Número 36 (junio 2016)

Construyendo la memoria de los feminismos: archivos, bibliotecas y centros de documentación. Una mirada al pasado, una reflexión para el futuro

 

[Versió catalana]


Núria Jornet Benito

Profesora
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona

Núria Tuset Páez

Bibliotecaria
Máster de Biblioteques i Col·leccions Patrimonials
Universitat de Barcelona

 

Resumen

Objetivos: ofrecer una panorámica histórica y actual de los centros europeos y españoles de información (bibliotecas, archivos y centros de documentación) especializados en mujeres, que surgen en paralelo al movimiento político de las mujeres. Se incide en sus misiones y evolución, para reflexionar y conformar lo que después de más de un siglo de existencia podemos llamar memoria de los feminismos. El artículo quiere también dar a conocer una bibliografía en este ámbito, especialmente entorno a algunos centros más activos, que creemos que puede mostrar un marco de referencia en este análisis.

Metodología: revisión bibliográfica de la literatura destacada en la temática, sin llegar a hacer un análisis exhaustivo de todas las asociaciones y centros de documentación europeos y españoles. La búsqueda bibliográfica se ha realizado a partir de la base de datos Mapping the World of Women's Information Services y el directorio de la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres.

Resultados: se observan una serie de líneas y reflexiones que permiten situar algunos de los retos de estos centros en la actualidad. Se constata la consolidación de centros de referencia, como es el caso italiano, que aprovechan los recursos y estructuras públicas en el ámbito de las bibliotecas y archivos; la evolución y adaptación de los centros a través de un recorrido histórico dentro del país; la importancia en la configuración de redes que integran fondos y colecciones sobre la temática pero que no tienen suficiente visibilidad; los fondos personales como documentación representativa de esta memoria; proyectos de digitalización para la conservación de estos materiales; necesidad de delimitar políticas de captación de fondos y promover la investigación. Para acabar se plantea un proyecto futuro que creemos significativo y necesario para el contexto español.

Resum

Objectius: oferir una panoràmica històrica i actual dels centres europeus i espanyols d'informació (biblioteques, arxius i centres de documentació) especialitzats en dones i gènere, que sorgeixen en paral·lel al moviment polític de les dones. S'incideix en les seves missions i evolució, per reflexionar i conformar el que, després de més d'un segle d'existència, podem anomenar memòria dels feminismes. L'article vol també donar a conèixer una bibliografia en aquest àmbit, especialment a l'entorn d'alguns dels centres més actius, que creiem que pot mostrar un marc de referència en aquesta anàlisi.

Metodologia: revisió bibliogràfica de la literatura destacada en la temàtica, sense que l'anàlisi sigui exhaustiva de totes les associacions i centres de documentació europeus i espanyols. Per a la recerca bibliogràfica s'ha pres com a referència la base de dades Mapping the World of Women's Information Services i el directori de la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres.

Resultats: s'observen un seguit de línies i reflexions que permeten situar alguns dels reptes d'aquests centres en l'actualitat. Es constata la consolidació de centres de referència, com és el cas italià, que aprofiten els recursos i estructures públiques en l'àmbit de les biblioteques i arxius; l'evolució en el temps i adaptació dels centres amb un recorregut històric dins el país d'origen; la importància en la configuració de xarxes que integren fons i col·leccions sobre la temàtica, però que malauradament encara no tenen prou visibilitat; els fons personals com a documentació representativa d'aquesta memòria; els projectes de digitalització per conservar aquests materials; necessitat de delimitar polítiques de captació de fons, així com promoure la recerca. Finalment, s'esbossa un projecte futur que creiem significatiu i necessari per al context espanyol.

Abstract

Objective: This paper presents a historical overview about European and Spanish information centres (libraries, archives and documentation centres) specialised in women and gender that rose parallel to the feminist political movement. Their mission and evolution are highlighted in order to build up what, after more than a century, can be called feminisms memory. This paper also aims to present some literature on this field, with a special emphasis on some of the more active centres, which can provide a frame of reference in this analysis.

Methodology: Literature review on the subject, without making an in-depth analysis of all European and Spanish associations and documentation centres. The literature research starting point was the database Mapping the World of Women's Information Services and the Spanish Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres (Information Centres and Women's Libraries Web).

Results: A sequence of lines and reflections was observed, which enable us to put forward some of the challenges of these centres at present time: consolidation of reference centres, such as in the Italian case, where resources and public structures in libraries and archives are used; the time evolution and adaptation of the centres with a historical background in their countries of origin; the importance of setting up networks integrating collections about the subject, which unfortunately are not visible enough at the moment; personal collections as representative documentation in the present report; digitalization projects to preserve these materials; the need to define collection acquisition policies and promote research. Finally, a future project deemed relevant and related to the Spanish context is proposed.

 

1 Introducción

Después de más de un siglo de existencia, las bibliotecas y los centros de documentación nacidos bajo el feminismo y el movimiento político de las mujeres son una realidad en toda su diversidad, fruto de contextos y evoluciones también diferenciadas.

Las preguntas de partida que nos planteamos en este texto son las siguientes: ¿cómo podemos caracterizar la memoria del feminismo? ¿Qué papel han tenido y tienen los centros de documentación, archivos y bibliotecas de mujeres? ¿En qué medida estas unidades de información configuran la memoria del movimiento político de las mujeres? ¿Qué recorrido han seguido algunos de estos centros europeos que nos permita situarlos en el contexto de las unidades de información y los centros patrimoniales? ¿Cómo esta evolución se enlaza y permite dar cuenta de la propia evolución del movimiento feminista, así como del desarrollo de los estudios de género y de las mujeres? ¿Cómo se sitúa España en esta panorámica histórica? Y, para concluir, ¿cuáles son algunos de los retos que estos centros se plantean en el presente y qué líneas de futuro en forma de recomendaciones se podrían tener en cuenta?

La propuesta final es hacer un recorrido por los diferentes centros y bibliotecas de mujeres seleccionando los más significativos en el ámbito europeo y español, para poder trazar una evolución en el tiempo y marcar unos modelos. En este recorrido nos interesa extraer acciones destacadas que han empujado estos centros, de acuerdo con sus misiones y en el contexto de la recuperación de las fuentes y de la valorización del patrimonio. Nos interesa, así mismo, dar significado a la creación de espacios de información y documentación en la medida en que contribuyen a la cultura de las mujeres, construyen la memoria, y en muchos casos fortalecen el movimiento político. Haremos también un repaso bibliográfico, desde la perspectiva de los estudios de género y desde los postulados de la archivística posmoderna, que creemos aportan observaciones muy adecuadas a este análisis. Un último objetivo es el de poner el foco en el caso español para situarlo en este recorrido.

 

2 ¿De qué hablamos cuando hablamos de memoria de los feminismos?

Por memoria de los feminismos entendemos el patrimonio bibliográfico y documental generado por las asociaciones feministas y los grupos de mujeres vinculadas al feminismo, y por las mujeres que participaron directamente o pueden ligarse a este movimiento. También forman parte las bibliotecas y centros de documentación fundados a lo largo de la cronología del movimiento que, como veremos en un epígrafe posterior, se pueden vincular a las políticas gubernamentales de igualdad, a las estructuras académicas y de investigación, o en las propias entidades y asociaciones nacidas con el feminismo.

