, 1998, p. 169)

Este horizonte obligará a impulsar reformas a fin de adaptar la oferta a la nueva demanda. Los autores del estudio no son alarmistas y consideran que aumentar el número de alumnos que cursen más de una titulación (actualmente hay muchas restricciones), e incrementar la oferta de tercer ciclo (que permitiría prolongar la estancia en la universidad) son dos medidas que pueden ayudar a superar el problema. No hay que olvidar que este cambio redundará positivamente en la calidad de la docencia.

Por su parte, el Consell Interuniversitari de Catalunya (que incluye representantes de la administración autonómica y de las universidades catalanas) se está planteando una futura reducción de plazas públicas universitarias que tenga en consideración lo que eufemísticamente se denomina "interés social de las titulaciones".

Como hemos visto, el factor demográfico es uno de los que amenazan más directamente el mantenimiento de los actuales niveles de matriculación. No podemos olvidar, sin embargo, los problemas relacionados con el mercado de trabajo: se trata de una profesión que se ha nutrido en una proporción importante de la oferta pública de ocupación con lo cual actualmente su crecimiento depende, en buena medida, del sector privado7.


Conclusión

Si sólo analizamos la oferta (el número de centros y plazas) podemos tener una imagen un tanto engañosa de la situación de la diplomatura en España. El hecho de tener en cuenta también las preferencias de los alumnos permite corregir el excesivo optimismo que podría invadir el ánimo de más de uno al contemplar las cifras de crecimiento de los centros. Si a esto le añadimos las prospecciones que se hacen sobre el ingreso de alumnos en la universidad por la vía de preinscripción, podemos perfilar aún más el escenario en el que nos movemos. La conclusión nos parece clara: estamos al final de un ciclo. Se está acabando la fase de crecimiento constante y, a partir de ahora, nos tendremos que ir adaptando a una nueva situación caracterizada por un descenso del ingreso de alumnos.

Es por esto que parece desaconsejable la puesta en funcionamiento de nuevas diplomaturas sin hacer un serio estudio de necesidades, y que es urgente y necesario realizar algún tipo de planificación en el sector. Dado que cada universidad dispone de autonomía para programar las titulaciones que considere más convenientes parece que la única actuación posible se centra en elaborar estudios de planificación que hagan ver el problema a las autoridades universitarias.


2. Licenciatura

Oferta y demanda

La puesta en marcha de la licenciatura es relativamente reciente: la titulación se empezó a impartir hace cuatro años y actualmente puede cursarse en nueve universidades. Si hacemos el cómputo global conjunto con los centros que imparten la diplomatura obtenemos la cifra de quince centros que ofrecen alguna titulación (a los trece de la diplomatura hay que sumarles Alcalá y la Universidad Politècnica de València que no disponen de primer ciclo).

Tabla 4. Centros que imparten la licenciatura en el curso 1998-99

Universidad Centro Inicio
Alcalá8 Facultad de Documentación 1994
Barcelona Escola Univ. de Biblioteconomia i Documentació 1998
Carlos III Fac. Humanidades, Comunicación y Documentación 1994
Complutense Fac. Ciencias de la Información 1996
Extremadura Fac. Biblioteconomía y Documentación 1997
Granada Fac. Biblioteconomía y Documentación 1994
Murcia Escuela Univ. de Biblioteconomía y Documentación 1998

Politècnica València

Fac. de Informática 1997
Salamanca Fac. Traducción y Documentación 1994

La tabla 5 tiene una estructura similar a la tabla 2: en cada columna se muestran, en primer lugar, datos de alumnos matriculados y, a continuación entre paréntesis, el número de preinscritos. En algunos centros los complementos de formación se cursan de forma simultánea al primer curso de licenciatura. En otros centros, es el caso de València y Barcelona, el curso de complementos de formación es un requisito previo. En estos casos, en la tabla se dan cifras por separado, indicándose con las siglas CF, que se trata de datos referidos a los complementos de formación.

Tabla 5. Número de alumnos matriculados y preinscritos en la licenciatura

Centro 1998-99 1997-98 1996-97 1995-96
Univ. Alcalá Sin datos 75

(189)

   
Univ. Barcelona 60+20 CF

(329+152 CF)

-- -- --
Univ. Carlos III 80

(198)

81

(220)

77

(232)

83

(251)

Univ. Complutense 107      
Univ. Extremadura 80

(238)

80

(229)

-- --
Univ. Granada 225

(230)

152

(170)

150

(340)

160

(570)

Univ. Murcia 100

(295)

-- -- --
Univ. Politècnica de València Sin datos 75+50 CF

(150)

50 CF

(150)

--
Univ. Salamanca 75

(169)

75

(192)

75

(184)

75

(204)

A tenor de los datos que se ofrecen en la tabla anterior, se constata una ligera tendencia al descenso de la preinscripción. Ésto queda patente en Granada, Carlos III, Extremadura y Salamanca. En esta última universidad se da una situación particular: las preinscripciones para la licenciatura decrecen mientras que las de la diplomatura están estabilizadas.

No hay que olvidar, no obstante, que se parte de unas cifras iniciales muy elevadas que son producto de la acumulación de peticiones. El primer año en que se imparte la titulación acostumbra a haber un alto número de preinscritos. Podríamos citar el caso de la Univ. Carlos III que ofertó, en el curso 1994-95, 89 plazas para un total de 560 preinscritos, de Granada, 150 plazas para 570 preinscritos, o de Salamanca con 76 plazas para más de 300 solicitudes (Recoder, 1995). Este año, en Barcelona, que se encuentra en una situación similar, ha habido un total de 481 preinscritos (de ellos 329 eran diplomados en biblioteconomía, con acceso directo a las 60 plazas del primer curso, y los 152 restantes eran licenciados, diplomados o alumnos con un primer ciclo superado en cualquier otra disciplina, que se proponían cursar los complementos de formación para el acceso a la licenciatura, dotado con 20 plazas). Otra característica a destacar del caso de Barcelona es el elevado porcentaje de preinscritos que son profesionales en activo (alrededor del 90%)9.

