Número 47 (diciembre 2021)

Procedencias de los impresos de la biblioteca del Castillo Monasterio de Escornalbou: las marcas de propiedad de la colección de Eduard Toda

[Versió catalana]


Pedro Rueda

Coordinador del máster de Bibliotecas y Colecciones Patrimoniales
Facultad de Información y Medios Audiovisuales
Universidad de Barcelona

Dolors Saumell Calaf

Directora
Biblioteca Pública de Tarragona

 

Resumen

Objetivos: este estudio analiza la procedencia de los libros de la colección adquirida por Eduard Toda en Inglaterra, que fueron trasladados a su residencia del Castillo Monasterio de Escornalbou. Es un caso singular de libros adquiridos en Londres y llegados a Cataluña entre 1912 y 1918, que se quedaron en la casa tras el traslado de Toda a Poblet. Finalmente, en el año 1983, la casa pasó a ser propiedad de la Generalitat de Cataluña y después de la Diputación de Tarragona. Los libros fueron catalogados por la Biblioteca de Cataluña y están en dos salas formando parte del recorrido turístico del edificio. Aquí se analizan sus características y los exlibris con la finalidad de ponerlos en valor en un futuro nuevo diseño museográfico de la casa.

Metodología: el estudio se ocupa de analizar los libros anteriores a 1901 incluidos en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Cataluña, con la finalidad de tener una visión global de la colección. A continuación, se hace el análisis de una selección de los exlibris y de las marcas de propiedad que se conservan en el Castillo Monasterio de Escornalbou. El estudio de las marcas identifica las utilizadas por Eduard Toda y las de los antiguos poseedores de los libros, detectando casos significativos de coleccionistas ingleses desde el siglo xviii hasta inicios del siglo xx. También se han podido identificar algunos catálogos de venta de estas colecciones que han permitido precisar la procedencia de algunos ejemplares vendidos por Sotheby's y otras casas de subasta.

Resultados: los libros anteriores a 1901 son un total de 2.529 obras. La mayoría de ellos, un 87 %, son libros del siglo xix, y un 11 % del xviii; estos dos siglos reúnen el 98 % de la colección. El interés de Eduard Toda estuvo claramente orientado a la cultura europea contemporánea, y adquiría libros en inglés y francés. Le interesaron los libros en inglés, el 49 % del total, y en francés, el 41 %. Una parte de los ejemplares reunidos por Toda provenían de políticos, parlamentarios y diplomáticos ingleses con largas carreras profesionales e importantes bibliotecas, como Jean-Sylvain Van de Weyer (1802–1874), político belga y diplomático en Londres. Otros antiguos poseedores que reunieron notables bibliotecas fueron abogados y militares, como el juez James Lewis Knight-Bruce (1791–1866).

Resum

Objectius: aquest estudi analitza la procedència dels llibres de la col·lecció adquirida per Eduard Toda a Anglaterra, que van ser traslladats a la seva residència del Castell Monestir d'Escornalbou. És un cas singular de llibres adquirits a Londres i arribats a Catalunya entre 1912 i 1918, que van quedar-se a la casa després del trasllat de Toda a Poblet. Finalment, l'any 1983, la casa va passar a ser propietat de la Generalitat de Catalunya i després de la Diputació de Tarragona. Els llibres van ser catalogats per la Biblioteca de Catalunya i són en dues sales formant part del recorregut turístic de l'edifici. Aquí se n'analitzen les característiques i els exlibris amb la finalitat de posar-los en valor en un futur nou disseny museogràfic de la casa.

Metodologia: l'estudi s'ocupa d'analitzar els llibres anteriors a 1901 inclosos al Catàleg Col·lectiu del Patrimoni Bibliogràfic de Catalunya, amb la finalitat de tenir una visió global de la col·lecció. A continuació es fa l'anàlisi d'una selecció dels exlibris i de les marques de propietat que es conserven al Castell Monestir d'Escornalbou. L'estudi de les marques identifica les utilitzades per Eduard Toda i les dels antics posseïdors dels llibres, tot detectant casos significatius de col·leccionistes anglesos des del segle xviii fins a inicis del segle xx. També s'han pogut identificar alguns catàlegs de venda d'aquestes col·leccions que han permès precisar la procedència d'alguns exemplars venuts per Sotheby's i altres cases de subhasta.

Resultats: els llibres anteriors a 1901 són un total de 2.529 obres. La majoria d'ells, un 87 %, són llibres del segle xix, i un 11 % del xviii; aquests dos segles reuneixen el 98 % de la col·lecció. L'interès d'Eduard Toda va estar clarament orientat a la cultura europea contemporània, i adquiria llibres en anglès i francès. Li van interessar els llibres en anglès, el 49 % del total, i en francès, el 41 %. Una part dels exemplars reunits per Toda provenien de polítics, parlamentaris i diplomàtics anglesos amb llargues carreres professionals i importants biblioteques, com ara Jean-Sylvain Van de Weyer (1802–1874), polític belga i diplomàtic a Londres. Altres antics posseïdors que van reunir notables biblioteques van ser advocats i militars, com ara el jutge James Lewis Knight-Bruce (1791–1866).

Abstract

Objectives: this study analyses the provenance of the collection acquired by Eduard Toda in England which was then housed in his residence in the Escornalbou Castle-Monastery. It is an unusual case of a set of books which arrived in the castle between 1912 and 1918, and remained there after Toda moved to Poblet. The castle became the property of the Catalan government. The books were catalogued and are housed in two rooms which are included in the tour of the building organized for visitors. The features of the books and their bookplates will be analyzed with a view to their inclusion in the plans to turn the castle and its surroundings into a museum.

Methodology: to provide a general description of the collection, the study analyzes the books dating from before 1901 listed in the Collective Catalogue of Catalonia's Bibliographical Heritage and a selection of the bookplates and marks of ownership that are kept in the Escornalbou Castle-Monastery. The study of the marks of ownership aims to identify the ones used by Eduard Toda and the previous owners, and finds interesting cases of English collectors from the eighteenth to the early twentieth centuries. Some sales catalogues of these collections have also been identified that indicate the origin of certain copies sold by Sotheby's and other auction houses.

