Hace un mes, el profesor Ernest Abadal me pidió que preparara un pequeño texto para la ocasión. Como no me especificó el tema que debía tratar, creí conveniente que versara sobre la evolución que ha tenido el Science Citation Index (SCI) hacia la Web of Science y la relación que tiene con Google. Para este último aspecto, podéis consultar el blog de Eric Rumsey, un bibliotecario de Estados Unidos, en el que me considera "el padrino de Google" (Rumsey, 2010).
Hace cincuenta años, el Institute for Scientific Information (ISI) empezó a publicar, dentro de los Current Contents, la serie "This Week's Citation Classic". Durante más de quince años, les pidieron a miles de autores que escribieran reseñas de los artículos más citados que nosotros recopilábamos, todos ellos ahora disponibles en www.citationclassics.org. Me sorprendió que me encargaran la misma tarea para mi artículo de 1955, que ya es un clásico, entonces publicado en Science (Garfield, 1955). Como citador convencido, destaqué que aquella no era mi publicación más citada, sino que el artículo de 1972, también publicado en Science, sobre la utilización de análisis de citaciones para evaluar publicaciones (Garfield, 1972), se había citado muchas más veces. Ahora bien, aunque es cierto que ese artículo ha tenido una importancia primordial para Thomson Reuters a la hora de crear y mantener el contenido de la Web of Science y para editoriales que han querido crear publicaciones eruditas, también creo que el de 1955 es mucho más significativo.
En este sentido, como les pasa a muchos otros autores, tengo la sensación de que la obra más citada no es necesariamente la mejor. Mi obra que se ha citado más veces es, en realidad, el libro Citation Indexing, publicado en 1979 (Garfield, 1979). Si se sigue la genealogía de citaciones hasta el artículo original, se ve la evolución que ha tenido el concepto de índice de citaciones: desde un sistema de recuperación de la información hasta una herramienta de evaluación de la investigación. De hecho, en un artículo publicado años después, en 1998, analizaba que esta aplicación de los índices de citaciones parecía que había pasado a ser su finalidad última (Garfield, 1998).
Durante las primeras décadas que siguieron a la publicación del artículo original, en 1955, y la de su sucesor, en 1964 (Garfield, 1964), la mayoría de los artículos sobre citaciones versaban sobre los pros y los contras de los índices de citaciones como herramientas de recuperación de la información. A raíz de la preocupación que había entonces por los índices creados a partir de léxico controlado, creamos el Permuterm Subject Index, como suplemento en el SCI en lenguaje natural. Más adelante, Henry Small formalizó el papel de las citaciones como símbolos conceptuales (Small, 1978).
Un primer presagio del uso del SCI como método de evaluación científica fue el artículo de J. Margolis (1967). En aquel momento, Irving Sher y yo ya habíamos hecho el sencillo ejercicio de ordenar el SCI original para extraer una lista de los cincuenta autores más citados. Años más tarde, hemos visto que un tercio de esos autores han acabado recibiendo el Premio Nobel y casi todos han sido candidatos a este galardón (Garfield, 1977).
Cuando se publicó el artículo de 1955, había muy pocos ordenadores y las tarjetas perforadas eran un sistema revolucionario. Incluso diez años después, cuando creamos el SCI, utilizamos las tarjetas agujereadas como método de entrada en los primeros ordenadores de IBM para generar el primer SCI en formato impreso.
En aquel tiempo, el Memex de Vannevar Bush era lo que más se parecía a lo que ahora es Internet (Bush, 1945). Pero fueron Ralph Garner (1967) y Derek J. de Solla Price (1965) quienes reconocieron íntegramente las propiedades de vinculación de las citaciones y los que les atribuyeron descripciones formales. La idea de hacer un esquema exhaustivo de la ciencia a partir de las propiedades de vinculación de las citaciones se empleó para explorar la historiografía del ADN, por ejemplo. En nuestro campo, ya desde muy al principio, un pequeño grupo de profesionales del SCI vio el potencial significativo que tenían las evaluaciones bibliométricas (Garfield, Sher, Torpie, 1964).