La tabla 6 nos muestra el porcentaje de preinscritos que proceden de la diplomatura en Biblioteconomía y Documentación. Cuando tenemos cifras desglosadas por años así lo indicamos. Por otro lado, hay una serie de centros (Barcelona, Complutense, Murcia y Valencia) que establecen cuotas reservadas para diplomados que van del 80 al 33 %. En estos casos, no se puede detectar ningún cambio en la procedencia de los alumnos. En el resto de centros podríamos comentar el ligero aumento del porcentaje de alumnos no diplomados que ingresan en las universidades Carlos III y de Granada, mientras que Alcalá está siguiendo el camino inverso debido al hecho de no disponer de diplomatura y recibir alumnos de otros centros.

Tabla 6. Porcentaje de diplomados en Biblioteconomía y Documentación que ingresan en la licenciatura

 

Centro Porcentaje
Univ. Alcalá 61% (97-98), 58% (96-97), 55% (96-95)
Univ. Barcelona10 66% (cuota)
Univ. Carlos III 67,6 % (97-98), 69.9% (96-97), 84,2% (95-96)
Univ. Complutense 80% (cuota)
Univ. Extremadura 30%
Univ. Granada 80% (98-99), 100% (en 96-97 y 97-98)

Univ. Murcia

60% (cuota)

Univ. Politècnica de València

33% (cuota)
Univ. Salamanca 60%


Al tratarse de un título de segundo ciclo, de momento no hay problemas de demanda ya que se abastece directamente de los alumnos de la diplomatura y/o de cualquier otra titulación. En principio, las vías de entrada no plantean problemas como los que se empiezan a notar en la diplomatura. Por otro lado, la oferta de centros y de plazas es sensiblemente menor que la del primer ciclo. Nos encontramos, generalmente, con un solo grupo de entre 60 y 80 alumnos por curso. Es decir, menos de la mitad del número de alumnos que cursan la diplomatura. Esto permite deducir fácilmente que se trata de una titulación que no tendrá problemas de ingreso porque lo tiene asegurado tan sólo con los alumnos procedentes de la diplomatura (ya hemos comentado como evolucionan los porcentajes en cada centro). Aún así, se detecta un ligero descenso de las peticiones.

En lo que respecta a los proyectos de nuevas titulaciones tendríamos que citar los siguientes centros:


Especialización

Las directrices para los planes de estudio no contemplan posibles especializaciones para la diplomatura. Aunque los planes de estudio de las distintas universidades tengan orientaciones distintas, ninguno de ellos se plantea una auténtica especialización dentro de la diplomatura. La licenciatura (y el tercer ciclo, obviamente) es el marco adecuado para dar satisfacción a la creciente demanda de especialización que solicita el mercado de trabajo. Se trata, sin duda, de un tema nuevo que no aparece tratado de forma detallada hasta las anteriores jornadas y que responde a los crecientes cambios que se han ido produciendo en nuestra profesión.

Espelt y Pons (1996: 251-252) comentando la propuesta del Grupo de Trabajo nº 14 de reforma de las titulaciones universitarias y el texto definitivo de las directrices generales propias, resumen en tres las posibles especializaciones: Investigación y docencia; Información especializada; Gestión y planificación. La comisión de estudios que se ocupó de preparar el plan de estudios de la Escola de Barcelona tuvo en consideración dos perfiles más: Tecnologías de la información; e Información y documentación en las organizaciones.

De los cinco perfiles descritos, parece que tres tienen suficiente entidad y mercado de trabajo como para que una universidad considerase la oportunidad de concentrar en él todo el plan de estudios. Nos referimos concretamente a: Gestión y planificación; Tecnologías de la información; e Información y documentación en las organizaciones (Archivística). Los otros dos perfiles son difíciles de abordar de forma "monográfica" por una universidad. En el caso de Investigación y docencia por falta de mercado y, en el de Información especializada, nos encontramos con el problema del área de especialización (¿en ciencia y tecnología? ¿en derecho? ¿en comunicación de masas?).

Cuando se pregunta a los centros si su plan de estudios tiene un carácter generalista o dispone de alguna especialización específica, la gran mayoría consideran que se trata de una orientación generalista. La Univ. Politècnica de València sería la excepción ya que quieren especializarse en creación de aplicaciones informáticas en el ámbito de la documentación. Por otro lado, es cierto que algunos centros citan explícitamente posibles especializaciones que dependen más bien del itinerario de asignaturas que escoja el estudiante. Es el caso de Barcelona (donde se han diseñado los cuatro perfiles antes mencionados), Complutense (se pone el énfasis en Archivística, Biblioteconomía, Documentación científica y técnica), Extremadura (priorizan la especialización en Documentación automatizada) o Murcia (Archivística, Documentación científica y técnica, Gestión de instituciones documentales, Ingeniería en información, y Gestión de la información y documentación en la empresa).

Debido a las dificultades técnicas y económicas que comporta abordar la formación en diversas especializaciones, quizá sería conveniente que aquellas universidades geográficamente próximas intentasen "consensuar" posibles especializaciones de la licenciatura. De esta forma se evitaría que la gran mayoría de los centros ofertaran un título generalista.

Otra cuestión es la que hace referencia al posible solapamiento de contenidos con la diplomatura. La mayoría de centros reconocen la existencia de este problema e intentan evitarlo al máximo aunque en muchos casos les es difícil debido a la procedencia tan diversa (titulaciones distintas o diplomaturas cursadas en distintos centros) de los alumnos.


3. Tercer ciclo

Doctorado

Podríamos representar los estudios de Biblioteconomía y Documentación como una pirámide en cuya base se encontraría la diplomatura y, en la cúspide, el doctorado. Es obvio, por tanto, que la oferta de programas de doctorado distará mucho de las cifras descritas antes para la diplomatura o la licenciatura.