Se trata, para empezar, de un conjunto patrimonial que incluye una gran diversidad de materiales con respecto a los soportes, formatos y tipología, que aporta un plus de dificultad a la hora de tratar documentalmente y conservarlos: artículos y recortes de prensa, actos de jornadas y encuentros significativos para la historia del movimiento de las mujeres, trípticos y folletos, carteles, pósteres y pancartas, vídeos y grabaciones sonoras, fotografías; fondos de archivo, publicaciones periódicas, monografías. La dinámica y las actividades de la asociación o entidad feminista puede aportar, aparte del fondo propio generado por sus actividades y el funcionamiento del grupo, otros fondos de interés que se relacionan, y que pueden acabar siendo custodiados por la biblioteca o centro de documentación especializado: fondos históricos de editoriales feministas, de librerías especializadas en literatura femenina y feminista, de ciclos o muestras fílmicas,1 y, en especial, fondos de archivo personales de mujeres protagonistas del movimiento, vinculadas en mayor o menor grado a la asociación o grupo. En este último caso, el interés creciente por los fondos personales en el marco de las políticas actuales de los centros patrimoniales o instituciones de la memoria y en la literatura profesional, acentúa sin duda el valor de esta parte importante de lo que constituye la memoria de los feminismos, en la medida que estos archivos personales aportan lo que Valérie Freschet (2005) llama una memoria caliente, con tipologías documentales como cartas, memorias y otros ejemplos cargados de más subjetividad y cercanos a la denominada escritura del yo. Esta documentación vendría a complementar desde otra perspectiva la "memoria fría", la de los acontecimientos y episodios generales que documentan otros archivos (archivos públicos, archivos más ligados a las instituciones del poder) (Navarro, 2012). En el caso de los fondos personales de mujeres protagonistas del movimiento feminista podemos asistir, además, a una tarea personal complementaria, si no principal, de recolección y de memoria de las actividades y experiencias del grupo feminista. Por consiguiente, es esencial recuperar estos fondos personales para ayudar a configurar y completar la memoria colectiva o de grupo. Por otra parte, el hecho de que el feminismo se entrelace con otros movimientos sociales y políticos y con episodios históricos del mundo contemporáneo, hace que sea necesario buscar buena parte de estos fondos personales en otros ámbitos, como los archivos sindicales, de partidos políticos, del mundo asociativo o universitario.

En algunos de los centros —archivos, bibliotecas y centros de documentación surgidos del movimiento político de las mujeres— se han fundado proyectos encaminados a localizar, recoger y conservar diarios, cartas, autobiografías de mujeres, en la línea de los egodocuments, término utilizado por los historiadores para describir materiales escritos en primera persona del singular. Una segunda línea de interés se centra todavía en la necesidad de consignar, transcribir y conservar la memoria oral de las mujeres que a menudo no se ha reflejado a través del documento y la escritura. Estos proyectos de memoria oral, storytelling, son primordiales para registrar esta memoria, para perfilar las vivencias personales en la propia historia vivida del feminismo, en la línea de las historias de vida y para complementar el sentido del fondo de archivo personal de la mujer entrevistada.

 

3 El valor de la memoria de los feminismos

Este patrimonio documenta, en primer lugar, la experiencia y la reflexión del feminismo y convierte la herencia de los movimientos políticos de las mujeres. Consecuentemente también es y forma parte de la historia de las mujeres (Zacan, 2003, p. 10). El movimiento feminista ha tenido un papel clave, para las mujeres y para la sociedad en general, a la hora de conseguir metas sociales y políticas, desde el derecho de voto o la educación, por ejemplo, hasta las leyes de igualdad o de violencia de género (Pérez Pais; Mariño Costales, 2013, p. 13). Es por ello que no se puede entender el mundo moderno y contemporáneo sin este movimiento, ya sea en el sentido emancipador, desde las feministas ilustradas del siglo xviii a las activistas sufragistas del xix, acompañando otros movimientos políticos y sociales (anarquismo, socialismo, etc.), o en el sentido de toma de conciencia del ser mujeres, poniendo en valor las experiencias y las voces femeninas.

A este valor intrínseco de memoria histórica del patrimonio construido y conservado por entidades y personas vinculadas al movimiento feminista, se le añade la significación política que podemos dar al acto mismo de hacer y preservar la memoria. Esto es, el valor político de la fundación de un centro de documentación, la captación del material para documentar y entender el papel del movimiento político de las mujeres en la historia, o el deseo de crear memoria y genealogía femeninas. Es interesante constatar cómo el movimiento feminista incorporó pronto esta necesidad de memoria. Las sufragistas Elisabeth Cady Staton y Susana B. Anthony, autoras de la obra History of Woman Suffrage (1881), ya señalaban en el prefacio el valor que la información podía tener en el mismo desarrollo del movimiento: "In preparing this work our object has been to put into permanent shape the few scattered reports of the Woman Suffrage Movement still be found, and to make it an arsenal of facts for those who are beginning to inquire into the demands and arguments of the leaders of this reform".2 La necesidad de información relacionada con las mujeres con respecto a la acción política, la educación, los derechos o la investigación ha estado detrás de la fundación de muchos de los centros y bibliotecas de mujeres a lo largo del siglo xx, centros creados con la finalidad precisa de recopilar y documentar lo que se conoce con el nombre de women's information. Para Tilly Vriend, los archivos y bibliotecas de mujeres pueden ayudar a cambiar la situación de las mujeres y contribuir a su empoderamiento. Y argumenta: "If there are no records of women's movements and women's lives (and the same goes for activities, emotions and dreams), the future generations can not be inspired by them. They may think these issues were not relevant to our times. Archives and libraries should not be treasure troves where one single truth can be dug up, but sources of inspiration and theoretical reflection for a large group of people with multiple identities" (Vriend, 2011, p. 4). Esta dimensión, la de la información vinculada a la historia y a la memoria, y el fuerte vínculo entre información, cultura y política de las mujeres, ha atravesado el feminismo desde sus inicios, y aparece con diferentes acentos en las misiones y los objetivos de los centros nacidos con este movimiento. "Access to information is essential for women to be empowered and to secure their rights", señala el histórico centro holandés Atria. Institute on Gender Equality and Women's History, o el Women's Library and Information Center Foundation de Estambul-WLIC creado en 1990, concluye "Documentation of women's history is a source of empowerment for women because they have had limited access to education, to public expression and publication". En cambio, la Biblioteca Italiana delle Donne de Bolonia pone más el acento en el valor político de la fundación, cuando afirma que: "individiamo allora nella Biblioteca e luogo fisico e simbolico in cui di dare visibilità e permanenza alla storia, alla creatività, al pensiero delle donne".

El discurso posmodernista, y especialmente el que se ha generado en la literatura archivística, aporta, creemos, valiosas reflexiones para esta memoria de los feminismos. Para empezar, la archivística posmoderna pone en primer plano el archivero que es consciente de su papel a la hora de configurar y preservar la memoria, de su rol activo como mediador del archivo, dando forma al conocimiento. En palabras de Terry Cook, se trata de poner en primera línea el archivero "como mediador activo formando la memoria colectiva a través de los archivos" (Cook, 2007, p. 76). Lara Wilson, responsable de un grupo de fondos de la historia de las mujeres de la University of Victoria, se expresa en esta perspectiva cuando señala que en su trabajo con esta documentación, con su contacto directo e implicación con las comunidades, con los grupos de mujeres productoras de los fondos que organiza y conserva se desdibujan los límites entre el archivero y el activista (Wilson, 2010). Se trata de una participación y mediación del profesional que, en la perspectiva de la filosofía 2.0, vendría a completarse con el activismo del mismo usuario y/o productor; lo que en palabras de Livia Iacovino es "el usuario como sujeto documental activo" (Iacovino, 2013, p. 111). En el caso que nos ocupa, tomaría fuerza entonces el papel de la misma comunidad de mujeres vinculadas al feminismo, desde los movimientos asociativos o los centros académicos y de investigación a la hora de potenciar el archivo, ya sea colaborando en la captación y recolección de la memoria, en la identificación y descripción de los documentos, o complementando los registros con la memoria personal, el documento custodiado en el archivo con el relato y la experiencia personal, registrada y transcrita.

En segundo lugar, el discurso de la archivística posmoderna hace hincapié en cómo la selección del patrimonio documental generado por las mujeres es también producto de todo un proceso que era y es afectado por el género y la clase, por las subjetividades de los individuos y la naturaleza de las instituciones participantes. En otras palabras, hay que ser conscientes de que las diferentes tareas y prácticas en torno al patrimonio documental no son acciones neutras y que, de acuerdo también con el primer planteamiento, hay que tener una actitud proactiva a la hora de asegurar la voz de los grupos no dominantes en el archivo (Hann; Mevis, 2008, p. 27). En términos archivísticos, pues, el primer punto de interés de los archiveros posmodernos es justamente "el poder de la memoria sobre quién o qué es recordado y quién o qué será olvidado", y desde aquí también "a quién damos voz y a quién hacemos callar en los archivos" (Cook; Hernández Olivo, 2007, p. 12–13). En el año 2003 en el convenio organizado por la Fondazione Elvira Badaracco sobre los "archivos del feminismo", Annete Mevis, responsable del entonces IIAV (Internationaal Informatiecentrum en Archief voor de Vrouwenbeweging) de Amsterdam, mencionaba que una de las líneas estratégicas del centro era reflejar, en la "colección de documentos nacionales", la realidad holandesa como sociedad multicultural (Mevis, 2003). Y a partir de este objetivo, se habría desarrollado una política de la colección centrada en reunir y hacer accesibles los materiales que reflejaran esta diversidad étnica de la sociedad holandesa. Esta acción, además, se hizo con la colaboración de las comunidades implicadas (mujeres negras, turcas, inmigradas o refugiadas), que por otra parte habían sido muy activas en la defensa de sus derechos como mujeres y consecuentemente tenían un lugar importante en el movimiento político de las mujeres (Haan; Mevis, 2008, p. 28).

