María Luisa Ortiz
Jefa de Colecciones e Investigación
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
Oriana Bernasconi
Académica
Departamento de Sociología
Universidad Alberto Hurtado
Tamara Lagos
Encargada de Investigación del proyecto "Memorias del siglo xx"
Archivo Nacional
Resumen
Objetivo: identificar, describir y analizar las narrativas presentes en las donaciones realizadas por mujeres al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile.
Metodología: estudio exploratorio de metodología mixta. Considera un análisis estadístico descriptivo de los fondos documentales donados al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos según tipo de donante y género; un análisis del perfil, motivación, procedencia y tipo de experiencia relevada en las donaciones de mujeres para proponer una tipología de sus archivos y el análisis de 37 fondos documentales seleccionados para ilustrar dicha tipología.
Resultados: pese a las severas restricciones impuestas por la dictadura al ejercicio de la política, la asociación y la expresión pública, y a los profundos daños que el terrorismo de Estado produjo en el tejido social, los archivos personales revelan el rol fundamental que las mujeres desempeñaron en el campo de la defensa y la promoción de los derechos humanos, y también en el campo político, social y cultural organizado y movilizado contra la dictadura en Chile.
Resum
Objectiu: identificar, descriure i analitzar les narratives presents en les donacions fetes per dones al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Xile.
Metodologia: estudi exploratori de metodologia mixta. Considera una anàlisi estadística descriptiva dels fons documentals donats al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos segons tipus de donant i gènere; una anàlisi del perfil, la motivació, la procedència i el tipus d'experiència aportada en les donacions de dones per a proposar una tipologia dels seus arxius, i l'anàlisi de 37 fons documentals seleccionats per a il·lustrar aquesta tipologia.
Resultats: malgrat les dures restriccions imposades per la dictadura a l'exercici de la política, l'associació i l'expressió pública, i els danys profunds que el terrorisme d'estat va produir en el teixit social, els arxius personals revelen el paper fonamental que les dones van exercir en el camp de la defensa i la promoció dels drets humans, i també en el camp polític, social i cultural organitzat i mobilitzat contra la dictadura a Xile.
Abstract
Objective: To identify, describe and analyse the narratives present in the documents donated by women to Chile’s Museum of Memory and Human Rights (MMDH).
Methodology: A mixed-method exploratory study which presents a descriptive statistical analysis of the collection of documents donated to the MMDH, according to the person making the donation and the genre; an analysis of the profile, rationale, origin and type of experience described in order to propose a classification; and the analysis of 37 documents selected in order to illustrate this classification.
Results: Despite the severe restrictions imposed on political activity, association, and public discourse, and the profound damage that state terrorism inflicted on the social fabric, the personal documents of women bear witness to their fundamental role in the defence and promotion of human rights, as well as in the political, social and cultural mobilization against the dictatorship of Chile.
1 Introducción
En Chile, desde el 11 de septiembre de 1973, las fuerzas armadas y de orden, con la colaboración de civiles, practicaron la muerte, desaparición, detención masiva, persecución y tortura de partidarios del gobierno democrático del presidente Salvador Allende. En los primeros meses tras el golpe de Estado, miles de personas fueron detenidas a lo largo de todo el país y en su gran mayoría sometidas a torturas y tratos crueles y degradantes. Se prohibió toda forma de organización social, gremial o política. En 17 años de dictadura los derechos humanos fueron violados de manera sistemática y funcionaron más de 1.300 recintos de detención. Miles de personas fueron forzadas a dejar el país o salieron para proteger sus vidas. Decenas de miles fueron expulsadas de sus puestos de trabajo o estudio por razones políticas.
Tempranamente, familiares y sobrevivientes, junto a profesionales, religiosos y personas comprometidas con la defensa de la vida, lograron organizarse para denunciar y asistir a las personas afectadas. A inicios de los años ochenta, y tras una grave crisis económica que sumió a cientos de miles de familias en el desempleo y la pobreza, la sociedad protestó masivamente por el fin de la dictadura. El plebiscito del 5 de octubre de 1988 permitió ponerle término e iniciar el camino para el retorno a la democracia.
