Número 46 (junio 2021)

Educación para la utilización de fuentes de calidad: ilusión o realidad

 

[Versió catalana]


María del Carmen Cruz Gil

Departamento de Ciencias de la Documentación
Universidad de Zaragoza

 

Resumen

El estudio comienza con el contexto actual de los cambios que se han producido en la información, con el objetivo de inducir a la reflexión sobre si la educación para la utilización de fuentes de calidad es una ilusión o una realidad, debido a la manipulación que está sufriendo la sociedad con la desinformación y las noticias falsas (fake news). Se presenta un análisis desde tres perspectivas: una, la búsqueda de información; dos, la propuesta de autores respecto a las fuentes en el contexto de búsqueda de información, y, tres, la educación en el contexto de la alfabetización informacional. Se finaliza con la propuesta de utilizar estas perspectivas como un proceso cíclico y convergente que debe comenzar a una edad temprana y debe ser continuado en el tiempo, para adquirir unas competencias informacionales que permiten reconocer los sesgos y evitar la desinformación.

Resum

L'estudi comença amb el context actual dels canvis que s'han produït en la informació, amb l'objectiu d'induir a la reflexió sobre si l'educació per a la utilització de fonts de qualitat és una il·lusió o una realitat, a causa de la manipulació que pateix la societat amb la desinformació i les notícies enganyoses (fake news). Es presenta una anàlisi des de tres perspectives: la primera, la cerca d'informació; la segona, la proposta d'autors respecte a les fonts en el context de cerca d'informació, i, la tercera, l'educació en el context de l'alfabetització informacional. S'acaba amb la proposta d'utilitzar aquestes perspectives com un procés cíclic i convergent que ha de començar en una edat primerenca i ha de ser continuat en el temps, per a adquirir unes competències informacionals que permeten reconèixer els biaixos i evitar la desinformació.

Abstract

The study begins with an examination of the world of information today. With the advent of fake news and the growing spread of misinformation, the study invites a reflection on whether it is possible to provide guidance for seeking out and using quality sources. The analysis is carried out from three perspectives: one, the search for information; two, the authors' proposal regarding the sources in the context of searching for information; and three, education in the context of information literacy. The study ends with the proposal to use these perspectives as a cyclical and convergent process that should begin at an early age and be continued over time, in order to inculcate informational skills that favour recognizing bias and avoiding misinformation.

 

1 Contexto actual

Las nuevas tecnologías e Internet han provocado muchos cambios en las diferentes formas de transmitir información. Un claro ejemplo son las redes sociales, en las que se crea y con las que se distribuye información de manera rápida y económica (Galarza Molina, 2021). Esta rapidez en la difusión de la información es la que ha llevado a considerarlas como foco de propagación de desinformación y bulos (García Vivero; López García, 2021).

Este contexto afecta, por un lado, al crecimiento exponencial de la información (aspectos cuantitativos) y, por otro lado, al proceso de búsqueda de información (aspectos cualitativos). La suma de ambos aspectos provoca que el proceso de búsqueda de información se haya vuelto mucho más complejo (Byström, 2002). Esta complejidad es superada por las personas al adquirir un conocimiento previo que les permita tener las habilidades, competencias y destrezas necesarias para acceder a información de calidad y que se denomina alfabetización informacional (information literacy). La alfabetización informacional forma parte de la educación en información y facilita que las personas reconozcan una "mala información" o que sepan utilizar fuentes de información de calidad, entendiendo fuente de información como los recursos necesarios para acceder a la información y al conocimiento en general.

En este contexto se puede afirmar que las fuentes de información se convierten en una herramienta para la búsqueda de información. Pero ¿sabemos buscar información?, ¿es suficiente Internet para resolver las necesidades informativas y obtener información de calidad? y, por añadido, ¿sabemos lo que es una fuente de calidad?

