[Versió catalana]


Carme Renedo i Puig

Subdirectora General de Bibliotecas
Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació de la Generalitat de Catalunya

carmerenedo@gencat.cat



Resumen [Abstract] [Resumen]

El Sistema de la lectura pública y el Sistema bibliotecario de Catalunya presentan desigualdades territoriales y calidades desiguales, según el punto de vista que se adopte. Pese a ello, en general, el diagnóstico invita al optimismo.


Los instrumentos de que disponemos –sean nacidos como iniciativa de la Generalitat de Catalunya, sean nacidos con su apoyo– hacen posible que la articulación y coordinación del conjunto respondan a los intereses colectivos. Teniendo, pues, los instrumentos, el éxito de la empresa estará en función de la capacidad de compromiso y de la generosidad de los profesionales y de las administraciones.


1 Panorámica general

Una mirada objetiva y amplia a la esfera bibliotecaria catalana, una mirada que abarque los diferentes tipos de bibliotecas en su diversidad y en la amplitud de su ubicación puede, sin necesidad de ser generosa, obtener una fotografía amable de nuestra realidad.

Si esta mirada, además, está enriquecida por el conocimiento de la historia de las bibliotecas catalanas durante los últimos cien años y retiene el recuerdo de las transformaciones que han ido modelando nuestro paisaje bibliotecario puede, además, reconocer cómo viene la mano, cuáles son las cartas que pueden facilitar los procesos simbióticos entre los agentes bibliotecarios. Únicamente desde la articulación de sistemas, desde la responsabilidad, la ética y la coordinación profesional, política y administrativa será posible dar respuesta a las necesidades y retos de nuestra sociedad.

Expresado de otra manera, ni el Sistema Bibliotecario de Catalunya (SBC) ni el Sistema de la Lectura Pública de Cataluña (SLPC) tienen todavía la articulación de otros sistemas del país, ni su coherencia, ni su madurez, ni sus resultados. Es necesario que los esfuerzos que se están realizando, se vertebren, para poder ser multiplicados y para dar el salto cualitativo pendiente. Así y todo, tenemos una buena baza y hay que saber jugar con las cartas que tenemos.

"Alcanzar una ordenación (...) basada en la racionalización y coordinación de los recursos existentes permita una mayor y más eficaz atención (...) ha sido una vieja aspiración de la sociedad catalana" –dice la Ley de ordenación sanitaria de Catalunya. Como ésta, otras ideas de leyes catalanas impregnan también la legislación bibliotecaria vigente:

Esta misma Ley de educación se rige por unos principios organizativos que podrían ser extrapolables a nuestro sistema bibliotecario: "El funcionamiento integrado y la gestión descentralizada; La flexibilidad suficiente para irse adaptando a las necesidades cambiantes de la sociedad; La autonomía (...); La participación (...); La programación territorialmente y socialmente equilibrada de las necesidades educativas que enmarca a todos los centros sostenidos con fondos públicos; La colaboración, la cooperación y la corresponsabilización con los ayuntamientos y con otras administraciones públicas."

Todos estos pasajes, pues, podrían figurar perfectamente y de manera coherente en el corpus de la legislación bibliotecaria catalana. Debe tomarse en consideración que la Ley 4/1993 fue concebida con la voluntad de definir un sistema que interrelacionara la totalidad de la infraestructura bibliotecaria para corregir los desequilibrios territoriales. Esta misma voluntad del legislador –se puede comprobar en los ejemplos– subyace en las normas que ordenan el sistema sanitario, el educativo o el de los servicios sociales y se explica por los principios de eficiencia y eficacia que deben impregnar la prestación de servicios a los ciudadanos.

Es precisamente el marco legal bibliotecario vigente el que se muestra propicio al juego: tanto la Ley como el único decreto que la desarrolla, con todos sus aciertos y desaciertos y con su innegable y parcial obsolescencia, muestran una realidad bastante ordenada y bastante permeable.


2 El Sistema de la lectura pública

Las personas tenemos necesidades variadas de información, tanto por la temática como por el nivel de complejidad que pueden presentar. Nuestra biblioteca pública, la que tenemos como referente, debe poder ayudarnos a resolverlas y debe ser nuestra clave de acceso al SLPC y al SBC.