Results: a total of 2,529 books date from before 1901. Most of them, 87%, are from the nineteenth century, and 11% from the eighteenth; thus, these two centuries make up 98% of the collection. Eduard Toda was clearly interested in vernacular languages, since 49% of the books are in English and 41% in French. Some of the books collected by Toda were by English politicians, parliamentarians and diplomats with long professional careers who were owners of important libraries, such as Jean-Sylvain Van de Weyer (1802–1874), a Belgian politician and diplomat in London. Other owners of notable libraries were lawyers and army officers, such as Judge James Lewis Knight-Bruce (1791–1866).

 

 

1 Introducción

El estudio de las procedencias comienza a ofrecer resultados de interés en el análisis de la formación y la disgregación de las colecciones, e integra nuevos enfoques en el estudio de los orígenes de las bibliotecas y de los medios que permitieron su reunión y las razones de su disolución (Reed, 2017; Rebmeister-Klein, 2010). El tema no es nuevo, pero se ha renovado e integrado con los intereses de la empresa (Curwen; Jonsson, 2007; Pearson, 2005), los problemas y las consultas de los investigadores sobre el origen de los fondos (Martín Abad, 2007), el desarrollo de proyectos sobre diseminación de textos usando herramientas propias de las humanidades digitales (Clemens; Graham, 2007) y los estudios desde las bibliotecas de reserva con fondos antiguos (Rodrigues; Vian, 2020a). En este artículo proponemos un estudio de los libros reunidos por Eduard Toda en su casa de Escornalbou. Estos libros forman parte de una casa-museo de una red pública de centros gestionados por la Generalitat de Cataluña.

El artículo analiza sus procedencias mediante las marcas de los anteriores poseedores. Esta vía nos permitirá conocer mejor y definir, de manera más precisa, las características y la evolución de una colección (Czapnik, 2005). Este trabajo forma parte de un proyecto más amplio puesto en marcha por la Agencia Catalana de Patrimonio Cultural, la Biblioteca Pública de Tarragona-Servicio de Bibliotecas y la Diputación de Tarragona, con la idea de construir un portal web, mejorar el conocimiento de la colección y renovar la parte expositiva del Castillo Monasterio de Escornalbou (Riudecanyes).

En nuestro trabajo proponemos una visión global del catálogo de libros anteriores a 1901 y el estudio de un conjunto de marcas de propiedad de anteriores poseedores. Este doble enfoque ha permitido conocer el fondo y analizar casos significativos de exlibris. En este sentido, se han tenido en cuenta las recomendaciones de investigadores con experiencia en el terreno, como por ejemplo Gonzalo Sánchez-Molero (2020), Navarro Bonilla (2003) y Duroselle-Melish (2019), entre otros. El foco en este artículo se centrará en las marcas del ejemplar, siguiendo la pista en la estratigrafía del poseedor, y en la "biografía de la copia", aspectos que suelen encontrarse en el estudio de manuscritos e incunables, como indica Scheibe (2010), con la finalidad de reconstruir las colecciones y conocer a los poseedores de ejemplares singulares en el marco de una historia cultural que incluye los libros y las bibliotecas como parte de un ecosistema de cultura (Petrucciani, 2020).

El foco de estudio serán las etiquetas impresas, las notas de Toda y los sellos de tinta. Las marcas permiten entender cómo se desarrolló el proceso de compra en Inglaterra y su incorporación a la biblioteca de Eduard Toda durante los años de estancia en Londres trabajando para una naviera, así como su posterior traslado a Cataluña con la finalidad de pasar los últimos años de su vida dedicado a actividades de mecenazgo y de estudio del patrimonio cultural (Massó Carballido, 2016).

La biblioteca del castillo de Escornalbou fue una de las bibliotecas privadas más importantes y loadas de su tiempo, pero Eduard Toda no era un coleccionista ni un bibliófilo corriente, y la biblioteca personal que formó tampoco se asemejaba a las grandes bibliotecas privadas de la época: sus fondos no se acumulaban ni se exhibían, entraban y salían y siempre estaban en movimiento. Nuestro personaje investigaba, seleccionaba, compraba e ideaba colecciones y lotes con la finalidad última de dotar a las bibliotecas y los equipamientos culturales del país.

Son numerosos los estudios sobre Eduard Toda y la donación de libros que hizo en los años veinte y treinta del siglo xx (Gort y Oliver, 2015; Estivill Rius, 2016), remitiendo desde Escornalbou varias cajas de libros y lotes a bibliotecas y archivos catalanes (Gudayol, 2006). Ahora nos ocuparemos únicamente de los libros que se conservan en el Castillo Monasterio de Escornalbou, un fondo menos estudiado y consultado y difundido, siendo más conocidas sus relaciones con la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (Comas i Güell, 2007), el archivero municipal de Barcelona Agustí Duran i Sanpere (Gonzalvo i Bou, 2001), el Centro de Lectura de Reus (Arnavat, 1993) y de otros centros de toda Cataluña.

Las donaciones de libros llegaron a su punto álgido durante los primeros años de la década de 1920, y luego disminuyeron, aunque Eduard Toda seguramente no dejó nunca de hacer donaciones. Al final de su vida, en Poblet, ya muy mayor, en abril de 1939 tenía la intención de hacer uno de los últimos envíos de libros a Agustí Duran i Sanpere.

2 La biblioteca todiana actual en el Castillo Monasterio de Escornalbou

Eduard Toda i Güell (Reus, 1855 – Poblet, 1941) fue diplomático, egiptólogo, escritor, historiador, bibliógrafo, bibliófilo y filántropo. Su larga trayectoria personal estuvo unida siempre a los libros, especialmente en sus facetas de bibliófilo y de mecenas cultural. Atravesó varias etapas: primero como diplomático (1875–1901), después abandonó la carrera consular y trabajó como gerente de una empresa naviera en Londres (1901–1919) y, finalmente, volvió definitivamente a Cataluña, al castillo de Escornalbou, donde se dedicó a proyectos y a tareas culturales. Colaboró, y más adelante ejerció, como profesor de la Escuela de Bibliotecarias (1923–1932), y en una última etapa se trasladó, ya mayor, al monasterio de Poblet (1932–1941), centrándose en su restauración.

En la actualidad, la biblioteca del castillo conserva una pequeña parte de los libros reunidos, repartida por las estanterías de dos salas que ya aparecen fotografiadas en los años veinte, y que fueron reproducidas en muchas revistas de la época. El historiador y archivero Agustí Duran i Sanpere guardó en su colección fotográfica dos imágenes de las salas que muestran la biblioteca y las mesas de trabajo, con los cuadros y las esculturas que la madre de Eduard Toda, Francesca Güell, reunió cuando buscaba mobiliario para el castillo, en la etapa en la que su hijo residía en Londres. Hoy en día el castillo es un espacio museográfico que recibe visitas y está conservado por la Generalitat de Cataluña.