Son varios los autores que han identificado los artículos e informes relevantes que han acabado haciendo del SCI una herramienta habitual entre analistas políticos y otros profesionales interesados en la evaluación, incluyendo a los amantes de las especulaciones sobre los posibles ganadores de premios Nobel. Ahora, sin embargo, el SCI no solo se utiliza con esta última finalidad: además de ser esencial en bibliotecas y centros de documentación, es un recurso ampliamente empleado para generar competencia desde Google Académico y Elsevier, la editorial de obras de medicina y literatura científica más grande del mundo. Tanto uno como el otro han vuelto a aplicar la vinculación de citaciones de manera creativa y, en realidad, el éxito tecnológico de Google como motor de búsqueda se debe a su proceso de clasificación de las citaciones.
Cuando releo el artículo de 1955, me acuerdo de la inspiración que debe el concepto a mi temprano interés por el enciclopedismo. En 1970, Manfred Kochen escribió sobre la relevancia que tenían los índices de citaciones en el movimiento enciclopédico internacional (Kochen 1972). Hoy en día, Internet ha permitido el desarrollo de la Wikipedia y otros grandes esquemas que harán realidad el sueño que tenía H. G. Wells de un "cerebro mundial".
Debido a la poca capacidad de memoria que tenían los ordenadores en aquel momento, los índices de citaciones no se pudieron utilizar con esos propósitos hasta al cabo de más de treinta años. Desde entonces, se han realizado numerosas investigaciones sobre las propiedades de vinculación de los índices de citaciones, encabezadas por la aportación sobre las redes de artículos científicos de Derek J. de Solla Price (1965), publicada poco después de mi artículo de 1964, también en Science, en la que describía al SCI como una nueva dimensión en la evaluación científica (Garfield, 1964).
Actualmente se suele pasar por alto que, una década después de la primera publicación del anuario del SCI, las bibliotecas seguían debatiendo apasionadamente si adquirirlo para complementar, o incluso para sustituir, una combinación de servicios de indexación tradicionales. Al final, la resistencia de científicos y bibliotecarios acabó disipándose. Ese progreso se dio de manera análoga al aumento de la capacidad de memoria de los ordenadores, que pasó de los 16K del IBM 1401 que utilizábamos entonces a los gigabytes que actualmente damos por descontado.
Recuerdo que cuando fuimos a Madrid por primera vez, ahora hace más de cincuenta años, tuvimos que modificar el software que utilizábamos en aquel tiempo para que funcionara con la memoria de 12K del IBM 1401 que tenían en el Ministerio de Educación.
El SCI en su forma final pertenece a la Web of Science y a una red de más de mil millones de citaciones, y se utiliza habitualmente como método de investigación y como herramienta para analizar el impacto de la investigación. Si bien esto constituye un legado excelente de lo que en su día fue un índice de dimensiones reducidas, una de mis mayores decepciones es que en el ámbito estudiantil no se use como herramienta de difusión selectiva de la información. Hoy en día hay muchos productos que ofrecen alertas semanales y diarias, pero tengamos en cuenta que el primer sistema que ofreció este servicio fue el Automatic Subject Citation Alert (ASCA) (Garfield, Sher, 1967), creado en 1965, un año después de que emprendiéramos el proyecto del SCI. Todavía hay que hacer pedagogía sobre las citaciones: habría que enseñar a los estudiantes cómo funciona este proceso y también tendrían que preguntarse quién cita y dónde se citan las obras que utilizan.
Para terminar, querría agradecer este honor a la Universitat de Barcelona.
Bibliografía
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Price, Derek J. de Solla (1965). "Networks of scientific papers: the pattern of bibliographic references indicates the nature of the scientific research front". Science, vol. 149, no. 3683, p. 510-515. <http://garfield.library.upenn.edu/papers/pricenetworks1965.pdf>.
Rumsey, Eric (2010). "Eugene Garfield: librarian and grandfather of Google". Seeing the picture. <http://blog.lib.uiowa.edu/hardinmd/2010/07/12/eugene-garfield-librarian-grandfather-of-google/>.
Small, Henry G. (1978). "Cited documents as concept symbols". Social studies of science, vol. 8, p. 327-340. <http://www.garfield.library.upenn.edu/small/hsmallsocstudsciv8y1978.pdf>.