La legislación catalana, especialmente en lo que atañe a la lectura pública, dibuja un marco competencial basado en la coordinación de las diferentes administraciones: local (ayuntamientos, consejos comarcales, diputaciones) y autonómica (gobierno nacional)

¿Qué tenemos en estos momentos? ¿Cuál sería la fotografía de nuestra situación? Las 341 bibliotecas que integran el SLPC a fecha de septiembre de 2009 salpican el territorio de forma coherente y de forma bastante mimética a como lo hace la distribución de la población. Si aplicáramos un modelo matemático a la realidad de la lectura pública en nuestro país obtendríamos, probablemente, un fractal, una imagen gráfica que representaría adecuadamente la simetría de escala. Los servicios de lectura pública se dan en todo el país, en condiciones de calidad bastante homogéneas aunque se observan algunas diferencias entre territorios, y se mantiene algún que otro déficit:

El territorio de Barcelona es el único que presenta una ratio de documento por habitante (1,31) por debajo de la media catalana (1,52) y destaca positivamente el territorio de Terres de l'Ebre con 2,61 documentos por habitante.

Barcelona y Tarragona están también por debajo de la media en cuanto a metros cuadrados por cada 1.000 habitantes: 32,45 por Barcelona y 28,58 por Tarragona frente a los 47,40 de Lleida.

A pesar de estas condiciones, Barcelona destaca con un 95,83 % en el porcentaje de población atendida por servicios bibliotecarios, frente a los casos más extremos de Terres de l'Ebre y Lleida que sólo tienen cubierta el 71,10 % y el 72,62 % de la población.2

El registro de bibliotecas del Sistema de la lectura pública sólo contempla los servicios bibliotecarios estables en poblaciones menores de 3.000 habitantes y los reduce a los que estaban integrados en las antiguas Redes públicas de bibliotecas anteriores a la Ley de 1993.3 Seguramente si el proyecto de Plan < 3000 sale adelante, podremos contar con un conocimiento más exacto de la situación real y articular también estos puntos de servicio en el marco del SLPC, prestándoles un apoyo del que ahora carecen.

Si nuestra mirada compara la realidad con el ideal determinado por el Mapa de la lectura pública, se aprecia que sólo el 36 % de los equipamientos actuales resultan adecuados en Girona y Barcelona y que el porcentaje se reduce hasta el 21 % en Terres de l'Ebre, por citar las dos posiciones más alejadas.

Las diferencias y los desequilibrios territoriales responden, probable y principalmente, a causas estructurales de nuestro país (densidades de población polarizadas, por ejemplo), a la desigual asunción de las responsabilidades de las administraciones competentes implicadas, al desinterés y las reticencias de superar estrechas visiones territoriales para trabajar desde un pensamiento sistémico.


2.1 De las redes, al Sistema

Si se adopta una mirada diacrónica de la realidad bibliotecaria catalana, veremos que se da el nombre de red al modelo que se inicia con la Mancomunidad y también a todas las estructuras sucesivas –públicas o privadas– que se desarrollan hasta la Ley de 1993. En nuestra opinión, en todos los casos –fuera cual fuera el titular: una caja, el gobierno, una diputación–, lo que se estaba intentando construir eran sistemas: diferentes funciones según un reparto de competencias, constelación de bibliotecas – en aquellos tiempos bajo una misma titularidad– que estaban bajo la tutela y la coordinación de unos servicios centrales. Estos mismos servicios centralizaban determinados procesos (formación, adquisiciones, políticas de colección, etc.) y eran los que decidían cuando, como y donde se creaban nuevos servicios.

No se podían llamar sistemas porque la teoría general de sistemas surgió con los trabajos de Ludwig von Bertalanffy publicados a mediados del siglo xx. A partir de esta metateoría, la palabra sistema entró con fuerza en el pensamiento y la literatura científica (biología, matemáticas,...) y en los años 60 y 70 en el de las ciencias sociales (filosofía, sociología, política,...).

La ley del sistema bibliotecario de 1993 introdujo la palabra sistema para definir una estructura bastante más compleja que las estructuras precedentes y repartió competencias entre los diferentes –y no pocos– niveles administrativos. Esta ley, además, partió de la idea central que el titular de los servicios debía ser el ayuntamiento (en aplicación elemental del principio de subsidiariedad). El resto de administraciones han de prestar servicios de apoyo y el gobierno catalán debe ejercer la coordinación necesaria para conseguir el equilibrio en este delicado mapa de competencias.