Tabla 7. Centros que imparten programas de doctorado en el curso 1998-99

 

Centro Programa
Univ. Alcalà Documentación, información y conocimiento (con el Departamento de Ciencias de la Computación)
Univ. Carlos III Documentación
Univ. Complutense Aspectos teóricos, históricos, tecnológicos y aplicaciones de la documentación informativa
Univ. Granada Documentación e información científica
Univ. Murcia Técnicas y métodos actuales en información y documentación
Univ. Politècnica València (Empezarán este año).
Univ. Salamanca Metodología y líneas de investigación en Biblioteconomía y Documentación
Univ. València Documentación
Univ. Zaragoza Sistemas de información y documentación


La existencia de programas de doctorado es relativamente reciente. Desde el curso pasado han empiezado a extenderse. La mayoría de universidades aspiran a ofrecer todos los ciclos y, por lo tanto, a crear programas de doctorado una vez ya disponen de la licenciatura (habría excepciones, como es el caso de Zaragoza y de Valencia, que dispone de doctorado sin impartir la licenciatura).


Cursos de postgrado y formación contínua

Quizá uno de los cambios más espectaculares que se han producido en la profesión es el hecho de que muchos de los titulados universitarios ven sus estudios como el principio de un proceso formativo y no su final. Por ello la formación permanente es un ámbito que ha crecido y que seguirá creciendo siempre y cuando se preparen programaciones adecuadas, de interés, y se impartan en horarios compatibles para sus destinatarios.

La formación continuada también ha sido otro de los temas estrella en diversas ediciones de las Jornadas (dos ponencias en Mallorca'90 y diversas comunicaciones en Gijón'94 y Cáceres'96). Se trata de un ámbito que siempre ha estado muy vinculado a las asociaciones de profesionales que cuentan con muchos años de experiencia en este campo y que han venido realizado una notable actuación.

En términos generales, la oferta de actividades de formación continuada experimenta un crecimiento rápido y algo descontrolado. La intervención de la universidad española es aún minoritaria y el campo está principalmente en manos de asociaciones profesionales y de instituciones privadas, algunas de ellas con un manifiesto ánimo de lucro. En un informe publicado por FESABID (Villagrá, 1996) se recoge esta situación y se sientan las bases para una evaluación que todavía no se ha llevado a término. Esta evaluación sería importante en aras de una mejor planificación en este campo y, sobre todo, sería un indicativo a tener en cuenta por la universidad.

Ahora bien, las universidades no pueden renunciar a ejercer su papel formativo también en este ámbito: disponen de instalaciones, equipos, programas, profesores adecuados y especialmente preparados para poder abordar con éxito esta tarea. La realización de cursos de postgrado y de extensión universitaria parecen las vías más adecuadas para abordar, desde la universidad, la formación permanente Por otro lado, puede ser una opción muy válida para compensar el posible descenso de ingreso de alumnos por preinscripción en los próximos años.

Tabla 8. Cursos de postgrado y tercer ciclo

 

Centro Programa
Univ. Alcalà Cursos cofinanciados con el Fondo Social Europeo
3 cursos (1996-97) y 1 curso (1997-98)
Univ. Barcelona Noves tecnologies per a la gestió i l'accés a la informació (3 ediciones) en colaboración con la Univ. Politècnica de Catalunya
Univ. Carlos III Master en información económica y empresarial; Cursos de especialización
Univ. Complutense Documentación para Postgraduados
Univ. Granada Colaboración con la Junta de Andalucía (Dir. Gral. de Instituciones del Patrimonio) y la Asociación Andaluza de Bibliotecarios
Univ. Salamanca En cooperación con ACAL
Univ. València Documentación médica; Documentación general
Univ. Zaragoza Servicios de información www (1996)


Hasta ahora, no obstante, la presencia de cursos de postgrado universitarios es más bien escasa y poco planificada. Se organizan cursos específicos (en muchos casos destinados a los propios alumnos para cubrir los créditos de libre elección) y también diversas reuniones científicas (jornadas, etc.) aunque sin ninguna planificación global coherente ni ningún esfuerzo notable para llegar al sector profesional.


4. Presencia en otras titulaciones

La presencia en la universidad española de asignaturas del ámbito de la biblioteconomía y la documentación es anterior a la creación de los estudios propios (si no tenemos en cuenta el caso de Cataluña). Es de todos conocido el caso de la asignatura Documentación en las Facultades de Ciencias de la Información.

La asignatura Documentación aparece dentro de los planes de estudio de las Ciencias de la Comunicación en el mismo momento en que estos empiezan su andadura, es decir, en el 1971. La Universidad Complutense de Madrid y la Universitat Autònoma de Barcelona son las primeras en impartir estos estudios. Con posterioridad se irán creando nuevas facultades por toda la geografía española. Eulàlia Fuentes (1997: 47-48) detalla con precisión cómo y cuándo han ido surgiendo.

Con posterioridad, la aprobación de los nuevos planes de estudio incluyó materias troncales adscritas al área de conocimiento de biblioteconomía y documentación en distintas titulaciones: Periodismo, Comunicación audiovisual, Publicidad y Relaciones públicas (las tres nuevas titulaciones en que se dividieron Ciencias de la información), Traducción e Interpretación, o Gestión y Administración Pública. Por otro lado, se permitía que cada universidad considerase el interés de programar asignaturas obligatorias u optativas en sus planes de estudios, cosa que han hecho muchas de ellas (p.e. en las titulaciones de Química, Humanidades, Medicina, Enfermería, etc.).

Ésta es una vía de crecimiento y fomento de la especialización muy importante y que no puede olvidarse, porque permite que se formen expertos en documentación aplicada a distintas disciplinas. La especial versatilidad de la Documentación, derivada de su carácter eminentemente instrumental, hace que pueda encajar y sea perfectamente adaptable a cualquiera de las disciplinas científicas. Por otro lado, los problemas de recuperación y acceso a la información también contribuyen de forma importante a facilitar esta penetración en otras áreas, y facilitan su introducción como asignatura (aunque tan sólo sea optativa) en muchos planes de estudios.