En Sudamérica históricamente las mujeres han cumplido un rol fundamental en el campo de los derechos humanos y la memoria. De hecho, este es un campo feminizado. Sea como sobrevivientes, testigos, denunciantes, defensoras, huelguistas, lideresas territoriales, pedagogas, artistas, comunicadoras o testimoniantes, las mujeres han organizado y sostenido los procesos de denuncia, justicia, verdad, reparación y memoria para enfrentar la violencia de Estado. Los archivos de personas, colectivos e instituciones permiten acercarse a esa lucha, y a la experiencia vivida en escenarios de fractura social, política y humanitaria.
El propósito de este artículo es contribuir al análisis y puesta en valor del papel de las mujeres en el campo de la defensa y promoción de los derechos humanos, y también en el campo político, social y cultural organizado y movilizado contra una dictadura. Para ello analiza, mediante una investigación exploratoria, el caso de las colecciones donadas por mujeres de manera individual o colectiva al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile. Nos preguntamos qué nos dicen estos acervos del rol y actividad de aquellas mujeres; sus formas de acción, sus alianzas, modos de organización, participación e incidencia en este tipo de procesos históricos.
Junto con otros sitios, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos es un espacio de mediación cultural destinado a dar visibilidad a las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de Chile entre 1973 y 1990; para que, a través de la reflexión ética sobre la memoria, la solidaridad y la importancia de los derechos humanos, se fortalezca la voluntad nacional para que nunca más se repitan hechos que afectan la dignidad del ser humano. Desde su fundación, el 11 de enero de 2010, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos desarrolla un trabajo permanente de investigación e incremento de sus colecciones, pues son la fuente que permite conocer y reflexionar sobre este pasado.
El artículo comienza definiendo conceptos centrales para su desarrollo y discutiendo el rol de las mujeres chilenas en el campo de los derechos humanos, la política, la sociedad y la cultura durante la época, de manera de proporcionar antecedentes para interpretar las colecciones que años después fueron donadas al museo. Luego, explica la metodología de investigación y una tipología preliminar de organización de los acervos documentales asociados a la actividad de las mujeres durante la dictadura chilena. La tercera parte presenta la conformación de la colección del museo y distintas formas de participación de mujeres según el análisis de sus donaciones. Las conclusiones discuten la diversidad de campos de acción y formas de incidencia desplegadas por las mujeres en dictadura.
2 Archivos personales, movimiento de mujeres y dictadura
2.1 Archivos privados en tiempos de dictadura
La práctica de archivar es una forma de conservar ciertas acciones humanas, de por sí perecederas, mediante sus vestigios materiales: imágenes, escritos u objetos. En general, ese gesto que conserva es un medio para atestiguar, evidenciar, atesorar y reivindicar experiencias vividas. Archivar es, por lo tanto, un recurso humano que nos permite dejar rastro de nuestra inserción en el mundo (Arendt, 2011). Un cierto lugar y una identidad son definidos y afirmados por estos documentos; quiénes somos, qué nos conmueve o indigna y qué opciones estamos dispuestos a defender. El gesto de archivar representa también una modalidad de cuidado y de resguardo, que habilita cierta conexión personal e íntima con una parte de la biografía de una persona, de la historia de una relación o de la trayectoria de un colectivo. El modo en el que se decide organizar o no los archivos y la elección de qué se conserva y qué se descarta representan también la manera particular en que las personas y los colectivos reconstruyen el relato de su identidad. Así, la producción y la conservación de registros constituyen una forma de "probar y conmemorar nuestras vidas individuales y colectivas, nuestra existencia, nuestras actividades y experiencias, nuestras relaciones con los demás, con los otros, nuestra identidad, y nuestro lugar en el mundo" (McKemmish, 1996, p. 3).
