Ana Belén Spinetta
Licencia en Comunicación Social (Universidad Nacional del Comahue)
Trabajo en la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad (Argentina)
Maestranda en Ciencias Sociales y Humanidades (Universidad Nacional de Quilmes)
Resumen
El presente artículo aborda la experiencia de la creación de la figura de editora de género en medios de comunicación de Argentina. Dicha figura irrumpe en junio de 2019 con la designación de Mariana Iglesias con ese cargo en el diario Clarín, uno de los medios comerciales más importantes del país y con alcance nacional. Hoy son diez las comunicadoras que ejercen este rol en medios de comunicación de diferentes características. Estas editoras lo asumen con el respaldo de una sociedad alerta y movilizada en lo que a derechos de las mujeres y los colectivos de la diversidad sexual respecta, pero aún se enfrentan a diversas resistencias y múltiples desafíos.
Resum
Aquest article aborda l'experiència de la creació de la figura de l'editora de gènere en mitjans de comunicació de l'Argentina. Aquesta figura irromp el juny del 2019 amb la designació de Mariana Iglesias amb aquest càrrec al diari Clarín, un dels mitjans comercials més importants del país i d'abast nacional. Avui són deu les comunicadores que exerceixen aquest rol en mitjans de comunicació de diferents característiques. Aquestes editores l'assumeixen amb el suport d'una societat alerta i mobilitzada pel que fa als drets de les dones i els col·lectius de la diversitat sexual, però encara s'enfronten a diverses resistències i múltiples desafiaments.
Abstract
This article deals with the experience of creating the figure of editor of gender in the Argentinian media. This figure emerged on the scene in June 2019 with the appointment of Mariana Iglesias as editor of Clarín, one of Argentina’s most important commercial newspapers with a nationwide circulation. Today there are ten female editors of media outlets of various kinds in Argentina. They receive the support of a society with a strong awareness of the rights of women and groups of sexual diversity, but they still face multiple challenges and resistance from certain quarters.
1 Introducción
El 10 de marzo de 2022 la periodista Mariana Iglesias —primera editora de género de la Argentina— publicó un artículo de opinión en el diario Clarín en el que cuestionaba a la conductora de televisión Viviana Canosa por sus dichos discriminatorios hacia las mujeres que se habían movilizado dos días antes en el marco del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. El artículo, que se titulaba "Viviana Canosa y el lado del mal", estuvo apenas unas horas en la web de uno de los diarios de mayor alcance del país.1 La censura que el medio ejerció sobre su propia editora de género produjo un amplio repudio, primero de las redes de periodistas, luego de la comisión interna del diario2 e incluso del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA),3 entre otros.
Aunque Argentina es pionera en la incorporación de la figura de editora de género en los medios de comunicación, aún persisten las dificultades a las que deben enfrentarse cotidianamente quienes asumen este rol. Además de las resistencias propias de los espacios de trabajo —que son de dos tipos: colegas y directivos y directivas—, debe tenerse en cuenta el crecimiento de los ataques a través de las redes sociales, y también lo que llamamos "fuego amigo", es decir, duros cuestionamientos por parte de sectores feministas.
Pero ¿qué entendemos por editora de género? Si bien consideramos que es un concepto en proceso de construcción, nos parece interesante la definición que aporta la periodista Isabel González Ramírez (2020) al señalar que "Las editoras de género han surgido en las redacciones para garantizar que el contenido deje de promover estereotipos y analizar las razones estructurales detrás de la violencia contra las mujeres y las personas LGBTQ+".