En esta perspectiva de reflexión posmoderna, las editoras de Teaching Gender with Libraries and Archives. The Power of Information que forman parte de ATGENDER. The European Association for Gender Research, Education and Documentation, invitan justamente al profesorado y a los estudiantes de los estudios de género y de las mujeres a pensar las bibliotecas y los archivos no sólo como almacenes del conocimiento sino también como objeto de reflexión por sí mismos. Y, citando Jacques Derrida, invitan a entender los mecanismos del "archivo": "As feminist scholars, we need to explore how these transformations are reshaping the archives, since, as Derrida has argued, the technologies of archivization define and limit what can be archived. His argument is profoundly political: archivization structures history and memory; in doing so, it structures the relationship between the present and the past. He states: 'archivization producer as much as records the event'. While Derrida's conception of the archive is often read as a metaphor, it rather offers an analysis of the way in which technologies of archivization frame the ways we relate to and within the world "(Jong; Koevoets, 2013, p. 7). Bajo este planteamiento nos invitan, por ejemplo, a reflexionar sobre las prácticas de categorización o clasificación preestablecidas, tales como el sistema decimal de clasificación universal, o cómo las prácticas de recoger, ordenar y conservar el documento influyen en el tipo de conocimiento que será producido y difundido en torno al género y el feminismo (Jong; Koevoets, 2013, p. 8). En definitiva, son reflexiones que insisten en la idea de que estas prácticas emanan de una contextualización radical de todos los actores involucrados, y que, en el caso de los archivos, podemos encontrar y promover significados más profundos como registros sociales (Cook; Hernández Olivera, 2007, p. 15–16).

Catalina Trebisacce y Maria Luz Torelli incorporan a esta reflexión otro elemento interesante. La manera cómo el archivo personal, en el caso que nos ocupa, el de la mujer vinculada al movimiento feminista, puede ser analizado como un relato personal, una especie de autobiografía particular y de testigo: qué conservar y qué no, cómo reunió y preservó los documentos, desde sus intereses más personales en los espacios compartidos y comprometidos de militancia y participación (Trebisacce; Torelli, 2001). Se pone, por tanto, en primera línea el papel de la mujer (y de las comunidades implicadas) productora del archivo, y la necesidad de comprender los mecanismos de producción, su sentido de registro y de conservación de la memoria o, incluso, su relación con la escritura y el poner por escrito. En un sentido similar lo ha manifestado también la editora y traductora Mireia Bofill cuando relató su trayecto personal y político por el movimiento feminista catalán en la década de 1970 y 1980: cómo, al principio, había poca necesidad de documentar y conservar lo que se estaba haciendo sobre todo porque percibían que era, y vivían, un movimiento fluido que rehuía de la institucionalización (Bofill, 2014). Lea Melandri lo dice de otra manera, contundente: "allora si parlava molto e si scriveva poco" (Melandri, 2003, p. 42), y explica también cómo en un primer momento calificó la idea de recoger, catalogar y conservar unos documentos muy ligados a una experiencia individual y colectiva como una "operazione di morte", en encuadrarla bajo unas estructuras del saber y un lenguaje especializado (p. 39–40). Toda esta reflexión nos lleva de nuevo a la necesidad de entender el contexto, los actores y las prácticas que habrá detrás de muchos de los documentos conservados, de la relación de las participantes y productoras con la escritura, con el mismo concepto de hacer memoria, dejar legado. Y cómo, siguiendo de nuevo Melandri, podemos conservar la memoria de prácticas políticas como el inconsciente y la autoconciencia, significativas e iniciadores del feminismo; cómo pasamos de la memoria personal a la dimensión histórica, y todavía, cómo podemos restituir y recuperar a través de los materiales de archivo un pensamiento que nacía esencialmente de las prácticas y de una particular concepción de la teoría y la práctica (Melandri, 2003, p. 41 y 43).

En el trasfondo de estas dos reflexiones personales dentro del movimiento feminista, aparece también otro elemento a tener en cuenta: cómo los procesos de "institucionalización" de muchos de estos grupos de mujeres y movimientos de activistas con su biblioteca-centro de documentación y el paso de un voluntarismo a una profesionalización pueden afectar a la conservación de su memoria y su patrimonio documental. Silvia Radicioni y Virginia Virtus, hablando de archivos y bibliotecas feministas y LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), subrayan que la institucionalización de estos grupos y espacios, en origen creados no tanto como organizaciones para la información sino como "expressions of a strong political, sociocultural and symbolic stance", gestionados por los mismos grupos, genera no pocas tensiones internas ya que puede ser leído como pérdida de autonomía y de radicalidad en la acción política (Radicioni; Virtus, 2013, p. 49).

 

4 Un recorrido por la historia de los centros de documentación de mujeres en Europa. Modelos y realidades

La cronología amplia del feminismo permite situar los diversos centros en la propia periodización de este movimiento. De los movimientos sufragistas que se desarrollan desde finales del xix —con especial incidencia en los países anglosajones— y la llamada primera ola del feminismo que atraviesa la centuria de 1900 surgen algunos de los centros de documentación y bibliotecas europeos aún existentes.

Se pueden citar: The Women's Library, fundada en Londres en 1926 por Millicent Fawcett bajo la iniciativa de la London Society for Women's Services; la Bibliothèque Marguerite Durand de París, fundada en 1932 a partir de la donación del fondo personal de esta periodista feminista francesa, centro integrado desde el origen en la red de las bibliotecas municipales del país, y el Atria. Institute on Gender Equality and Women's History de Amsterdam, nacido en 1935 y conocido con el nombre de IIAV a partir del legado y fondo bibliográfico de Aletta Jacobs, en la actualidad un centro de referencia a nivel europeo y mundial. Los tres tienen el eje vertebrador en la creación de espacios de cultura, de revalorización de las fuentes de los saberes femeninos, y se vinculan al movimiento sufragista de lucha (por los derechos de voto, de propiedad, etc.) y para la adquisición de un nivel cultural para las mujeres. Son centros nacidos a partir de la "primera ola feminista".3 Asimismo, otro centro especializado en la investigación de género de entre los tempranos es KVINFO (The Danish Center for Research and Information on Gender, Equality and Diversity), fundado en 1964 gracias a la donación de la Danish Women's Society en Copenhague.

La "segunda ola del feminismo" ve la constitución nuevos centros de documentación o bibliotecas y archivos de mujeres. Annamaria Tagliavini, responsable de la Biblioteca Italiana delle Donne de Bolonia, describe cómo especialmente en Italia, a finales de los años 1970 y 1980, grupos y colectivos de autoconciencia, de reconstrucción de la subjetividad y la identidad femeninas que luchaban por la libertad femenina empezaron a pensar y a construir sitios que fueran "deposite di riserva simbólica". Es así cómo surgen en muchas ciudades centros de documentación, bibliotecas y archivos, dedicados a la experiencia histórica de las mujeres, sin perder de vista lo que las mujeres estaban haciendo en ese momento en conexión con el movimiento político. Son centros que se vinculan, con frecuencia, a otros proyectos e iniciativas relacionadas con la promoción de la cultura y saberes femeninos, como las librerías de mujeres y las editoriales feministas. Es el caso de la ciudad de Bolonia, donde a finales de los años 1970 la Associazione Orlando decide fundar una institución autónoma para promover la cultura de la diferencia de género y la presencia pública femenina: el Centro di Documentazione Ricerca e Iniziativa delle Donne de la Città di Bologna, que incluye la Biblioteca Italiana delle Donne, en la actualidad la principal institución bibliotecaria del país y una de las más importantes de Europa especializada en mujeres. O de la Fondazione Elvira Badaracco. Studi e Documentazione delle donne que nace en el año 1994, aunque partía de un precedente más antiguo, el Centro di Studi Storici sul Movimento di Liberazione della Donna de Milán (1979), y que había reunido el Archivio Riuniti delle Donne di Milano y la histórica Unione femminile Nazionale di Milano (1899).