Desde entonces, desde 1993, el avance ha sido extraordinario. Sería interesante que alguien documentase como se ha llevado a cabo el proceso y cuál es hoy el grado de municipalización de nuestras bibliotecas. Una fotografía sincrónica de la situación actual nos podría dar muchas pistas para comprender, en el futuro, la evolución que se llevará a cabo a corto y medio plazo.

Desde 1993, pues, con el nombre de Red sólo pervive la Xarxa de Biblioteques Municipals de la Província de Barcelona y es también el territorio donde se mantienen más centralizados los procesos de apoyo a las bibliotecas municipales (también es el de gestión más compleja por el número y tamaño de sus bibliotecas). La nomenclatura, sin embargo, no nos debería engañar: la red –como otras redes locales de más reciente creación– actúa como un sistema, distribuye funciones y se basa en un principio de autoridad.

Sistemas dentro de sistemas. Esta es una de las bondades, si se nos permite la expresión, de conceptualizar los servicios como integrantes de un sistema y no de una red. El sistema –estamos hablando de sistemas abiertos– admite la gestión de la complejidad e interioriza otros posibles sistemas; admite y facilita la diferenciación, no presenta limitaciones de amplitud (como sistema social supera la estructuración de lo que serían sólo objetos físicos); se acepta como la vía más rentable para las organizaciones para conseguir sinergia (el resultado final de retorno del coste invertido por los componentes debe ser siempre superior a la misma inversión a título individual).

La foto estática de nuestro SLPC proporciona, pues, bastante información pero no abarca la complejidad de la realidad. El sistema es, y debe ser, cambiante, orgánico. "Si un observador se situara en sus vértices, siempre [lo] vería diferente, construyéndose y reconstruyéndose cada día. Por ello, es una organización caótica, porque el caos se conecta sutilmente con el azar y la creatividad "(Salas, 2002)

Seguramente lo que tenemos no es lo que se querría. A través del diálogo, de la consulta –como el proceso "Imagina la biblioteca del siglo xxi"– se debería construir un sistema ideal al que acercarnos. Un ideal planteado como pauta, que guíe los comportamientos para afinar, en la medida de las posibilidades, la realidad. Si perseveran determinadas actitudes de obviar el ideal de sistema, sus principios legales, racionales y solidarios, difícilmente nos acercaremos a él (Mihura 2001).

En este sentido, no descubriremos nada nuevo si evidenciamos que detrás de "mi" territorio y/o de "mis" usuarios, a menudo se encuentra la excusa perfecta para no asumir responsabilidades colectivas. Los criterios usuales de las administraciones (eficiencia, productividad, indicadores estadísticos,...) sólo abarcan, delimitado y concreto, el núcleo principal del servicio que se presta o el ejercicio de la competencia que se ejerce. Pocas veces la mirada se ensancha al contexto en el que se trabaja. El ejercicio de mirar debe ser capaz de observar como los componentes de cualquier sistema mantienen interrelaciones e interdependencia y actuar, en consecuencia, para avanzar en el proyecto social que rebasa "nuestro" modelo de negocio ("mis" usuarios, "mis" bibliotecas) y satisface el interés colectivo. Todas las administraciones públicas, sin excepción, participan del proyecto común del Estado Social y de Derecho por cuanto deben facilitar las condiciones para que la ciudadanía pueda ejercer sus derechos y pueda desarrollar libremente su personalidad y sus capacidades personales, tal y como prevé el Estatuto de Cataluña en su título primero.

No estamos hablando de superar los ámbitos de competencia. Estamos hablando de valores intangibles (ética pública, responsabilidad social, sentido de país, espíritu de servicio a los intereses colectivos) que pueden traducirse, simplemente, en otra manera de hacer las cosas.

Con todo, se ha avanzado.


2.2 Reconocimiento de carnés, Catálogo Colectivo y Préstamo interbibliotecario

Existen, en estos momentos, instrumentos y proyectos nuevos que empiezan a posibilitar servicios básicos que nunca se habían dado a escala nacional. Pretenden mejorar no sólo los servicios que reciben los ciudadanos sino también la misma manera de ejecutar la prestación del servicio. La voluntad es profundizar en el equilibrio territorial y en la vertebración del sistema: si con la tarjeta sanitaria seremos atendidos –bien atendidos– en cualquier punto del sistema sanitario (ambulatorio, hospital, centro de atención continuada,...), ¿por qué el carné de la biblioteca tendría que funcionar de otro modo?