II. TENDENCIAS

Después de haber descrito la situación de cada uno de los ciclos universitarios y haber apuntado los problemas que les afectan, queremos referirnos a algunas orientaciones que sería importante que fueran abordadas por las titulaciones de nuestra área de conocimiento a fin de que puedan mantenerse en primera línea.


1. Internacionalización

Las universidades británicas, y no digamos las norteamericanas, están muy acostumbradas a impartir cursos en el extranjero y también a recibir estudiantes foráneos de cualquier parte del mundo.. Este es un modelo interesante a seguir y, de hecho, ya hace algunos años que diversos centros españoles de biblioteconomía y documentación tienen contactos educativos de este estilo con Latinoamérica.

Al margen de las más o menos frecuentes experiencias de intercambio internacional de profesores y estudiantes, merecen mención especial por sus características algunos programas. Es el caso del Diploma de Postgrado en Planificación y Gestión de Bibliotecas (este curso será la 4ª edición) organizado por la Universitat Pompeu Fabra y que está impartido por profesorado británico. Una experiencia paralela, pero a la inversa, viene representada por la Maestría en Gestión y Organización de Bibliotecas Universitarias que la Escola de Barcelona ha organizado e imparte con profesorado de Cataluña (docentes universitarios y profesionales) en la Universidad Centroamericana de Managua.

Queda mucho por hacer en este ámbito. En un momento en que la movilidad de alumnos, profesores y profesionales es cada vez más fácil, es necesario establecer acuerdos de reciprocidad y equivalencia en los distintos programas y, sobre todo, trabajar hasta conseguir una homologación internacional de los títulos.


Cursos en el extranjero

En los datos que ofrece la tabla 9 hay que diferenciar entre las participaciones de profesores españoles en cursos ya organizados y la preparación de cursos organizados desde España e impartidos por profesores españoles. En este sentido, hay que destacar que, en la mayoría de los casos, se trata de cursos no integrados dentro de programas más amplios (como, p.e., podría ser un master), hecha la excepción de la Maestría de la Univ. de Barcelona en Nicaragua o del doctorado de la Complutense en México. Quizá si se llegase a establecer un mayor grado de cooperación entre centros españoles se podrían llevar a cabo acciones de más envergadura

Tabla 9. Cursos impartidos en el extranjero

 

Centro Programa
Univ. Barcelona Maestría en Gestión y Organización de Biblioteca Universitarias (UCA, Nicaragua)
Univ. Carlos III Textos electrónicos e Internet; Proyecto PETRA II; Indización automática (Curso 94-95); Cursos en la Universidad de La Habana; Cursos en la Biblioteca Nacional de Costa Rica y de Panamá; Conferencias en la Universidad Iberoamericana. Archivo del Estado de México; Evaluación curricular en Bibliotecología; Programa de Cooperación Interuniversitaria E.A.L. 97; Pre-proyecto ALFA de la Unión Europea; La acción bibliotecaria española en México a partir de 1939 (Curso 96-97)
Univ. Complutense Programa de doctorado en la UNAM (México)
Univ. Granada Cursos en la Univ. de Buenos Aires (1997), Univ. Mar del Plata (1997 y 1998) y Univ. de la Plata (1998).
Univ. Murcia Brasil (Universidade Federale de Gotania. Curso sobre "Fuentes de información para el desarrollo de la empresa"); Cuba (Universidad de La Habana. Master en Gestión de información de la Cátedra Unesco). México (UNAM. Curso sobre Gestión de información).
Univ. Zaragoza Algunas conferencias



Incorporación de estudiantes extranjeros

En la universidad española el intercambio de estudiantes se realiza dentro de programas preestablecidos como pueden ser Erasmus-Sócrates (en Europa) o Intercampus (para facilitar el intercambio de profesores y alumnos con Latinoamérica). La mayoría de los centros declaran estar involucrados en estos programas, a pesar de que el número de estudiantes que reciben anualmente no sea muy elevado (está situado entre dos y cinco estudiantes extranjeros por curso, según los centros). Aunque en general los estudiantes son europeos o latinoamericanos, la Univ. de Granada acoge alumnos de Senegal, Japón, Somalia y un grupo numeroso de Marruecos.


2. Nuevos métodos: enseñanza a distancia

Hasta hace poco, la enseñanza presencial tradicional y la enseñanza a distancia constituían dos mundos totalmente separados11. El desarrollo del correo electrónico y del web como sistema fácil e intuitivo de distribución de información han tenido un impacto notable en el sistema educativo y están empezando a ser utilizados de forma notoria como recurso pedagógico por diversas universidades.

Diversos factores apuntan que, a medio plazo, la separación entre universidades presenciales y universidades a distancia se acortará porque las universidades tradicionales se están replanteando la cuestión y están optando progresivamente por la incorporación de estos recursos (web, tutorías por correo electrónico, vídeo, multimedia interactivo, etc.).

La mayoría de experiencias de formación a distancia a cargo de universidades presenciales se basan en las prestaciones de Internet (documentos en el web, foros electrónicos de discusión, tutorías por correo electrónico, etc.) que se combinan con la edición de material didáctico en disco óptico (para ahorrar conexiones al web) y, en algunos casos, con el uso de canales específicos de televisión (por cable o satélite). Estos cambios implican, no tan sólo el uso de tecnología (máquinas y programas para enseñar-aprender) sinó también de toda una metodología de fomento e incentivación del pensamiento (nuevas técnicas de aprendizaje).