Como rasgo general para el caso italiano, a pesar de las trayectorias de un panorama rico y diverso,4 destaca la voluntad de construcción de un espacio (de recursos de información especializados, de recogida de material de archivo histórico del movimiento y de sus protagonistas) propio, autónomo, muy vinculado a la asociación y al grupo de mujeres. Sin embargo utiliza y aprovecha los recursos y estructuras públicos, archivísticos y/o bibliotecarios: desde el convenio inicial de la Associazione Orlando con el Comune di Bologna para la creación de la biblioteca, el reconocimiento del patrimonio archivístico de la Fondazione Badaracco en 1988 como "Archivio di notevele interese storico" por la Soprintendenza Archivistica della Lombardia. Tagliavini extrae de estas fundaciones un elemento esencial, y que en gran medida se convierte en una de las especificidades de la experiencia italiana respecto al resto de Europa: situar junto a la misión bibliotecaria, informacional llamaríamos, una fortísima vocación de acción política que se extiende al uso del material —recogido, conservado, descrito— para promover nuevas iniciativas y actividades. En sus palabras: "una saldatura contra lavoro di ricerca, trasmissione, documentazione e pratica política" (Tagliavini, 2003, p.155).

Son resultado también de esta segunda ola del feminismo los centros de documentación, archivos y bibliotecas de mujeres que nacen a partir de las estructuras gubernamentales, vinculadas a los departamentos o institutos autónomos con competencias en políticas de igualdad y de las mujeres; y especialmente con el soporte de las estructuras académicas y de investigación que se crean con la configuración de los gender and women studies. Ciertamente el desarrollo en la década de 1980 de los estudios de las mujeres y de la investigación de género, y su consolidación institucional (seminarios e institutos de investigación universitarios, centros de estudios fuera de la universidad) que ha tenido lugar en toda Europa desde diferentes tradiciones culturales y académicas, así como desde varias perspectivas feministas,5 permite resituar y poner en valor los centros, archivos y bibliotecas de mujeres. Karin Aleksander ha analizado recientemente este vínculo y mostró cómo, por un lado, la women's gender library permite ilustrar la historia de los gender/women studies, y, por otro, cómo podemos seguir la evolución y transformación de algunas de estas bibliotecas (o archivos) de mujeres, su praxis y actuación, a partir del desarrollo de las teorías feministas y los women's gender studies. Aleksander considera, en esta perspectiva, que la women's gender library "is not just a simple warehouse of books about gender studies, but rather a treasure trove of feminist knowledge, a laboratory of thoughts —and at the same time an archive of errors we have to address"(Aleksander, 2013, p. 31).

A partir de la década de 1980 se consolidan los centros que trabajan con documentos y publicaciones de mujeres o sobre mujeres, se desarrolla una investigación especializada en estudios de las mujeres, y se inicia también una reflexión feminista en el área de la documentación y la información. Los centros de documentación de mujeres se plantean entonces cuestionar críticamente los sistemas de clasificación e indexación utilizados y, en general, la necesidad de una actividad documental desde una perspectiva de género (Argente Jiménez; Cabó Cardona, 2000). Se inicia un trabajo en torno a los lenguajes documentales que proporciona una herramienta común de indexación para el intercambio de información y, especialmente, se crea un nuevo vocabulario vinculado a la experiencia y a la subjetividad femeninas, a los datos que de manera paralela se descubrían con la investigación y los estudios sobre las mujeres o bajo los nuevos intereses de la reflexión teórica feminista (como el partir de sí,6 la relación entre mujeres, la autoconciencia, etc.), para superar la tradicional clasificación marcada por un masculino entendido como genérico. Este trabajo en palabras de Annamaria Tagliavini (2009a) sirve para "riportare in luce, valorizzare e diffondere saperes e scrittura femminile nascosti, che vivevano casi clandestinamente dentro i grandi contenitori della cosiddetta cultura neutra", con el objetivo final de "sessuari i grandi contenitori informativa". Se trata de tesauros específicos como el Linguaggiodonna creado desde la Fondazione Elvira Badaracco, por Adriana Perrotta Rabissi y Maria Beatrice Perucci 1990; el Dutch original version Vrouwenthesaurus del IIAV iniciado en 1992 —hoy disponible en línea desde Atria Women's Thesaurus—, o el European Women's Thesaurus: list of controlled terms for indexing information on the position of women and women's studies (EWT), creado en 1998 por la red de centros WINE con financiación de la Unión Europea. En esta época aparecen también bases de datos especializadas (bibliográficas y archivísticas, como Liliarca y Lilith de la Rete Informativa Lilith)7 y se empieza a poner en primer plano la necesidad y el papel que han tenido las redes de centros. A escala nacional, se pueden citar la italiana Rete Lilith (1980) o como veremos más adelante, la española Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres (1994).

En el ámbito europeo destaca WINE-Women's Information Network of Europe (1996), red creada dentro de la comunidad Know How como nexo de unión entre las bibliotecas y los centros de documentación europeos. Conforman la WINE más de 50 organizaciones de diversos países, con el objetivo de ser una plataforma común desde donde participar en proyectos europeos en el campo de la educación, la investigación en género o estudios de las mujeres, y el feminismo. Otra red a destacar es EIGE, European Institute for Gender Equality, la agencia europea que apoya la Unión Europea y a sus Estados miembros para promover y tomar conciencia de la igualdad de género y luchar contra la discriminación por sexo. Desde su página web se da acceso a su centro de documentación y recursos en línea, el EIGE's Resource & Documentation Centre (RDC), con cuatro espacios diferenciados: la biblioteca virtual y su catálogo con más de 240.000 recursos entre libros, artículos, estudios, bases de datos, etc. sobre igualdad de género dentro de la Unión Europea; el EIGE Knowledge Centre, base de datos de estadística, de investigación y herramientas de buenas prácticas; el EuroGender Network, red de espacio colaborativo para compartir y debatir sobre políticas de igualdad de género, y la RDC in Vilnius, biblioteca física y especializada del organismo que se encuentra en Lituania.

De alcance internacional destacamos la base de datos de acceso abierto Mapping the World of Women's Information Services (1998), gestionada por Atria, que contiene direcciones e información de cerca de más de 400 centros de información de unos 140 países para las mujeres de todo el mundo. A otro nivel y que puede ser un modelo de gestión interesante es la creación en 2003 de ARCHIVIA. Archivi, Biblioteca e Centri de Documentazione delle Donne, a partir de la Asociación del mismo nombre que reagrupa 11 centros y asociaciones italianas. Por último, no debemos olvidar en el entorno asociativo el grupo especial de la IFLA, IFLA Women, Information and Libraries Special Interest Group, que trabaja para promover y apoyar a los centros de documentación de mujeres.

Desde finales de los años 1990 el fenómeno del World Wide Web y la explosión de la información digital ha traído la posibilidad de crear bibliotecas y archivos digitales de la mujer: el acceso a los recursos pensados ​​en un nuevo formato, diseñados y adaptados a una nueva realidad dentro de la sociedad de la información y las TIC se convierte en un nuevo espacio para recopilar, sistematizar, preservar, conservar y difundir el conocimiento de las mujeres.

Uno de los proyectos más importantes en este entorno digital es el European Women Digital Library que se ha podido materializar, en parte, en la base de datos FRAGEN. The Women's Information Network of Europe desarrollada en el marco del proyecto europeo QUING (Quality in Gender + Equality Politics) y gestionada por el centro holandés Atria. En FRAGEN, que comenzó a gestarse en el año 2008, han participado 29 países, entre ellos Cataluña, con la colaboración de la asociación Ca la Dona. Se encuentra accesible desde 2011 y reúne el material más relevante de los movimientos feministas (monografías, artículos, prensa, carteles, folletos, fotografías), en especial de la segunda mitad del siglo xx. Como ha argumentado recientemente Tilly Vriend (2013), "The FRAGEN database as an important step in documenting and making available the legacy of European feminism in the digital age. At the same time we are also hoping to press important questions about the writing of European feminist history, the formation of a feminist canon and its implications for the feminisms of the future". FRAGEN sistematiza una metodología que puede proporcionar un modelo interesante a seguir en estos proyectos cooperativos de difusión del patrimonio: creación de un grupo de expertos que seleccionan un número concreto de feminist texts, a partir de unos criterios preestablecidos y una elección argumentada; resolución de derechos de propiedad intelectual, y establecimiento de una plataforma que incluye descripción del registro, objeto digital y sistema de recuperación. El resultado ha sido un proyecto que ha puesto en contacto unos 200 expertos y donde se han seleccionado, digitalizado y descrito unos 250 textos de interés para la memoria de los feminismos. El proyecto se plantea avanzar en tres líneas: integrar otros países europeos, incluir textos del primer movimiento feminista, y tener en cuenta el material new media (blogs y páginas web).