En nuestro país no puede comprenderse el surgimiento de la figura de editora de género al margen del crecimiento del movimiento de mujeres y feminista, de su historia y sus últimas conquistas. A modo de muestra mencionaré tres hitos de relevancia: 1) el sostenimiento durante treinta y cuatro años de los Encuentros Nacionales de Mujeres (un evento único en el mundo que congrega a mujeres y diversidades una vez al año en una provincia distinta), 2) el surgimiento del movimiento Ni Una Menos en 2015 con cientos de miles expresándose en las calles contra los femicidios, y 3) la irrupción de la llamada Marea Verde en 2018, que unió a distintas generaciones en la lucha por la legalización del aborto y conquistó en 2020 la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
En 1985, Naciones Unidas organizó el Encuentro Internacional de Mujeres en Nairobi, Kenia, al que también asistieron un grupo de mujeres argentinas que a su regreso decidieron que era momento de armar un encuentro propio, en el que las mujeres del país pudieran tomar la palabra y debatir sobre los temas que les preocupaban. Organizan así el Encuentro Nacional de Mujeres en el año 1986, en Buenos Aires, en el que participaron alrededor de mil mujeres. Hoy se congregan cada año entre cincuenta mil y setenta mil. Esos encuentros se sostuvieron durante treinta y cuatro años (hasta 2019). Luego que sobrevino la pandemia, el Encuentro de Mujeres se dividió por primera vez en la historia, por lo que este año habrá dos eventos en dos fechas distintas.
El Ni Una Menos es un movimiento que nace en 2015 luego del femicidio de la adolescente Chiara Páez en la provincia de Santa Fe. Fue tal el malestar y la indignación que generó ese hecho en la población que el 3 de junio de ese año, luego de convocatorias surgidas en redes sociales, miles de personas se movilizaron en todo el país para repudiar la violencia contra las mujeres y reclamar respuestas al Estado. Desde aquel día, la fecha ha sido incorporada al "calendario" reivindicativo del movimiento de mujeres y feminista.
Sin duda, el mayor salto en el movimiento se dio en 2018 con la habilitación —por parte del entonces gobierno de Macri— del debate por la legalización del aborto en el Congreso. Con la referencia en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito (surgida en el año 2006), se dieron las mayores movilizaciones de mujeres que haya visto nuestro país (y quizás de las más grandes de la historia del campo popular). El tema entró en el debate público y ganó espacio en los medios de comunicación. En 2018 se ganó la media sanción de la ley en la Cámara de Diputados, pero se perdió por pocos votos en el Senado. Ese 13 de agosto más de un millón de mujeres se dieron cita en las afueras del Congreso en una gran vigilia. Nacía así lo que se llamó la Marea Verde y cuyo componente principal fue de mujeres jóvenes, muchas de ellas estudiantes secundarias, que salieron a las calles a pelear contra el aborto clandestino y el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Finalmente, el 30 de diciembre de 2020 —aún en pandemia y esta vez con el gobierno de Alberto Ferández— las mujeres en las calles conquistaron la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Como correlato de este activismo, está también el trabajo de incidencia que las redes de periodistas feministas vienen realizando desde hace más de quince años, como la pionera Red PAR (Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación no Sexista, nacida en 2006) o la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG-Arg)4 (Spinetta, 2016), y más recientemente encontramos espacios como Periodistas Argentinas (surgida en 2018). A su vez, han proliferado redes que funcionan de manera más informal, por ejemplo, a través de grupos de WhatsApp. Es evidente que cada vez son más las periodistas que se ubican desde un enfoque de género y feminista.
Lo antes mencionado ha redundado también en audiencias más atentas y preocupadas respecto a los contenidos sexistas de los medios de comunicación. La difusión y el alcance de las redes sociales, a la vez, han dado plataforma para que se manifiesten las críticas a determinados contenidos de forma más inmediata y masiva.
Por otra parte, Argentina es considerada un país avanzado en materia de legislación de protección de los derechos de las mujeres y diversidades. Cuenta con leyes de protección contra la violencia, ley de unión civil entre personas del mismo género, ley de identidad de género, ley de interrupción legal del embarazo y la recientemente aprobada ley de cupo laboral travesti trans. En 2020, además, se creó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad Sexual de la nación.5
Todos los aspectos antes mencionados se han convertido en el plafón que ha permitido abrir camino a las periodistas feministas y a la creación de la figura de editora de género.
2 El horizonte de la transversalidad
A mediados de 2020 desde la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad realizamos la primera investigación centrada en recoger el impacto que había tenido la creación de la figura de editora de género en medios de comunicación de Argentina (Spinetta, 2020), a la vez que analizamos las condiciones de trabajo de quienes asumieron esta tarea.