La fase que estamos viviendo actualmente en España12 consiste más bien en usar estas tecnologías (básicamente edición de material didáctico multimedia en formato web, y correo electrónico) y estos procedimientos (tutoría a distancia, foros de discusión y ampliación de conocimientos, etc.) aplicados a cursos que no constituyen la espina dorsal de su sistema (p.e. idiomas, asignaturas de libre elección, cursos de postgrado y de extensión universitaria) o también de forma complementaria a los programas tradicionales. Por ello, aumenta progresivamente la inclusión en el web de material didáctico de profesores que es utilizado de forma complementaria en los cursos que imparten. A medio plazo, los expertos prevén que todas las titulaciones tendrán un modelo mixto en el que se combinarán las clases presenciales con las multimedia a distancia.

Un centro con gran tradición en el campo de la formación a distancia es la Escuela de Aberystwyth (Gales), que hace más de quince años (sus primeras experiencias en enseñanza a distancia de cursos universitarios datan de 1983) que ha venido desarrollando un intenso y variado programa de cursos a distancia, en parte para superar los problemas derivados de su aislamiento geográfico pero también para facilitar la formación continuada o el acceso a titulaciones a estudiantes que no pueden seguir, por problemas de trabajo o residencia, los cursos tradicionales. Aparte de ellos, otra universidades británicas también imparten cursos a distancia.

En los EUA, Dalrymple (1997:34) señalaba que, en 1997, casi el 75% de las escuelas acreditadas estaban ofreciendo formación a distancia o tenían intención de hacerlo. De esta forma quieren ampliar mercado combatiendo la vieja regla que dice que la proximidad geográfica es el factor más determinante en la elección de estudios superiores.

Las experiencias en formación universitaria a distancia en biblioteconomía y documentación en España son escasas. El "Curso en Documentación digital", un curso de postgrado impartido a distancia a través de Internet en 1999 y organizado por la Univ. Pompeu Fabra, constituye sin duda la experiencia más relevante. El curso se estructura en tres módulos con cinco unidades didácticas cada uno. Cada unidad se ha asignado a un profesor que se ocupará de redactar los contenidos y de impartir la docencia (no presencial). El alumno recibirá un disco óptico con el contenido de las unidades didácticas para que, de esta forma, tan sólo tenga que conectarse al web para consultar o utilizar la conferencia electrónica y para realizar el test final13. La evaluación se hará en base a un examen de cada unidad (con corrección automática, y que se repetirá hasta que se apruebe), la calidad de los mensajes enviados a la conferencia electrónica y un pequeño trabajo.

En resumen, algunas universidades (sería el caso de la UAB o de la UB) comienzan a estudiar el tema a nivel general, y se programa algún curso a distancia relacionado con la biblioteconomía y la documentación. Estamos, pues, en los inicios de una interesante vía que ayuda a completar la oferta en educación superior, y ofrece magníficas perspectivas para la formación permanente.

Con un horizonte que muestra un descenso de matrícula a medio plazo no cabe duda de que las universidades van a tener que ir a buscar (y a atender) a sus clientes en oficinas y hogares. Sin el concurso de nuevos sistemas de enseñanza ésto va a resultar muy difícil. Es importante ir programando pequeñas y diversas experiencias a fin de disponer, en breve, del know-how que permita la supervivencia de las titulaciones.


3. Integración

En la actual sociedad de la información se está creando un volátil "ecosistema de la información" (Cronin, 1997) del cual la biblioteconomía y la documentación es tan sólo un elemento. Para poder navegar mejor en este entorno es útil disponer de naves de más calado. Esto nos lleva a remarcar otra de las tendencias a potenciar en nuestros estudios: una visión integradora de las disciplinas que forman parte del campo de la gestión de la información. Esta visión armonizada de los estudios (utilizando el término popularizado por diversos estudios promovidos por la Unesco) constituye una forma de supervivencia dentro del océano de la información, y no ha de tener repercusiones negativas en lo que a especialización se refiere.

Esta orientación tiene una traducción directa al ámbito de la formación y es lo que explica que en algunos países europeos y en EUA se hayan dado experiencias de colaboración entre la biblioteconomía y la documentación, la producción editorial, o la archivística14.

En el panorama español estas "nuevas alianzas" entre áreas complementarias podrían dirigirse a establecer una relación más estrecha con la archivística, una disciplina que forma parte de los planes de estudio de la diplomatura y la licenciatura y cuyos profesores forman parte de la misma área de conocimiento. No hemos de olvidar, además, que diversos centros españoles (p.e. Salamanca o León) han incluido la archivística y otras disciplinas relacionadas, de forma especialmente notoria, en sus planes de estudio.

A continuación vamos a hacer un breve repaso de cuáles son las posiciones sobre este debate que podemos encontrar dentro del sector profesional archivístico.


Antecedentes

El debate sobre la integración no es nuevo. Las directrices internacionales en materia de formación elaboradas por organismos como Unesco, IFLA y FID han venido predicando, desde mediados de los setenta, la armonización, o sea, la enseñanza integrada e interrelacionada de las disciplinas afines del campo de la información (archivística, biblioteconomía y documentación). Estas tesis han sido defendidas desde el primer momento en España por Carme Mayol y la Escola de Barcelona.

Según un texto de la Unesco (Unesco, 1987), armonizar consiste en buscar los aspectos comunes, racionalizar la utilización de recursos pedagógicos, materiales y administrativos, organizar mejor el trabajo profesional y, además, consolidar el peso de las profesiones ante la sociedad en general. Yves Courrier, en un documento presentado en el 2º Seminario Internacional de docencia bibliotecaria celebrado en Barcelona en 1990 (Courrier, 1993) presenta también una definición de este concepto y hace referencia a los antecedentes inmediatos.

"The idea of harmonization is based on the assumption that the various information professions -archivists, librarians and information specialists- share some fundamental principles and practices which are sufficiently important to allow pooling resources, at least when planning and organizing educational activities" (Courrier, 1993: 97)

Aunque el texto de Courrier cita explícitamente a la archivística, en un primer momento, esta armonización tenía únicamente en consideración a la biblioteconomía y a la documentación. Las primeras recomendaciones sobre la formación integrada en el campo de los estudios de información15 se referían tan sólo a la biblioteconomía y la documentación. Así, p.e., ni en las normas de la IFLA para las escuelas de biblioteconomía y documentación aprobadas en Lausanne en 1976 (IFLA, 1977) ni tampoco en unas primeras recomendaciones de la Unesco (Saunders, 1978) no se cita en ninguna parte a la archivística ni al trabajo del archivero, ni cuando se ofrecen ejemplos de salidas profesionales ni tampoco cuando se dan orientaciones sobre los contenidos de los planes de estudio16.