Fernández Aragonés y Camón (2020) llaman la atención sobre la necesidad de plantearnos si se realizan programas de educación sobre la utilización de fuentes de información realmente o solo de manera ilusoria. Un ejemplo es la crisis de desinformación causada por el coronavirus (García Vivero; López García, 2021), que no hubiese existido y no hubiese tenido una repercusión tan negativa en nuestra sociedad en el caso de estar alfabetizados informacionalmente.

La propuesta de este análisis es no considerar la búsqueda de información, la obtención de fuentes de información de calidad y la educación en información y la alfabetización informacional como procesos aislados e independientes, sino como competencias que convergen en un proceso cíclico y continuado para conseguir que las personas tengan las habilidades necesarias para combatir la desinformación y las fake news. Las perspectivas propuestas en el análisis son las siguientes.

 

2 Perspectivas

2.1 Perspectiva de búsqueda de información

Marchionini (1995) considera que la búsqueda de información es un proceso fundamentalmente humano, relacionado con el aprendizaje y la resolución de problemas. Por tanto, las personas acuden a las fuentes cuando se inicia un proceso de búsqueda de información.

Cuando una persona necesita información, su primer impulso para buscarla es recurrir a algún buscador en Internet, y Google es el más utilizado por la mayoría de los usuarios (García Rodríguez [et al.], 2016). En este proceso de búsqueda, denominado por Piwowarski y Blanco (2011) "navegación", el usuario traduce su necesidad de información en una consulta en la que recibe un listado ordenado de resultados.

Si los resultados de la búsqueda inicial no satisfacen su necesidad informativa, este podría reformular la consulta, pero ello puede ser problemático debido a:

  • que el objeto informativo no esté claro;
  • que el usuario introduzca errores semánticos o sintácticos en la búsqueda, es decir, que el usuario no tenga la educación que necesita para concretar su búsqueda;
  • que la necesidad de información no pueda ser resuelta con los recursos o fuentes disponibles o que su selección no haya sido la apropiada.

Es decir, que el usuario no tenga la formación suficiente para recurrir a una fuente adecuada o de calidad. En este sentido, Fernández Aragonés y Camón (2020) llaman la atención sobre resultados obtenidos en estudios anteriores relacionados con el mundo académico en los que se revela la deficiencia de los estudiantes para la búsqueda de información. Este hecho repercute directamente en la selección de fuentes de información, que en general es deficiente, como se plantea en la perspectiva a continuación.

 

2.2 Perspectiva que plantea la propuesta de autores respecto a las fuentes en el contexto de búsqueda de información

Con anterioridad se habla de las fuentes como parte del proceso de búsqueda de información, pero las fuentes tienen múltiples acepciones y en esta perspectiva se hace referencia a la fuente de información como cualquier conjunto de documentos, informaciones y datos cuyo contenido y estructura informativa constituyen una unidad informacional, en la que pueden ser satisfechas las consultas y demandas documentales de un usuario determinado (Blázquez Ochando, 2015). Es decir, una fuente de información va a servir de herramienta a la que el usuario acude para realizar una búsqueda de información que satisfaga, con información de calidad, su necesidad informativa.

López Borrull, Vives Gràcia y Badell (2018) entienden por fuente de información de calidad aquella que sigue una serie de controles que permiten garantizar la calidad de la información que se obtiene de ella.

Pero ¿cómo puede saber un usuario si una fuente es de calidad o no?, ¿qué criterios debe aplicar para ello? Desde el punto de vista de las y los profesionales de la gestión de la información, una fuente de calidad es una fuente veraz y fiable. Las personas pueden tener la tentación de conformarse con la primera fuente que aparece en primer lugar en Google, sin analizarla en detalle y sin comprobar su veracidad y fiabilidad. De hecho, en estudios anteriores, ya se llamó la atención respecto a que la abundancia de información en Internet repercutía en la carencia de procedimientos de análisis para certificar la fiabilidad. Esta carencia de fiabilidad en las fuentes utilizadas en determinados contextos puede provocarnos un conflicto. Por este motivo, se considera de gran importancia el aprendizaje para la evaluación de fuentes, ya que es estratégico para no caer en la desinformación y las noticias falsas (Fernández Aragonés; Camón, 2020).