 

 

Biblioteca del Castillo Monasterio de San Miquel de Escornalbou (1921). Fuente: Archivo Nacional de Cataluña. ANC1-132-N-425. Colección fotográfica de Agustí Duran i Sanpere

 

Biblioteca del Castillo Monasterio de San Miquel de Escornalbou (1921). Fuente: Archivo Nacional de Cataluña. ANC1-132-N-425. Colección fotográfica de Agustí Duran i Sanpere. http://arxiusenlinia.cultura.gencat.cat/

 

Los libros de la colección anteriores a 1901, que podemos ver en el recorrido por el edificio, fueron catalogados e incorporados al Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Cataluña. También se conserva en el castillo-monasterio el mueble con las fichas elaboradas por Eduard Toda y sus colaboradores. El catálogo en línea nos ofrece la información de los libros disponibles en la actualidad, muchos de los cuales quedaron en Escornalbou cuando él se marchó a Poblet (Gonzalvo y Bou, 2016). Se trata de un patrimonio singular de notable valor, ya que son libros que difícilmente se encuentran en otras bibliotecas del territorio. La colección da una panorámica del mundo cultural inglés y francés que interesó a las élites culturales catalanas de principios del siglo xx.

 

 

Biblioteca del Castillo Monasterio de San Miquel de Escornalbou (1921). Fuente: Archivo Nacional de Cataluña. ANC1-132-N-424. Colección fotográfica de Agustí Duran i Sanpere

 

Biblioteca del Castillo Monasterio de San Miquel de Escornalbou (1921). Fuente: Archivo Nacional de Cataluña. ANC1-132-N-424. Colección fotográfica de Agustí Duran i Sanpere. http://arxiusenlinia.cultura.gencat.cat/

 

Los libros anteriores al siglo xx son un total de 2.529 obras. La mayoría de ellos, un 87 %, son libros del siglo xix, y un 11 %, del xviii. Estos dos siglos reúnen el 98 % de la colección. El conjunto es revelador de los diversos intereses de Eduard Toda, pero es una muestra pequeña, y las obras que se publicaron en varios volúmenes no se han conservado siempre completas. Algunas veces adquirió duplicados, lo que suele pasar en las compras de lotes, que hizo a menudo durante la etapa londinense. Los diversos estudiosos que se han aproximado a esta cuestión calculan que el número de piezas que contenía iba de los 60.000 volúmenes que, como mínimo, anota Jordina Gort (2015), a las casi 80.000 piezas que calculaba Joan Ruiz i Porta hacia 1927. En 1920, Jordi Rubió ya hablaba de más de 60.000 volúmenes (Fontanals; Losantos, 2007, p. 154). Sin embargo, precisar más el volumen es una tarea imposible por varias razones: por un lado, la biblioteca era un ente dinámico, de modo que muchos de los libros y de los documentos que entraban constantemente hacían una parada corta antes de ser enviados a las bibliotecas y a los archivos que hasta entrada la década de los años treinta recibieron las generosas donaciones de Toda; por otro, los diferentes tipos documentales que se reunían no facilitaban el recuento: desde libros, folletos y revistas, hasta estampas y grabados, a papeles personales (propios y de terceros, como los de Alí Bei) y documentos de archivos que Toda organizó, clasificó y encuadernó antes de instalarlos en Poblet (Estivill Rius, 2016, p. 2). En este caso, los que quedan hoy en el castillo-monasterio representarían un 5 % de todos los que llegaron, si es que realmente adquirió esos 60.000 volúmenes.

Siglos
Títulos
xv
1
xvi
5
xvii
43
xviii
277
xix
2.203
Total
2.529

Tabla 1. Los impresos antiguos de la biblioteca del Castillo Monasterio de Escornalbou. Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Cataluña

Los libros del castillo-monasterio fueron los que no se distribuyeron en otros centros, y posiblemente se trata de una tarea inacabada de reparto y mecenazgo, por eso hay que valorarlos con cautela y son el reflejo de muchos otros que Toda compró en Inglaterra (Gort y Oliver, 2015). En el año 1917, cuando residía en Londres, anuncia a la prensa la intención de ceder su gran biblioteca a la Biblioteca de Cataluña, del Instituto de Estudios Catalanes, que se hará efectiva cuando resida en Escornalbou (1920–1924). Desde Londres planificaba las adquisiciones y las posteriores donaciones, especialmente en grandes centros como la Biblioteca de Cataluña, el Archivo de la Ciudad de Barcelona o el Monasterio de Montserrat. La reciente formada Biblioteca de Cataluña, enmarcada en la obra novecentista de la Mancomunidad, fue, tal y como había sido años antes la Biblioteca Museo Víctor Balaguer, el gran equipamiento cultural catalán que había que enriquecer en la etapa de formación. Eduard Toda inició las donaciones desde Londres, cuando todavía formaba parte del Instituto de Estudios Catalanes, y en los inicios de los años veinte se sumarán 14.000 obras más. El monasterio de Montserrat iniciaba a comienzos de los años veinte una renovación cultural y de catalanización profunda promovida por el abad Marcet, con personajes destacados como Anselm Albareda, impulsor directo de la recuperación, ampliación y esplendor de la biblioteca, la imprenta y el archivo. La correspondencia de Eduard Toda con el abad Marcet manifiesta una firme voluntad de dejar huella en esta reanudación cultural, y lo hizo con unos 9.000 volúmenes que incluían los fondos recuperados de la biblioteca de la Cartuja d'e Escaladei: libros de teología, de historia de las misiones, de biografías eclesiásticas y del protestantismo, entre otros. El Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona también fue uno de los centros que más se benefició de estas donaciones y durante más tiempo, posiblemente debido a la amistad con Agustí Duran i Sanpere. Aquí hizo la donación de los papeles de Alí Bei y de las ediciones de sus obras, de las colecciones de libros ingleses y franceses sobre España y Cataluña y de estampas y grabados en cantidades importantes. Según Assumpció Estivill (2016), se trataría de 7.000 libros, unos 6.000 grabados con retratos de personajes ilustres y una buena colección de retratos fotográficos de personajes del mundo de la cultura, la nobleza y de tipo popular.