En el caso italiano, un buen modelo de bibliotecas y archivos digitales lo ejemplifica la Biblioteca Digitale delle Donne, vinculada al Centro di Documentazione, Ricerca e Iniziativa delle Donne de Bolonia iniciada a partir de 2006. Esta biblioteca tiene como objetivo hacer visible y dar significación a los documentos de las mujeres. Incluye documentación diversa (monografías, artículos de revistas, manifesti, fotografías, non book materials), un patrimonio documental relativo a la memoria histórica, cultural, política y social de las mujeres italianas y los movimientos de emancipación y liberación, desde principios del siglo xx al feminismo llamado de la segunda ola. Aún en Italia otro proyecto que se puede destacar es el Archivio di storia delle donne que incluye el archivo histórico de la Associazione Orlando, asociación que está detrás de esta iniciativa, y un conjunto de archivos personales de protagonistas del movimiento feminista. También custodia el material (especialmente de carácter audiovisual, grabaciones sonoras a mujeres vinculadas al movimiento feminista, octavillas, carteles, documentación de seminarios y encuentros del feminismo contemporáneo, etc.) que se ha generado con las investigaciones históricas sobre el feminismo italiano —Il movimento delle donne in Emilia Romagna. Alcune vicende tra storia e memoria o Una ricerca sul femminismo degli anni settanta e novantia contra ambito locale y ambito internazionale—, de modo que combina las tareas documentales, de inventario y conservación propias de un archivo, con las tareas de recuperación, investigación e interpretación históricas. Para la biblioteca digital existe un equipo de trabajo con bibliotecarias e informáticas coordinado por la historiadora Elda Guerra que, junto a los requerimientos técnicos y de tratamiento, marca los criterios del material a digitalizar y aporta "il desiderio de introdurre nella modalità di presentazione l''occhio' di chi fa ricerca"(Tagliavini, 2009c).

El panorama resultante de la primera década del siglo xxi ofrece un conjunto de centros de documentación, archivos y bibliotecas de mujeres nacidos y/o vinculados a las estructuras académicas y de investigación, o bien a las estructuras estatales (o autonómicas, como veremos en el caso español) en torno a los departamentos o institutos autónomos de igualdad y a las políticas de género. Existen también otros centros más ligados a las asociaciones o entidades de mujeres que los crearon. En este recorrido podemos dar cuenta también de los cambios y vicisitudes por los que han pasado algunos de los primeros centros de documentación históricos del feminismo, en algunos casos consecuencia de la propia evolución del movimiento político, pero también de momentos críticos y de dificultades.8

Por ejemplo, la historia del actual centro holandés Atria, incluye varias etapas: como IIAV y después Aletta. Institute for Women History, con una misión muy ligada a la promoción del conocimiento sobre las mujeres para contribuir a la mejora de su posición en la sociedad y su empoderamiento. En el año 2012, al unirse al E-Quality Information Centre, for Gender, Family and Diversity Issues, se constituyó en Atria. Institute on Gender Equality and Women's History incorporando en esta misión un matiz más específico: "Atria promotes gender equality by dissemination of knowledge and information. Wants to connect women's history and information on women and gender with policy, topical matters and politics". En la actualidad es uno de los referentes feministas más conocidos de Holanda y los Países Bajos en materia de igualdad e historia de las mujeres, y se convierte en un punto de referencia de intercambio nacional de información sobre el movimiento de las mujeres. Lidera, como hemos visto, proyectos interesantes de plataformas europeas que conservan y difunden el principal legado documental del feminismo, y se encarga de la actualización del European Women's Thesaurus. Sus fondos y colecciones permiten también ver todo el recorrido realizado y los cambios en los intereses del movimiento feminista. Así este centro contiene un núcleo fundacional a partir del legado y fondo bibliográfico de Aletta Jacobs —sufragista, la primera mujer médico con formación universitaria en los Países Bajos, activista social y para la paz— más un conjunto de archivos posteriores al 1879 —fecha en lal que se inició en Holanda el movimiento organizado de las mujeres— provenientes especialmente de organizaciones y personas interesadas en la cuestión del trabajo y la educación femenina, el sufragio universal, la paz, la moralidad y la legislación, como temáticas clave de la primera ola feminista. Durante la segunda ola feminista el centro acogió otros fondos provenientes de grupos interesados ​​en temáticas como el derecho al aborto, la asistencia a las mujeres en dificultades, el sistema de autodefensa física y moral de las mujeres así como su independencia económica. Su biblioteca crecía con los estudios sobre mujeres y publicaciones feministas a partir del desarrollo de los gender studies, y su hemeroteca acogía las primeras revistas y publicaciones de mujeres lesbianas. A partir de la década de 1980, el centro amplió igualmente las áreas de interés y pasó de coleccionar solamente documentos de mujeres holandesas (generalmente feministas) activas en la vida pública, a buscar la voz y la memoria de mujeres anónimas. Lo hacía a través del proyecto Egodocuments que propiciaba, y lo hace aún, la búsqueda de material escrito por mujeres, singularmente de comunidades o colectivos, de mujeres inmigrantes, por ejemplo, que hasta entonces no estaban presentes en el archivo. Desde entonces el centro se implica en la línea de memoria oral con el proyecto de entrevistas a mujeres significativas del movimiento feminista holandés, conserve o no su archivo personal (Interview archive).

En otros ejemplos, el primero y emblemático centro o biblioteca se ha visto reforzado, o incluso superado, por la emergencia de otros actores. En Francia, por ejemplo, el papel que ha tenido desde 1932 la histórica Biblioteca Marguerite Durand de París se ha visto completado en 2000 por la acción del Centre des Archives du féminisme. Este centro es el resultado del convenio entre la asociación Archives du féminisme y la Université d'Angers, en un modelo de nueva creación de una colección especializada y un depósito de archivos del feminismo desde una biblioteca universitaria. El objetivo principal de esta asociación es preservar las fuentes del feminismo dando a conocer y haciendo accesibles los archivos feministas privados, ya sean personales o de asociaciones. Otro centro histórico, la Fawcett Library de Londres, se ha vinculado también al mundo universitario, después de dos momentos críticos en que fue absorbida primero, en 1977, por el City of London Polytechnic más adelante convertido en la London Metropolitan University, y más recientemente y desde el año 2013, por la London School of Economics and Political Sciences, que gestiona su histórica colección —biblioteca y museo reconocido por el UK Museums, Libraries and Archives Council— desde una nueva área conocida como Women's Library @ LSE.

 

5 Situación de los centros de documentación de mujeres en España

En este panorama descrito hay que fijarse en el Estado español y Cataluña en particular, ya que es aquí donde se sitúa muy pronto la fundación de centros de mujeres. Así, en 1909 se creó la Biblioteca Popular de la Dona por voluntad de Francesca Bonnemaison9 (Barcelona, ​​1872–1949), conocida por haber sido pedagoga y también bibliotecaria de la Obra de Buenas Lecturas, biblioteca parroquial de carácter caritativo establecida en la parroquia de Santa Anna de Barcelona. En 1909 decide poner en marcha la Biblioteca Popular de la Dona, que es la primera biblioteca de mujeres en Europa (Segura Soriano; Cabó Cardona, 2005, p. 27). Esta primera biblioteca, hoy conocida con el nombre de Biblioteca Francesca Bonnemaison del Consorci de Biblioteques de Barcelona, ​​promovió la formación, la educación y la cultura de las mujeres trabajadoras, principios que son el objetivo del Institut de Cultura i Biblioteca Popular per a la Dona. Se trataba, pues, de un feminismo social, con una intención pedagógica. Una segunda biblioteca temprana fue también la Biblioteca de la Residencia de Señoritas en Madrid creada en 1915 por la pedagoga María de Maeztu (Muñoz-Muñoz; Argente Jiménez, 2015, p. 57).