A principios de los 80, ya se incluyó a la archivística dentro de esta visión integradora. Hay que destacar el estudio RAMP dirigido por Michael Cook en 1982 Guidelines for curriculum development in records management and the administration of modern archives, en el que se defiende la armonización, una enseñanza integrada dentro del campo de la información y relacionada con la biblioteconomía y la documentación17. Como vemos, la aproximación entre biblioteconomía y documentación, por un lado, y archivística, por otro, es más reciente. Courrier (1993:97) cree que la creciente importancia para la toma de decisiones de los documentos administrativos en las organizaciones, y el auge de las nuevas tecnologías de la información son algunos de los motivos que han llevado al acercamiento.

En otro documento titulado La armonización de la capacitación en materia de biblioteconomía, ciencias de la información y archivística (Unesco, 1987) se habla de los "servicios de bibliotecas, de información y de archivos" y de los "profesionales de la información". El texto pretende explicar y justificar las ventajas de un enfoque armonizado, manteniendo las características y particularidades propias de cada disciplina.


Situación actual

Theo Thomassen, director de la Escuela Holandesa de Archivística (La Haya), es uno de los más fervientes defensores de un enfoque integrador. En un texto presentado al XII Congreso Internacional de Archivos (Thomassen, 1996) reclama que los estudios de archivística se adapten al escenario cambiante de la sociedad de la información y al cual empujan en especial las nuevas tecnologías. Defiende que la enseñanza de la archivística intente compatibilizar dos conceptos que pueden parecer difíciles de conjugar: integración y autonomía. La integración debe ser entendida como un enfoque multidisciplinar de la docencia que incluya, en su núcleo básico, el ámbito de la gestión de documentos (biblioteconomía y documentación) y de la archivística y que, a su vez, se interconecte con otras disciplinas del área de las ciencias de la información.

"Los especialistas en archivística, en biblioteconomía y en información son el único grupo de estudiosos que trabajan en el ‘punto de encuentro -la intersección- entre los productores y los usuarios de la información', de forma que tenemos que entablar un diálogo con ellos. Y, ¿qué mejor lugar para este diálogo que un entorno académico con una facultad de biblioteconomía y ciencias de la información?" (Thomassen, 1996:3)

Esta opción, que evitaría una excesiva fragmentación de los estudios, facilita su actualización periódica y reduce costos. Ahora bien, esta integración ha de ser compatible con una diferenciación de la archivística respecto de otras especializaciones del ámbito de la información.

"Así como la archivística no debe estar subordinada a otras disciplinas, ni a la historia ni a las demás ciencias de la información, la enseñanza de la archivística no debe organizarse como una especialización de la historia o de la biblioteconomía, sino como unos estudios independientes en el área de las ciencias de la información". (Thomassen, 1996:3)

Para este autor, pues, parece claro que el hecho que estas disciplinas coincidan en un mismo entorno universitario y que, por tanto, compartan líneas docentes y de investigación es muy beneficioso para todas ellas.

Aunque podamos encontrar este tipo de orientación curricular en diversos países (EUA, Holanda, Portugal, etc.) no se trata aún de una posición mayoritaria com podría deducirse de la lectura de nuestra exposición. En España, sin ir más lejos, la posición oficial de las asociaciones de archiveros no coincide ni por asomo con esta opinión. Los archiveros españoles nunca han visto demasiado claro ir del brazo de los bibliotecarios y documentalistas y han hecho muchos esfuerzos en solicitar una titulación propia. Las enmiendas que presentaron cuando empezó a discutirse la licenciatura de Documentación ya iban en esta línea. Ahora bien, últimamente han empezado a estudiar otras opciones.

Para citar un ejemplo concreto, desde su fundación en 1985, la Associació d'Arxivers de Catalunya (AAC) ha emprendido acciones para fomentar los estudios universitarios en archivística. Han defendido hasta ahora, de forma exclusiva, la creación de unos estudios propios especializados. En una ponencia presentada en un seminario sobre formación de la archivística (Alberch, 1998) y que representaba la posición de la AAC se mostraban abiertos a considerar otras opciones. En este texto se indican las líneas generales que han de contener los futuros planes de estudio y las vías más adecuadas para ponerlo en funcionamiento. Las opciones que se consideran son tres: titulación propia homologada de 2º ciclo, adecuación de los contenidos en una licenciatura de 2º ciclo ya existente (Documentación o Humanidades), o un título propio de una universidad. Actualmente han desplegado una acción conjunta con el resto de asociaciones españolas para conseguir una titulación universitaria en archivística y gestión documental que disponga de unas directrices generales propias de planes de estudios que sean aprobadas por el Ministerio de Educación.

La biblioteconomía y la documentación ya disponen de títulos propios. Sería muy interesante ofrecer a la archivística un lugar cómodo y autónomo dentro del campo de los estudios de información y, más concretamente, dentro de la licenciatura de Documentación. Una vía puede ser que alguna universidad oferte un curriculum, dentro del plan de estudios de Documentación, que esté orientado especialmente a la gestión de documentos administrativos, que pueda aprovechar las sinergias del ámbito de la biblioteconomía y documentación, y que constituya una vía adecuada para la formación superior en archivística.