Los cuarenta y tres libros del siglo xvii representan una pequeña muestra de los muchos que poseyó y que se repartieron por centros como la Biblioteca de Cataluña y el Monasterio de Montserrat. También hay cinco libros del siglo xvi y un incunable de derecho de Paul de Castro, en concreto uno de los volúmenes de los Consilia antiqua et nova (1493) impresos en Venecia (ISTC ip00167100).

 

 

Colofón del ejemplar de la biblioteca de Escornalbou de los <em>Consilia antiqua et nova</em> de Paul de Castro (1493). Este ejemplar no aparece en la ficha de la edición del catálogo de títulos breves Incunabula

 

Colofón del ejemplar de la biblioteca de Escornalbou de los Consilia antiqua et nova de Paul de Castro (1493). Este ejemplar no aparece en la ficha de la edición del catálogo de títulos breves Incunabula. https://data.cerl.org/istc/ip00167100. Fuente: P. Rueda

 

En la casa también quedan algunos manuscritos en los estantes y una selección de libros del siglo xx de literatura y de historia que se atesoran en la biblioteca del castillo, especialmente en la sala del despacho. Todos los libros que permanecieron en la biblioteca fueron los que finalmente Toda no dio ni llevó a Poblet, y que quedaron "varados" allí, alejados del uso al que nuestro personaje y sus visitantes los tenían acostumbrados. Tras la marcha de Toda hacia el Monasterio de Poblet para centrarse en su restauración, son pocos los testimonios de lectores de este fondo que podemos encontrar. Puntualmente, algún artículo de prensa hace mención de esto, como el que publicó Montserrat i Torrens (1990) en La Vanguardia, dando a conocer los numerosos títulos de memorias y epistolarios de la colección escritos por mujeres.

Desde los años cuarenta, el edificio y los libros pasaron a ser propiedad de la familia Llopis, que los mantuvieron en los estantes, pero que solo ocupaban la casa en verano, por lo que la convirtieron en una segunda residencia. Los Llopis añadirían algún volumen más a la colección, básicamente textos religiosos como La Luz del menestral, ó sea, coleccion de vidas de fieles esclarecidos que se santificaron en profesiones humildes (1875) de Francisco Butiñá (1834–1898), al que Juan Llopis añadió su firma. También se conservan algunos exlibris de José M.ª Llopis Borràs, que utiliza en su diseño motivos de Escornalbou y reutiliza el "BOV" con una cruz que ya se había utilizado anteriormente y una alusión a la mitra de Tarragona con una "T" en el escudo, vinculada a la dependencia tarraconense de la baronía de Escornalbou.

 

 

Exlibris, sueltos y sin enganchar, de José M.ª Llopis Borràs conservados en el interior del libro de Charles François du Périer Dumouriez <em>La vie du général Dumouriez</em> (1795) que perteneció a Eduard Toda

 

Exlibris, sueltos y sin enganchar, de José M.ª Llopis Borràs conservados en el interior del libro de Charles François du Périer Dumouriez La vie du général Dumouriez (1795) que perteneció a Eduard Toda. Fuente: P. Rueda

 

A Eduard Toda le interesaron los libros en inglés, un 49 % del total, y en francés, un 41 % de los que quedan en el castillo-monasterio. Estos suman 2.276 títulos, de un total de 2.529 anteriores a 1901. Esto da una idea clara de las compras masivas que hizo en el mercado inglés del libro, ya que entre los coleccionistas ingleses hubo un especial interés por los libros en francés, una de las lenguas más comunes en la diplomacia y entre las élites culturales inglesas. La biblioteca reflejaba una notable riqueza de temáticas e incluía algunos libros en italiano que tienen exlibris de coleccionistas ingleses, algunas obras en portugués (una lengua que Toda leía porque estuvo en Macao como diplomático) y, muy puntualmente, obras en alemán. Entre los libros en español tenía un lote de 133 ejemplares de temáticas muy variadas, pero principalmente del siglo xix.

Algunos libros antiguos estaban relacionados con el mundo franciscano como el Memorial apologético (1651) de Francesc Subirats y la crónica del convento de Juan Papió en El Colegio Seminario del Arcangel San Miguel de Escornalbou (1765), así como otros de temática local como el de Josep Rocamora i Plana Reus en el mar (1897), y orientados al conocimiento de la arqueología tarraconense, como el de Bonaventura Hernández Sanahuja (1810–1891) El indicador arqueológico de Tarragona: manual descriptivo de las antiguedades que se conservan en dicha ciudad y sus cercanías (1867).

Lengua
Títulos
Alemán
3
Inglés
1.239
Árabe
1
Catalán
15
Español
133
Francés
1.037
Griego
1
Italiano
47
Latín
47
Portugués
6
Total
2.529

Tabla 2. Las lenguas de los libros impresos de la biblioteca del Castillo Monasterio de Escornalbou. Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Cataluña

También tenía un pequeño lote de libros en catalán de amigos suyos como Lo romiatge de l'anima (1897), de Víctor Balaguer (1824–1901), y de personas con las que mantuvo contacto como Alexandre de Riquer (1856–1920), de quien tenía la obra Quan jo era noy (1897). También había personas que le regalaban sus obras, como el poeta falsetano Salvador Estrem y Fa (1893–1936), que escribió de su mano una dedicatoria a Toda en La mala collita (Reus, 1930), y Marian Roca i Munté (1886–1976), quien le regaló el folleto titulado Cinc setmanes al Castell de Pilats (Reus, 1925), dedicado a "l'admirat bibliòfil Sr. Eduard Toda".

 

 

Ejemplar de la biblioteca de Escornalbou con la dedicatoria a Eduard Toda del periodista y poeta Salvador Estrem i Fa de su libro <em>La mala collita</em> (1930)

 

Ejemplar de la biblioteca de Escornalbou con la dedicatoria a Eduard Toda del periodista y poeta Salvador Estrem i Fa de su libro La mala collita (1930). Fuente: P. Rueda

 

Por otro lado, en la colección encontramos libros de muchas procedencias; de hecho, se editaron en 136 ciudades diferentes. Tiene libros mayoritariamente europeos, pero también hay libros norteamericanos, de Ecuador y de Argentina, o de lugares más lejanos como Levuka (Fiji) y Hong Kong. Unos dos mil de sus títulos (el 82 %) se editaron en siete ciudades, pero sobre todo en Londres (1.067 títulos) y en París (820 títulos). Estos dos grandes centros editoriales fueron los focos principales que proveyeron a los lectores británicos y a los coleccionistas como Eduard Toda.