Sin embargo, la creación de bibliotecas y centros de documentación de mujeres en España no tendrá lugar hasta la segunda generación, es decir, a partir de los años 1960, aunque en España por razones políticas no se incorporará hasta la década de 1980 dentro de lo que conocemos como feminismo de estado (Muñoz-Muñoz; Argente Jiménez, 2015, p. 56). Hay que esperar hasta la época de la transición democrática para volver a conectar con el movimiento internacional feminista —que se encontraba inmerso en lo que se ha dado en llamar de la segunda ola— que conllevará también la eclosión de nuevos centros de documentación. El movimiento político de las mujeres en este nuevo entorno se une a otros movimientos sociales importantes para la historia del país, como sucede con el inicio del feminismo de estado y las nuevas políticas de igualdad. Es en este momento cuando se inician las grandes movilizaciones: el caso de las Jornadas Nacionales por la Liberación de la Mujer, 1975; el Año Internacional de la Mujer, 1975, y las Primeres Jornades Catalanes de la Dona, 1976. En palabras de Mireia Bofill (2011): "Convocades com a part de la campanya iniciada arran de la proclamació per part de les Nacions Unides del 1976 com a Any Internacional de Dona, les Jornades van ser l'ocasió per compartir les reflexions i aspiracions de moltes dones diverses, que en els anys anteriors havien començat a debatre en petits grups, en grups d'autoconsciència, i dins les organitzacions polítiques i els moviments reivindicatius, on algunes dones maldaven per fer sentir la seva veu".

Con el inicio de la democracia se impulsan centros de documentación e institutos de la mujer desde los organismos públicos durante la década de los años 80, que ayudan a atender el crecimiento de demanda de consultas sobre la mujer y difundir información. Los recursos informativos pasan por incluir: estudios oficiales de la situación de la mujer en el país, recursos para la sociedad en materia de género y con una colección importante de monografías más o menos especializadas, además de revistas y audiovisuales. José Antonio Frías Montoya (Planeta Biblioteca, 2014), subdirector del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca (CEMUSA), se les llama centros de la mujer dado que trabajan para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y están al servicio de los organismos de la administración central y autonómicos (Centro de Documentación del Instituto de la mujer y para la Igualdad de Oportunidades, Centre de Documentació de l'Institut Català de les Dones, o el Centro de Documentación de Emakunde del Instituto Vasco de la Mujer), y de los ayuntamientos autonómicos (CIRD, Centre d'Informació i Recursos per a les Dones de l'Ajuntament de Barcelona, por ejemplo). Desde estos organismos se da apoyo a las políticas de igualdad y la lucha contra la violencia de género.

Por otra parte, siguiendo con la dependencia orgánica, se tiende a llamar centros de género aquella tipología de centros que apuestan por la investigación con un nivel de acción y repercusión social más amplio. En este sentido encontramos los institutos, centros de investigación universitarios y de estudios de género que surgen a raíz de los movimientos feministas y de la aparición en el ámbito universitario de los estudios de mujeres o women's studies a partir de la década de 1980 (Argente Jiménez, 1997). Intentan disponer de biblioteca propia, independiente, que no esté integrada en la colección general de la biblioteca universitaria. Las colecciones acostumbran a ser de acceso restringido al profesorado y no ofrecen servicios al público en general. Los fondos suelen relacionarse con las líneas de investigación que estudian y que imparten estos centros (Muñoz-Muñoz; Argente Jiménez, 2015, p. 61). Es el caso, por ejemplo, en el año 1982 de la Universitat de Barcelona, la primera en todo el resto del Estado en tener un Centre d'Investigació Històrica de la Dona (CIHD), actualmente Duoda, Centro de Investigación de Mujeres de la Universidad de Barcelona. Se crean también los primeros programas de doctorado-másteres, se defienden las primeras tesis y se inician publicaciones especializadas (Argente Jiménez, 2007, p.14). Y por último, el tercer grupo de centros que diferenciamos son las asociaciones de mujeres y colectivos del movimiento feminista, que promueven y desarrollan la participación ciudadana, política, social y cultural de las mujeres. En este contexto se crean fondos documentales sobre y para las mujeres (Argente Jiménez, 2007, p. 15).

Un caso bastante emblemático es el que presenta la asociación barcelonesa Ca la Dona. Se trata de un centro típico de asociacionismo y feminismo que desde sus inicios ha tenido conciencia histórica y trabaja en la mejora constante del archivo y biblioteca de su Centre de Documentació. Ca la Dona es un espacio de encuentro y estudio entre los grupos de mujeres que forman parte de la asociación y el resto de mujeres de la ciudad. Está constituyendo un centro de documentación desde el año 1991 que tiene por objetivo recopilar, conservar y difundir los estudios de y sobre las mujeres, la historia de las mujeres y las diferentes teorías feministas en Cataluña. Se construye a partir del propio fondo de la asociación y de donaciones de fondos personales de socias —como es el caso del fondo personal GAM de Gretel Ammann Martínez (Donostia, 1947– Barcelona, 2000; filósofa, feminista radical y lesbiana separatista)10—, grupos de trabajo y entidades y asociaciones vinculadas a Ca la Dona. En el Centre de Documentació podemos encontrar escritos, fotografías, grabaciones sonoras, carteles, pancartas, monografías, literatura gris, publicaciones periódicas especializadas, camisetas, agendas feministas, ponencias, jornadas, recortes de prensa, etc. Destaca el proyecto del Grup d'Història Oral, formado en 1999, vinculado a la conservación de la memoria oral y la genealogía femenina a través de los testimonios personales que han formado parte del movimiento feminista. Como dice Mercè Otero-Vidal, el objetivo es "donar autoritat a la narració de la vida de les dones que transformaren la societat des del feminisme i que foren a la vegada transformades personalment és essencial per poder saber i per poder transmetre aquest saber a les generacions més joves" (Otero-Vidal, 2007). Actualmente, la tarea la sacan adelante un grupo de mujeres voluntarias vinculadas a la asociación. Se da una separación a nivel interno de trabajo en dos grupos diferenciados: el archivo y la biblioteca, para poder distinguir y realizar el tratamiento correspondiente.

La situación actual de muchos de estos centros españoles se está viendo afectada por la crisis económica y las políticas de recortes. "La falta de recursos dificulta la continuidad de estas colecciones que suelen estar gestionadas por voluntariado de la propia asociación, y en la mayoría de casos no ha tenido oportunidad de recibir formación técnica específica" (Muñoz-Muñoz; Argente Jiménez, 2015, p. 61). Uno de los centros que está sufriendo gravemente esta situación es el Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES-Elkartea —asociación cultural sin ánimo de lucro y centro de documentación referente desde 1985— que desde el año 2012 no recibe la subvención correspondiente del Gobierno de Navarra (Noticias de Navarra, 2015). 

Toda esta tipología de centros comparten actualmente una misma misión: recoger, tratar, almacenar y conservar la documentación que han ido generando y que conforma la historia del movimiento de las mujeres, con el fin de difundir y proporcionar los servicios a los usuarios investigadores y a la ciudadanía en general. Además, encontramos en las bibliotecas de segunda generación, los fines social —informar y formar para lograr empoderamiento y la participación igualitaria de las mujeres en la sociedad civil— y cultural, que ofrecen acceso a la información para favorecer el desarrollo personal (Argente Jiménez, 2007, p. 8).

A pesar de esta necesidad detectada y el trabajo que se está llevando a cabo —clasificación, descripción, catalogación, digitalización, etc.— falta todavía más visibilidad y dar a conocer estos centros a toda la sociedad, para favorecer aún más el uso y el estudio de las fuentes y que se pueda generar investigación y nuevo conocimiento. Una visibilidad que se ha intentado conseguir sobre todo en los centros de documentación y bibliotecas, pero no especialmente en el ámbito de los archivos que se conservan sobre mujeres, asociaciones y entidades, muchos de ellos custodiados justamente en estas mismas unidades de información.