No en vano, las personas que se dedican al fact-checking, "entendido como un conjunto de actividades que se centran en analizar, contrastar y verificar informaciones que presenten una veracidad dudosa" (García Vivero; López García, 2021, p. 238), una de las verificaciones que realizan es la de triangular las fuentes; recurrir a más de tres fuentes para verificar la información, en las que se acude a fuentes de organismos públicos, administraciones y expertas o expertos en una materia.

Aunque el fenómeno de la verificación de datos fue creado por el Instituto Poynter en el año 2015, la crisis de desinformación provocada por el coronavirus, mencionada con anterioridad, ha provocado que aumente más la sensibilidad social de este fenómeno (García Vivero; López García, 2021).

 

2.3 Perspectiva de la educación en el contexto de la alfabetización informacional

Como se ha visto con anterioridad, si una persona recibe educación sobre el proceso de búsqueda de información le resultará menos complejo (perspectiva 2.1). Si está educada para buscar información podrá utilizar mejores fuentes, más fiables, más veraces y confiables (perspectiva 2.2). Obtendrá resultados de mayor calidad y podrá evitar la desinformación.

Pero ¿qué es educación?, según la Real Academia Española de la Lengua (RAE), educación es la acción y el efecto de educar. ¿E información?, según la RAE, información son los conocimientos comunicados o adquiridos mediante una información.

Al unir las dos definiciones podemos decir que educación informacional es la acción que recibe una persona con el objetivo de adquirir conocimiento mediante una información.

La definición de alfabetización informacional (information literacy) del Information Literacy Group de la CILIP (The library and information association) del Reino Unido, en 2018, dice: "Information literacy is the ability to think critically and make balanced judgements about any information we find and use. It empowers us as citizens to reach and express informed views and to engage fully with society"Es decir, la capacidad de pensar de forma crítica y emitir opiniones razonadas sobre cualquier información que encontremos y utilicemos. Además, hace referencia al efecto que produce este hecho, el de empoderarnos como una sociedad comprometida.

Se le ha dado tal importancia a la educación en información o alfabetización informacional que ha sido tratada a nivel internacional por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Association of College and Research Libraries (ACRL) y planteada también como competencia necesaria en el Marco Común de Competencia Digital Docente en el año 2018 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

La Comisión Europea y el Servicio Europeo de Acción Exterior establecieron el Plan de acción para la lucha contra la desinformación, presentado y aprobado por el Consejo Europeo en diciembre de 2018, que entró en vigor en el año 2019. Entre las iniciativas, se encuentran la propuesta a Facebook, Google y Twitter para probar informes mensuales sobre acciones contra la desinformación en línea y la creación del European Digital Media Observatory, que ha iniciado su actividad en junio de 2020 (García Vivero; López García, 2021). Además, en el Boletín Oficial del Estado del 30 de octubre de 2020 se publica la Orden PCM/1030/2020, de 30 de octubre, en la que se presenta el procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional. En esta misma orden (España, 2020) se pueden leer los datos del Flash Eurobarometer de la Comisión Europea de 2018, en el que el 88 % de los ciudadanos consideran que la desinformación es un problema en España. Con el objetivo de paliar este problema el Ministerio del Interior (2013) difundió una guía con consejos, como se puede ver a continuación en la figura 1.

 

 

Figura 1. Guía para combatir las fake news del Ministerio del Interior de España

 

Figura 1. Guía para combatir las fake news del Ministerio del Interior de España

 

Es obvio que todas estas medidas no hubieran sido necesarias si la sociedad hubiera conseguido estar alfabetizada informacionalmente, pues, como señala la Association of College and Research Libraries (2000), las personas alfabetizadas tienen la habilidad de localizar, evaluar y utilizar con eficacia la información necesaria y tener las competencias de:

  • determinar el alcance de la información necesaria;
  • acceder a la información necesaria de forma eficaz y eficiente;
  • evaluar la información y sus fuentes de forma crítica;
  • incorporar la información seleccionada a la propia base de conocimientos;
  • utilizar la información eficazmente para conseguir un propósito concreto;
  • comprender las cuestiones económicas, legales y sociales que rodean al uso de la información, y acceder y utilizar la información de forma ética y legal.