Este pasado otoño, se consensuó el protocolo que establece el reconocimiento de carnés entre los cinco catálogos de lectura pública existentes.4 Con un único carné, emitido por los titulares de alguno de estos cinco catálogos, la ciudadanía debe poder usar cualquier biblioteca del sistema de lectura pública: los estudiantes que durante la semana viven en otra ciudad, los que veranean o trabajan fuera de su lugar habitual de residencia, quienes temporalmente se desplazan a otras localidades por motivos familiares, laborales, sanitarios,... deben poder utilizar los servicios de un sistema de alcance nacional.

El reconocimiento de carnés puede representar el paso previo –no sabemos si necesario– a un único carné que podría ser posible si se consigue –¡también, finalmente!– el Catálogo Único con la implementación del nuevo software Millenium. Este programa permitirá (por el software comercializado con el nombre de INN-Reach que ha adquirido la Generalitat), de manera automática y virtual, compartir la información de fondos y de usuarios entre los dos catálogos físicos que se mantendrán (titularidad de la Generalitat de Catalunya y la Diputació de Barcelona respectivamente). El catálogo único y un único carné podrían ser realidad en la primavera de 2010, si hay voluntad política. No será necesario esperar mucho para saberlo.

Y este catálogo único nacerá ya enriquecido: al catálogo de todas las bibliotecas públicas del país se sumará, por el uso de la misma tecnología, al catálogo de la biblioteca nacional, la Biblioteca de Catalunya. Con un solo clic, serán accesibles las casi 350 bibliotecas públicas y la Biblioteca Nacional. Algo parece que empieza a tomar forma.

La Biblioteca de Catalunya se ha incorporado también, y desde sus inicios, al Servicio Nacional de Préstamo Interbibliotecario. El Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació ha ido avanzando también en el diseño y configuración de este otro servicio nacional. En el momento de escribir este artículo, Girona, Lleida y Tarragona tienen garantizada la conexión territorial del préstamo interbibliotecario. La incorporación del territorio de Barcelona debería haberse iniciado antes de acabar el año 2009.


2.3 Otros instrumentos y servicios

Para no alargar este artículo, cabe sólo mencionar los instrumentos –las buenas bazas– de que dispone el SLPC o de los que dispondrá a corto plazo, y que pueden servir para fortalecer y articular el sistema, hacerlo más eficaz y avanzar en la cohesión y los equilibrios territoriales:

Servicios nacionales que se prestan –o están en curso de prestarse– a todas las bibliotecas públicas del Sistema:

También quiere hacer sistema, la iniciativa "Imagina la biblioteca pública del S. xxi", un proceso de reflexión abierto a profesionales, ciudadanos y agentes políticos y administrativos. Las conclusiones del proceso –accesibles en el portal <http://www.imaginalabiblioteca.cat/>– proporcionan pistas sobre cuáles son las prioridades que hay que establecer entre todas las administraciones implicadas. En un estado de derecho, en los tiempos que corren, la administración pública no puede decidir unilateralmente cuál es el interés público. La administración necesita el contacto con los agentes sociales, necesita percibir dónde están los intereses colectivos para poder definir sus políticas.


3 El Sistema Bibliotecario de Catalunya

Si de la lectura pública pasamos a analizar la orografía del sistema bibliotecario en su totalidad, encontraremos un panorama aparentemente bastante más complejo.

Se dispone, a nivel de país, de una Biblioteca Nacional, la Biblioteca de Catalunya, con una larga tradición y que trenza un fondo patrimonial rico con proyectos tecnológicamente avanzados; se dispone de unas bibliotecas universitarias –con herramientas de trabajo cooperativo a través del Consorci de Biblioteques Universitàries (CBUC)– que han sido, durante mucho tiempo, un revulsivo para todo el sistema; se dispone de un abanico amplio, aunque de desigual desarrollo y accesibilidad, de bibliotecas, públicas o privadas, patrimoniales, especializadas,... algunas incorporadas al Catálogo colectivo de las Universidades, otras con catálogo propio accesible en la red, otras sin catálogo o con catálogo propio pero no accesible en línea.