Para llevar a cabo aquella investigación, entrevistamos a las ocho periodistas que en aquel momento estaban ejerciendo el rol de editora de género. Cuatro de esas entrevistas fueron en tiempo real (a través de videollamadas por plataformas digitales ya que nos encontrábamos en asilamiento por la pandemia); mientras que a las restantes les pedimos que completaran un formulario de Google. A todas les hicimos una serie de preguntas que abordaban los objetivos de creación del cargo, avances y dificultades, condiciones salariales y laborales, entre otras. Luego sistematizamos la información y redactamos las conclusiones.
Esta figura nació en nuestro país el 3 de junio de 2019 en el diario Clarín —medio de alcance nacional con amplia tirada y audiencia— y fue posteriormente tomada por otros medios de comunicación, tanto públicos como privados. No es menor que se haya elegido esa fecha, ya que se conmemoraban cuatro años del primer Ni Una Menos.
En esa primera investigación señalamos que las autoridades de las empresas mediáticas habían avanzado en estos nombramientos por la necesidad de asumir un mayor grado de responsabilidad social ante el avance de los feminismos en la sociedad y su impacto en la agenda mediática. A la vez, esto se combinaba con la posibilidad de atraer a una audiencia específica —principalmente mujeres y colectivos de la diversidad— interesada en la temática particular de género. En tercer lugar, algunos de estos medios habían firmado acuerdos con organismos internacionales —como la ONU— en los que se comprometían a incorporar la perspectiva de género en sus contenidos. Un dato no menor es que la mitad de las editoras mencionaron antecedentes de casos de violencia de género al interior del medio y valoraron la creación del cargo también como una decisión política frente a esos hechos.
Al mismo tiempo, los objetivos centrales de quienes asumieron el papel de editoras de género en el periodo en el que se realizó la investigación tenían que ver con la posibilidad de transversalizar el enfoque de género a todas las secciones del medio en el que trabajaban. Coincidían en la necesidad de manejar una agenda prioritaria de temas, pero que era menester impregnar del enfoque de género todas las temáticas y secciones. Ese desafío aún persiste.
Por aquel entonces eran ocho las periodistas que se encontraban cumpliendo el rol: Mariana Iglesias (Clarín), Laura Loncopan Berti (diario Río Negro), Gabriela Weller (Sistema de Medios de la Universidad Nacional de Córdoba), Julia López (Sistema de Medios de la Universidad Nacional de Cuyo), Carmen Amador (El Tribuno de Jujuy), Gabriela Pellegrini (Chaco Tv y Radio Provincia del Chaco) y Silvina Molina (Agencia Nacional de Noticias Télam). Todos sus nombramientos se produjeron en menos de dos años, entre 2019 y 2020. Vale mencionar que el segundo medio en designar editora de género en el país fue el diario digital Infobae, en agosto de 2019, con la designación de la periodista Gisele Souza Díaz, quien dejó el cargo a mediados de 2020 y nunca más fue reemplazada. Posteriormente, asumieron el cargo Marina Abiuso (canal de noticias TN/Artear), Clarise Sánchez Soloaga (diario República de Corrientes), Ingrid Beck (Letra P) y Lorena Leeming (Diario Jornada de Chubut).6
Es decir, que, en la actualidad, Argentina cuenta con once periodistas que ejercen el rol de editora de género. Estos medios, a la vez, tienen distintas características: uno es un medio de alcance nacional que mantiene versiones en papel y digital (Clarín), otra es la agencia estatal de noticias de la nación (Télam), cuatro son diarios provinciales (Río Negro, El Tribuno de Jujuy, República de Corrientes y Diario Jornada de Chubut), uno es un medio exclusivamente digital (Letra P), dos son sistema de medios dependientes de universidades nacionales (Cuyo y Córdoba), uno es un canal de televisión de alcance nacional (TN/Artear) y el restante corresponde al sistema de radio y televisión de una de las veinticuatro provincias argentinas (Chaco).
A los fines del presente artículo, realizamos entrevistas a las primeras tres editoras de género nombradas con el objetivo de actualizar algunos de los datos que había arrojado la investigación de 2020. Estas entrevistas abordan la experiencia de las editoras durante el tiempo en el que han desarrollado su tarea.