Sin duda la creación de redes, como hemos visto a nivel internacional, prueba de trabajar en este sentido. En el caso español existe actualmente la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres. Se trata de una red constituida en 1994 y formada actualmente por treinta y un centros de diferente tipologia11 (organismos gubernamentales de políticas públicas de igualdad, bibliotecas y centros de documentación de la administración local, bibliotecas de asociaciones del movimiento feminista —como es el caso que hemos visto de Ca la Dona— y centros de investigación universitarios) de casi todas las comunidades autónomas. Sin embargo hay comunidades autónomas con centros de documentación de mujeres que no están representados. Es el caso, por ejemplo, de la Centro de Documentación del Instituto Canario de Igualdad.

Esta red, tal como explica Argente Jiménez (2007, p. 21), se empezó a idear en las Jornadas Feministas celebradas en Madrid en 1993 con el objetivo de poner en común experiencias y problemáticas de los diferentes centros existentes en España. El año siguiente se organiza el primer encuentro de centros en la ciudad de Pamplona, en el Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres de IPES-Elkartea (Instituto de Promoción de Estudios Sociales). En 1995 se constituye propiamente la Red en el ii Encuentro de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres en Madrid y se elabora el directorio especializado Guía de Bibliotecas y Centros de Documentación de Mujeres en España 1996, que se actualizará con el paso de los años en el Directorio de la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres. La Red no depende de ninguna entidad ni organismo administrativo concreto. Sus fondos documentales son accesibles y abiertos al público y están especializados en estudios de género, feminismos y mujeres en general. Su misión es "recopilar, sistematizar, conservar y difundir la información sobre las mujeres, las obras de creación escritas por ellas, los documentos referentes a la política estatal y a las autonómicas de igualdad entre mujeres y hombres y los generados por la investigación, el movimiento feminista y los grupos de mujeres españoles" (Muñoz-Muñoz; Argente Jiménez, 2010, p. 508). A partir de su creación, la Red organiza encuentros anuales, el último en Salamanca en mayo de 2015 en el xxii Encuentro de la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres, con el fin de intercambiar información, opiniones y propuestas; presentar novedades y buenas prácticas de cada centro, y establecer las líneas de actuación y proyectos a seguir anualmente por las comisiones de trabajo.

La finalidad de la red es la cooperación bibliotecaria y el trabajo colaborativo. Entre sus objetivos se encuentran unificar criterios en el tratamiento de la documentación para facilitar el intercambio de información, así como elaborar productos documentales que faciliten la labor de los centros que conforman la red. Así, controla la bibliografía generada en temática de mujer, trabaja en la catalogación colectiva de publicaciones periódicas, préstamo interbibliotecario, intercambio de publicaciones, y en el mantenimiento del Tesauro de género, basado en el tesauro del Instituto de la Mujer. Cabe decir que este tesauro es la traducción del inglés del Tesauro Europeo de Mujeres de 1998, y que en el caso de España el proyecto de traducción se encargó al Instituto Universitario de Investigación de Estudios de las Mujeres y de Género de Granada, y su responsable fue Isabel de Torres Ramírez (Córdoba, 1946 - Alcalá la Real, Jaén, 2006) (Anitua et al., 2007). De Torres, profesora de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Granada, miembro del Seminario de Estudios de la Mujer desde 1989 y cofundadora de la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres, fue autora también, junto con Ana María Muñoz-Muñoz, de Fuentes de información para los estudios de las mujeres, uno de los libros referentes dentro del ámbito académico de la investigación en los estudios de género (Muñoz-Muñoz; Ballarín-Domingo, 2008).

Respecto a la comunicación e intercambio con otras redes a nivel europeo, la Red forma parte del Comité Permanente de las conferencias Know How con el Institut Català de les Dones como miembro y se integra también en The Maintenance and Development Group of the European Women's Thesaurus a través de la Biblioteca Francesca Bonnemaison. Este grupo está formado por expertas de los centros de documentación especializados en mujeres, y entre otras actividades redactaron en 1998 el Women's Thesaurus (Centro de Documentación de Mujeres Maite Albiz, 2009; Anitua et al., 2007, p. 113).

Recientemente en Galicia se ha desarrollado un proyecto que ha unido diversos actores y que ofrece un modelo muy interesante tal como exponen Pérez Pais y Mariño Costales (2013). El Consello da Cultura Galega (CCG), siguiendo las líneas de trabajo de la Comisión de Igualdade, promueve desde mediados de 2005 el trabajo Recuperación da documentación e memoria do Movomento Feminista Organizado en Galicia (MFOG), un proyecto que tiene por objetivo recuperar la documentación dispersa para reunificar, conservar y difundir los archivos de los diferentes grupos y colectivos feministas gallegos (Pérez Pais; Mariño Costales, p. 27–28). En una primera fase, este trabajo ha permitido identificar un conjunto muy numeroso de organizaciones de mujeres que han aparecido y desaparecido a lo largo de los años 1960, y que han producido diferentes tipologías de materiales: estudios, documentación interna, cartas, revistas, boletines, cuadernos, libros, agendas, propuestas legislativas, literatura gris, etc. En una segunda fase, 2008–2010, se han establecido convenios de colaboración entre el CCG y la Universidade da Coruña para recuperar documentación del movimiento feminista, y entre la Universidade de Santiago de Compostela y el CCG para las prácticas de los alumnos del máster universitario de Educación, Género e Igualdad. En el informe final del proyecto se indica que es difícil en la situación económica actual que otra institución pueda asegurar la continuidad del proyecto, y es tarea de CCG mantener esta titularidad. La Comisión de Igualdade establece entre otras líneas de trabajo: una identificación básica para poder facilitar información sobre la colección, la consulta y la difusión; fomentar las entrevistas personales como fuentes documentales, y crear una sección de fuentes orales en la misma colección.

Los resultados del informe se dieron a conocer el 27 de junio de 2012 en las jornadas "Xénero e documentación ii. A recuperación da memoria do Movomento Feminista". Tal como anuncia la propuesta de la Comisión de Igualdade se concluye que los estudios de mujeres requieren de una exhaustiva identificación y localización de las fuentes; que la invisibilización de las mujeres en la mayoría de las fuentes hace más difícil la identificación de los materiales, y que hay una dispersión de trabajos, estudios y materiales de género (Pérez Pais; Mariño Costales, 2013, p. 28). Todo ello nos debe hacer reflexionar sobre las carencias, posibilidades y líneas de actuación más urgentes que se deben afrontar actualmente para poder recuperar y salvaguardar este patrimonio bibliográfico y documental.

 

6 Conclusiones y retos

Planteamos dos bloques de conclusiones y reflexiones, uno con respecto al patrimonio conservado, la herencia y legado del feminismo, y el otro, con relación a los centros que lo conservan y gestionan.

En cuanto a los centros de documentación nacidos a partir del propio movimiento político de las mujeres, la evolución seguida permite concluir la necesidad de activar redes y el trabajo cooperativo, incidiendo en proyectos internacionales, como el que se ha iniciado alrededor de la base de datos FRAGEN y que se centraría en repositorios o bibliotecas digitales de la mujer de perfil europeo. Ya hemos visto algunos casos de centros históricos que han vivido momentos críticos, y la fragilidad de otros centros más pequeños sobre todo en España, que sufren los recortes económicos y que pueden llegar a cerrar o a disolverse integrándose en otros centros más generalistas con el peligro de perder su identidad.

Se debe apostar también por el papel de nuevas asociaciones profesionales y entidades que promueven la investigación en torno a la historia de los feminismos y donde la recuperación y difusión de los archivos es parte imprescindible —Archives du féminisme—, o que conecten estrechamente el patrimonio y el legado de los feminismos con las tareas documentales de recuperación, organización y difusión en la investigación de género —AtGender. The European Association for Gender Research, Education and Documentation. Es importante, en esta perspectiva, reforzar los lazos con el mundo  académico, tanto con la investigación universitaria para estimular nuevas investigaciones, como con la docencia, a través de los diversos programas de los women's studies, incorporando el material bibliográfico y archivístico en la enseñanza.12 A otro nivel, resultan muy interesantes los modelos de comités interdisciplinarios y de carácter consultivo que se encargan de proponer, revisar la estrategia seguida por el centro (el caso de la buena práctica que se recoge en la experiencia de Atria), o que están tras el material digitalizado y accesible en la biblioteca y archivo digital (Centro delle Donne de Bologna).