Algunas de estas bibliotecas trabajan aisladamente, otros colaboran en red o por proyectos o conforman diferentes sistemas (bibliotecas judiciales, de asociaciones o de colegios profesionales, de centros de investigación,...).

El sistema bibliotecario de nuestro país tiene, probablemente, un grosor y una amplitud que resultan difíciles de captar. Su articulación (a partir de un único catálogo, a partir de un servicio de préstamo interbibliotecario, por ejemplo) puede parecer una tarea hercúlea. Pero si afinamos la mirada, es posible descubrir cuáles son los instrumentos que ya existen. Estos instrumentos pueden ayudar a superar la primera impresión de desorden y pueden resultar útiles para trabajar en la composición del conjunto.


3.1 Instrumentos de la Generalitat de Catalunya

Sólo el Estado de Derecho asegura "el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular" (en el preámbulo de la Constitución española) y ninguna administración –de hecho, ningún ciudadano– puede obviar esta aseveración. La Ley del sistema bibliotecario es el marco de que nos hemos de servir para disponer las piezas sobre el tablero y definir las estrategias de juego.

— Esta Ley diseña un espacio de diálogo con los agentes públicos y los sociales: el Consejo de Bibliotecas. Las administraciones locales, los profesionales, los departamentos como el de Educació i Universitats, las asociaciones y/o federaciones de municipios tienen en el Consejo una vía para hacer llegar sus inquietudes o para tratar los temas que crean que hay que incorporar en las agendas políticas. Posiblemente, más que un repaso a las actividades y proyectos del gobierno, hay que darle un nuevo enfoque y utilizarlo como espacio de debate y de reflexión.

— El Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació creó, en 2008, la Comisión Mixta del Departament con las diputaciones y entidades asociativas de los entes locales como órgano permanente de colaboración. De esta Comisión cuelga una subcomisión exclusivamente de bibliotecas.

— Este año 2009, para dar cumplimiento al imperativo legal de la Generalitat de reunir en un único catálogo colectivo la referencia bibliográfica de los diferentes fondos de las bibliotecas que integran el Sistema Bibliotecario de Cataluña y para determinar previamente los requisitos que debe cumplir el mencionado catálogo, se ha creado –por orden del Consejero– una comisión para asesorar sobre el modelo más adecuado y para determinar las directrices generales de funcionamiento. Este otoño de 2009 previsiblemente se habrá celebrado el primer encuentro para avanzar en la consecución de un único catálogo de país, el Catálogo colectivo de Catalunya.

— Se ha ya mencionado el préstamo interbibliotecario nacional que ha nacido en el seno del SLPC, con la participación de la Biblioteca de Cataluña, y que tiene vocación de extenderse al resto del SBC coordinándose con otros servicios en funcionamiento. Este servicio, hoy por hoy, es el embrión de un sistema nacional que debe acabar llegando a todas las bibliotecas del país que quieran participar y que deberá superar, pues, las limitaciones geográficas, de titularidad o de tipología bibliotecaria.

— EURECA (Enlace Unificado a los Recursos electrónicos de Catalunya) es un buscador de colecciones digitales de la Direcció General de Cooperació Cultural que ha nacido también con vocación de erigirse en una herramienta para profesionales y ciudadanos y para superar la multiplicidad de repositorios digitales y ofrecer un único acceso. EURECA es una buena metáfora del papel que vindica para sí misma la Subdirección de Bibliotecas: desde el respeto a las iniciativas del sistema o de los componentes del sistema (en este caso, la multiplicidad de depósitos digitales de todo tipo de centros documentales y de instituciones del país) se ofrecen las herramientas que den unidad al conjunto, que favorezcan el uso y la visibilidad, multiplicando el esfuerzo de las iniciativas y que reviertan en el conjunto. Se prevé que este buscador estará en explotación antes de acabar el 2009.


3.2 Otras iniciativas apoyadas por la Generalitat de Catalunya

— GEPA (Garantía de Espacio para la Preservación del Acceso) nació, bajo el liderato del CBUC, como un almacén cooperativo de las universidades para conservar y preservar los documentos de bajo uso, garantizando su preservación y su accesibilidad inmediata. Ya desde sus inicios, el Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació hizo una apuesta (contribuyó de manera importante a su creación y ahora contribuye a su mantenimiento) para convertir el GEPA en un recurso de sistema, un recurso para la totalidad del sistema bibliotecario catalán.