3 Red de Editoras de Género
La necesidad de fortalecer y respaldar el trabajo de estas periodistas dio lugar a la creación de la primera Red de Editoras de Género en Argentina. Esta se fundó el 25 de noviembre de 2021 en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, a instancias del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en Argentina.
Este espacio lo compone el conjunto de las periodistas que llevan adelante esta tarea y a fines de abril de 2022 tuvo su primer encuentro presencial para delinear planes y estrategias comunes. Mariana Isasi,7 jefa de la oficina de UNFPA en Argentina, remarca: "Veíamos que las editoras tienen una alta demanda, tanto interna como externa, y además muchas veces ellas mismas, que trabajan para evitar la violencia, terminar con los estereotipos y el lenguaje sexista, entre otras cuestiones, son también víctimas de agresiones en redes sociales, en medios, etc. La red intenta ser un espacio de sostén, acompañamiento y que pueda ayudar a avanzar en sus funciones". El organismo buscará generar evidencia que contribuya a visibilizar los desafíos en materia de coberturas con perspectiva de género y derechos humanos, así como sistematizar las experiencias y los aprendizajes colectivos para usarlos como referencia ante el nombramiento de nuevas editoras de género en otros medios de comunicación, tanto en Argentina como en el resto de la región.
Al respecto, Laura Loncopan Berti,8 editora de género del diario Río Negro, señaló: "No es un trabajo que se ejerce de una única forma, no hay una única manera de ser editora de género, la Red nos permite ir repensando nuestra función. En ese sentido, siento que tiene una potencia absoluta porque permite encontrarnos en términos de no sentirnos tan solas, porque, si bien tenemos el apoyo de compañeras y compañeros, hay mucha frustración en nuestro trabajo. A la vez, saber que todas las propuestas que nosotras tenemos para repensar el ejercicio del periodismo también tienen mucho que ver con las subjetividades. No trabajamos sobre una agenda, trabajamos sobre una manera de ver el mundo".
Para Gabriela Weller,9 editora de género del Sistema de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba: "El lanzamiento de la Red le dio un espaldarazo a las compañeras que desempeñamos esta función en todo el país. Pero es pronto para evaluar su importancia concreta. En la teoría, servirá para potenciar y respaldar nuestro trabajo. También para incidir políticamente e impulsar que todos los medios nombren editoras. Será interesante compartir experiencias, que son muy diversas, y debatir un plan de acciones a mediano y largo plazo".
En tanto que Martiana Iglesias,10 editora de género de diario Clarín, opinó: "Tener el apoyo de un organismo de derechos humanos internacional es sumamente importante. En Argentina creo que tenemos el récord mundial de diez editoras de género y lo que vino a hacer UNFPA es darnos un apoyo para que no quede este cargo solo en un nombramiento y quede en una cuestión de pinkwashing, sino que se le dé valor al trabajo que estamos haciendo y mayor visibilización".
4 Avances, resistencia, desafíos
Las editoras de género existen en Argentina desde hace apenas tres años, en este tiempo han logrado jerarquizar su rol entre colegas y audiencias, pero aún se enfrentan a resistencias y múltiples desafíos. El horizonte de transversalizar el enfoque de género al conjunto de los contenidos aparece aún como una utopía, pero se tiene la percepción de que se han dado pasos.
Mariana Iglesias cumplió tres años en la tarea el pasado 3 de junio. Ella no considera que haya retrocesos desde que asumió el rol, aunque persisten dificultades. "En estos tres años avanzamos un montón en cuanto a la cobertura con perspectiva de género. Esto se respeta en la mayoría de las notas. Pero aún falta…, falta que haya más fuentes de mujeres en la consulta de opiniones, más historias positivas y, por otro lado, me parece que persiste un problema en cómo se cubren determinadas notas, sobre todo las que tienen que ver con violencia en donde persiste la espectacularización".Agrega que la reproducción de noticias con temas virales resta mucho porque se utilizan formas que reproducen violencia, así como también buscar la noticia en lo "raro o distinto" como cuando una mujer mata al marido, "sabiendo que en este país hay al menos un femicidio al día".