III. CONCLUSIONES

Vamos a recapitular y a intentar resumir las principales conclusiones que se desprenden del texto:

Las cifras de preinscripción y matriculación de los últimos años empiezan a acusar un descenso. Conviene adaptarse a una nueva situación con menos alumnos (aspecto positivo porque permitirá una mejor calidad de docencia) que habrá que compensar potenciando la formación permanente, la realización de cursos a distancia y con la internacionalización. Por otro lado, sería recomendable que antes de la puesta en marcha de cualquier otra nueva diplomatura se hiciera un riguroso estudio de mercado para justificar su necesidad y asegurarse la pervivencia.

La licenciatura permite diversos perfiles de especialización, entre los que hemos destacado los siguientes: gestión de centros, documentación especializada, tecnologías de la información, gestión de la documentación en las organizaciones, e investigación y docencia. Podría ser muy beneficioso, en especial para los alumnos, que los centros orientasen su plan de estudios, a medio plazo, hacia unos perfiles concretos. Esto quiere decir que la única forma de diversificar la oferta formativa pasa por un acuerdo o coordinación entre centros próximos geográficamente para especializar de alguna forma el título general.

Es difícil que todos los centros puedan ofrecer titulaciones en los tres ciclos universitarios. Por razones obvias de profesorado y alumnado, quizá sean los programas de doctorado los que predisponen más a la cooperación interuniversitaria. Ésta puede llevarse a cabo de dos maneras:

- En el caso de universidades cercanas, los alumnos pueden desplazarse a los distintos centros para cursar sus créditos.

- En universidades alejadas, la cooperación se basa en la presencia de profesores de otras universidades. Éste sería el caso de la Universidad de Murcia, cuyos profesores participan en el programa de doctorado de la Univ. Politècnica de València y en el de la Univ. de Salamanca.

Se podría aplicar el modelo anterior. Organizar e impartir cursos en Latinoamérica supone una dedicación importante, que se ha de poder compatibilizar con la docencia en el propio centro, etc. Poder diseñar e impartir conjuntamente actividades formativas de este estilo permitiría ahorrar esfuerzos y aumentar la rentabilidad. Los programas conjuntos y el camino hacia la homologación internacional son ineludibles.

El previsible descenso de las matriculaciones en la diplomatura (que, cuantitativamente, acostumbran a constituir la base fundamental de los centros docentes) habrá que compensarlo favoreciendo otras fuentes de ingreso. Como ya hemos apuntado, esta necesaria ampliación de la docencia pasa, en primer lugar, por los cursos de formación de tercer ciclo (el grado de atención que se presta a la formación permanente en los centros españoles es aún muy bajo), por la inclusión de asignaturas adscritas a nuestra área de conocimiento en otras titulaciones que no sean las propias y, en menor medida, por la puesta en marcha de programas de doctorado y por la internacionalización.

Los cifras más recientes sobre matriculación y graduación de alumnos en las titulaciones españolas que nos remitió el Consejo de Universidades correspondían al curso 1992-93. La disponibilidad de datos actualizados es imprescindible para realizar una buena planificación y coordinación.

Hablar de cooperación entre universidades puede parecer un contrasentido dada la competencia que se establece entre ellas. Pero no lo es. Hay una serie de temas en los cuales la cooperación puede ser beneficiosa para todos los agentes aunque exista (y ha de existir) una sana competencia en muchos otros ámbitos. Algunos posibles sectores de cooperación podrían ser los siguientes: planificación general del sector; coordinación de las especializaciones, programas doctorado interuniversitarios, cursos en el extranjero, intercambio de experiencias, y publicaciones18.

Es beneficioso para la universidad estar en contacto permanente con asociaciones y colegios profesionales porque es una forma de estar al corriente de la situación de la profesión y del mercado de trabajo. Esta cooperación puede cristalizar en dos líneas de trabajo que destacamos:

- Reformas de los planes de estudios

Los cambios sociales y económicos de las sociedades occidentales han solicitado un nuevo perfil del profesional, más preparado para ofrecer servicios de información y no tanto para el mantenimiento de colecciones19. Estos cambios han tenido que ver con el impacto de las nuevas tecnologías, de la gestión, etc. Todo ello ha ido siendo incorporado y asimilado por los nuevos planes de estudio. Las reglas de elaboración de los planes de estudio permiten una adaptación constante a los cambios e innovaciones que se van produciendo en el ámbito de la información y la documentación.

- Formación permanente

Los cursos de formación permanente constituyen una tarea que han asumido hasta ahora muchas asociaciones. Un mayor grado de cooperación podría conducir a que las universidades organizaran cursos ajustados a los intereses de los profesionales. Las mismas asociaciones intervendrían en su diseño y los canalizarían hacia sus asociados.

- Incorporación a la docencia de profesionales en ejercicio.

Esta vía no está exenta de dificultades. Como es bien sabido, los contratos de profesor asociado, pensados para incorporar profesionales de reconocido prestigio, se utilizan en muchos casos para subcontratación de profesores a tiempo completo.

- Estancias en prácticas.

Las estancias en prácticas en organizaciones comprenden tanto las prácticas curriculares (asignatura troncal de diplomatura), las actividades que pueden ser reconocidas como créditos de libre elección, y también otras actividades que, aunque no forman parte del curriculum del alumno, le pueden ser útiles para su formación (nos referimos a las becas de colaboración, también denominadas convenios de cooperación educativa). Debido a la especificidad y carácter práctico de nuestros estudios, es muy importante poder disponer de una variedad de organizaciones públicas y privadas en las cuales se pueda dar salida a los intereses antes formulados.

- Asesoramiento.

Una buena parte de los proyectos de investigación y desarrollo de aplicaciones de nuestra área de conocimiento no son subvencionados directamente a cuenta de fondos de ayuda a la investigación (Planicyt, etc.) sino que proceden de convenios y contratos de asesoramiento establecidos con todo tipo de organizaciones públicas y privadas. Esta cooperación es positiva porque ayuda a abrir la profesión a nuevos sectores y posibilita, en algunos casos, la creación de puestos de trabajo.

Como conclusión final queremos insistir en la necesidad de que los responsables de la formación universitaria española en Biblioteconomía y Documentación inicien un proceso de reflexión que ayude a establecer una política más racional de los programas de formación de profesionales y también de la formación permanente.


