La función social de la biblioteca pública es un factor intrínseco a su esencia y a sus valores. La intención de influir positivamente en la sociedad que rodea a la biblioteca ha estado presente, de una forma o de otra, como mínimo desde el origen de la lectura pública moderna, ahora hace unos 150 años, con la idea de acceso a la educación del pueblo y el fomento del espíritu democrático (Faus, 2000). Cuando decimos «de una forma o de otra», nos referimos al hecho de que el concepto de acción o intervención sociocultural ha ido variando a lo largo de los años, y que el ánimo asistencialista y benéfico inicial ha dado paso, de manera progresiva, a prácticas más participativas y transformadoras. Aun así, a pesar de que esta visión social es comúnmente aceptada en el plano teórico, a las bibliotecas todavía les resulta difícil definir la planificación alrededor de la acción social que llevan a la práctica.
En este texto, pondremos en valor la necesidad de definir la acción social en las bibliotecas públicas, tanto desde una vertiente teórica como práctica. Posteriormente, analizaremos las Bibliotecas Humanas como parte de la planificación y programación de servicios y actividades sociales de la biblioteca pública, y, desde una visión crítica, intentaremos averiguar los puntos fuertes y lo que consideramos que son las debilidades. Finalmente, plantearemos toda una serie de reflexiones que hay que tener en cuenta a la hora de articular una programación de actividades de sentido social en la biblioteca, partiendo de esta como espacio accesible, participativo y transformador.