— RACO (Revistas Catalanas con Acceso Abierto), proyecto del CBUC y el CESCA (Centre de Supercomputació de Catalunya) y la Biblioteca de Catalunya, o Memoria Digital de Catalunya, proyecto coordinado por el CBUC y la Biblioteca de Catalunya para facilitar la consulta de fondos digitalizados del patrimonio cultural catalán, son dos instrumentos que han de actuar como repositorios "de país", en beneficio de los intereses colectivos y como tales cuentan con el apoyo del Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació.


4 Conclusiones

La cooperación nace del principio de voluntad. La coordinación, del principio de competencia.

La Catalunya de hace 20 años desconocía, en términos generales, qué era la coordinación5 y conocía poco, qué era la cooperación. De ahí que 20 años atrás resultara difícil discernir e identificar las estructuras y superestructuras; fuera imposible analizar y aplicar la teoría de conjuntos en una situación que no respondía a ninguna lógica política o administrativa o que la complejidad de conexión eficaz de las piezas de los diferentes rompecabezas obligara a plantear la necesidad de una nueva ley.

En estas dos décadas, el SLPC y el SBC han ido creciendo y configurándose en una composición bastante más ordenada. La Ley de 1993 ha tenido, en este sentido, un papel regulador importante, sobre todo en el terreno de las bibliotecas públicas. Con todo, en otros ámbitos, sobretodo en el de las universidades, la voluntad de cooperación ha sido seguramente más importante, por no decir determinante.

Es probable que la cohesión que le falta al sistema bibliotecario responda a más de un factor. Hemos hablado –para la lectura pública– de desigual asunción de las responsabilidades de las administraciones competentes y del desinterés y la reticencia a superar estrechas visiones territoriales para trabajar desde un pensamiento sistémico. Podríamos hablar también del peso excesivo de la propia historia, un peso que condicionó bastante la Ley del 93 y que condiciona aún su interpretación.

Como decía el consejero Joan Manuel Tresserras, en la inauguración de unas jornadas, es necesario que rindamos los homenajes necesarios a las personas e instituciones que han actuado subsidiariamente durante tantos años. Hay que ser agradecido y valorar en su justa medida, lo que nos ha sido legado y nos llega del esfuerzo de las generaciones precedentes. Es parte de la buena baza que tenemos entre manos.

Tenemos tradición e historia. Y tenemos herramientas e instrumentos.

Los diferentes sistemas (con organización y reparto de competencias propios) y las diferentes redes (basadas en la cooperación) que coexisten o pueden coexistir en el seno del SBC, pueden/deben contribuir a la riqueza del sistema bibliotecario, que es siempre una manera de contribuir a la riqueza y al desarrollo de un país.


Bibliografía

Comas, Montserrat (2008). Biblioteques en temps de guerra: el front cultural de la rereguarda. Tarragona: Llibres de Matrícula.

Diego Bautista, Óscar (2007). "Ética y política: valores para un buen gobierno". Encuentros multidisciplinares, n.º 27 (septiembre-diciembre). <http://www.encuentros-multidisciplinares.org/Revistan %C2 %BA27/Oscar %20Diego %20Bautista.pdf>. [Consulta: 10/09/2009].

Espanya. Constitució espanyola. <http://www.parlament.cat/activitat/constitucio.pdf>. [Consulta: 25/11/2009].

García Martínez, Ana Teresa (2003). "El concepto de sistema bibliotecario en el contexto de la política pública". Boletín ANABAD, n.º 3, p. 161–173.

Generalitat de Catalunya. Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació (2008). Mapa de la lectura pública de Catalunya. <http://www20.gencat.cat/docs/Biblioteques/Tematic/Documents/Arxiu/mapa.pdf>. [Consulta: 25/09/2009].

Generalitat de Catalunya (1981). Llei de Biblioteques de Catalunya. <http://ca.wikisource.org/wiki/Llei_de_biblioteques_de_Catalunya_1981>. [Consulta: 25/11/2009].

Generalitat de Catalunya (1990). Llei 15/1990, de 9 de juliol, d'ordenació sanitària de Catalunya. <http://www10.gencat.cat/catsalut/archivos/ql23_LOSC.pdf>. [Consulta: 08/09/2009].