Principales ciudades de edición
Títulos
Londres
1.067
París
820
Madrid
62
Barcelona
45
Bruselas
32
Nueva York
31
Ámsterdam
21
Total
2.078

Tabla 3. Las principales ciudades de edición de los libros de la biblioteca del Castillo Monasterio de Escornalbou. Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de Cataluña

3 Los exlibris de Eduard Toda

En la biblioteca de Escornalbou, muchos ejemplares tienen una anotación a pluma en las guardas con la firma de Eduard Toda y una fecha, generalmente 1913 o 1914, que revela el momento en que nuestro personaje comenzaría, durante la estancia en Londres, a marcar muchos de los ejemplares con su nombre. Este fue un elemento importante de identificación de la colección cuando inició los preparativos para su regreso a Cataluña, que el inicio de la Primera Guerra Mundial frenó durante unos años.

La tradición de tener una marca personal que permitiera identificar los libros provenía de una larga trayectoria, muy especialmente a finales del siglo xix, cuando el coleccionismo y el mundo del exlibrismo coincidieron para fomentar las etiquetas impresas con una identificación del propietario (Pearson, 2019). Estas marcas tuvieron un éxito extraordinario y se empezaron a coleccionar y a encargar a dibujantes y a grabadores de renombre, e incluso se convirtieron en un símbolo más del prestigio de la colección (Delgado Casado, 1996; Rodrigues; Vian, 2020b). En el marco del mundo del exlibris, Inglaterra tenía una larga trayectoria, con obras que recogían los más destacados y que promovían su uso, como la de John Byrne Leicester Warren (barón de De Tabley), titulada A Guide to the Study of Book-plates (Ex-Libris) (1880).

 

 

Firma a pluma de Eduard Toda en las guardas del libro de James Russel <em>Letters From A Young Painter Abroad To His Friends In England</em> (1750)

 

Firma a pluma de Eduard Toda en las guardas del libro de James Russel Letters From A Young Painter Abroad To His Friends In England (1750). Fuente: Marina Miquel Vives

 

El interés de Toda por el mundo del libro también se reflejó en sus exlibris. A lo largo de los años tuvo cuatro, identificados por Angulo Fernández y Molina Guerra (1989, p. 2248). En el caso de los libros que se conservan en el Castillo Monasterio de Escornalbou, utilizaría hasta tres diseños diferentes, impresos con diversas técnicas, tamaños y colores. Mosén Jaume Barrera i Escudero, colaborador y amigo de Toda, los coleccionó y consiguió reunirlos en su álbum de recuerdos de Escornalbou, pero dejó fuera el exlibris que había diseñado Alexandre de Riquer. Se trataba de una refinada representación femenina, desnuda y con una veladura, con alusiones a las ciencias y a las artes, que fue valorada por Ricard Vives (1925) como una composición "atraient i robusta" con referencias a la luz, a la ciencia y a las artes (Yebra, 1983, p. 137). Sin embargo, esta imagen encajaba con el nuevo paradigma en el que Eduard Toda quería encuadrarse como mecenas en Escornalbou y, por descontado, a mosén Barrera no le pareció adecuada, ya que era un hombre de ideas conservadoras. El papel de Riquer en la renovación del exlibrismo en Cataluña fue decisivo y recibió numerosos encargos de coleccionistas (Yebra, 1983). El prestigio de sus diseños lo convirtió en un colaborador habitual de los socios de la Asociación de ExLibristas ibéricos, y sus dibujos y estampas aparecieron con frecuencia en la Revista ibérica de exlibris (1903–1905) fundada por Víctor Oliva, sin olvidar su papel junto a la Sociedad Catalana de Bibliófilos, en la que volvemos a encontrar a Riquer desde sus inicios, en el año 1903, junto a Pau Font de Rubinat, de Reus, y amigo de Eduard Toda (Bellveser, 1990).

 

 

Exlibris calcográfico al aguafuerte en tinta sepia de "Eduard de Toda", firmado al pie por A. de Riquer. Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, AHCB3-041/5D64-01/02. 28,5 x 22 cm (huella de la plancha, 20 x 16 cm)

 

Exlibris calcográfico al aguafuerte en tinta sepia de "Eduard de Toda", firmado al pie por A. de Riquer. Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, AHCB3-041/5D64-01/02. 28,5 x 22 cm (huella de la plancha, 20 x 16 cm). Fuente: P. Rueda

Uno de los diseños para Toda se hizo en Londres utilizando el buey como símbolo del monasterio, y precisamente fue adoptando este nuevo exlibris cuando decidió instalarse en Escornalbou y formar una biblioteca con los fondos adquiridos en Inglaterra. En 1913, el artista C. G. Underwood dibujaría un medallón con la cabeza de un buey y la frase "Ex libris Escornalbov", del que se hicieron varias tiradas, una estampación litográfica en negro y fotograbados en diversos colores (Vives, 1925; Angulo Fernández; Molina Guerra, 1989, p. 2248–3). Las técnicas fotomecánicas se usaron para obtener formatos más pequeños y económicos que eran más adecuados para fijar en las guardas. Esto permitía obtener centenares de exlibris que se fijaban en los ejemplares; en el caso de Eduard Toda, necesitaba miles de ellos para sus nuevas adquisiciones.

 

 

Colección de diferentes exlibris de la Biblioteca de Escornalbou de Eduard Toda

 

Colección de diferentes exlibris de la Biblioteca de Escornalbou de Eduard Toda. Fuente: Jaume Barrera i Escudero. Sant Miquel de Escornalbou (1921–1929). BC Ms. 8995, h. 20v-21r

 

Un segundo exlibris de temática de Escornalbou fue diseñado en 1914 por el artista Josep Triadó Mayol (1870–1929), con la imagen de un buey y la leyenda "Biblioteca de Escornalbou. E. Toda" (Angulo Fernández; Molina Guerra, 1989, p. 2248–2). En este caso, se hicieron varias tiradas en fotograbado, de diferentes tamaños, en color negro y rojo. El resultado era un pequeño exlibris muy adecuado para fijar en las guardas delanteras, generalmente en la primera hoja de guarda del libro. Una tradición que Toda siguió cuidadosamente, procurando colocar el suyo junto a los anteriores. En esto fue muy cuidadoso, ya que ni arrancaba ni mutilaba los exlibris de antiguos poseedores, aunque ello implicara que el suyo quedaba desplazado, generalmente en la parte inferior, pero sin impedir la lectura de la etiqueta anterior. Esta práctica ha permitido reconstruir la estratigrafía de anteriores propietarios de los ejemplares, al tiempo que ha facilitado entender cómo los adquirió y sobre la base de qué colecciones pudo reunir la suya. Los exlibris los encontramos en numerosos ejemplares de Escornalbou, tanto en los que se conservan actualmente en el edificio como en los que repartió en varias instituciones (Estivill Rius, 2016). Es uno de los elementos más reveladores de la biblioteca reunida por Toda durante sus años en Inglaterra.

