[Versió catalana]

Teresa Mañà

Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona

mana@ub.edu



El I Congreso Nacional de Bibliotecas Escolares se celebró en Salamanca los días 18, 19 y 20 de octubre, organizado por la Junta de Castilla y León y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Mònica Baró i Teresa Mañà asistieron, invitadas por la organización.

El congreso se proponía unos objetivos ambiciosos, que transcribimos a continuación:

Se estructuraba en sesiones de mañana y tarde. En las sesiones de mañana se impartia una conferencia a cargo de algun intelectual de renombre (los invitados fueron Fernando Savater, Francisco Jarauta i José A. Marina), y sólo esporádicamente y casualmente se hacía referencia a la biblioteca escolar; esta charla iba seguida de dos ponencias y de una mesa redonda. En las sesiones de tarde, más breves pero igual de espesas, se hacían dos exposiciones de experiencias y un debate de expertos. De entrada, al margen de los resultados cualitativos de las diferentes propuestas, resultaba evidente que el programa era demasiado intenso. Por otro lado, la acumulación de actividades propiciaba la dispersión de contenidos, ya que era difícil que todo lo que se hacía en una mañana tratase exclusivamente sobre el mismo tema.

Del conjunto de actividades, destacamos las que consideramos más interesantes para sus aportaciones y para la relación con los objetivos del congreso:

— La acción de promoción de las bibliotecas escolares que se hace desde la Administración central. Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación, expuso las propuestas del Ministerio en este ámbito, y dejó claro que son las comunidades autónomas las que gestionan y ejecutan. El articulado de la última ley de educación, la LOE, que reconoce la existencia de bibliotecas en todos los centros escolares, y las partidas presupuestarias adjudicadas a las comunidades autónomas son los temas que puso sobre la mesa.

— Las experiencias de los centros IES Arca Real, de Valladolid; Colegio Público Miralvalle, de Plasencia, y Colegio Público Pablo Iglesias, de Asturias, que aportaron la visión y la lucha diaria de los docentes para conseguir hacer funcionar bibliotecas integradas en el centro.

— La visión abierta y moderna del presente y del futuro de las bibliotecas escolares, que dió Lourense H. Das, directora regional en Europa de la International Association of School Librarianship (IASL). Según su concepción de la educación y del papel de las bibliotecas, un centro educativo es un conjunto de aulas organizado alrededor de una biblioteca que ofrece aprendizaje en línea, autónomo e individual para cada niño.

— "Es de libro", la propuesta del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) para sensibilizar a la comunidad educativa sobre los derechos de autor. Este programa educativo se dirige al conjunto de la comunidad educativa, para fomentar la lectura, la creación textual y el respeto a los derechos de autor. Consta de diferentes materiales de trabajo para enseñar a investigar, destinados a los estudiantes de secundaria y al profesorado (www.esdelibro.es).

— La cuestión del personal que ha de ocuparse de las bibliotecas de los centros educativos. Este asunto fue el tema de la ponencia de Mónica Baró, que apostó por tener en cuenta el perfil del responsable de biblioteca más que la titulación. Evidentemente, el responsable de una biblioteca escolar ha de tener formación técnica y pedagógica y ha de ser capaz de trabajar con el alumnado para facilitar los procesos de aprendizaje, enseñar a utilizar la información y fomentar el hábito de la lectura. Nuestra propuesta, calificada de coherente y conciliadora por un maestro asistente al congreso, responde a las necesidades de los dos niveles educativos: un bibliotecario con especialización de pedagogía o un maestro con especialización de biblioteconomía para primaria y un bibliotecario con curso de capacitación pedagógica para secundaria.

El encuentro, a pesar de que calidad y cantidad no iban a la par, fue una buena ocasión de reencontrarnos con personas que desde hace años trabajamos para las bibliotecas escolares, comentar los avances conseguidos desde el anterior encuentro de 1997, intercambiar ideas y propiciar iniciativas nuevas. Por otro lado, para nuestro colectivo profesional fue una nueva plataforma desde donde explicar y difundir las posturas sobre quien ha de ocuparse de las bibliotecas escolares. Las pocas intervenciones del público pusieron de manifiesto el desconocimiento que se tiene de la formación del bibliotecario.

Para acabar la valoración del congreso, me permito añadir un par de observaciones:

— La primera que hay que hacer es la del uso innecesario del adjetivo "nacional", puesto que se trataba de una convocatoria abierta a la participación de cualquier persona o administración, pero las finalidades de trabajo y las conclusiones eran de ámbito restringido; es decir, no era una convocatoria del Ministerio de Educación, con la participación de todas las comunidades autónomas —cosa que hubiese justificado el carácter "nacional"—, sino una convocatoria de una sola comunidad autónoma.

— La segunda observación afecta a la organización. Con vocación de exhaustividad y de contentar a todo tipo de público, el congreso se resintió de un exceso de actos, cosa que provocó graves retrasos en el horario e va impidió la participación del público, ya fuese por cansancio, por saturación, por falta de tiempo, etc. En cualquier acto de este tipo, el público habría de tener ocasión de pedir aclaraciones, contrastar opiniones y dejar oír sus preocupaciones, si éstas no han sido recogidas por los ponentes.

Las conclusiones (obvias) y algunas imágenes del congreso pueden encontrarse en: <http://www.educa.jcyl.es/educacyl/cm/educacyl/tkContent?pgseed=1162294715668&idContent=41704&locale=es_ES&textOnly=false>.

Nuestra conclusión quizá también es evidente, pero no por ello dejaremos de hacerla: en lo que a bibliotecas escolares se refiere, estamos como estábamos hace diez años, y quizá algo peor, porque todo lo que no avanza, retrocede. Es cierto que actualmente partimos del consenso de que en todo centro escolar debe haber una biblioteca que sea un espacio de recursos multimedia integrado en los aprendizajes. Ahora bien, continuamos hablando de la necesidad de que se apliquen líneas de actuación eficaces que vayan más allá de la política de escaparate y que garanticen la continuidad de programas o planes de fomento de la biblioteca escolar; que se tomen medidas de control de las inversiones (de los 24 millones de euros repartidos a las comunidades autónomas para invertir en bibliotecas, a Cataluña le han tocado 3,5) y evaluaciones de resultados; que se reconozca la figura del bibliotecario escolar y se defina su perfil y la formación reglada que le corresponden. Y, mientras, el tiempo pasa. Hablemos de estas cuestiones sabidas y no resueltas cuan sería indispensable hablar de la velocidad de acceso de los ordenadores, de la banda ancha y de cómo enseñamos a los niños a consultar Internet. En esencia, lo que se constata es que cuando consigamos las bibliotecas escolares que estamos pidiendo, ya estarán desfasadas.