A diferencia del archivo nacional, institucional o estatal, los archivos privados, ya sean personales o colectivos, producidos en la denuncia y resistencia a una dictadura, son un artefacto cultural particular. No nacen, por supuesto, con la intención de convertirse en un archivo o colección. Los documentos que terminan conformando un archivo de este tipo son iniciativas improbables, inesperadas, necesarias y urgentes, vestigios de una pulsión por hacer sentido de una catástrofe y denunciar los crímenes y vejaciones que convierten a unos en víctimas y a otros en figuras del horror, por reivindicar a quienes fueron victimizados y develar su verdad.
Estos archivos dan prueba de lo vivido y son un instrumento para hacer tangible la experiencia y sostenerla en el recuerdo. Comúnmente corresponden a una colección fragmentaria de indicios que permiten acercarse a episodios rutinarios y extraordinarios de vidas tensionadas por la violencia y su resistencia. Documentos oficiales, personales, fotografías, audios, iconografías, artesanía, objetos personales, videos, recortes de prensa, escritos, entre tantos otros, hablan y reafirman la experiencia. Y son también huella y testimonio de actos de vitalidad y creatividad; modos de sobrevivencia; estrategias para enfrentar la muerte, el olvido y la impunidad, y, finalmente, señales éticas que indican sentimientos morales como la indignación, la conmiseración, la justicia y la necesidad de la memoria.
2.2 Mujeres y dictadura
Como señala Hiner (2015), en Chile las mujeres de izquierda y de derecha participaron ampliamente y de manera diversa dentro de los movimientos sociopolíticos de los años sesenta y setenta, a través de sindicatos, centros de madres, organizaciones de base, grupos armados y la propia estructura partidaria, lo que no implicó un cuestionamiento al orden patriarcal imperante en la sociedad de la época, si bien dentro de los movimientos sociales del período existía el feminismo.
En particular, en el movimiento de derechos humanos latinoamericano, las mujeres han sido protagonistas de los procesos de resistencia a las dictaduras mediante el recurso a las tácticas de la no violencia activa y los movimientos sociales y también como parte de movimientos revolucionarios y armados (Hiner, 2015).
3 Metodología y casos de estudio
Seguimos una metodología mixta de investigación en archivo. A partir de un análisis estadístico descriptivo de los 1.881 fondos documentales donados al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, obtuvimos que el 35 % corresponde a donantes mujeres.1 Analizando el perfil, la motivación, la procedencia y el tipo de experiencia relevada en este subconjunto, definimos 4 tipos de archivos donados por mujeres. Para ilustrarlos, seleccionamos 37 fondos documentales:
- Archivos de organizaciones o movimientos relacionados con mujeres, sobre las acciones de colectivos de mujeres y feministas que, pese a las severas restricciones imperantes, buscaron injerencia pública. Los documentos cubren el período 1974-2013, incluyen recortes de prensa, folletería, documentos de gestión, comunicados y declaraciones públicas, informes, iconografía, testimonios, correspondencia, publicaciones seriadas, fotografías, entre varios otros tipos, y pertenecen al:
— Fondo Mujeres Democráticas sobre la Agrupación de Mujeres Democráticas, un movimiento voluntario, unitario y solidario, sin fines de lucro, destinado a la defensa y promoción de la democracia y los derechos humanos, centrado en los derechos de las mujeres.
— Los fondos Teresa Valdés y Lucía Rojas Silva sobre el movimiento Mujeres por la Vida, conformado en 1983 como un colectivo de opositoras que alzó la voz para denunciar la represión, las violaciones a los derechos humanos y presionar para la restauración de la democracia.
— El Fondo de la Agrupación Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), fundado en 1935 para luchar por la igualdad de derechos civiles y jurídicos. Luego de un período disuelto, resurge en 1983 en el MEMCH 83, una coordinadora de agrupaciones de mujeres.
— El Fondo del Programa de Acción con Mujeres (PROSAM), organización no gubernamental que trabajó con organizaciones comunitarias durante y después de la dictadura, principalmente ollas comunes organizadas en sectores populares para enfrentar el hambre.