 

 

Colección de diferentes exlibris de la Biblioteca de Escornalbou de Eduard Toda

 

Colección de diferentes exlibris de la Biblioteca de Escornalbou de Eduard Toda. Fuente: Jaume Barrera i Escudero. Sant Miquel de Escornalbou (1921–1929). BC Ms. 8995, h. 22v-23r

 

Un nuevo exlibris de temática de Escornalbou lo dibujó el abogado Pau Font de Rubinat, amigo de Eduard Toda y reconocido bibliófilo, con el que compartía la pasión por los libros (Anguera, 1997). Riquer i Palau, en su estudio pionero en Cataluña titulado Els ex-libris i l'ex-librisme (1952) recuerda que "Pau Font y de Rubinat, excelente ex-librista, dibujó, de manera didáctica y admirable, algunos ex-libris para sus amistades", y continúa explicando que "fue el primer bibliófilo español que en la nueva época del ex-librismo se hizo ex-libris para su importantísima biblioteca" (Riquer, 1952, vol. II, p. 47). Uno de sus diseños lo realizó en 1921 con un original exlibris circular con la leyenda "Ex libris Edvart Toda" y en el centro la palabra "BOV". Esta vez, el modelo era el dibujo de un plato del antiguo convento. El exlibris conseguía conectar la colección con la historia del edificio, un aspecto que a Toda le había interesado especialmente, ya que en aquellos años estaba reconstruyendo la historia del monasterio desde sus inicios. Los restos materiales y las piezas arqueológicas fueron, junto con los documentos y los libros, los aspectos que más interesaban en aquel momento a Toda. Precisamente en esos años, tras su regreso, estaba completando sus estudios históricos y reunía materiales para escribir la Història de Escornalbou (1926) y la Bibliografia espanyola d'Itàlia (1927–1931). Al igual que en otros casos, este exlibris tuvo varias tiradas, en dos tamaños diferentes, y en color azul y naranja.

 

 

Colección de distintos ex-libris de la Biblioteca de Escornalbou de Eduard Toda. Fuente: Jaume Barrera i Escudero. <em>Sant Miquel de Escornalbou</em> (1921–1929)

 

Colección de distintos ex-libris de la Biblioteca de Escornalbou de Eduard Toda. Fuente: Jaume Barrera i Escudero. Sant Miquel de Escornalbou (1921–1929). BC Ms. 8995, h. 21v-22r

 

4 Las marcas de procedencia de los libros de la colección

La mayoría de las encuadernaciones de los ejemplares de Escornalbou fueron las que hizo Eduard Toda en el momento de su adquisición, y en la mayoría de los casos no están firmadas ni son piezas de coleccionista. Algunas tienen etiquetas y sellos de las librerías que las vendieron o que las encuadernaron, y en una gran parte de los casos son libreros ingleses, especialmente londinenses.

 

 

Etiqueta de "Henry Sotheran & Co. Bookseller to the King. 140, Strand. London. W.C." en las guardas de la <em>Historia de la conquista de México</em> de A. de Solís (Barcelona, 1771). Toda dio este libro al Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, B.1.771 12º 1 (1–2). Ex-libris de Toda. Ex-libris de Henry Charles Blaksley

 

Etiqueta de "Henry Sotheran & Co. Bookseller to the King. 140, Strand. London. W.C." en las guardas de la Historia de la conquista de México de A. de Solís (Barcelona, 1771). Toda dio este libro al Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, B.1.771 12º 1 (1–2). Ex-libris de Toda. Ex-libris de Henry Charles Blaksley. Fuente: P. Rueda

 

En un caso, en las Aventuriers de génie (1920), de Gustave Macé (1835–1904), una edición económica de las aventuras de un policía parisino, se volvió a encuadernar con una sencilla holandesa con puntas, y el encuadernador utilizó un hierro con la cabeza de un buey, una prueba del interés de Toda por vestir sus libros conectándolos con su nueva residencia; incluso tenía colaboradores entre sus invitados en Escornalbou. En una carta de Lluís Camós a Agustí Duran i Sanpere, con fecha 20 de septiembre de 1928, explicaba el caso de "Serraclara de qui el Sr. Toda acaba de descobrir les seves dots d'artista del pinzell, que està treballant com un negre en rotular i ornamentar lloms de llibres relligats de nou" (Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, Toda B-162-1928). Sin embargo, la mayor parte de los libros preservados en el castillo-monasterio mantuvieron las encuadernaciones previas.

 

 

Hierro dorado en el lomo de <em>Aventuriers de génie</span> (1920). En las guardas, el libro incluye el exlibris diseñado por C. G. Underwood y la firma de Toda con fecha de 1913

 

Hierro dorado en el lomo de Aventuriers de génie (1920). En las guardas, el libro incluye el exlibris diseñado por C. G. Underwood y la firma de Toda con fecha de 1913. Fuente: Marina Miquel Vives

 

Los libros procedían de anteriores colecciones y contenían exlibris que nos permiten conocer algunas de las procedencias. Una parte de estos volúmenes fueron vendidos en subastas en Londres, como pasó con los libros de Henry Benjamin Hanbury Beaufoy (1786–1851), puestos a la venta en 1909 en una subasta de Christie, Manson & Woods, pero algunos de sus libros llegaron a las manos de Eduard Toda. En su biblioteca encontramos ejemplares que procedían de coleccionistas ingleses del siglo xviii que iniciaron el gusto por el coleccionismo de piezas singulares en Inglaterra, un fenómeno que McKitterick (2018) analiza en el marco del interés por el libro raro y por la formación de bibliotecas únicas, como también analiza Potten (2015) al ocuparse de la afición del coleccionismo por el objeto en sí mismo propio de la bibliofilia. Eduard Toda no era el único interesado en estos volúmenes, y otros coleccionistas (y libreros) iban a estas subastas y visitaban las librerías. En una carta, con fecha de 11 de noviembre de 1922 de Eduard Toda al archivero municipal Agustí Duran i Sanpere, este recordaba que: "Es terrible la mort tràgica del pare Elizondo, era bibliòfil fins al moll dels ossos, i a ell dec les troballes de los millors llibres de ma col·lecció. Lo que hi ha és que lo preu era per ell un mínim detall i tractava les lliures esterlines com si fossin sols pessetes" (Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, Toda B-162-1922).