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1 Versión definitiva de la ponencia presentada en las VI Jornadas Españolas de Documentación (València, 29-31 de octubre de 1998).

2 La formación ha sido estudiada en otros congresos (como las Jornadas Bibliotecarias de Andalucía o las Jornadas Catalanas de Documentación para citar dos de los más antiguos y reputados), y también ha sido tratada en la literatura científica publicada en las revistas de la especialidad. Tomar tan sólo las JEDA como botón de muestra se justifica por su representatividad.

3 No podemos olvidar que en España, exceptuando el caso de Cataluña, los estudios de nuestra especialidad se incorporan tarde a la universidad en relación a lo que ha sucedido en otros países de referencia.

4 Barcelona y Murcia están pendientes de la creación de Facultades: Biblioteconomía y Documentación, y Ciencias de la Documentación, respectivamente.

5 La sucesiva ampliación de la formación al segundo y tercer ciclos ha propiciado la creación de facultades y departamentos propios.

6 Después de conocerse los datos de matriculación del curso 1998-99 ya se ha puesto de relieve esta tendencia. Así, p.e., la Univ. de Vic (privada) tenía vacantes en setiembre el 46% de las plazas que ofreció en junio, y la Univ. de Lleida (pública), el 37%. Por titulaciones, las que han tenido un mayor número de vacantes pertencen al área de humanidades aunque el descenso en la demanda empieza a afectar también a Derecho, Turismo, o Empresariales.

7 Sobre cuestiones relacionadas con el mercado de trabajo se han publicado algunos estudios (Espelt, 1993) (Moreiro, 1995) (Camps, 1996).

8 Los estudios dependían, en un primer momento, del Departamento de Ciencias de la Computación. En julio de 1997 se creó la Facultad de Documentación.

9 La demanda de este segundo ciclo proviene en buena parte de profesionales que desean consolidar o mejorar su estatus laboral. El caso de Barcelona es bien patente. Es previsible que esta situación se mantenga durante unos años, aunque irá descendiendo, sin lugar a dudas, el número de preinscritos que son profesionales en activo, a la vez que se dará mayor entrada a los diplomados en biblioteconomía que desean obtener un título superior y una formación complementaria que les permita aumentar sus posibilidades de entrada en el mercado laboral.

10 En el curso 1998-99, el primero, el 100% de los alumnos son diplomados porque los complementos de formación son requisitivo previo. Los alumnos procedentes de otras titulaciones que superen los complementos de formación tendrán plaza en la licenciatura.

11 Como es bien sabido, existen dos centros de estas características en España: la UNED y la Universitat Oberta de Catalunya (que, como ya hemos dicho anteriormente, piensa iniciar la licenciatura en Documentación a distancia en el curso 1999-2000).

12 Podemos hacer referencia, en este punto, a tres experiencias de estas características iniciadas por distintas universidades tradicionales: Autònoma interactiva (Univ. Autònoma de Barcelona), UB-Media (Univ. de Barcelona), y Campus Global (Univ. Pompeu Fabra).

13 Puede verse una unidad didáctica de ejemplo en <http://camelot.upf.es/digital/index.htm>.

14 Podemos citar el ejemplo de la Escuela de Amsterdam, donde se integran la Producción editorial y la Biblioteconomía. En Gran Bretaña (Wilson, 1993) encontraríamos la Thames Valley University (Ealing) donde se imparten estudios de Biblioteconomía conjuntamente con Producción editorial, o el BA in Information and Publishing Studies (Univ. Loughborough), etc. En los EUA (Dalrymple, 1997) también se conoce algún ejemplo de reestructuración a partir de la unión de diversos programas. Quizá el caso más famoso se produjo en 1982 cuando la Graduate School of LIS (Rutgers Univ.) se unió con la School of communiction Studies creando la School of communication, Information and Library Studies (SCILS). De los 56 programas acreditados por la ALA en 1997, 8 de ellos están coparticipados por profesionales y contenidos de otras disciplinas. Las áreas más habituales son la comunicación, la informática y la educación. Finalmente, en Canadá existe la School of Library, Archival and Information Studies de la University of British Columbia.

15 Los information studies, término que posteriormente sería incluido en el nombre de los departamentos universitarios británicos: Library and Information Studies.

16 En los ejemplos de desarrollo de grandes materias no se cita a ninguna que esté relacionada con la archivística y lo que se tiene siempre en mente es la biblioteconomía y la documentación. Tan sólo cuando se citan materias optativas se incluye una Archives administration and records management.

17 La Unesco organizó diversos actos para seguir debatiendo en esta misma línea (un Coloquio internacional en París, 1984; un seminario internacional en Londres, 1987, etc.).

18 En estos momentos, la gran mayoría de centros son editores de alguna publicación científica. Anales de documentación (Murcia), BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentació (Barcelona), Cuadernos de biblioteconomía y documentación (Extremadura), Cuadernos de documentación multimedia (Complutense), Revista de bibliología (proyecto de Salamanca), Revista general de información y documentación (Complutense), Scire (Zaragoza), entre otros, son algunos de los títulos que podemos traer a colación. Todo ello, sin tener en cuenta al resto de publicaciones especializadas (muchas de ellas con gran tradición) que existen actualmente en España. Quizá podría llegarse a un modelo de cooperación que permitiera disponer de títulos especializados en algunas materias, o de títulos que tuvieran una repercusión internacional de más alcance. El modelo actual de cooperación se reduce prácticamente al intercambio de publicaciones. Quizá Cuadernos de biblioteconomía y documentación, el proyecto de nueva revista de ADAB, que edita la Universidad de Extremadura y que incluye a profesores de la Univ. de Salamanca suponga un pequeño paso adelante en esta vía.

19 Lancaster (1995) resume muy bien estas transformaciones en el título de una de sus conferencias «De conservadores a ingenieros del conocimiento».