— El Fondo Berta Guerra sobre la Asociación Latinoamericana de Mujeres, fundada en Suecia en 1980, que agrupaba a diversas mujeres latinoamericanas que desde el exilio solidarizaron con sus países, denunciaron y demandaron verdad y justicia, además de ocuparse de temas vinculados a la vida familiar y doméstica en el exilio.
- Archivos de mujeres relacionados con su actividad colectiva sectorial. Escogimos los fondos donados por 8 personas individuales, que cubren el período 1964–2007 y que, a través de fotografías, folletería, iconografía, comunicados y declaraciones públicas y correspondencia, entre otros, cuentan parte de la historia de distintos esfuerzos colectivos de personas que compartieron oficios, profesiones o representaciones gremiales y cuya acción política se concentra en la década de los ochenta.
- Archivos personales de mujeres relacionados con su lucha por la verdad y la justicia, la libertad y el derecho a vivir en la patria. Seleccionamos 17 fondos de mujeres familiares de personas que fueron víctimas de la prisión política y el exilio, la desaparición forzada y la ejecución política cuya documentación cubre los años 1957–2014 e incluyen fotografías, correspondencia, certificados, folletería, recortes de prensa, audiovisuales, documentos de gestión, expedientes judiciales, testimonios, nóminas, listados, etc.
- Archivos de mujeres sobrevivientes de prisión política, compuestos por donaciones de 7 presas políticas por la dictadura, que se refieren al período 1969–2003 e incluyen mayoritariamente correspondencia, recortes de prensa, publicaciones seriadas, iconografía, testimonios, comunicados y declaraciones públicas y recursos de amparo, entre otros.
A los inventarios de cada fondo y a una selección de ítems de cada uno (objetos personales, objetos históricos, boletines, fotografías, publicaciones seriadas, folletos, revistas) aplicamos un análisis cualitativo de tipo narrativo temático (Riessman, 2008; Bernasconi, 2011) para identificar los modos de participación e incidencia de las mujeres en el período dictatorial. Buscamos conocer el tipo de problemas que atienden o denuncian, las acciones que emprenden, a quiénes interpelan, qué alianzas establecen, qué relatos componen y con qué discursos de la época se relacionan. Este tipo de análisis es sensible a las múltiples temporalidades que conviven en un archivo, la del donante, la de sus protagonistas y la del tiempo histórico en que actúan.
4 Las colecciones del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile
El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos convoca a hacerse parte de la reconstrucción de las memorias de la dictadura, a partir del acto voluntario de personas o instituciones y a través de la donación, comodato o legado. La mayoría de los ingresos se han efectuado como donaciones permanentes. También, la investigación continua de nuevas fuentes ha permitido complementar los acervos con nuevas referencias.
Una particularidad del archivo del museo es que su organización no responde al esquema tradicional de los archivos en general. Su clasificación responde más a una tipología documental que al "trámite" y se caracteriza por reunir documentos y objetos en distintas formas y soportes, agrupados en colecciones de acuerdo a una clasificación propia, diseñada especialmente para las necesidades del museo. Cada vez que una persona, familia o institución contribuye al patrimonio, se genera un fondo con su nombre y se crean las colecciones necesarias de acuerdo a la "Clasificación de colecciones". Así, por ejemplo, dentro de la tipología de documento es posible crear colecciones de certificados, de correspondencia, de documentos legales, de testimonios y relatos, y de documentos de gestión, entre otros. Con relación a la tipología de objetos, se crearán colecciones de objetos personales (biográficos), vestigios (de algún lugar de carácter histórico), objetos históricos (que dan cuenta de situaciones de violación o defensa y protección de los derechos humanos), arpilleras, artesanía carcelaria, etc. Cada colección está integrada por unidades documentales simples o ítems. Por eso el nivel de serie y subserie no tiene cabida en esta organización, ya que han sido reemplazadas por la figura de la colección.