Gabriela Weller fue nombrada en octubre de 2019 y, como todas, gran parte de su tarea la desarrolló en el contexto de la pandemia, con el consecuente aislamiento social preventivo y obligatorio que se había dispuesto en el país. Así y todo, considera que pudo avanzar en tres aspectos: 1) monitoreo de contenidos de todas las plataformas que conforman el Multimedio (580AM, 102.3 FM, Canal 10, Canal U y portal web Cba24n), 2) participación en las mesas de blanco,11 y 3) capacitación virtual en la Ley Micaela.12
Sobre el primer punto remarca que "monitorear en tiempo real me permitió intervenir frente a los contenidos sexistas, hablando con las personas que participaron en la producción de la noticia en cuestión. Hablar, argumentar, explicar por qué un titular, una foto, un comentario constituían una mala práctica implicó una suerte de capacitación constante, partiendo siempre de la hipótesis de que la mayoría de los errores o enfoques incorrectos no se producen por voluntad o decisión política, sino por inercia ('siempre se hizo así') o por desconocimiento ('qué tiene de malo decir que la mató por un ataque de celos')". Con relación a la participación en la mesa de blanco, "fue una gran oportunidad porque allí pude sugerir fuentes no tradicionales, verdaderamente plurales; incluir temas de la agenda feminista; incidir en el enfoque y tratamientos de la información. Un lugar estratégico del que participé solo unos meses. Nadie me dijo 'quién sos vos, una periodista feminista marcándole el terreno a los jefes de toda la vida…', pero con el regreso a la presencialidad las reuniones dejaron de hacerse".
La capacitación ocupó siempre un lugar central en el plan de trabajo de Weller, quien aprovechó la virtualidad para adscribir al personal de los Servicios de Radio y Televisión (SRT) a la formación obligatoria en Ley Micaela que brinda la Universidad Nacional de Córdoba, un curso virtual asincrónico de cuatro módulos."En tan solo seis meses logramos que el 93 % del personal completara esa formación. Se instaló el tema, la inmensa mayoría realizó y aprobó el curso, enfrentándose a conceptos como sexo/género, identidad de género, violencia de género, patriarcado, quizás por primera vez e incluso sin estar de acuerdo. De este modo nos convertimos en el primer medio del país en comenzar con la formación en Ley Micaela". Al momento de desarrollo de este artículo se encontraba dictando una segunda parte de la formación, en talleres presenciales de ocho o diez personas, sobre comunicación con perspectiva de género y enfoque de derechos.
Por su parte, el balance que hace Laura Loncopan Berti es positivo. "A veces siento que algunas propuestas tienen mayores niveles de incidencia, y otras veces no. También tiene que ver con cuando se plantean ciertos temas, hay momentos en los que la conversación pública alrededor de ciertos tipos de agenda está más permeable, y otros en los que hay mayores niveles de resistencia. Muchas veces el rol de las editoras de género es potenciar a las otras compañeras que están cubriendo temas, que se sientan respaldadas y sientan que sos un lugar de consulta".
Algunas resistencias que persisten en los distintos casos son la poca receptividad en parte del equipo de trabajo. En palabras de Weller, "las dificultades más importantes tienen que ver con las resistencias a los cambios, en general de los jefes más antiguos […], una resistencia que no siempre es explícita y direccionada, sino más bien de hacer las cosas como se hicieron siempre".
A su vez, hay preocupación por la penetración de los discursos de odio y los ataques cada vez más frecuentes hacia las periodistas feministas en redes sociales. Al respecto, una investigación de la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad y Sentiido sobre la base de veintiocho entrevistas a periodistas mujeres y varones de América Latina y el análisis de sesenta y seis cuentas de Twitter arrojó entre sus resultados que las periodistas mujeres son atacadas, al igual que sus colegas varones, por los temas políticos o de coyuntura que publican; pero se utilizan contra ellas muchas más expresiones discriminatorias vinculadas al género y agresiones con connotaciones sexuales (Chaher; Cuéllar, 2020).