Generalitat de Catalunya (2007). Llei 12/2007, d'11 d'octubre, de serveis socials. <http://www.gencat.cat/diari/4990/07284064.htm>. [Consulta: 08/09/2009].

Generalitat de Catalunya (2009). Llei 12/2009, del 10 de juliol, d'educació. <http://www.gencat.cat/diari/5422/09190005.htm>. [Consulta: 08/09/2009].

Generalitat de Catalunya (1993). Llei 4/1993, de 18 de març, del sistema bibliotecari de Catalunya. <http://cultura.gencat.cat/redir.asp?codipag=197>. [Consulta: 30/09/2009].

Institut d'Estudis Territorials (2001). Laboratori virtual per experimentar la complexitat territorial. <http://www.mcrit.com/complexity/lab_virtual.htm>. [Consulta: 10/09/2009].

Mayol Fernández, M. Carme (2005). "La Xarxa de Biblioteques 1915-2004: una història que mira al futur". BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentació, núm. 14 (juny). <http://bid.ub.edu/14mayol.htm>. [Consulta: 12/11/2009].

Miguel, María de, et al. (2007). "El buen gobierno en la administración pública española: principios incluidos y excluidos". En: XV Congreso Nacional de Ética de la Economía y de las Organizaciones. Barcelona: IESE Business School. <http://www.eben-spain.org/docs/Papeles/XV/deMiguelRibesdeMigueldelVal.pdf>. [Consulta: 22/09/2009].

Mihura Seeber, Federico (2001). "La ética y la política: reflexiones sobre uno de los temas de mayor actualidad". <http://www2.uca.edu.ar/esp/sec-pigpp/esp/docs-estudios/revista/tp8/etica-politica.pdf>. [Consulta: 09/09/2009].

Rodríguez-Arana Muñoz, Jaime (2007). "La dimensión ética de la Administración pública. Reflexiones a partir de la Constitución española de 1978". Revista de fomento social, n.º 248 (octubre-diciembre), p. 571–588.

Rodríguez-Arana Muñoz, Jaime (2005). "La ética en la administración pública". <http://www.bibliojuridica.org/libros/4/1632/27.pdf>. [Consulta: 09/09/2009].

Salas i Bertran, Isabel (2002). "Per què la UOC es pot concebre com una organització fractal?". <http://www.uoc.edu/web/cat/art/uoc/isalas0902/isalas0902.html>. [Consulta: 09/09/2009].

Vives i Gràcia, Josep (2008). "El sistema bibliotecari de Catalunya, una perspectiva en construcció". Item: revista de biblioteconomia i documentació, núm. 48 (gener-juny), p. 13–29.


Fecha de recepción: 3/10/2009. Fecha de aceptación: 19/11/2009




Notas

1 Este texto –ampliado y actualizado– presenta la intervención en la mesa redonda "Del presente al futuro" celebrada en el Tercer seminario del Aula Jordi Rubió i Balaguer (curso 2008-2009): "Catalunya hace 100 años: las bibliotecas en la construcción de un país".

2 Es necesario explicar que el Mapa de la lectura pública considera 'población atendida' tanto aquella que dispone de una biblioteca estable abierta, por ejemplo, 35 horas semanales, como aquella población que solo dispone de una visita, quincenal y de 2 horas de duración, de un bibliobús

3 "Las bibliotecas públicas de titularidad pública que estén en funcionamiento en la entrada en vigor de esta Ley se han de integrar de oficio en el Sistema de la Lectura Pública de Catalunya" (disposición adicional quinta de la Ley 4/1993 del Sistema Bibliotecario de Catalunya)

4 Catálogos colectivos titularidad de la Generalitat de Catalunya y de la Diputació de Barcelona y los tres catálogos de las tres bibliotecas públicas del Estado que gestiona el Departament de Cultura i Mitjans de Comunicació

5 En el marco de la Ley de 1981, coexistían, en la provincia de Barcelona dos redes públicas de bibliotecas, por no citar las redes de las cajas de ahorros que se podían extender a lo largo y ancho de la geografía catalana. Se podía dar el caso que, en un mismo municipio, hubiera dos bibliotecas públicas de diferente titularidad pública. Este hecho, no representaba tampoco ninguna novedad: en el año 1936 en Vilafranca, coexistían dos bibliotecas públicas de diferente titularidad: de la Caixa y de la Generalitat de Catalunya (Comas, 2008)