El contacto personal es imprescindible para documentar los contextos e incluirlos como parte de las memorias que se recopilan. También porque en este encuentro se expresan las motivaciones para hacerse parte de esta reconstrucción. Este es un proceso que no siempre es fácil y requiere de tiempos para desprenderse de lo generado, reunido, resguardado y cobijado en un espacio privado, y traspasarlo a un espacio público, a un territorio común.
Desde 1973 guardo conmigo dos cartas que me envió mi exmarido Carlos Jaime Manuschevich González. Una la escribió cuando estaba en el barco rumbo al [campo de prisioneros de] Pisagua y la segunda desde Pisagua. Esas cartas han viajado por el mundo conmigo, ya que me he cambiado muchas veces de lugar, desde 1983 vivo en Holanda. […] Me pertenecen y me han acompañado casi toda una vida, lo cual significa que tienen un gran valor para mí, ya que forman parte de mi historia, de mi dolor, separación y lucha. Por lo tanto, forman parte de la historia de Chile como lo somos mi hija Tania Manuschevich Viaux y yo. Jaime falleció en octubre del 2012 y no pudimos ir juntos [al museo] a dejar estos documentos como hubiese sido nuestra idea. (Amelie Viaux)
Existe, muchas veces, un tiempo previo a la donación, en el que las personas y las organizaciones revisan sus archivos, rememoran lo vivido, seleccionan y reordenan, o no, lo que finalmente deciden entregar al patrimonio común.
La entrega de estos archivos es un gesto de desprendimiento de objetos que median y evocan ciertas formas de actuar en el mundo. Implica trascender el espacio íntimo y personal, poniéndolo a disposición del acceso público y de las futuras generaciones. En muchos casos la donación contiene una dimensión reparadora y dignificadora, el gesto de desprendimiento de documentos resguardados por décadas, para algunos fija y memorializa una experiencia que, sin ellos, podría permanecer invisible o borrarse:
Con estos documentos puedo contar mi historia, ya que me es muy difícil hablar de todo lo que pasé. (Luis Cerda Solis)
Hago entrega de los textos […], para que la historia de lucha de las mujeres y también de este país no quede sólo en la memoria, así futuras generaciones pueden tener acceso a partir de la historia de su país. (Candy Andrea Paredes Cisternas)
Una vez ingresados a las colecciones, estos acervos se constituyen en la principal fuente para las museografías generadas por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, ya sea en su exposición permanente o en exposiciones temáticas o temporales. Son también fuente para la investigación académica, periodística, para los tribunales de justicia, así como para el trabajo pedagógico en las escuelas, tanto en su inclusión en material educativo como en el trabajo en el aula; para la creación artística y la producción cultural. En algunos casos estos documentos han sido fuente para jóvenes que buscan conocer y reconstruir historias familiares silenciadas.
5 Análisis
5.1 La participación de mujeres bajo dictadura en Chile
Del total de fondos donados al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, el 84 % corresponden a donaciones de personas (1.546 fondos) o familias (40 fondos) que han traspasado parte de su historia de vida, de su experiencia de dolor y de lucha, de solidaridad y de denuncia en dictadura, para que sea parte de un patrimonio común. De las donaciones de personas, 663 corresponden a mujeres y 865 a hombres.