5 A modo de cierre
Podría señalarse que Argentina se encuentra a la vanguardia en América Latina en materia de incursión de la figura de editora de género en distintos medios de comunicación. Esta experiencia está siendo mirada desde la región y el mundo. El periodismo feminista, apoyado por el fuerte movimiento de mujeres y diversidades que existe en este país, se va abriendo camino en los medios masivos de comunicación.
Hay una mayor visibilidad de la necesidad y de incorporar el enfoque de género en la construcción de las noticias; a la vez que las audiencias están atentas a los contenidos sexistas que circulan en los medios de mayor alcance.
Las editoras de género han sido reconocidas en sus lugares de trabajo y se han convertido en apoyo para colegas que trabajen con el enfoque de género y diversidad. Aún deben enfrentar resistencias y cuestionamientos a su labor, tanto dentro de los espacios de trabajo como desde fuera. Las diez periodistas que vienen desarrollando la tarea en medios muy diversos a lo largo del país están sentando las bases para lo que vendrá después.
Bibliografía
Chaher, Sandra; Cuéllar, Lina (2020). Ser periodista en Twitter: violencia de género digital en América Latina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Comunicación para la Igualdad Ediciones; Bogotá: Sentiido; París: UNESCO. <https://comunicarigualdad.com.ar/periodista-en-twitter/>.
González Ramírez, Isabel (2020). "Por qué tener editoras de género". Red Internacional de Periodistas. <https://ijnet.org/es/story/por-que-tener-editoras-de-genero>.
Spinetta, Belén (2020). Editoras de género en medios de comunicación de Argentina: avances, disputas y tensiones en la construcción de un periodismo feminista. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Comunicación para la Igualdad Ediciones. <https://comunicarigualdad.com.ar/investigacion-sobre-editoras-de-genero-de-argentina/>.
— (2016). "Organizaciones de mujeres y redes de periodistas. El ojo vigilante de la sociedad civil". En: Chaher, Sandra (ed.). Argentina: medios de comunicación y género– Hemos cumplido con la plataforma de acción de Beijing. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Comunicación para la Igualdad Ediciones. <https://comunicarigualdad.com.ar/ha-cumplido-argentina-con-el-capitulo-j-de-la-plataforma-de-accion-de-beijing/>.
Notas
1"Denuncian que Clarín censuró a su propia Editora de género, por una nota sobre Viviana Canosa". Consultado en: <https://www.tiempoar.com.ar/generos/denuncian-que-clarin-censuro-a-su-propia-editora-de-genero-por-una-nota-sobre-viviana-canosa/>.
2"Clarín censura a su propia Editora de Género". Consultado en: <https://comisioninternaclarin.wordpress.com/2022/03/11/clarin-censura-a-su-propia-editora-de-genero/>.
3"FOPEA rechaza la decisión tomada por la conducción periodística del diario Clarín de levantar del sitio web la columna de la editora de género, Mariana Iglesias". Consultado en: <https://www.fopea.org/fopea-rechaza-la-decision-tomada-por-la-conduccion-periodistica-del-diario-clarin-de-levantar-del-sitio-web-la-columna-de-la-editora-de-genero-mariana-iglesias/>.
4La RIPVG-Arg es el capítulo argentino de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género nacida en 2005.
5La evaluación del cumplimiento de las normas antes mencionadas y de la efectivización de políticas públicas no es motivo de análisis de este artículo.
6Por otra parte, Radio Nacional creó un Área de Géneros, centrada en producir contenidos con este enfoque e incidir en la transversalización a todos los productos.
7Entrevista realizada con la autora del presente artículo en marzo de 2022.
8Entrevista realizada con la autora del presente artículo en marzo de 2022.
9Entrevista realizada con la autora del presente artículo en marzo de 2022.
10Entrevista realizada con la autora del presente artículo en marzo de 2022.
11Se llama mesa de blanco a la reunión de editores o editoras diaria en la que se debaten y definen los temas principales de la agenda del día.
12La Ley Micaela establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la nación. Fue promulgada el 10 de enero de 2019. Su nombre es en conmemoración de Micaela García, una joven de veintiún años, militante del Movimiento Evita, que fue víctima de femicidio en manos de un hombre con antecedentes de violencia de género que había recibido el beneficio de salidas transitorias.
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