 

 

Catálogo de venta de los libros de Henry B. H. Beaufoy (1786–1851) del año 1909, subasta de Christie, Manson & Woods

 

Catálogo de venta de los libros de Henry B. H. Beaufoy (1786–1851) del año 1909, subasta de Christie, Manson & Woods. Fuente: https://babel.hathitrust.org/c

 

Las subastas, habituales en el comercio del libro inglés, daban la oportunidad de comprar por lotes. Londres reunía algunos de los mejores libreros del país, que además tenían contactos internacionales, lo que convirtió al mercado inglés en uno de los más activos, especialmente desde finales del siglo xix y hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial (Mandelbrote, 2007). En esos años, algunas ciudades como París y Londres se convirtieron en el paraíso del coleccionismo (Silverman, 2019). A Londres llegaban importantes lotes de todo el Reino Unido que se vendían mediante catálogos de colecciones de gran interés (Pearson, 2006). El dinamismo del mercado y la fuerte competencia entre libreros y subastadores permitieron que circulasen volúmenes extraordinarios y que el precio de muchos ejemplares fuera asequible si se tenía paciencia y un buen conocimiento del mercado.

 

 

Exlibris de Henry Benjamin Hanbury Beaufoy (1786–1851) en el libro de Charles Francis Sheridan <em>A History of the Late Revolution in Sweden</em> (London, 1778) adquirido por Toda

 

Exlibris de Henry Benjamin Hanbury Beaufoy (1786–1851) en el libro de Charles Francis Sheridan A History of the Late Revolution in Sweden (London, 1778) adquirido por Toda. Fuente: Marina Miquel Vives

 

Ralph Willett (1719–1795) era un reconocido bibliófilo británico interesado en los libros del siglo xv, además de un notable coleccionista de grabados y dibujos. Sus libros fueron vendidos en 1814 en una subasta, dispersándose la biblioteca reunida en la Merley House, un bello edificio que se ha preservado hasta nuestros días en Wimborne, Dorset. De su colección, hoy en día esparcida por muchas bibliotecas, Eduard Toda adquirió los volúmenes de Éléazar de Mauvillon (1712–1779), con el Histoire de Gustave-Adolphe, roi de Suede (Ámsterdam, 1764). Otro notable coleccionista era Charles Butler, que tenía residencia en Londres y en Warren Wood, en Hatfield. Sus libros los vendió Sotheby's en Londres el 5 de abril de 1911. Eduard Toda también adquirió algunos de sus volúmenes, como la cuidada edición de A Description of the Antiquities and Curiosities in Wilton-House (Salisbury, 1786), que describe una colección de antigüedades.

Una parte de los libros reunidos por Toda provenían de políticos, parlamentarios y diplomáticos ingleses con largas carreras profesionales e importantes bibliotecas. Algunos de ellos con intereses por la cultura española, que llegaron a reunir obras literarias de interés; de hecho, Eduard Toda consiguió algunas ediciones del xviii hechas en España mediante estos coleccionistas (Iglesias-Rogers, 2021). Es el caso del terrateniente George Granville Leveson-Gower (1758–1833), marqués de Stafford y duque de Sutherland, que viajó como embajador a Francia durante la Revolución francesa y tuvo una larga carrera política. El escudo nobiliario es el que figura en el exlibris que llevaron los libros reunidos en la Stafford House, lugar donde vivieron los duques de Sutherland hasta el año 1912, casa que ha perdurado en Londres como la Lancaster House. Eduard Toda compró alguno de sus libros en las prensas de los Elzevier del siglo xvii, marcado con una etiqueta con el escudo nobiliario de esta familia.

 

 

Exlibris con el escudo heráldico de George Granville Leveson-Gower (1758–1833) en el libro de Tommas De Santis, <em>Historia del tumulto di Napoli</em> (Leyden, 1652) comprado por Toda

 

Exlibris con el escudo heráldico de George Granville Leveson-Gower (1758–1833) en el libro de Tommas De Santis, Historia del tumulto di Napoli (Leyden, 1652) comprado por Toda. Fuente: Marina Miquel Vives. El escudo de la derecha está en https://en.wikipedia.org/wiki/George_Leveson-Gower,_1st_Duke_of_Sutherland

 

En la colección de Toda hay volúmenes procedentes de la biblioteca de Jean-Sylvain Van de Weyer (1802–1874), político belga y diplomático en Londres, que ocupó el cargo de vicepresidente de la London Library desde 1848 hasta 1874. Esta biblioteca, fundada en el año 1841, ha seguido hasta nuestros días como un foco de cultura, parecido al Ateneo Barcelonés y a otros clubes y entidades que reunían a escritores, políticos y periodistas, siguiendo la estela de las bibliotecas de los clubes del romanticismo (Ferris, 2015). La biblioteca de Van de Weyer pasó a manos de su hijo, Victor Bates Van de Weyer (1839–1915), que instaló la colección en su casa de New Lodge, en Windsor Forest. De esta biblioteca, Eduard Toda consiguió algunos libros en francés e inglés relacionados con la Revolución francesa: de Louis-Sébastien Mercier (1740–1814), Le Nouveau Paris, y de Joshua Lucock Wilkinson, The Wanderer, or A collection of anecdotes and incidents with reflections, political and religious, during two excursions, in 1791 and 1793, in France, Germany and Italy (1795). Tal y como recordaba Eduard Toda a Jaume Barrera en una carta con fecha 7 de enero de 1926, "de la secció francesa de lo que aquí queda de biblioteca, molts llibres de memòries de les guerres napoleòniques, de Lluís xiv a Lluís xvi, imperi i restauracions". Una parte de estos libros aún se guarda en Escornalbou.