Los fondos donados por mujeres revelan la diversidad de sus formas de participación. Los archivos de colectivos de sobrevivientes y familiares de personas victimizadas confirman que las mujeres lideran la denuncia pública nacional e internacional de las violaciones a los derechos humanos; la lucha por la libertad, verdad y justicia con respecto a sus familiares; la formación de agrupaciones regionales, nacionales e internacionales para fortalecer sus demandas y apoyarse, y también las prácticas de memoria. A diferencia de otros artefactos que atestiguan los crímenes de la dictadura, estas donaciones permiten acercarse a los sujetos, al modo y carácter de sus vínculos afectivos, a sus vidas y personalidades antes de la detención, desaparición y ejecución. Y nos conminan a acoger álbumes y archivos de familias chilenas interceptadas para siempre por evidencias de la infamia y luchas dignificatorias. Allí convergen certificados y fotografías usados ya no para marcar hitos vitales, sino para probar la existencia legal de una víctima negada por la dictadura; recortes de prensa, expedientes judiciales y peritajes forenses que remiten a la investigación legal y la identificación de osamentas; objetos personales de uso diario, como relojes, o productos de consumo, como cigarrillos o monedas, que se vuelven indicios de vidas suspendidas y señales de quien permanece en el recuerdo; fotografías, recortes de prensa, cartas, notas y cuadernos personales que atestiguan la acción del familiar que pasa a constituir parte importante de su identidad en la búsqueda y la denuncia. Estas donaciones también remiten a la gestión de las economías domésticas y las familias en estas circunstancias, y al rol que muchas mujeres tuvieron que asumir en la manutención de sus hogares y en la crianza.
En los archivos de expresas políticas predominan cartas, recortes de prensa y publicaciones que revelan el carácter testimonial de colecciones que nos acercan a la experiencia concertacionaria; su cotidianeidad, sus violencias, las estrategias desplegadas para sobrellevarla solidariamente, las reflexiones que genera, y la mantención de lazos y luchas extramuros. El mensaje tranquilizador que reporta salud física y mental, la escritura testimonial que procesa la experiencia, la carta manuscrita que intenta seguir construyendo familia y pareja:
Espero tu carta semanal y nuestro próximo encuentro. Mientras tanto, te visito espiritualmente todas las noches; salimos a caminar pausadamente por las calles distintas —el escenario lo hacemos nosotros mismos—, conversamos de tantas cosas, nos integramos más, cerramos un capítulo en nuestras vidas y abrimos otro, más pleno, sin asperezas y con toda la inmensa riqueza que representa la gran experiencia que hemos adquirido […], te quiero enormemente. (Carta escrita por Carlos Jorquera Tolosa el 14 o 15 de mayo de 1974 a su mujer, Angélica Beas Millas, durante su presidio en la isla Dawson, Fondo Angélica Beas Millas)
Las cartas también visibilizan el rol de niños, niñas y adolescentes en la mantención de estos vínculos familiares, su interés por incluir a sus familiares presos en su vida cotidiana infantil, y su creatividad y humor para acercarse y reducir distancia y tiempo: "Después cuando estemos juntos me vas a enseñar a dividir porque tengo ganas de aprender", "tú escríbeme el martes una carta larga larga" (carta escrita por Cristina Elena Alegría a su padre, José Alegría Godoy, detenido en el Campamento de Prisioneros Isla Quiriquina, sin fecha, pero el campo funcionó entre el 11 de septiembre de 1973 y abril de 1975, Fondo Leticia Soto Villablanca).
Boletines elaborados en prisión remiten a concepciones de la experiencia concertacionaria "independiente de su duración" como "un frente de lucha" y una prueba de fortalecimiento moral y político: "superación de debilidades, confirmación de la justeza de las propias convicciones, renovación del compromiso con nuestra clase y nuestro pueblo" (boletín n.º 2, "Juntos romperemos las cadenas”, presas políticas de Concepción, cárcel de Coronel, 1981, Fondo Arinda Ojeda). Aquí también aparece la doble lucha de la mujer —por participación y por visibilidad política— y su conciencia de que esta condición las hace objeto de violencia política generalizada:
Para la dictadura y sus organismos represivos resulta doblemente inaceptable que la mujer participe en las luchas de la Resistencia, y esto es palpable cuando se enfrenta la tortura donde, además de buscar el daño y el dolor físico y psicológico como individuo, se enfatiza en lo más profundo e íntimo de la propia sensibilidad de la mujer. (Ibid.)
Asimismo, los documentos y fotografías donados remiten a la construcción de un espacio familiar en la prisión, donde recibieron y compartieron la vida y el cuidado de hijos e hijas, dieron a luz y defendieron el derecho a la familia de la mujer prisionera.