En el área de la información y la documentación sería esencial también plantear la especialización del profesional de la información que quiera trabajar en este área, un trabajo que habría que completar y equilibrar con la tarea necesaria del voluntariado o de los miembros de la asociación, sociedad o entidad feminista que pueden estar en la base de la recuperación y especialmente de la sensibilización hacia el patrimonio común, y que aportan en muchos casos, la memoria "informal" y el sentido político de la fundación.

Con relación al patrimonio que conforma esta memoria de los feminismos, una primera constatación es su extrema diversidad y dispersión, tanto en relación con el material bibliográfico y archivístico como con los soportes, con especial incidencia en el componente fotográfico y audiovisual. Las actuaciones de los centros reseñados en este artículo han puesto sobre la mesa algunas de las líneas esenciales que deberían perfilar una política de la colección13: activar estrategias de recuperación y captación de archivos personales, de mujeres vinculadas al feminismo, de asociaciones o entidades que se relacionen (librerías y editoriales, comités organizadores de festivales, congresos o jornadas, etc.); sistematizar modelos de acuerdo y convenios con los titulares de los fondos; promover la donación y sistematizar sus vías;14 incorporar las fuentes orales con la grabación de historias y entrevistas personales, y activar ingresos y conservación de nuevos materiales (blogs de mujeres y páginas web de asociaciones).

Ciertamente, la memoria de los feminismos va más allá de los centros especializados en la mujer o nacidos como consecuencia del feminismo. Es importante, pues, impulsar convenios de colaboración para identificar y conocer la documentación y los fondos relacionados con el movimiento de las mujeres que se pueden encontrar en archivos públicos o en otras unidades de información (es lo que hace, por ejemplo, el asociación Archives du féminisme en relación con otro gran centro francés que acoge fondos que formarían parte de este legado del feminismo: la histórica Bibliothèque de documentation internationale contemporaine). Asimismo, cabe crear guías de centros que, de forma virtual, reúnan los fondos y el material disperso y ofrezcan un "mapa" que dé sentido y recoja el número, la ubicación y la significación de este material, así como todos los centros y actores implicados. Un precedente lo tendríamos en el Mapping the World of Women's Information Services, que acoge sólo los centros de información, archivos y bibliotecas de mujeres a nivel mundial. En definitiva, se debería crear una plataforma que unificase virtualmente la diversidad y la dispersión de los fondos; creemos que no debería ser valorada como negativa, ya que en muchos de los casos, como hemos pretendido argumentar, es tan importante lo que conserva como el quién y el por qué se conserva, y, más aún, en el caso de la memoria de los feminismos, donde el modelo archivo-biblioteca, los grupos y las asociaciones de mujeres y la historia del feminismo son elementos que se entrelazan de manera significativa.15

 

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Notas

1 Un proyecto reciente que hay que felicitar en nuestro país es la conservación, difusión y acceso por Internet del material de la Mostra Internacional de Dones de Barcelona. En la presentación aluden al objetivo de conservar y difundir materiales "que pueden correr el riesgo de disgregarse con el paso de los años y que, por otra parte, configuran la crónica de las actuaciones que, desde el activismo cultural, la investigación historiográfica y el compromiso feminista, la Muestra ha llevado a cabo desde su creación, en 1993".

2 Esta frase se recoge en el prefacio del libro disponible en la página web del Proyecto Gutenberg.

3 Usamos la terminología clásica que describe dos grandes etapas del movimiento feminista: una primera, ligada al movimiento sufragista, que se extiende desde finales del siglo xix en la primera mitad del siglo xx, y una segunda ola que comenzaría en la década de 1960, con especial intensidad en los años 1970 y 1980. Si bien, desde la perspectiva europea, la primera ola feminista se situaría propiamente en la ilustración, las teóricas norteamericanas señalan el punto de partida de la primera ola en el sufragismo. Véase Valcárcel, Amelia (2009), "El feminismo y el saber de las mujeres". Transatlántica de educación, núm. 6, p. 27¬35.

4 El libro que recoge las jornadas "Archivi del femminismo. Conservare, progettare, comunicare" celebrado en Milán, por iniciativa de la Fondazione Badaracco el 5 y 6 de octubre de 2001, recoge el origen y la trayectoria seguida por estos y otros casos italianos.

5 Véase Griffin, Gabriele; Braidotti, Rosi (ed.) Thinking Differently: A Reader in European Women's Studies. London; New York: Zed Books, 2002.

6 Partir de sí es un término propio del feminismo de la diferencia y la práctica política del movimiento de las mujeres italiano: "a la práctica de hacer teoría desde la propia experiencia, se le llamó 'partir de sí'; en los dos sentidos del verbo partir, simultáneamente: es decir, en el sentido de 'empezar desde' y también de 'separarse de' (...) El partir de sí distingue la política en primera persona del feminismo de la emancipación. Transforma la experiencia femenina personal en materia política y en lugar de libertad, un lugar en el que intentar ser". Rivera Garretas, María-Milagros (2005). La diferencia sexual en la historia. València: PUV, p. 40.

7 Red nacida a principios de 1980 por iniciativa de un grupo de centros de documentación, archivos y bibliotecas de la mujer en todo el territorio italiano, con el objetivo de extender el pensamiento feminista, política, cultura e investigación en Italia. Lilith mantiene diferentes bases de datos con las colecciones de los más de 40 centros adheridos a la red, aunque carece de actualización de la página web. La base de datos Lilith está formada por el catálogo colectivo que contiene actualmente 37.000 registros bibliográficos sobre feminismo, movimiento de las mujeres y lesbianismo desde los años 1960 hasta la actualidad, y revistas feministas italianas e internacionales. La base de datos Lilarca contiene descripciones de material de archivo de mujeres y asociaciones de la última mitad del siglo xx en Italia, con el software CDS/ISIS de la Unesco.

8 Otros ejemplos: Digital full text archive of  6 journals of Danish women's organizations 1885–1920; Digital archive of Swedish women's journals, contains journals from the 18th and 19th centuries; English Woman's Journal (1858–1864).

9 El fondo de Francesca Bonnemaison – Narcís Verdaguer se conserva en el Archivo Nacional de Cataluña.

10 El estudio de este fondo es fruto del trabajo final del máster universitario de Biblioteques i Col·leccions Patrimonials de Núria Tuset Páez (2013). Se desarrolló un proyecto de tratamiento y difusión del fondo de Gretel Ammann Martínez. El proyecto estaba íntimamente ligado a la entidad Ca la Dona, enmarcado, pues, en sus misiones y funciones, una asociación que se encontraba justo en un momento de cambio y redefinición de espacios y modelo de su Centro de Documentación. A partir del fondo personal se pudo trabajar en la biografía de la productora y analizando el tratamiento archivístico previo, para luego desarrollar el proyecto. La búsqueda final implicó sobre todo captar la importancia e interés que tienen esta tipología de fondos personales que se encuentran identificados en una temática y en un movimiento concreto, pero a la vez entre diferentes corrientes y filosofías.

11 Según el último directorio de la Red de Centros de Documentación y Bibliotecas de Mujeres actualizado en enero de 2015.

12 La obra Teaching Gender with Libraries and Archives, que han llevado a cabo los miembros de la AtGender. The European Association for Gender Research, Education and Documentation, ha hecho visible los espacios, las prácticas y los profesionales (bibliotecarios y archiveros), para poner de relieve cómo los estudios de género y las instituciones y las prácticas de preservar y difundir el conocimiento sobre las cuestiones de género están históricamente y estrechamente relacionadas.

13 Un buen ejemplo es el que describe Annette Mevis para el entonces IIAV de Amsterdam (Mevis, 2003, p. 77–89).

14 Un buen ejemplo, el que hace la asociación Archives du féminisme a través de su página web: Notre FAQ. Donner ses archives.

15 El proyecto que planteamos tendría como marco Cataluña y los archivos y centros de documentación de titularidad pública y privada (Archivo Nacional de Cataluña, Biblioteca del Pabellón de la República de la Universidad de Barcelona, Archivo Histórico de CCOO de Cataluña, etc .). Puede situarse como modelo de partida el estudio dirigido por Carmen Pérez Pais y Mariam Mariño Costales (2013, p. 13), que tiene como objetivo elaborar un informe encaminado a consolidar una iniciativa para la ''reunificación parcial, conservación, posta en valor e difusión da documentación e materiais xerados por diferentes grupos e colectivos identificados co feminismo e que desenvolveron e/ou seguen a desenvolver a súa actividade en Galicia''.

 

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