 

 

Exlibris con el escudo heráldico de Jean-Sylvain Van de Weyer junto a otro exlibris heráldico firmado por A. Scott y el exlibris de Toda diseñado por J. Triadó en el libro de Louis-Sébastien Mercier, <em>Le Nouveau Paris</em> (A Brunsvic, [1798?])

 

Exlibris con el escudo heráldico de Jean-Sylvain Van de Weyer junto a otro exlibris heráldico firmado por A. Scott y el exlibris de Toda diseñado por J. Triadó en el libro de Louis-Sébastien Mercier, Le Nouveau Paris (A Brunsvic, [1798?]). Fuente: Marina Miquel Vives

 

Otros poseedores que reunieron notables bibliotecas fueron abogados, jueces y militares. Algunos de ellos aparecen reseñados en uno de los manuales del coleccionismo victoriano, el texto The Book-Hunter in London: Historical and other Studies of Collectors and Collecting (1895) de W. Roberts, que hace una radiografía de las colecciones y de sus propietarios en el Reino Unido. Entre los jueces, destaca el exlibris de James Lewis Knight-Bruce (1791–1866), con una espléndida decoración arquitectónica enmarcando el escudo de armas de la familia. Al igual que otros coleccionistas, formaba parte de sociedades de antigüedades y de clubes de lectura. Algunos miembros de esta familia también fueron académicos de la Royal Society de Londres.

 

 

Exlibris de Sir James Lewis Knight-Bruce, fallecido en 1866 en Roehampton Priory, Surrey, en el libro de John Moore <em>A Journal during a residence in France</em> (London, 1793). Foto: Marina Miquel Vives. En el centro y a la derecha, el escudo de armas y el retrato de Sir James Lewis Knight-Bruce, juez de apelaciones de la cancillería (1851–1866)

 

Exlibris de Sir James Lewis Knight-Bruce, fallecido en 1866 en Roehampton Priory, Surrey, en el libro de John Moore A Journal during a residence in France (London, 1793). Foto: Marina Miquel Vives. En el centro y a la derecha, el escudo de armas y el retrato de Sir James Lewis Knight-Bruce, juez de apelaciones de la cancillería (1851–1866). Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/James_Knight-Bruce

 

En numerosos casos, las colecciones formadas durante generaciones se disgregaron por falta de herederos o por la venta de los bienes. En el caso de los vizcondes de Sydney, utilizaron diferentes etiquetas con su escudo heráldico, pero la llegada de estas colecciones al mercado de librerías inglesas permitió la formación de nuevas colecciones y los bibliófilos quisieron aprovechar este activo mercado de compraventa.

 

 

Etiquetas calcográficas con la estampación del exlibris de los vizcondes de Sydney, probablemente de John Thomas Townshend, segundo vizconde de Sydney (1764–1831)

 

Etiquetas calcográficas con la estampación del exlibris de los vizcondes de Sydney, probablemente de John Thomas Townshend, segundo vizconde de Sydney (1764–1831). Fuente: Marina Miquel Vives

 

En este contexto, Eduard Toda tuvo numerosas oportunidades para adquirir estos ejemplares, como pasó con el caso de Ernest Terah Hooley, un financiero inglés que participó en varias estafas fallidas y terminó en la cárcel por fraude en 1912. Toda pudo comprar un libro de expediciones árticas titulado Arctic miscellanies: A souvenir of the late polar search (1852), que estaba en la casa que Hooley adquirió en Risley Hall, Derbyshire, en 1888. El exlibris de este corredor de bolsa contiene el escudo heráldico con un lema en francés "En Dieu est ma foi".

 

 

Exlibris de Ernest Terah Hooley (1859–1947); el libro probablemente fue adquirido por Toda tras las severas dificultades de Hooley con la ley y los acreedores, y de la quiebra de sus negocios en 1911

 

Exlibris de Ernest Terah Hooley (1859–1947); el libro probablemente fue adquirido por Toda tras las severas dificultades de Hooley con la ley y los acreedores, y de la quiebra de sus negocios en 1911. Fuente: Marina Miquel Vives

 

5 Conclusiones

La biblioteca de Eduard Toda en el Castillo Monasterio de Escornalbou es un caso singular y de gran interés que recoge buena parte de las inquietudes y de los intereses cosmopolitas de la burguesía catalana de los inicios del siglo xx. Es probable que se trate de una parte que quedó pendiente de repartir debido a la edad avanzada y del estado de salud de Eduard Toda, que residió en el Monasterio de Poblet alrededor de 1932. Poco después, las circunstancias históricas complican aún más la posible gestión de la colección.

Por otra parte, las colecciones del castillo son un caso excepcional por sus orígenes, ya que fueron reunidas en Londres sobre todo en los años previos a la Primera Guerra Mundial (entre 1912 y 1914) y por su singularidad al menos en tres aspectos: el primero, por incluir libros europeos sobre temáticas tan diversas y poco comunes en otras colecciones catalanas de la época, con especial atención a los libros de historia, literatura o biografías; el segundo, por la voluntad de Toda de dejar una huella repartiendo los libros a grandes bibliotecas como motor de transformación y de enriquecimiento cultural, que practicó a lo largo de su vida; y, finalmente, por su conexión con la escritura de los libros y el trabajo bibliográfico, ya que en el año 1926 Toda publicó la Història de Escornalbou y en 1929 concluyó la Bibliografia espanyola d'Itàlia.

En el marco de los estudios sobre la procedencia, queda por hacer una notable labor de estudio y de reconstrucción a partir de los exlibris de los libros reunidos por Eduard Toda. El caso presentado ayuda a resolver una parte de las procedencias, idénticas a las de otros libros donados por Toda a varios centros patrimoniales. El trabajo en equipo de las bibliotecas que recibieron estos fondos permitiría un conocimiento global de las procedencias. Es un estudio que queda pendiente, pero que revela la necesidad de colaborar y de cooperar para desarrollar proyectos que vayan más allá de los centros de manera aislada. En el estudio de las procedencias, el intercambio de información y la elaboración de proyectos conjuntos es, sin duda, la mejor vía.

Notas

Esta investigación forma parte del proyecto de transferencia "La biblioteca d'Eduard Toda al castell de Escornalbou: estudi i anàlisis de peces singulars de la col·lecció" impulsado por la Agencia Catalana de Patrimonio Cultural de la Generalitat de Cataluña. Queremos agradecer la lectura del texto y los comentarios realizados por Marina Miquel.

 

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