Mujeres de diversas procedencias, sobrevivientes y familiares de víctimas, también buscaron constituir una voz con incidencia en la opinión pública. Para ello, individual o colectivamente, interpelaron a personeros poderosos, mayoritariamente hombres. Cartas, declaraciones y comunicados enviados a juristas, líderes religiosos y al propio dictador, en los que se denunciaban las violaciones de los derechos humanos, se exigía conocer la verdad y se demandaba justicia, así como noticias e insertos en la prensa nacional revelan este modo de intervención en la contingencia política. En paralelo, panfletos, folletería y afiches de circulación clandestina testimonian la activación de redes horizontales, en los que se convocaba a miles de mujeres a actividades públicas y que articulaban el movimiento de mujeres en Chile con sus pares de todo el mundo. Pero su repertorio de acción no se limitó al recurso —históricamente masculino— de la palabra. Las acciones más creativas, osadas y disruptivas recurrieron al propio cuerpo, a la calle e incluso al estadio de fútbol, que se significaron como espacios de intervención política y de interlocución con la sociedad chilena, que parecía no querer involucrarse en la demanda por el fin de los crímenes. Mediante performances e intervenciones públicas relámpago, marchas y acciones de arte, miles de mujeres organizadas conminaron al régimen y a la sociedad (véase la imagen 1).
Imagen 1. Intervención callejera, centro de Santiago. Fuente. Fondo Teresa Valdés. CEDOC, MMDH
Sus eslóganes refieren a coordenadas que vinculan, distinguen, posicionan y legitiman a las mujeres; la maternidad, "porque damos vida defendemos la vida"; la fuerza, "somos una, somos +, somos fuerza de mujer", "adelante compañera, contamos con tu fuerza"; el compromiso, "movilización de marzo va: palabra de mujer", y la constitución de una mayoría capaz de alterar el curso de la historia, "no + porque somos +", "No + la Libertad tiene nombre de mujer", "al hablar de democracia hay que pensar en las mujeres".
La participación también remite al cuidado de otras mujeres y sus familias bajo condiciones de precariedad. El archivo del Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena y de la Asociación Latinoamericana de Mujeres demuestra la activación de un repertorio de acciones colectivas mediante ollas comunes, comedores populares, espacios de encuentro y cuidado de menores. Indica, además, los intentos de las mujeres por comprender y sistematizar experiencias de vida ligadas a la represión, la pobreza y el desarraigo de quienes retornan al país. El Fondo del Programa de Acción con Mujeres, por su parte, ilustra la lógica de intervención social en grupos de mujeres en situación de vulnerabilidad mayor.
Otro campo de incidencia de las mujeres bajo dictadura fue la política institucional. La participación política de las mujeres y su acción en el mundo sindical y en la articulación y organización de gremios (profesores, asistentes sociales, enfermeras, entre otros) se ven respaldadas por una serie de documentos. Declaraciones y llamamientos públicos ilustran demandas sectoriales, alianzas con otros sectores y participación en las grandes demandas por el término del régimen, el fin a la censura o el derecho al trabajo y a la salud. Los documentos permiten identificar la trayectoria seguida por estas mujeres en sus organizaciones y los esfuerzos hechos por legitimarse y asumir roles de liderazgo en la democratización de asociaciones profesionales y del país. Estos archivos, conservados por mujeres, reconstruyen y revisan su rol como actoras políticas en dictadura.
El campo de la cultura y las artes fue un espacio fructífero de trabajo en el ámbito de la familia y de la comunidad, masivo, profesional y amateur. Fotografías, programas culturales, afiches, documentos de gestión, proclamas, entre otros artefactos integrantes de las donaciones de las agrupaciones sectoriales de mujeres y de expresas políticas atestiguan prácticas sostenidas de apropiación de las artes mediante la acción colectiva. Por ejemplo, la música de denuncia y protesta y el recurso al teatro comunitario permitieron la expresión artística de diversos grupos postergados. Las obras representadas y el tejido social activado para su puesta en escena revelan la vinculación de arte, educación, política y promoción social que las mujeres propiciaron activamente. Asimismo, resguardaron imágenes y objetos de expresiones culturales de resistencia elaborados por ellas mismas, como arpilleras, o producidos por otros, como repositorios gráficos de murales o acciones de arte.