 

3 Propuesta

Según lo expuesto con anterioridad, en donde el proceso de búsqueda de información es un proceso fundamentalmente humano relacionado con el aprendizaje y la resolución de problemas (Marchionini, 1995); en el que, cada vez con más información y fuentes de información, las personas se ven obligadas a ser capaces de tomar decisiones acerca de los procesos de búsqueda y las fuentes utilizadas para ello (Cruz Gil, 2015) como método para no caer en la desinformación y en las fake news, se considera necesaria la propuesta de utilizar la búsqueda de información, las fuentes de información y la educación o alfabetización informacional como proceso cíclico y convergente, reforzado también por Burkhardt (2017), que considera que la educación informacional se debe comenzar a edad temprana (pues, al comenzar demasiado tarde, las personas llegan ya con un aprendizaje arraigado) y continuar en el tiempo, para que, de esta forma, las personas adquieran las siguientes competencias:

  • la capacidad de utilizar la información,
  • la capacidad de diseñar y aplicar estrategias de búsqueda de información, y
  • la capacidad de operar con fuentes de información para poder acceder a ellas, obtener la información y convertirla en conocimiento (Cruz Gil, 2015), esquema que se puede ver a continuación en la figura 2.

 

 

Figura 2. Representación del proceso cíclico de búsqueda de información, fuentes de información y educación

 

Figura 2. Representación del proceso cíclico de búsqueda de información, fuentes de información y educación

 

De esta forma, las personas adquieren y desarrollan una comprensión del mundo que las rodea desde puntos de vista informados, con los que podrán desafiar con credibilidad y de manera informada la información, además de permitirles reconocer los sesgos y la desinformación (Sales, 2020).

 

4 Conclusión

Se considera necesaria la reflexión: ¿se está haciendo partícipe a la sociedad de una educación para la utilización de fuentes de calidad de manera real o ilusoria?

Últimamente, el uso de Internet y las redes sociales ha provocado el imparable crecimiento de la desinformación y las noticias falsas, que se han convertido en un verdadero problema respecto a la veracidad y fiabilidad de la información (López Borrull; Vives Gràcia; Badell, 2018). La constatación de esta situación debe servir de reflexión y discusión, respecto a si realmente se están llevando a cabo en la sociedad programas de educación informacional para la utilización de las fuentes de información, y si los ya existentes consiguen sus objetivos. La realidad nos conduce a pensar que todavía hay mucho camino por recorrer y que los objetivos que hay que conseguir de una ciudadanía alfabetizada todavía están lejos. De no ser así, las noticias falsas y la desinformación no se hubieran convertido en el problema que son hoy en día.

No podemos asumir la lucha contra las noticias falsas ni la manera descontextualizada y rápida en la que recibimos las noticias (Galarza Molina, 2021), pero sí reivindicar la importancia de que la sociedad esté formada para utilizar las fuentes de información con una mirada crítica, pues es la sociedad la principal responsable de la difusión de noticias falsas. Por este motivo, es urgente realizar programas de alfabetización informacional y reforzar los ya existentes, de forma que se adapten a las necesidades actuales (López Borrull; Vives Gràcia; Badell, 2018).

Esta línea se corrobora en el reciente estudio llevado a cabo por Galarza Molina (2021) sobre las fake news en Nuevo León, en el que se concluye con la necesidad de reforzar estrategias de alfabetización en el sistema educativo de México a una temprana edad, para capacitar a la población con un conocimiento que la habilite para tener una visión crítica respecto al consumo de información sin descuidar tampoco la formación al sector poblacional adulto; reflexión válida para otros muchos países.

 

Bibliografía

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