De forma transversal a las donaciones aparece un discurso progresista y diverso que visibiliza reivindicaciones y demandas de otros grupos postergados o francamente subalternos como la población indígena o los niños, niñas y adolescentes; sostiene exigencias feministas como el derecho al aborto (a la fecha no legalizado en el país) y el fin al patriarcado —denominado "la lucha contra las dos dictaduras"— (diario Fortín Mapocho, 25/05/1987, Fondo Teresa Valdés) y trae tempranamente a la discusión nacional problemáticas urbanas y ambientales. En este sentido, las donaciones tematizan un espectro de vulneraciones y problemas más amplio y complejo que el que se suele asociar.
6 Conclusiones
Pese a las severas restricciones al ejercicio de la política, la asociación y la expresión pública, y a los profundos daños que el terrorismo de Estado produjo en el tejido social, la diversidad de artefactos documentales donados al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos revela los distintos espacios de incidencia que ocuparon las mujeres en dictadura, desde la prisión hasta los organismos internacionales, pasando por el barrio, los espacios públicos o las oficinas de la Administración estatal. Asimismo, las donaciones testimonian un repertorio diverso de acciones de denuncia, acompañamiento, solidaridad, promoción e intervención social, educación popular, expresión cultural, reflexión e intercambio. Y también muestran a la mujer como articuladora y constructora de redes, líder y vocera. Las colecciones refieren a mujeres de variadas procedencias y experiencias, que convergieron en el valor asignado a la resolución colectiva de los problemas, y en articular una lucha que incluía derechos humanos, sociales, políticos y culturales y la propia posición de la mujer en la sociedad. En definitiva, a contracorriente de lecturas que tienden a privatizar el daño causado en dictadura, estos fondos documentales revelan experiencias de resistencia sustentadas en la socialidad, el vínculo y un proyecto convergente.
Que esta documentación haya traspasado el espacio privado en el cual se mantenía, para ser donada al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos con la voluntad de que sea pública, es sin duda un aporte para romper los silencios y las invisibilidades de las múltiples experiencias personales y colectivas en dictadura. Sin estas fuentes, la reconstrucción de nuestra memoria histórica y especialmente las vivencias y las luchas de las mujeres sería incompleta. Esta documentación ha permitido, además, reconocer a las víctimas y aportar a los procesos de verdad, reparación y justicia, pues adquieren un valor de prueba. Y sobre todo ha permitido que las nuevas generaciones conozcan, se apropien y resignifiquen desde el presente estas experiencias.
Bibliografía
Arendt, Hannah (2011). La condición humana. Paidós, Buenos Aires.
Bernasconi, Oriana (2011). "Aproximación narrativa al estudio de fenómenos sociales: principales líneas de desarrollo ". Acta sociológica, n.o 56, p. 9–36.
Hiner, Hillary (2015). "'Fue bonita la solidaridad entre mujeres': género, resistencia, y prisión política en Chile durante la dictadura". Revista estudos feministas, vol. 23, n.o 3.
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McKemmish, Sue (1996). "Evidence of me". The Australian library journal, vol. 45, no. 3.
<https://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/00049670.1996.10755757?needAccess=true>. [Consulta: 10/09/2019].
Riessman, Catherine (2008). Narrative Methods for the Human Sciences. Los Angeles: Sage.
Notas
1 La participación femenina en el total de las donaciones resulta mayoritaria cuando agregamos los fondos donados por agrupaciones y familias que están compuestas total o mayoritariamente por mujeres.
Investigación financiada por el Pia-Conicyt, Proyecto SOC180005.